Predica; 17 de Febrero de 2019
NUESTRO
PADRE CELESTIAL COMIENZA SIEMPRE POR EL FINAL
Cuando un niño nace, una nueva cosecha
es plantada, se inicia un nuevo proyecto, fases, grados distintos, carrera,
amistad, resolución, matrimonio, se busca una casa, sentimos, emociones,
anticipaciones y muchos planes. Habrá un tiempo dado por Dios para salir de
cada rol en el que entramos. Algunos finales se sentirán dulces y claros; Algunos
amargos y confusos. Por lo tanto, se requiere un tipo diferente de sabiduría
para terminar bien que para comenzar bien. Requiere humildad forjada por el
Espíritu y fe fortalecida por el Espíritu para confiar en la soberanía,
sabiduría y bondad de Dios en esas transiciones. (Eclesiastés 3:1,2,6) “1 Todo
tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; Tiempo
de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 6 Tiempo de buscar, y tiempo de perder;
Tiempo de guardar, y tiempo de desechar”. Siempre
que entramos en una nueva temporada tenemos Esperanza en el futuro. Invertimos muchos sueños, planificación,
energía y a menudo, dinero en nuestros comienzos, lo
que explica que todos los libros, videos y entrenadores nos
ofrezcan ayuda para comenzar bien. Pero no hay mucha ayuda disponible
para enseñarnos a cómo terminar bien. Probablemente porque a menudo nos dejan
sintiendo arrepentimiento, pena o confusión sobre quiénes somos y cuál es
nuestro propósito, o alguna mezcla de emociones o sentimientos contrapuestos de
lo que empezamos. ¿SON MEJORES LOS
COMIENZOS? Pero el final de una temporada es a menudo más importante que
su comienzo. Cuando una
persona muere, podemos ver más claramente quién realmente resultó ser, lo cual es eternamente significativo.
Cuando llega la siega, sabemos
lo que en la temporada con diligencia hemos sembrando y lo que
produjeron realmente. Cuando una temporada en la vida termina, vemos,
al menos en cierta medida, el verdadero fruto de todos nuestros sueños,
planificación, trabajo e inversión.
Es por esta razón que las Sagradas
Escrituras dicen en: (Eclesiastés 7:8) “Mejor es el fin del negocio que su
principio; Mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu”. En el principio, cuando estamos
mirando hacia adelante, imaginamos un futuro posible, no un
futuro real. Y nuestra visión
siempre es una mezcla de buenos y malos motivos, amor y ambición
egoísta, servicio a Jesús y servicio a nosotros mismos.
Pero mirando hacia atrás, vemos con mayor claridad la realidad de cómo varios
factores —nuestro pecado interior,
nuestras fuerzas y debilidades,
la trivialidad tejida en este tiempo y la Bondad
de Jehová Dios: (Romanos 8:20,21)
“20 Porque la creación fue sujetada
a vanidad, no por su propia voluntad,
sino por causa del que la sujetó en
Esperanza; 21 Porque también
la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad
gloriosa de los hijos de Dios”. Y
otros— afectaron lo que comenzamos. En otras palabras, los
finales suelen ser más veraces que los comienzos. Una revisión del día en la noche es más veraz que el optimismo
cafetero de las buenas intenciones de la mañana.
Entonces…, ¿Por qué es mejor una dosis
realista y seria de echar un vistazo hacia atrás, que una
esperanzadora apariencia y optimista?
Porque la Sabiduría no quiere
construir su casa en la arena de la fantasía. Quiere construirla sobre la sólida roca de la Verdad. Porque
al final de una cosa, más que al principio, vemos nuestra necesidad de una
mejor y más duradera esperanza que cualquier cosa que podamos construir aquí (Hebreos 13:14) “Porque no tenemos aquí
ciudad permanente, sino que buscamos la por venir”. Y porque a menudo un final,
más que un comienzo, expone nuestros ídolos; Cosas o personas en las que hemos puesto falsa esperanza y de
quienes hemos dibujado un sentido de identidad equivocado. Los finales
son a menudo mejores que los comienzos porque nos señalan más poderosamente a
Dios como nuestra única Esperanza. Nuestro
Padre Celestial es nuestro Mentor para un “Tiempo de dar por perdido”. Para cada “Tiempo de
buscar”, porque hay: “Un
tiempo de dar por perdido, muchas cosas que, en un tiempo, empezamos
con mucha dedicación” (Eclesiastés
3:6) “Pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la
confianza y el gloriarnos en la Esperanza”. Aprender a terminar bien, a dejar ir bien, es uno de
los temas más descuidados en el discipulado del cristianismo. Hay poca Enseñanza y guía para
navegar por estas aguas engañosas. Quizás no es ninguna sorpresa, que
los que son llamados a servir a los cristianos frecuentemente luchan con el
pensamiento de salir del servicio, las iglesias batallan con las transiciones
del pastoreado y los cristianos, en general, frecuentemente experimentan
confusión y desorientación al final de varias temporadas en la vida y el
ministerio. Pero Dios, nuestro Padre Celestial nos ayudará. Una forma de
prepararnos para nuestro “Tiempo de
dar por perdido” y ayudar a
otros a hacer lo mismo, es orar intencionalmente al respecto.
Dios puede hacer nuestra transición al salir de una temporada, singularmente poderosa
para glorificar a Jesucristo.
Mis modelos y ejemplos favoritos del “Tiempo de dar por pedido” son
los ejemplos que Jehová Dios escogió
en las Sagradas Escrituras, pero
ahora veremos el ejemplo de la vida: De
Juan el Bautista. Al final de
su temporada de llamamiento, esta voz en el desierto (Juan 1:23) “Dijo:
Yo soy la voz de uno que clama en el
desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías”; Este
segundo ejemplo de Elías (Mateo 11:13,14) “13 Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. 14 Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir”; Mayor
de entre los nacidos de mujer (Mateo 11:11) “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha
levantado otro mayor que Juan el Bautista; Pero el más pequeño en el Reino
de los Cielos, mayor es que él”; Que
ardía a través de Israel como un cometa profético, dijo mientras veía su gran
ministerio eclipsado por la brillante estrella de la mañana (Apocalipsis 22:16) “Yo Jesús he
enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy
la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”. Y por
último de su vida, este reconocimiento ante su Soberanía: (Juan 3:29,30) “29 El
que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado
y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está
cumplido. 30 Es necesario que ÉL crezca, pero que yo mengüe”. Estas palabras, así como también
cualquier cosa que Juan alguna vez dijo, revelaron
el corazón que lo hizo tan grande. Él
entendió que su vida era sobre: ¡Jesús! El comienzo de su
ministerio era acerca de Jesús y, más aún, su final. Y
justamente esto es lo que cada final de cada temporada de nuestras vidas
significa: El aumento de Jesucristo,
mientras nosotros menguamos. Debemos prepararnos para estos momentos o
mejor, debemos pedirle a Dios que nos prepare, a fin de que cada momento que
termine, digamos con Juan el Bautista, “Es
necesario que Jesucristo crezca, y que yo disminuya”. Cueste lo
que cueste, Señor Jesucristo, aumenta mi amor por Tu supremacía y mi confianza
en Tus sabios propósitos para que, cuando sea el momento de que yo salga de
algo a lo que Tú me habías designado por una temporada, reciba la aminoración en la influencia personal con fe gozosa.
Dios
comienza siempre con el final. Si sabes definir
el final, sabes por dónde comenzar. Si no defines lo que quieres, no sabes por
dónde comenzar. El que comienza sin
saber a dónde va a llegar, va a cualquier parte, y llegar a
cualquier parte no es bueno porque pensamos que fue por suerte o casualidad,
que Dios no lo hizo y que nosotros no hicimos nada. (Isaías 44:6 al 8) “6 Así dice Jehová Rey de Israel, y su
Redentor, Jehová de los Ejércitos: Yo
Soy el primero, y Yo Soy el
postrero, y fuera de Mí no
hay Dios. 7 ¿Y quién
proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de Mí, como
hago Yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir. 8 No temáis, ni os amedrentéis; ¿No te lo hice oír desde la
antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino Yo. No hay Fuerte; No conozco ninguno”.
Para concluir que nuestro Padre Celestial, no quiere darte algo…, primero
debes chequear si has ido más allá de donde has llegado, debes ver si has orado
lo suficiente, y si aún así la respuesta es no, será después. Jehová Dios no juega contigo, si
Él lo prometió, lo cumplirá. Él toma en serio tu fe y no
la defrauda. ¡No vuelvas atrás! Sigue adelante, cueste lo
que cueste, creyéndole a Dios cada día por algo mejor para ti y los
tuyos. La Palabra de Jehová
Dios El Señor en (Jeremías 7:23) dice: “Mas esto les mandé, diciendo:
Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; Y
andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien”. Para que te vaya bien, necesitas caminar por el camino que
Dios te manda. El problema
que muchas personas tienen es que quieren las bendiciones de Dios, más
no las órdenes; Tienen un
Dios para pedir, pero no para
ofrecer; Tienen un Dios para
pedir, pero no para obedecer.
Porque Dios tiene órdenes.
Regularmente, la gente define las órdenes de Dios en diez mandamientos. Pero, la definición de pecado que da la
Biblia es saber hacer lo bueno y no hacerlo: (Santiago 4:17) “y
al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”. Cuando sabes cómo
presentar a Jesucristo y aún así no lo haces, es pecado. Cuando sabes que debes
atender un hermano y no lo haces, es pecado. Dios tiene un mandato y es hacer
lo bueno. Es decir, si sabes sacar 100 y sacas 90, estás pecando porque sabes
sacar 100. Nuestro Rey y Señor Jesucristo, dice que para que te vaya bien debes
andar por el camino en tenemos un ejemplo de esto que Él te ha ordenado (Marcos 10:46) “Entonces vinieron a
Jericó; Y al salir de Jericó ÉL y sus discípulos y una gran
multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al
camino mendigando”. Si sabes obedecer
las órdenes de Jehová Dios, Él te bendecirá grandemente. El camino del cristiano se hace mientras
que obedece.
Cada vez que tienes la oportunidad de
elegir entre lo bueno y lo malo, elige lo bueno. Aunque el resultado inmediato
no sea el mejor, sigue obedeciendo, porque mientras sigas obedeciendo las leyes
de Jehová Dios, llegarás al punto donde Él te quiere tener. Si tienes un negocio en el que debes
pasar billetes por debajo de la mesa, déjalo. El camino a la
obediencia es el más sencillo, simplemente decides obedecer y no
hay más qué hacer. Cuando empiezas a obedecer, comienzas a andar en un
camino mejor, el que Jehová Dios te ordenó para que te vaya bien. En las Sagradas Escrituras, nuestro
Padre Celestial por medio del profeta Jeremías continúa diciendo: (Jeremías 7:24 al 27) “24 Y
no oyeron ni inclinaron su oído; Antes caminaron en sus propios consejos,
en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no
hacia adelante, 25 desde el día que vuestros padres salieron de la
tierra de Egipto hasta hoy. Y os envié todos los profetas mis siervos,
enviándolos desde temprano y sin cesar; 26
Pero no me oyeron ni inclinaron su
oído, sino que endurecieron
su cerviz, e hicieron peor
que sus padres. 27 Tú, pues,
les dirás todas estas palabras, pero no te oirán; Los llamarás, y no te
responderán”. Jehová Dios quiere que
vayas hacia delante, no quiere a nadie caminando para atrás. Él
nos puso los ojos adelante para que no caminemos hacia atrás. El
problema de tu futuro reside en la mirada que vives haciendo al pasado. ¡¡No vivas de la gloria pasada!!!
¿Por qué insistes en ver atrás? ¿Quieres
volver? ¿Cuánta gente dice que quisieran volver a la época en que sus hijos
estaban pequeños? ¿Cuánta gente desea volver a la época en que acababa de
convertirse? En lo personal, ESTOY
MEJOR ASÍ. Mi amor por Jehová Dios es superior al que un día tuve, ahora
es SENSATO, OBJETIVO y OBEDIENTE. Lo otro estaba cargado de emociones, era bonito más no efectivo. Puede que antes brincaras y
cantaras aleluya, pero tu vida iba para atrás. Hay quienes tienen la alabanza
del cangrejo, alzan bien las manos, pero no caminan para adelante, caminan para
atrás.
Cuando la gente mide qué tan bien está
en el Señor Jesucristo, lo hace midiendo qué tanto se le quedan las Escrituras.
Dios bendice a los hacedores de las Escrituras, así que actúa conforme a la
Palabra de Dios. Aunque no recuerdes
dónde queda un Versículo, sé un hacedor de la Palabra. Si las
cosas en el pasado estuvieron mal, ¿Para qué volteas a ver atrás? ¿Cuánto
tiempo más vas a pasar quejándote de que tus padres se divorciaron o que se
llevaban mal? Sal adelante en la vida,
eso ya pasó. ¿Para qué ir al pasado? No puedes regresar al pasado, sólo puedes avanzar al futuro.
Dios te da vida para avanzar. En el
pasado sólo hay recuerdos ¿Qué puedes hacer en el pasado? NADA. Las Sagradas Escrituras,
dicen que la gloria postrera será mejor que la primera. No se sueña con el
pasado, sólo se puede soñar con el futuro. Dicen las Sagradas Escrituras: (Efésios 6:3) “Para que te vaya bien, y
seas de larga vida sobre la tierra”. Pero los que siempre están en el pasado se
van para atrás. Cuando no obedecen a
Dios, siguen caminando, pero no saben hacia dónde se dirigen. Si no
obedeces y te pones a adulterar y piensas que vas para adelante porque haces lo
que te place hacer, entonces vas para atrás. Mira la dirección que tómas y te
darás cuenta que vas para atrás.
Si obedeces a Dios, aunque parezca que
todo va mal, tu sigue obedeciendo. Si
es necesario llegar al punto de quedarte sin dinero, sigue obedeciendo, porque tal vez ese es el punto en que
Dios te va a levantar grandemente. Jehová
Dios no deja sin Bendición y añadiduras a los que le obedecen. Acompáñenme
al Libro de: (Números 14:1 al 4)
“1 Entonces toda la congregación
gritó, y dio voces; Y el pueblo lloró aquella noche. 2 Y se quejaron contra
Moisés y contra Aarón todos
los hijos de Israel; Y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en
la tierra de Egipto; O en este desierto ojalá muriéramos! 3 ¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y
que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor
volvernos a Egipto? 4 Y decían el
uno al otro: Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto”. ¿Saben por qué la gente quiere regresar? Porque no ha
entendido que Dios los sacó de la esclavitud para bendecirlos, pero
esto comienza entendiendo que ya no somos esclavos sino hijos. Tu mente o tu
mentalidad tiene que cambiar, ¿Sabes
cuando el pueblo salió de Egipto traía una mentalidad de esclavo? Estuvieron 400 años como esclavos
estaban acostumbrados a una forma de vida y cuando ya eran libres actuaban como esclavos. Jesús ya te hizo libre deja de actuar
como esclavo y empieza a recibir lo que te corresponde como libre como hijo.
¿Saben
lo que es un, “VALET PARQUIN…”? Pues entonces el diablo es especialista
en estacionar ministerios, en estacionar vidas, sueños, familias,
proyectos. Veamos un ejemplo en las Sagradas Escrituras en el Libro
de: (Lucas 5:1 al 5) “1 Aconteció que estando Jesús junto al
lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre ÉL para oír la Palabra de Dios. 2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; Y los
pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. 3 Y entrando en una de aquellas barcas,
la cual era de Simón, le rogó que la
APARTASE de tierra un poco; Y
sentándose, Enseñaba desde la barca a la multitud. 4 Cuando terminó de hablar, dijo a
Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
5 Respondiendo Simón, le dijo:
Maestro, toda la noche hemos estado
trabajando, y nada hemos
pescado; Mas en tu Palabra
echaré la red”. El diablo quería estacionar a Simón, pero gracias a la
Presencia de Jesús, Simón, dijo que en su Palabra lo haría de echar las redes
al mar nuevamente. El sufrimiento es
una plataforma para desplegar el PODER de Dios, por medio de un proceso con propósito. Dijo Jesús, que para
intimidar con nuestro Padre Celestial, primeramente tenemos que pasar por
procesos: (Luc 17:25) “Pero primero es necesario que padezca
mucho, y sea desechado por
esta generación”. Un
principio con que podemos contar en tiempos difíciles es que Dios usa la
tribulación como un proceso con propósito para nuestras vidas. Nuestro
Padre Celestial, jamás desperdicia nuestro sufrimiento. Todo dolor que permita lo empleará como un proceso con propósito.
Un Propósito es que: CREZCAMOS, (Santiago 1:2 al 4) “2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 3 sabiendo
que la prueba de vuestra fe
produce paciencia. 4 Mas
tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin
que os falte cosa alguna”, Otro
Propósito es que le demos LA GLORIA DE DIOS (Juan 9:3) “Respondió
Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino
para que las obras de Dios se manifiesten en él”. La tribulación atrae la atención de las personas que nos rodean.
(Hebreos 10:33) dice, “Por una
parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo;
Y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación
semejante”. Es imposible ignorar que
están presentes. Así sucede
con la tribulación. En cuanto
ataca nuestra vida, las luces comienzan a destellar y todos empiezan a mirarnos.
Por esta razón, procesar la prueba de manera bíblica brinda una oportunidad
sumamente maravillosa para que, como un “ESPECTÁCULO”
que el mundo está observando,
demostremos la Presencia y el Poder de Dios en nuestras vidas. La
tribulación se convierte en una oportunidad para que Dios se glorifique a sí
mismo y demuestre su fortaleza.
Dios
no juega al escondite con nosotros, sino que nos reveló sus promesas, sus
caminos y su Carácter. Todas
estas cosas son confiables, sólidas y claramente verdaderas. No cambian. Son las cosas donde nos aferramos cuando estamos en problemas.
Cuando llega la tribulación, por fe
me aferro a sus promesas: No te desampararé, ni te dejaré (Hebreos 13:5,6) “5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que
tenéis ahora; Porque ÉL dijo:
No te desampararé, ni te dejaré; 6 de manera que podemos decir
confiadamente: El Señor es mi
ayudador; No temeré lo que me
pueda hacer el hombre”.
Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, (Romanos 8:28) “Y sabemos que a los que
aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a
su propósito son llamados”. Por esta Razón volvamos a leer (Santiago 1:4) “Mas tenga
la paciencia su obra completa, para
que seáis perfectos y cabales,
sin que os falte cosa alguna”.
Aun cuando no hay luz al final del túnel, cuando estamos en una creciente
oscuridad y tenemos el corazón quebrantado, estas promesas son ciertas y nos
brindarán una fuente de estabilidad. Entonces,
por fe, nos aferramos a esto. Cuando llega la tribulación, por fe me
aferro a su carácter. Leamos “Que
Fiel es Dios” en (1 Corintios
10:13) “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; Pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo
que podéis resistir, sino que
dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis
soportar”. Por fe nos aferramos a la FIDELIDAD
de Dios. Él no va a aparecer
al final de la tribulación para decir: (Lo
lamento tanto, pero tuve tres semanas muy atareadas. Simplemente,
no pude ocuparme de tu situación). Su carácter es firme y fiable, totalmente digno de nuestra confianza.
Dios es amoroso, justo (lo cual ayuda en lo que respecta a nuestros enemigos),
recto, lleno de gracia y misericordia. Cuando aparecen los problemas, nuestra
fe es probada y somos llamados a dar testimonio para demostrar si creeremos en
sus promesas, sus caminos y su carácter y si los aplicaremos de manera
ineludible a toda circunstancia de la vida. Cuando reaccionamos de otra manera que no esté a la altura de estas
verdades, reflejamos la debilidad de nuestra fe. La prueba de nuestra resistencia. Esto sucede cuando “reaccionamos
con fe” a nuestra situación. Si nos aferramos tenazmente a Dios, no nos rendiremos ni
cederemos.
Ya casi para terminar, hermanos, nuestro final es que todos estemos
alineados en el propósito de Jehová Dios (Hechos 11:22,23) “22 Llegó la noticia de estas cosas a
oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese
hasta Antioquía. 23 Este, cuando
llegó, y vio la Gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con
propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor”. Primero. Que las promesas de nuestro padre Celestial
siempre serán, todo el tiempo para bien. Pero es solamente, para los que aman a
Dios. Segundo. A los que
permiten que Dios cumpla su Propósito en ellos son personas muy Bendecidas y
llenas de Sabiduría. Tercero. Que
Dios te llamo Para Justificarte, para Glorificarte. Glorificar. (Hacer glorioso
algo o a alguien que no lo era). Y para ser uno más de los Hermanos del Señor
Jesús. (Romanos 8:29,30) “29 Porque
a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo,
para que ÉL sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que
llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también
glorificó”. Por medio del apóstol
Pablo, hace esta recomendación: Gozaos en el Propósito de Dios en tu Vida.
(Filipenses 3:1 al 3) “1 Por lo
demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las
mismas cosas, y para vosotros es seguro. 2
Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los
mutiladores del cuerpo. 3 Porque
nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos
gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne”. La vida
cristiana debe tener sentido, significado, y valor para cada uno de nosotros,
de lo contrario es un candidato a vivir frustrado y un día de estos abandonar
la carrera. (Génesis 29:20) “Así
sirvió Jacob por Raquel siete años; y le parecieron como pocos días, porque la
amaba”. Debemos estar dispuesto a
defender nuestro propósito de servir a Dios, (Isaías 56:10) “Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; Todos
ellos perros mudos, no pueden ladrar; Soñolientos, echados, aman el dormir”. La vida cristiana con sentido comienza
con tener objetivos claros, (Juan
1:12 al 14) “12 Mas a todos los
que le recibieron, a los que creen en
su Nombre, les dio potestad
de ser hechos hijos de Dios; 13
Los cuales no son engendrados de
sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y
habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre),
lleno de Gracia y de Verdad”; (Juan
10:34,35) “34 Jesús les
respondió: ¿No está Escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? 35 Si llamó dioses a aquellos a quienes
vino la Palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada)”. Nuestro fin último. Glorificar a Dios: (Filipenses 3:7) “Pero cuantas cosas
eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo”. Nuestra
vida de ser... Imitar a Jesucristo: (Filipenses
3:10) “a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la
participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte”.
Predicador de la Sana Doctrina de Cristo: Víctor Preciado. Si usted no tiene la intención de guardar esta hoja, tenga la amabilidad de
entregarla a otra persona interesada. Para la difusión gratuita entre
cristianos, se permite fotocopiar esta hoja (por favor no cambiar el texto).
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