Predica; 16 de Diciembre de 2018
“LAS
COSAS MÁS IMPORTANTES PARA NUESTRO PADRE CELESTIAL”
Algunas personas tienen buena
apariencia. Ellos visten bien, actúan bien, todo en ellos parece bien porque
tienen buenas maneras y están bien educados. Pero un problema con tales
personas es que a veces, esto es todo lo que ellos son. Voy darles una ilustración; Imaginemos a un pastor con su traje bien combinado con su corbata,
su biblia con una pasta de muy buena calidad bien peinado y una gran
sonrisa agradable. Obviamente tomó mucho tiempo prepararse para la congregación.
El parece un pastor perfecto.
Y entonces expone su sermón, el cual no estaba bien entendible porque nadie
comprendió el mensaje central. Su arreglo personal del cual seguramente tomó el
tiempo necesario para estar bien vestido, el tiempo para arreglarse el pelo,
pero no tomó el tiempo para hacer una oración, porque es realmente importante
en la exposición de la Palabra. Así pasaba con los Fariseos, y así es con
muchas personas hoy. (Mateo 23:23-39) “23¡Ay
de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!
porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: La Justicia, la Misericordia y la Fe. Esto era
necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. 24¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello! 25¡Ay de
vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del
vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia.
26¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato,
para que también lo de fuera sea limpio. 27¡Ay de vosotros, escribas
y fariseos, hipócritas! porque sois
semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, más
por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.
28Así también vosotros por fuera, a
la verdad, os mostráis justos a los
hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.
29¡Ay de vosotros, escribas
y fariseos, hipócritas! porque
edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, 30y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos
sido sus cómplices en la sangre de los profetas. 31Así que dais testimonio contra vosotros mismos, de que sois hijos
de aquellos que mataron a los profetas. 32¡Vosotros
también llenad la medida de vuestros padres! 33¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno? 34Por tanto, he aquí YO os envío profetas y sabios y escribas; y de
ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras
sinagogas, y perseguiréis de ciudad
en ciudad; 35para que venga
sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra,
desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías,
a quien matasteis entre el templo y el altar. 36De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación. 37¡Jerusalén,
Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos,
como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!
38He aquí vuestra casa os es dejada
desierta. 39Porque os digo que desde
ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el Nombre del
Señor”.
Ustedes
guardan los detalles,
y se olvidan las cosas más valiosas. Nuestro
Salvador Jesucristo, declara que los escribas y los Fariseos están bajo la
condenación, porque son hipócritas. Más atrás en mismo Capítulo Jesús explicó
lo que es un hipócrita, leámoslo en: (Mateo
23:3) “Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; Más
no hagáis conforme a sus obras, porque
dicen, y no hacen”. ¿Qué
es lo que dicen? Ellos dicen las palabras de Moisés, que son las Palabras
de Jehová Dios. Pero no las obedecieron. Pero
su clase de hipocresía es diferente de solamente decir una cosa y hacer
otra, lo cual, por supuesto, es muy común. Si les
hubieran preguntado, “¿Ustedes creen en
Dios?” habrían contestado, “Sí, con
todo corazón”. Y entonces, supongamos que si ustedes hubieran dicho a
ellos, “¿Pueden demostrármelo?”
Ellos habrían dicho, “Sí, podemos. Mire
cómo guardamos la ley de Dios. Adoramos a Jehová Dios tanto que guardamos toda
la ley, aún al diezmo de las especias más pequeñas en la cocina”. ¿Y quién
podría discutir con esto? Pues, Jesucristo
pudo. Porque él entendió de
sus palabras eran una sutil, pero muy verdadera, forma de
hipocresía. En el versículo 23
él dice, “…Porque diezmáis la menta
y el eneldo y el comino, y
dejáis lo más importante de la ley: La Justicia, la Misericordia y la Fe. Esto era
necesario hacer, sin dejar de hacer aquello”.
Se ve que nuestro Salvador dice que estas personas tienen una apariencia de
rectitud, porque ellos guardan los detalles de la ley, como la ilustración del pastor bien arreglado. Pero no hay
sustancia aquí. Su rectitud es
solamente una forma de guardar la ley. Ellos no están interesados en la rectitud, ni en la justicia,
ni lo más importante, que es confiar en Dios, por la fe.
Para
exponerlo en otra manera, nuestro Señor
Jesucristo dice en el versículo 24,
“¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, más tragáis el camello!”. La
primera cosa que él dice es que son los guías ciegos. Solo imaginémonos que queremos encontrar algún destino importante y procuramos
un guía para éste propósito. ¿Vamos
acaso acercarnos a una persona ciega para pedir las direcciones?
Seguramente no, porque aunque a veces las personas
ciegas pueden viajar bien, ellos no pueden ver para decirle qué señales
buscar. Así que también
Jesucristo acusa a estos hombres de ser los guías ciegos, porque ellos dirigen
la gente sin entender realmente lo que quiere decir seguir a Dios. Jesucristo, dice que ellos cuelan un MOSQUITO, esto quiere decir, cuando una
persona es muy fastidiosa y delicada, acerca de los detalles de
la vida. Pero cuando dice que
tragan un CAMELLO, esto quiere decir, que las personas están dispuestas
NO aceptar las Sagradas Escrituras, porque el siervo de Dios, los
ha ofendido en algún punto secundario. La analogía es rota, porque
nadie puede tragar realmente un camello, pero esto es lo que está diciendo el
Señor Jesucristo. El asunto más pequeño de la ley parece crítico a ellos, pero
en el mantener de estos asuntos más pequeños, ellos se han olvidado el PROPÓSITO principal de la ley, que es dirigirnos
guiarnos a Jesucristo en nuestra falta de rectitud.
La
obediencia verdadera a la ley no es meramente, ni aun principalmente, un asunto
de lo que hacemos.
Lo que hacemos muestra lo que está en nuestros corazones. La razón de que Jesucristo llama a estos hombres hipócritas es
porque ellos declararon que eran creyentes en Dios, pero la manera en que
guardaron la ley mostró que no era la verdad. O, sí, ellos hablarían
acerca de Dios, y ellos dijeron que guardaron los detalles de la ley porque
adoraron a Dios, pero si los
corazones hubieran cambiado realmente, ellos NO habrían descuidado los asuntos más valiosos de la ley como, es el juicio, la
misericordia, y la fe. A veces no sabemos precisamente la
aplicación exacta de la ley de Dios a una situación específica, pero si Jesucristo vive en nuestros corazones,
tenemos una conciencia santa que nos
lleva en la dirección del juicio, de la misericordia, y de la fe.
Pero si Jesucristo no vive en
nuestros corazones, podemos mantener unos aspectos externos de la ley,
pero cuando venga una prueba moral verdadera, vamos estar perdidos,
porque no entendemos de verdad el propósito y la razón para la ley.
La
ley de Jehová Dios, tiene como su propósito mostrarnos que es el Amor Verdadero
primeramente el amor para Dios y también el amor para los hombres.
Y
entonces mostrarnos nuestra NECESIDAD de un SALVADOR,
cuando no podemos mantener
perfectamente esta ley. Pero si se mira a la ley como un método o modo
de salvación, no se tiene esperanza, y de verdad, se ha traicionado a Dios en
torcer a su ley. Y así, Jesucristo en el versículo
27 dice: “Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois
semejantes a sepulcros blanqueados, que de fuera, a la verdad, se muestran
hermosos, más de dentro están llenos de huesos de muertos y de toda
suciedad...”. Todos ustedes han ido a un cementerio. Parece bonito, con céspedes verdes,
y con las flores hermosas. Pero si permanece allí un rato, ustedes
verán también a personas que lloran, porque han sido confrontadas con la
realidad de la muerte de un ser querido. Jesucristo dice que éstos son como este
cementerio: Parecen buenos, pero al fin, son llenos de muerte.
Ustedes
Honran a los Profetas,
y a la vez los deshonran. Otra vez, si ustedes
hubieran dicho a estos hombres que ellos habían negado a Dios, ellos les
contestarían “Mira cómo cuidamos de las
tumbas de los siervos de Dios, los profetas. Nosotros les construimos tumbas, y
las conservamos, y las decoramos, para que
honrar a estos hombres santos”. Y en verdad ellos así lo hicieron. El problema es que ignoraron las
palabras de los profetas en sus propias vidas diarias. Y así es hoy en
día. Muchas personas se
llaman a sí mismos buenos, dicen que ellos son cristianos, o por
lo menos que creen en Dios. Y
hacen una gran exposición de honrar a Dios. Quizás van a la iglesia, o
hacen una contribución, o algún otro acto religioso. Pero cuando son confrontados con lo que Dios mismo dice, se
dan la vuelta, porque realmente no quieren oírlo. Quieren jugar a la Sana Doctrina de
Cristo, pero sólo en sus términos, sólo de una manera que ellos pueden
controlar.
Y tales personas dicen, en el versículo 30 “Si fuéramos en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus
compañeros en la sangre de los profetas”. Dicen que ellos habrían sido
diferentes. Pero nuestro Señor
Jesucristo dice que no, porque son los descendientes directos y verdaderos
de los que oyeron a los profetas hablar la Palabra de Dios, y los mataron por
hacer así. Y por esta razón
Jesucristo les hace una pregunta dolorosa, la cual es más una acusación que una
pregunta, “¡Serpientes,
generación de víboras! ¿Cómo evitaréis el juicio del infierno?”. No
es una pregunta académica ni teórica. ¿Cómo
puede escapar usted a la condenación del infierno? Los Fariseos y escribas
pensaron que ellos podrían escapar por vivir como justos. Pero Jesús indica que
su rectitud era sólo del grosor de su profunda de la piel. ¿Cómo podrían escapar ellos? La respuesta más obvia es volver al Señor Jesucristo e implorar
misericordia. Pero entonces notemos lo que Jesucristo dice. “Por tanto, he aquí, yo envío a vosotros
profetas, y sabios, y escribas: y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a
otros de ellos azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en
ciudad”. Respecto a lo que Jesús dice; Que ellos estaban yendo al infierno
y la condenación, Jesús les mandó
mensajeros de su Palabra a librarles. Y ellos rechazaron a esos mensajeros tan seguramente como ellos
rechazaban al mismo Jesús en ese momento del tiempo. Pero como la
Palabra de Dios es para ejemplo de nosotros lo pudiéramos aplicar todos diciendo,
“Ah, si hubiera estado allí cuándo
Jesús estaba aquí, yo lo habría oído”. Y si es así, ¿Por
qué muchos ahora no lo oyen ahora, cuando ÉL habla por mensajeros?
Es verdad que como ser humano, no soy
perfecto y además tengo errores, pero soy un mensajero y predicador de
Jesucristo aun cuando no soy perfecto. Pero cuando se oye la Palabra de Dios de un predicador, y sabe
que es la Palabra de Dios, y la rechaza, ¿Piensan ustedes que
escaparán el juicio de Dios en ignorarla? Jesucristo utiliza los ejemplos, del
primer hombre justo que fue asesinado, Abel, hasta el último de los profetas
asesinados, Zacarías. Y él dice, “Para
que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la
tierra”. Esto es, ellos pagarán el precio por su rechazo de los que
proclamaron la palabra a ellos. Y él les advierte, que ellos pagarán, porque él
les dice, (Versículo 36) “De cierto os
digo que todo esto vendrá sobre esta generación”. No es que Jesús sea
insensible hacia estas personas. Al contrario. Jesús clama, en el (versículo 37) “¡Jerusalem, Jerusalem, que
matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti! ¡Cuántas veces
quise juntar tus hijos, como la gallina junta sus pollos debajo de las alas!”
Jesucristo no aminora la profundidad de su pecaminosidad. Jesús dice que ellos
mataron a los profetas y apedrearon hasta la muerte a los que Dios mandó a
ellos. Y todavía, Jesús dice que Él los había reunido bajo sus alas como una
gallina reúne sus polluelos. Pero Jesús dice también, “Y NO QUISISTE”. El
problema con este tipo de personas con actitudes religiosas, es que su religiosidad ha excluido al
Dios Verdadero del cielo y la tierra. OH, ellos son muy religiosos, y
ellos hablan acerca de Dios todo el tiempo, y dicen que confían en ÉL. Pero cuando Jehová Dios habla, ellos
cierran los oídos y dicen, “NO”. Ellos van a permitir a
Dios en sus vidas tanto tiempo como él mantiene una distancia respetuosa, pero cuando EL venga acerca a ellos y empieza a afectar sus vidas,
ellos no quieren que ÉL se acerque. Jesucristo es Dios en carne, y ÉL vino a los hombres, pero los
hombres no lo recibieron, porque ÉL no fue lo que ellos quisieran que fuera.
Nuestro Salvador concluye diciendo a ellos que su resistencia es inútil. Jesús
dice, “He aquí vuestra casa os es dejada
desierta”. Su religiosidad está vacía.
Y Jesucristo dice también, “Porque os digo que desde ahora no me
veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor”.
Estos eran las palabras gritadas por el pueblo cuando Jesucristo entró en la
ciudad de Jerusalén allá en el capítulo Mateo 21:9) “Y la gente que
iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en el Nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”. Pero, ¿por qué dice Jesús que ellos no
lo verán hasta que ellos dirán estas palabras? Porque advierte a ellos que Jesús
será victorioso, y no importa lo que piensan. Jesús irá a la cruz, Jesús
morirá, Jesús resucitará, Jesús subirá a lo alto, y entonces Jesucristo
volverá. Y cuando Jesucristo lo haga, todos los argumentos y las hipocresías, y
la incredulidad terminarán. Y toda la humanidad, tanto los creyentes que se
regocijan en su venida como los incrédulos que lo temen, gritarán, “Bendito el que viene en el nombre del
Señor”. Por medio del apóstol Pablo, nuestro Padre Celestial nos dice en
este Libro de: (Filipenses 2:10,11) “Para
que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos,
y de los que en la tierra, y de los que debajo de la tierra; Y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, a la gloria de Dios Padre”. Los
Fariseos, con toda su religiosidad, estaban completamente desprevenidos para su
venida. ¿Y ustedes? ¿Confían ustedes en Jesucristo
como su Esperanza para el futuro, o piensan ustedes que pueden salvarse por su propia rectitud?
El Señor Jesucristo me ha escogido para hablarte por medio de mi boca. ¿Le has oído a ÉL? Si es así entonces
di…….. Amén.
Predicador de la Sana Doctrina de Cristo: Víctor .
Si usted no tiene
la intención de guardar esta hoja, tenga la amabilidad de entregarla a otra
persona interesada. Para la difusión gratuita entre cristianos, se permite fotocopiar
esta hoja (por favor no cambiar el texto).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario