Predica; 04 de AGOSTO de 2019
EL VELO EN TU CORAZÓN IMPIDE QUE VEAS Y OIGAS
Minusválidos
de ceguera
y sordera espiritual, es una
persona
discapacitada,
con una deficiencia física que limita su capacidad de actuación;
Es no ver la vida como Dios la ve.
Su principal síntoma es NO entender
las cosas espirituales, por lo tanto, se carece de toda reacción a las
Sagradas Escrituras. (Isaías 43:8) “Sacad
al pueblo ciego que tiene ojos,
y a los sordos que tienen oídos”.
Los síntomas de la ceguera y sordera, espiritual pueden llevarnos a la ociosidad
espiritual (2 Pedro 1:8) “Porque si
estas cosas están en vosotros, y abundan, no
os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al Conocimiento de nuestro
Señor Jesucristo”. Cuando no queremos leer las Sagradas Escrituras, no
queremos reunirnos, buscamos cualquier excusa para consentir los deseos de la
carne como la pereza. Esta manera
ociosa de llevar la vida nos puede generar una esterilidad espiritual, que es cuando no nos permite llevar
frutos, entonces caemos en un estancamiento. Algo que es alarmante
ocurre cuando No nos permite ver el Peligro Espiritual. Por medio de nuestra fe
podemos ver claramente el mal que viene sobre nosotros y miramos a Jesucristo
como el refugio seguro contra la tormenta. (Proverbios
22:3) “El avisado ve el mal y
se esconde; Mas los simples pasan y reciben el daño”, Es
importante para nosotros saber lo que es bueno y que nos conviene. Por
supuesto, tener ceguera y sordera espiritual no es bueno y debemos identificar
y actuar con precaución. La mayoría
de todos nosotros como cristianos tenemos un familiar, un amigo, o un
conocido que nunca se ha arrepentido genuinamente de sus pecados y que
no tiene una fe salvadora en la obra de Cristo. En pocas palabras: Como
cristianos conocemos a alguien que, si muriera el día de hoy, no heredaría la
vida eterna. Si hemos sido obedientes a la Palabra de Dios, es de esperar que
les hayamos compartido el mensaje de salvación más de una vez y que éste haya
sido rechazado. ¿Cuál debe ser
nuestra actitud ante tal rechazo? ¿Debemos frustrarnos por su falta de
entendimiento? ¿Debemos evadir la responsabilidad de seguir intentando
compartirles el Evangelio? ¿Debemos mejorar nuestra estrategia de
presentación del mensaje para que logre surtir el efecto esperado?
Estas y otras inquietudes rondan en la
mente de cientos de cristianos que han predicado fielmente el Evangelio y han
experimentado rechazo constante y que,
por desconocer una realidad espiritual
como lo es la de “la ceguera espiritual” pretenden renunciar a su
tarea evangelística, o peor aún, pervierten el mensaje del Evangelio
para lograr “ganar un alma más”.
¿Por qué tenemos
ceguera y sordera espiritual? La razón es porque
no vivimos agradecidos con Dios. Por
olvidarnos del sacrificio de Jesús. (2 Pedro 1:9) “Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy
corta; Es ciego, habiendo
olvidado la purificación de sus antiguos pecados”. Por no creer en las
promesas de Dios. Por no pensar en lo bueno que nos puede suceder en el
futuro. (2 Pedro 1:10,11) “10 Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra VOCACIÓN
y ELECCIÓN; Porque
haciendo estas cosas, no caeréis jamás. 11 Porque de esta manera
os será otorgada amplia y generosa entrada en el Reino Eterno de nuestro Señor
y Salvador Jesucristo”. Ambas llevan a una ceguera espiritual en el presente.
Un ciego puede guiar, esto es seguro, pero… ¿Hacia dónde? (Mateo 15:14) “Dejadlos; Son
ciegos guías de ciegos; Y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en
el hoyo”. Muchos son los discípulos que piden que se les enseñe mejor sobre
esta materia: (Mateo 7:22,23) “22 Muchos me dirán en aquel día: Señor,
Señor, ¿No PROFETIZAMOS en tu nombre, y en tu nombre ECHAMOS FUERA DEMONIOS, y en tu nombre hicimos muchos MILAGROS? 23 Y entonces les declararé: Nunca
os conocí; Apartaos de mí,
hacedores de maldad”. Donde hay una cabeza débil siempre va a
dudar de una Palabra de Jesucristo, en cambio el corazón recto y la
mente dispuesta buscan instrucción. Entonces preguntémonos ¿Cómo salir de la ceguera espiritual?
Las Sagradas Escrituras dicen: (Apocalipsis
3:18) “Por tanto, yo te aconsejo que de MÍ compres oro refinado en fuego,
para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la
vergüenza de tu desnudez; Y unge tus
ojos con colirio, para que veas”. Debemos de entregarnos a su
PALABRA y que el Espíritu
Santo nos convenza de toda Verdad, y nuestros ojos serán abiertos para
que veamos su camino y su final. Examinémonos
por el espejo de su PALABRA y oremos con fervor por la Sana Enseñanza y
que Jesucristo quite nuestra soberbia, los prejuicios y las concupiscencias
carnales. Hay tres pasos para
quitarse la ceguera espiritual: 1) DEBEMOSS DE SER HUMILDES. Dos
ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que pasaba Jesús, gritaron:
(Mateo 20:30-34) “30 Y dos ciegos que estaban sentados
junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor,
Hijo de David, ten misericordia de nosotros! 31 Y la gente les reprendió para que callasen; Pero ellos clamaban más,
diciendo: ¡Señor, Hijo de
David, ten misericordia de nosotros! 32 Y deteniéndose Jesús,
los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga? 33 Ellos le dijeron: Señor, que
sean abiertos nuestros ojos. 34 Entonces
Jesús, compadecido, les tocó los ojos,
y en seguida recibieron la vista;
y le siguieron”. 2) DEBEMOSS DE SER
ENSEÑABLES. Si eres terco será muy difícil que te puedas curar de la ceguera espiritual: (Efesios 4:31,32) “31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda
malicia. 32 Antes sed
benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios
también os perdonó a vosotros en Cristo”. 3)
DEBEMOSS DE ENTREGARNOS CON PASIÓN: (Romanos 10:9,10) “9
que, si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás salvo. 10 Porque con el
corazón se cree para justicia, pero con
la boca se confiesa para salvación”. Entrégate por completo a
Jesucristo y no tengas miedo, esfuérzate y cuídate
de la ceguera y sordera espiritual.
¿Qué
es la ceguera espiritual? La ceguera y la sordera espiritual es aquel
aspecto de la naturaleza humana caída: (2 Corintios 3:14-16)
“14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; Porque hasta el día de
hoy, cuando leen el antiguo pacto, les
queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. 15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se
lee a Moisés, el velo está puesto
sobre el corazón de ellos. 16
Pero cuando se conviertan al Señor,
el velo se quitará”, por medio de este velo el pecador se encuentra
completamente incapacitado de comprender verdades espirituales al punto de
llegar a aceptarlas con una fe salvadora y por lo tanto continúa viviendo en
rebeldía contra Dios: (Mateo 13:15) “Porque el corazón de este pueblo se ha
engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus
ojos; Para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos,
y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane”. Esta incapacidad
no es algo que tenga que ver con lo físico, mental o emocional, sino más bien
espiritual, y por lo tanto el ser humano se encuentra incapaz de cambiar este
estado sin la ayuda de Dios. La
ceguera espiritual, es algo natural en el ser humano y forma
parte del mismo desde su nacimiento. Este estado termina en el momento
en que Dios por su misericordia imparte vida y LUZ espiritual, con
esta nueva vida, el pecador recibe la capacidad requerida para
arrepentirse de sus pecados y ver la gloria de la cruz en la cual hay
salvación. Sin esta luz espiritual,
el pecador se encuentra incapacitado de comprender las preciosas verdades
del Evangelio, las cuales pueden ser comprendidas sólo espiritualmente,
el que no tiene el Espíritu Santo no acepta lo que procede del Espíritu de
Dios, pues para él es locura: (1Corintios
2:14) “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de
Dios, porque para él son locura,
y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente”. (1 Corintios
2:14) “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo
Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su
conocimiento”. Los verdaderos siervos
de Dios son guiados por el Espíritu Santo y NO por principios mundanos.
Reciben del Espíritu de Dios la revelación de estas cosas, y del mismo Espíritu
reciben su impresión salvadora. Estas
cosas son las que declaran con un lenguaje claro y sencillo, Enseñado por el
Espíritu Santo, totalmente diferente de la afectada oratoria o palabras
seductoras de la humana sabiduría. El hombre natural, el hombre sabio
del mundo, no recibe las cosas del Espíritu de Dios. Nadie puede saber las
cosas de Dios, sino su Espíritu Santo, que es uno con el Padre y el Hijo, y que
da a conocer los misterios Divinos a su Iglesia. Este es un testimonio muy claro de la verdadera Divinidad y de la
personalidad del Espíritu Santo.
Entonces
volvamos a preguntarnos: ¿Qué es la ceguera y sordera
espiritual? La ceguera y sordera espiritual es aquel aspecto de la naturaleza
humana caída, por
medio de la cual el pecador se encuentra completamente incapacitado de
comprender verdades espirituales al punto de llegar a aceptarlas con una fe
salvadora y por lo tanto continúa viviendo en rebeldía contra Dios: (Mateo
13:15) “Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible; Se les han embotado los oídos y se
les han cerrado los ojos”. Esta incapacidad no es algo que tenga que
ver con lo físico, mental o emocional, sino más bien espiritual, y por
lo tanto el ser humano se encuentra incapaz de cambiar este estado sin la ayuda
de Dios. La ceguera y sordera
espiritual, es algo natural
en el ser humano y forma
parte del mismo desde su nacimiento. Este estado termina en el momento
en que Dios por su misericordia imparte vida y luz espiritual, con esta nueva
vida, el pecador recibe la capacidad requerida para arrepentirse de sus pecados
y ver la gloria de la cruz en la cual hay salvación. Sin esta luz espiritual, el pecador se encuentra incapacitado de
comprender las preciosas Verdades del Evangelio, las cuales pueden ser
comprendidas sólo espiritualmente, El que no tiene el Espíritu no
acepta lo que procede del Espíritu de Dios.
La
LUZ de la revelación de las Sagradas Escrituras,
en donde se afirma claramente que el cambio de corazón, voluntad, e incluso de
la ceguera y sordera espiritual, son
actos que le corresponde realizarlos exclusivamente a Jehová Dios, pues solamente Él tiene el PODER para
realizarlo, veamos lo que en síntesis el Libro de Jeremías enseña: (Jeremías 13:23) “¿Mudará el etíope su
piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿Podréis vosotros hacer bien,
estando habituados a hacer mal?”. Cuando
no es regenerado, uno rechaza a Jesucristo hasta que Dios lo cambia… al recibir
a Jesucristo, el pecador tiene una nueva mente, percibe las cosas divinas y
pone su fe en Jesucristo. La ceguera y sordera espiritual es aquella
condición natural del ser humano por medio de la cual le es imposible responder al mensaje del Evangelio con
arrepentimiento y fe, por lo tanto, a menos que de parte de Dios reciba LUZ,
será condenado justamente por haber rechazado el mensaje del Evangelio.
La
ceguera y sordera espiritual es una realidad del ser humano.
Podemos ver afirmaciones de un tipo
de ceguera y sordera que no
es física sino más bien espiritual desde los primeros Libros de las Sagradas
Escrituras, y ante la numerosa evidencia, mencionaremos solamente
algunos de los ejemplos más ilustrativos de esta realidad: (Salmo 13:3) “Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte”.
Quienes miran las
maravillas de la Sana Doctrina de Cristo que es el Evangelio de Jesucristo,
deben pedirle entendimiento por la luz de su Espíritu.
(Salmo 119:18) “Abre mis ojos, y
miraré las maravillas de tu ley”. Por la Palabra y el Espíritu de Jesucristo
fueron iluminados los ciegos espirituales; Los sordos a los llamados de Dios,
lo oyeron con prontitud. Cuando el
Espíritu Santo descendió a los gentiles que oyeron la Palabra, entonces fue
abierta la fuente de vida. (Isaías
35:5) “Entonces los ojos de los
ciegos serán abiertos, y los
oídos de los sordos se abrirán”. (Hechos
26:18) “para que abras sus ojos,
para que se conviertan de las
tinieblas a la luz, y de la potestad de satanás a Dios; Para que
reciban, por la fe que es en MÍ, perdón de pecados y herencia entre los
santificados”. Deseable es sentir el
fuerte poder de la GRACIA
DIVINA que empieza y ejecuta
la obra de la fe en nuestras almas: (Efesios 1:18) “alumbrando
los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza
a que ÉL os ha llamado, y cuáles las riquezas de la Gloria de su herencia en
los santos”. Pero cuesta mucho llevar a un alma a creer plenamente en Jesucristo
y aventurarse toda ella y su esperanza de vida eterna en su justicia.
La
ceguera y sordera espiritual en términos de aquella incapacidad por medio de la
cual el ser humano sin la ayuda de Dios puede solamente entender
intelectualmente las verdades espirituales necesarias para la salvación: (2 Corintios 4:1-7) “1 Por lo cual, teniendo nosotros este
ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos. 2 Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia,
ni adulterando la Palabra de Dios,
sino por la manifestación de la
VERDAD recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios. 3 Pero si nuestro Evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;
4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los
incrédulos, para que no les
resplandezca la LUZ del Evangelio de la Gloria de Cristo, el cual es la
imagen de Dios. 5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos,
sino a Jesucristo como Señor,
y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. 6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese
la luz, es el que resplandeció
en nuestros corazones, para iluminación
del conocimiento de la Gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del Poder sea de
Dios, y no de nosotros”. ¡Qué reveladora declaración inspirada
por el Espíritu Santo! En ella podemos ver no solamente quién es el encargado
de mantener al ser humano en este estado de ceguera espiritual, sino también
los terribles efectos que la misma produce, efectos que analizaremos
seguidamente.
En
las Sagradas Escrituras,
nuestro Padre Celestial nos habla de los efectos que se producen por la
ceguera y sordera espiritual, nuestro Padre Celestial es muy claro al
afirmar que es debido a esta ceguera y sordera espiritual, por lo
que el ser humano no ve nada de Glorioso en el Evangelio. (2 Corintios
3:4-6) “4
Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; 5 NO que seamos
competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos,
sino que nuestra competencia proviene
de Dios, 6 el cual asimismo nos hizo ministros
competentes de un NUEVO PACTO, NO
de la letra, sino del ESPÍRITU; Porque la letra mata, más
el espíritu vivifica”. ¡¡Puede efectivamente entenderlo, puede
incluso repetirlo, podrá enseñarlo hasta incluso desde un púlpito!!! Y aun así
no lo ve lo glorioso en lo absoluto. La LUZ
del Evangelio, es porque es el reflejo de la GLORIA de
Dios es más brillante que mil
soles juntos, está alumbrando
delante de alguien que NO tiene capacidad espiritual de ver LUZ espiritual por
más claro que se le predique el Evangelio. (2 Corintios 4:6) “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la LUZ, es el que RESPLANDECIÓ EN NUESTROS CORAZONES, para iluminación del CONOCIMIENTO de la
GLORIA de Dios en la faz de Jesucristo”. Podemos sin duda afirmar
(aunque con mucha tristeza), que el ser humano, a menos que no sea librado de
su ceguera y sordera espiritual, jamás podrá apropiarse personalmente con una fe viva de las VERDADES del EVANGELIO
y por lo tanto no será salvado.
En pocas palabras, por estar ciego y
sordo espiritualmente, una persona sin la ayuda de Dios no se arrepentirá y no
pondrá jamás su fe en Jesús para alcanzar la salvación que necesita. De esto,
las Sagradas Escrituras tienen numerosos ejemplos, pero bastará solamente
concluir que las Sagradas Escrituras, ENSEÑAN
NO pocas veces, que la ceguera y sordera espiritual es
una condición real en todo ser humano desde su nacimiento y por lo
tanto se necesita ayuda urgente para dar por terminado este estado y poder
acceder a la salvación necesaria. Podemos
hacernos esta pregunta ¿Qué
sucede cuando esta realidad es desconocida por los cristianos? Lastimosamente
para la Iglesia actual, aunque quizás afirme y esté de acuerdo
con esta realidad de la ceguera y sordera espiritual, en la
práctica parece que la contradijera abiertamente, pues actúan consciente o
inconscientemente, como si el hombre tuviera la capacidad natural de comprender
el Evangelio y de aceptarlo con una fe viva. ¿Cómo es que puedo decir esto tan
atrevidamente? Basta solamente oír o contemplar la forma de actuar del pueblo
cristiano y su predicación del Evangelio. El
pecador por su ceguera y sordera espiritual rechaza el mensaje del Evangelio
pues simplemente está ciego y no puede ver la necesidad del mismo “El
Dios de este mundo ha cegado la mente de los incrédulos” (2 Corintios 4:4) “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos,
para que no les resplandezca la LUZ
del EVANGELIO de la Gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”.
Ante el rechazo, cuando se desconoce la ceguera y sordera espiritual, el cristiano intenta en el mejor de los
casos mejorar la forma en que comparte el Evangelio, a veces con
ilustraciones, con dramas, con un tono de voz más agresivo como si la
estrategia de transmisión del mensaje fuera la raíz del problema.
Mientras
la Iglesia continúe en la ignorancia de esta realidad,
temo que el Evangelio continuará
devaluándose hasta que del mismo quede solamente una sombra risible del que una
vez fuera el Poder de Dios para la salvación: (Romanos 1:16) “Porque no me avergüenzo del Evangelio, porque es Poder de Dios para salvación a todo
aquel que cree; Al judío primeramente, y también al griego”. Para que el verdadero mensaje del Evangelio
sea preservado, se debe conocer que el resultado del mismo depende
exclusivamente de Dios y su SOBERANA
VOLUNTAD de darle LUZ a quién Él quiera. En el preciso momento en que se
diluye o modifica el mensaje del Evangelio para que se vuelva “MÁS EFECTIVO” y que produzca una
respuesta más abundante, en este momento dejó de ser “el Poder de Dios para la salvación de todo aquel que cree” y
tristemente también aquel que lo
predica ha pasado a convertirse en un “FALSO MAESTRO” que está en peligro de engañar a muchos con
falsas esperanzas de salvación.
Predicador de la Sana Doctrina de Cristo: Víctor Preciado. Si usted no tiene la intención de guardar esta hoja, tenga la amabilidad de
entregarla a otra persona interesada. Para la difusión gratuita entre
cristianos, se permite fotocopiar esta hoja (por favor no cambiar el texto).
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