Predica; 09 de JUNIO de 2019
QUIEN
ES UN VERDADERO CRISTIANO
Vamos a estudiar las características
de la vida auténticamente cristiana y una de ellas es la disciplina. La palabra disciplina en los Libros
desde Mateo hasta Apocalipsis, significa la formación dada a un niño,
incluyendo la instrucción y corrección. Todo niño necesita por tanto ser disciplinado. Igual es con
los hijos de Dios. Porque es necesario que todo hijo de Dios necesita
ser disciplinado. La disciplina no es algo reservado para los creyentes
desobedientes. La disciplina
simplemente es la formación que Dios, como nuestro Padre Celestial nos da a sus
hijos. Muchas veces esta disciplina demanda corrección, y Dios es muy
sabio en proveer de esta corrección, pero la mayoría de las veces esa
disciplina simplemente toma forma de diversas circunstancias que Dios diseña
para enseñarnos cosas importantes. Así como los hijos no deben despreciar la
disciplina de sus padres, los hijos de Dios tampoco deben despreciar la
disciplina de su Padre. (Proverbios 3:11,12)
“11 No menosprecies, hijo mío, el
castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección; 12 Porque Jehová al que
ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere”. (Proverbios 15:32) dice: “El que tiene en poco la disciplina
menosprecia su alma; Más el que escucha la corrección tiene
entendimiento”. (Proverbios 13:24) “El que detiene el castigo, a su
hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige”. (Proverbios 29:15) “La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el
muchacho consentido avergonzará a su madre”. (Proverbios 23:13) “13 No rehúses corregir al muchacho;
Porque si lo castigas con vara, no morirá. 14
Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol”. (Proverbios 22:15) “La
necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la
corrección la alejará de él”. (Proverbios
29:17) “Corrige a tu hijo, y te
dará descanso, y dará alegría a tu alma”. Estos son unos versículos que
muchos padres hacen memorizar a sus hijos para que no se resientan cuando son
castigados, pero también deberíamos memorizarlo todos los creyentes para que no
nos resintamos con la disciplina de nuestro Padre Celestial. ¿Qué tan bien aceptas la corrección?
¿Cómo reaccionas cuando eres enfrentado sobre tu comportamiento inapropiado?
¿Cuál es tu reacción cuando tu jefe o supervisor te confronta acerca de tu
trabajo? ¿Oyes con humildad o te enojas dándole excusas o mentiras? Las Sagradas
Escrituras, nos dicen en Proverbios 15
que la persona “que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma”,
sin embargo, la persona que “escucha la corrección tiene entendimiento”.
En las Sagradas Escrituras leemos como Dios disciplina a los que ama,
porque ÉL quiere bendecir sus vidas. el Poder de sanar y el Poder de TRANSFORMAR pertenecen a Dios
y nunca es muy tarde para ser una nueva criatura si usted pone su vida en las
manos de Jesucristo. ¡hazlo hoy!
También debemos de enseñarles que debe
de existir un orden en cuanto al deber de los hijos con sus padres: (Efesios 6:1-3) “1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es
justo. 2 Honra a tu padre y a tu
madre, que es el primer mandamiento con promesa; 3 Para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra”. Las
Sagradas Escrituras declaran que los hijos deben «Obedecer y honrar a su padre
y a su madre»; Para que los hijos obedezcan, es necesario que los padres tomen
la determinación firme de enseñarles, porque los niños, aunque saben que deben
obedecer, no tienen por naturaleza la actitud de cumplir este mandato de Dios.
A propósito, los padres deben enseñar a sus hijos que Dios manda que los hijos
obedezcan a sus padres. Así mismo, se enfatiza el deber de los padres para con
los hijos. Las referencias de (Deuteronomio
4:9,10) “9 Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que
no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón
todos los días de tu vida; Antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos
de tus hijos. 10 El día que
estuviste delante de Jehová tu Dios en Horeb, cuando Jehová me dijo: Reúneme el
pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán, para
temerme todos los días que vivieren sobre la tierra, y las enseñarán a sus
hijos”. Enseñándoles las instrucciones de Dios, haciendo énfasis en la
repetición de la enseñanza: (Deuteronomio
6:7-9) “7 y las repetirás a tus
hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al
acostarte, y cuando te levantes. 8 Y
las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; 9 y las escribirás en los postes de tu
casa, y en tus puertas”; Siendo ejemplo para ellos, en todo lo posible poniendo
en primer lugar la importancia de la disciplina en el hogar: (Efesios 6:4) “Y vosotros, padres, no
provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos
en disciplina y amonestación del Señor”. Castigando cuando no se
puede conseguir la obediencia de otro modo.
La
disciplina de nuestro Padre Celestial, obra para nuestro propio bien, para que Él
pueda ser glorificado en nuestras vidas. Él quiere
que exhibamos vidas de santidad, vidas que reflejen la nueva naturaleza que Dios nos ha dado: (1 Pedro 1:13-16) “13 Por tanto, ceñid los lomos de vuestro ENTENDIMIENTO, sed sobrios, y
esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea
manifestado; 14 Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que
antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15 Sino, como aquel que os
llamó ES SANTO, sed también
vosotros santos en toda vuestra
manera de vivir; 16 Porque Escrito está: Sed santos, porque YO SOY
SANTO”. La disciplina no debe confundirse con un castigo emanado de la
dureza del corazón. La disciplina del Señor es una respuesta de Su amor por
nosotros, y Su deseo de que cada uno de nosotros sea santo. (Hebreos 12:5-11) “5 Sean vuestras
costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; Porque ÉL dijo: No
te desampararé, ni te dejaré; 6 de
manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; No temeré lo
que me pueda hacer el hombre. 7
Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la Palabra de Dios; Considerad
cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. 8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y
por los siglos. 9 No os dejéis llevar de doctrinas
diversas y extrañas; Porque buena
cosa es afirmar el corazón con la GRACIA, no con viandas, que nunca
aprovecharon a los que se han ocupado de ellas. 10 Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que
sirven al tabernáculo. 11 Porque los
cuerpos de aquellos animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el
santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento”. Jehová Dios
usará pruebas, sufrimientos, y Autoridad para traernos arrepentidos, de regreso
a Él. El resultado de esta disciplina es una fe reforzada, y una relación con
Dios renovada (Santiago 1:2-4) “2
Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando
os halléis en diversas pruebas, 3
sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. 4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa
alguna”, Sin mencionar la destrucción del poder que ese pecado en particular
tenía sobre nosotros.
En ninguna otra parte de la Palabra de
Dios arroja tanta luz sobre el sufrimiento como en el Libro de los Hebreos: (Hebreos 12:10,14) “10 Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos
disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es
provechoso, para que participemos de su santidad. 14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá
al Señor”. Y lo hace ENSEÑANDO
que el sufrimiento de Cristo
perfecciono su humanidad. El sufrimiento lo capacito para su ministerio
como el compasivo sumo sacerdote. Demostró que Él, cumplió la Voluntad de Dios
mediante sufrida obediencia, era digno de ejecutar la Voluntad Divina en Gloria.
Lo que Jesús fue y lo que ganó,
fue todo para nosotros. El
PODER perfeccionador que el sufrimiento demostró tener en la vida de Cristo, el
PODER que Él mismo le confirió santificándose a sí mismo mediante el
sufrimiento, es el PODER de la nueva vida que proviene de Él hacia nosotros.
A la luz de su ejemplo podemos ver que el sufrimiento es para el hijo de
Dios la semejanza del amor del Padre y el canal de su más rica bendición. Para
una fe tal, el sufrimiento se ve entonces como una necesidad divina, como “una leve
tribulación momentánea que produce…un cada vez más excelente y eterno peso de
gloria” (2 Corintios 4:16-18) “16 Por tanto, no desmayamos; Antes,
aunque este nuestro hombre exterior
se va desgastando, el
interior no obstante se renueva de día en día. 17 Porque esta leve tribulación
momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18 NO mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; Pues
las cosas que se ven son temporales, pero las que NO se VEN son ETERNAS”. De todas las Preciosas
PALABRAS que las Santas y Sagradas Escrituras, tienen
para el afligido, difícilmente hay otra que nos lleve más directamente y con
mayor profundidad a la plenitud de la bendición que el sufrimiento debe
producir.
Es muy importante entender que los
padres tienen más experiencia y sabiduría que los hijos. Por tanto, el hijo
sabio está dispuesto a recibir la instrucción paterna. (Proverbios 13:1) “El hijo sabio recibe el consejo del padre; Mas
el burlador no escucha las reprensiones”. Las Sagradas Escrituras
específicamente, nos habla de la reprensión: (Proverbios 12:1) “El que
ama la instrucción ama la sabiduría; Mas el que
aborrece la reprensión es ignorante”. Todo ser humano cometemos errores, pero la pregunta es: ¿Cuando
sabemos que hemos cometido un error? A veces te enteras por tu propia
experiencia, pero a veces otra persona tiene que decirte que te equivocaste. En
la juventud, la corrección viene principalmente de nuestros padres. ¿Cómo la
recibimos… si es que la recibimos? Las
Sagradas Escrituras traen este mandato para los padres: (Proverbios 22:6) “Instruye
al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. La responsabilidad más grande que Dios
ha dado a los padres es criar hijos que aprendan a reverenciar y obedecer a Jehová Dios: (Deuteronomio 6:6,7) “6 Y estas PALABRAS que YO te mando hoy,
estarán sobre tu corazón; 7 Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa,
y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”. Como parte
de este proceso, les dice que deben disciplinar a sus hijos: (Proverbios 13:24) “El que detiene el
castigo, a su hijo aborrece; Mas el
que lo ama, desde temprano lo corrige”. Los padres que cumplen bien este papel deberán disciplinar y corregir
a sus hijos con firmeza y amor. Todos
pecamos y erramos muy de seguido. Como
seres humanos, somos dados a tropezar en lo espiritual: (Romanos 3:23) “Por cuanto todos
pecaron, y están destituidos de la GLORIA de Dios”. Por tanto, todos tenemos
que adquirir el hábito de reconocer nuestros pecados, errores y corregirlos
pidiendo perdón a Dios. La capacidad de admitir nuestros errores no es señal de
debilidad sino de un CARÁCTER FIRME,
y este carácter es absolutamente necesario en el verdadero cristiano. De esto
trata el proceso de conversión.
"DEJARSE
ENSEÑAR". Es muy importante ser enseñables,
porque significa ser sinceros con nosotros mismos. Significa querer convertirnos en la PERSONA de Jesucristo, que
Dios desea que seamos, aunque esto exija algunos cambios dolorosos. Dios posee
el CARÁCTER PERFECTO, SANTO Y JUSTO.
Nadie y nada se compara ni remotamente con Él y su grandeza. ¡¡Pero nuestro Padre Celestial, quiere
desarrollar este mismo carácter en cada uno de nosotros!!! Dios
solamente puede desarrollar su carácter en personas que sean humildes y
receptivas a la corrección. (Isaías
57:15) “Porque así dijo EL Alto
y Sublime, el que habita
la Eternidad, y cuyo NOMBRE es el Santo: Yo habito en la Altura
y la Santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para
hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”. Esto lo confirma
al declarar nuestro Padre en: (Isaías
66:2) “Mi mano hizo todas estas
cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; Pero miraré a aquel que es pobre y humilde
de espíritu, y que tiembla a
MI PALABRA”. Al final, solamente
los que se dejen ENSEÑAR
entrarán en el Reino de Dios.
Entonces, aprende, a valorar la corrección ¡Y
APROVÉCHALA PARA CRECER! Las recompensas valen la pena: (1 Pedro 5:6,7) “6 Humillaos, pues, bajo la PODEROSA MANO de Dios, para que ÉL os exalte cuando fuere
tiempo; 7 Echando toda vuestra ansiedad sobre ÉL, porque ÉL tiene cuidado de vosotros”. Si la gente dice algo
ofensivo contra ti, piensa en perdonar tal como quisieras que te perdonaran si
ellos hubieran escuchado cada palabra antipática que tú has dicho, o pensado,
de ellos. Como cristianos, comprendemos lo mucho que necesitamos la
misericordia y la bondad de Dios. Esto nos motiva a no dejarnos ofender por las
palabras de los demás. Toda META,
OBJETIVO, y PROYECTO no se logra automáticamente, sino que siempre requiere
de disciplina. La naturaleza
de la meta determina el tipo de disciplina que se necesita. (1 Corintios 9:25-27) “25 Todo
aquel que lucha, de todo se abstiene; Ellos, a la verdad, para
recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 26 Así que, yo de esta manera corro, no
como a la ventura; De esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 27 sino
que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que, habiendo
sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”. Para
poner un ejemplo, acerca de disciplina es
cuando necesitamos poner mucha atención en nuestra dieta, es hasta cuando
ya estamos enfermos o cuando ya estamos en sobre peso.
En la mayoría de los casos, cundo no hay disciplina, quizá lo hacemos solamente
por unos días, y luego abandonamos la meta, y por eso ahora estamos como
estamos ¿Les ha pasado alguna vez a
ustedes? De manera similar, en la vida cristiana también es
necesaria la disciplina.
Amados hermanos, esto es lo que Jesús primeramente nos Enseña con todo amor para que
voluntariamente tomemos en cuenta la vida de Santidad cuando dice: (Mateo 5:48) “Sed, pues, vosotros
perfectos, como vuestro Padre que
está en los CIELOS es PERFECTO”.
Sus Palabras es solamente una aplicación de lo dicho desde tiempos
antiguos por Dios mismo a los israelitas cuando les dijo: (Levítico 20:7) “Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová
soy vuestro Dios”. Y enfatizado también a nosotros los cristianos por medio del
apóstol Pedro quien escribió: (1 Pedro
1:15,16) “14 como aquel que os
llamó ES SANTO, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 Porque Escrito está:
Sed santos, porque YO SOY SANTO”. Pero,
amados hermanos, cuando sus criaturas e hijos no respondemos voluntariamente a
esta instrucción, entonces
Dios se reserva el derecho de APLICAR su DISCIPLINA, aunque no sea de
nuestro agrado, con tal de que nuestra vida se amolde a su SANTÍSIMA VOLUNTAD. Es
tan importante pedir la SABIDURÍA de Dios y estudiar con atención Su Palabra al
tomar las decisiones en asuntos de disciplina. Establecer simples, y
claros lineamientos, como por ejemplo
cuando lo hizo Dios al dirigir a Su pueblo, por medio del apóstol
Pablo, nos menciona a algunos que erraron. No negaron la resurrección, pero
corrompieron la DOCTRINA VERDADERA.
Pero nada puede ser más necio o erróneo, porque trastorna la fe de algunos: (2 Timoteo 2:15) “Procura con diligencia presentarte
a Dios aprobado, como obrero
que no tiene de qué avergonzarse, que
usa bien la PALABRA
de VERDAD”. Es útil para todos, porque todos
necesitamos ser enseñados, corregidos y reprendidos (2 Timoteo 3:16-17) “16 Toda la Escritura es inspirada por
Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra”. Cuando nuestra fe y el espíritu
de nuestra mente se levanta y caen con las causas secundarias, nuestras
palabras y acciones serán inestables (Santiago 1:5) “Y si alguno
de vosotros tiene falta de sabiduría,
pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche,
y le será dada”. No pongamos nunca nuestra propia voluntad contra la
santa voluntad de Dios (Génesis 2:16,17) “16 Y mandó Jehová Dios al
hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17 Más
del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; Porque el día que de él comieres, ciertamente
morirás”. No sólo se otorgó libertad a los seres humanos, para tomar
los frutos del paraíso, sino se le aseguró la vida eterna por su obediencia. Se había establecido una prueba para su obediencia. Por la
transgresión la humanidad perdió el favor de su Hacedor y se hizo merecedor de
su desagrado, con todos sus espantosos efectos; De esta manera que, como seres humanos, quedamos
expuestos al dolor, la enfermedad y la muerte. Nuestro
Padre Celestial por medio de Moisés, resume todos los argumentos de la
obediencia en dos palabras: LA
BENDICIÓN Y LA MALDICIÓN: (Deuteronomio
11:26-28) “26 He aquí yo pongo
hoy delante de vosotros la bendición
y la maldición: 27 la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová
vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, 28 y la maldición,
si no oyereis los mandamientos de
Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy,
para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido”. Hemos quebrantado la
ley y estamos bajo su maldición, sin remedio de parte nuestra. Por
misericordia, el evangelio vuelve a ponernos por delante la bendición y la
maldición. Bendición, si obedecemos el llamado al arrepentimiento, a la fe en
Cristo y a la novedad de corazón y vida por medio de Él; maldición espantosa,
si tenemos en poco una salvación tan grande. Recibamos con gratitud las buenas noticias de GRAN GOZO; Y no endurezcamos nuestro corazón, cuando
Él decide disciplinarnos y oigamos
la VOZ de Dios mientras se dice hoy por medio de las predicaciones en este lugar, y mientras Él
nos invita a acercarnos al TRONO
de la GRACIA. Procuremos
tanto más estar firmes en nuestra vocación y elección.
Claramente explica las normas de
conducta basadas en las Sagradas Escrituras, para evitar confusión o malos
entendidos. La ley fue Escrita en
tablas de piedra para mostrar su permanencia. Para hacernos notar
igualmente la dureza de nuestros corazones; Porque es más fácil Escribir sobre piedra que escribir algo bueno en
la corrompida naturaleza de nuestro corazón (Éxodo 31:18) “Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el
monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el
dedo de Dios”. Pero como el Primer
Pacto entonces hecho con el hombre fue quebrantado, nuestro Padre
Celestial ha usado el ministerio de los hombres, tanto para Escribir la ley en
las Escrituras, como para escribirla en nuestro corazón. (Éxodo 34:1) “Y Jehová
dijo a Moisés: Alísate dos tablas de piedra como las primeras, y escribiré sobre
esas tablas las palabras que estaban en las tablas primeras que quebraste”. Aun bajo el Evangelio de paz por Cristo
la ley moral continúa obligando al creyente. Aunque Cristo nos ha
redimido de la maldición de la ley, pero
no de los mandamientos de ella. Nuestra
obediencia como personas no puede merecer la salvación, pero es la
única prueba de que somos partícipes del don de Dios, que es la vida eterna por
medio de Jesucristo (Deuteronomio 4:13,14)
“13 Y ÉL os anunció su PACTO, el
cual os mandó poner por obra; Los
diez mandamientos, y los Escribió en dos tablas de piedra. 14 A
mí también me mandó Jehová en aquel tiempo que os Enseñase los estatutos y
juicios, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis a tomar
posesión de ella”; El amor de Dios es el primer y gran
mandamiento, y el resumen de todos los mandamientos de las tablas (Mateo 22:37-39) “37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y
grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
40 De estos dos mandamientos depende
toda la ley y los profetas”. Debemos amar a nuestro prójimo tan verdadera y
sinceramente como nos amamos a nosotros mismos; En muchos casos debemos negarnos a nosotros por el bien del prójimo.
Por estos dos mandamientos deben de moldear, nuestro corazón. (Juan 14:15) “Si me amáis, guardad mis
mandamientos”. Si decimos amar a Jesucristo debemos demostrar que le estamos
obedeciendo.
Quienes abandonan los caminos del Padre
se apartan de su Dios. Pero, aunque estamos conscientes de muchos pasos falsos,
no nos apartemos de nuestro Dios. Explicaré
por medio de las Sagradas Escrituras, las bendiciones de la obediencia a
la disciplina y las consecuencias de la desobediencia. Porque
Dios me dice que te recuerde, que, como hijos de Dios, y como Padre usará las
pruebas para desarrollar en nuestras vidas, un carácter semejante al de Jesucristo.
(Salmo 18:20-36) “20 Jehová me ha premiado conforme a mi
justicia; Conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado. 21 Porque yo he guardado los caminos de
Jehová, y no me aparté impíamente de mi Dios. 22 Pues todos sus juicios estuvieron delante de mí, y no me he
apartado de sus estatutos. 23 Fui recto
para con ÉL, y me he guardado de mi maldad, 24 Por lo cual me ha recompensado Jehová conforme a mi justicia;
Conforme a la limpieza de mis manos delante de su vista. 25 Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, y recto para
con el hombre íntegro. 26 Limpio te
mostrarás para con el limpio, y severo
serás para con el perverso. 27 Porque
tú salvarás al pueblo afligido, y humillarás los ojos altivos. 28
TÚ encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas.
29 Contigo desbarataré ejércitos, y con mi Dios asaltaré muros. 30 En
cuanto a Dios, Perfecto es su camino, y ACRISOLADA la PALABRA de Jehová; Escudo es a todos los que
en ÉL esperan. 31 Porque ¿Quién es Dios sino sólo
Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios? 32 Dios es el que me ciñe de poder, y quien hace Perfecto mi
camino; 33 Quien hace mis
pies como de ciervas, y me hace estar firme sobre mis alturas; 34 Quien adiestra mis manos para la
batalla, para entesar con mis brazos el arco de bronce. 35 Me diste asimismo el escudo de tu salvación; Tu diestra me
sustentó, y tu benignidad me ha engrandecido. 36 Ensanchaste mis pasos debajo de mí, y mis pies no han resbalado”.
Las Palabras de Jehová Dios, son PALABRAS PURAS, muy
seguras para confiar en ellas, y muy
dulces para deleitarse en ellas. Quienes
resisten a Dios y caminan al contrario que Él, verán que Él
caminará en sentido contrario que ellos.
CONCLUSIÓN:
Amados hermanos, todos necesitamos
ser espiritualmente disciplinados, por lo que es necesario practicar
con toda responsabilidad estos cuatro parámetros correctos: 1) Abstenerse de todo lo que no
contribuye a nuestra formación cristiana, 2)
La meta bien definida que no
sea algo corruptible, y 3) Dominar el pecado que surge de nuestra
naturaleza, y 4) Ser congruente entre lo que creemos
y lo que vivimos. Todas las experiencias dolorosas, indeseables que
han llegado o que llegarán a nuestra vida, consideremos como una
disciplina que Dios está enviando directamente o aun por medio de la misma
maldad y pecado, para que nosotros nos demos cuenta de cuán desastroso es pecar
contra Dios, y al mismo tiempo nos demos cuenta también de cuán beneficioso es
ser cristiano, santo o piadoso para Dios; Pues la disciplina de Dios no sale de
su ira, ni de su justicia, sino de su profundo y eterno amor. Es por esto que la disciplina de Dios,
siempre quiere traer en la vida de nosotros salvación y vida eterna; Pero antes
de que llegue su disciplina, es mejor que confiemos salvadora mente en
Jesucristo. Predicador de la Sana Doctrina de Cristo: Víctor Preciado. Si usted no tiene la intención de guardar esta hoja, tenga la amabilidad de
entregarla a otra persona interesada. Para la difusión gratuita entre
cristianos, se permite fotocopiar esta hoja (por favor no cambiar el texto).
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