AGRADECIDOS EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS
Texto: 1 Tesalonicenses 5:16-18
Texto: 1 Tesalonicenses 5:16-18
Introduccion: El pasado jueves se celebró en Estados Unidos el Día de Acción de Gracias, fiesta que se celebra cada año. Es bueno detenerse y reconocer las bondades y favores que el Señor nos ha concedido.
Una mujer estaba esperando su conexión con el siguiente vuelo una noche en un aeropuerto, con muchas horas por delante. Se acercó a un puesto de venta y compró un libro y un paquete de galletas, luego buscó un lugar donde sentarse. Estaba concentrada en su libro, hasta que se dio cuenta de que un hombre que estaba sentado al lado de ella, descaradamente agarraba una o dos galletas del paquete. Ella trató de no darle importancia, para no entrar en una discusión. Continuó leyendo, comiendo galletas, y mirando su reloj, mientras el veloz “ladrón de galletas” se las seguía comiendo.
La mujer no pudo evitar ir enojándose al transcurrir los minutos, mientras pensaba “si yo fuera otra ya le hubiera dicho unas cuantas a este sinvergüenza.” A cada galleta que ella agarraba, él tomaba otra. Cuando sólo quedaba una, ella pensó “a ver qué hace ahora éste.” Con una sonrisa en su rostro y una risita nerviosa, el hombre tomó la última galleta y la partió por la mitad. Le ofreció a ella una parte mientras se comía la otra. Ella le arrebató la mitad y pensó: “Es increíble cuán fresco es éste tipo. Por qué no muestra por lo menos algo de gratitud.”
La mujer no podía creer que hubiera gente tan maleducada, y suspiró con alivio cuando llamaron a los pasajeros de su vuelo. Ella recogió sus pertenencias y se marchó sin ni siquiera mirar al “ladrón ingrato.” Subió al avión y se sumergió en su asiento, entonces se acordó de su libro y quiso seguir leyéndolo. Mientras buscaba su libro en su bolsón, pegó un grito de asombro: allí estaba su paquete de galletas delante de sus ojos. “si mi paquete está aquí, entonces las otras galletas eran las de él, y él estaba tratando de compartir conmigo. Demasiado tarde para disculparme.” Ella había sido la maleducada, la ingrata, la ladrona. De la misma manera actuamos nosotros muchas veces, tomamos las "galletas" de Dios, pensando que son las nuestras y somos desagradecidos con El.
Aunque la Biblia es clara, aun así es difícil de obedecer. Pablo dice: “16Estad siempre gozosos. 17Orad sin cesar. 18Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” 1 Tes. 5:16-18. Las palabras son duras pero allí están. Este es un versículo difícil para muchas personas.
q Para la persona que se ha divorciado recientemente
q Para la persona que acaba de perder un bebé que esperaba con ansiedad
q Para la persona cuyo cuerpo está devastado por los tratamientos que está recibiendo.
q Para la persona que siente que sólo está sobreviviendo en una sala de hospital
q Para la persona que se siente abrumada por las deudas
q Para la persona que ve a su hijo sufrir sin poder ayudarlo
Para la persona que recientemente estuvo de
pie delante de una tumba para despedir a un ser querido
Para una persona que se siente sofocada por
la soledad
En
cada uno de estos casos la idea de dar gracias es muy difícil. De hecho, no
sólo es difícil, sino que parece imposible. Veamos lo que Pablo dice y tratemos
con la ayuda del Señor de entender lo que estas palabras significan.
¿POR
QUE DIOS NOS MANDA QUE DEMOS GRACIAS EN CADA CIRCUNSTANCIA?
1. En primer lugar, Dios quiere que demos
gracias en los buenos tiempos por causa de que el dar gracias promueve la gloria
de Dios y cultiva la humildad en nosotros. Todos tenemos la tendencia a usurpar
el mérito por las buenas cosas que Dios hace. Debemos dar gracias en los buenos
tiempos por causa de que esto nos recuerda que todo don perfecto proviene de lo
alto. Al niño que no sabe dar gracias lo llamamos maleducado.
Tenemos
que dar gracias en los buenos tiempos porque el dar gracias nos ayuda a
apreciar lo que hemos recibido. Una persona que está permanentemente quejándose
y nunca da gracias es una persona que no reconoce la riqueza de la vida. Cuando
tomamos tiempo para contar nuestras bendiciones, cuando reflexionamos en las
maravillosas bendiciones del Señor, apreciamos la vida con mayor intensidad.
2. En segundo lugar, Dios quiere que le demos
gracias en los tiempos difíciles porque es un acto de fe. Cuando las cosas
están difíciles requiere fe agradecer a Dios por nuestras circunstancias.
Tenemos que creer que Dios tiene realmente un plan que no podemos ver. Tenemos
que creer realmente que su sabiduría es más alta que la nuestra. Dar gracias en
los tiempos difíciles requiere algo más que fe superficial.
Dios
quiere que le demos gracias en los tiempos difíciles porque El quiere que
aprendamos a caminar por fe y no por vista. Nosotros no podemos entender
siempre lo que ocurre en la vida. Si dependemos de nuestros sentidos, la vida
será como una ola. Si aprendemos a depender de Dios, la vida será firme.
Podemos experimentar paz aun en tiempos difíciles.
¿POR
QUE LE PODEMOS AGRADECER A DIOS EN LOS TIEMPOS DIFICILES?
Seamos
honestos. Cuando los tiempos trágicos nos golpean, no parece haber mucho por lo
cual agradecerle a Dios. ¿Debemos darle gracias a Dios por un ataque al
corazón? Debemos dar gracias por la enfermedad que está acabando con un
familiar? Se supone que deberíamos estar contentos de que el mundo se está
destruyendo? Por supuesto que no. Es normal sentirse herido. Es normal y
correcto confesar nuestro dolor y aun nuestra ira. Dios no nos pide que
finjamos. El no nos pide que digamos que las cosas dolorosas son buenas. Lo que
El quiere es que confesemos que El es bueno. Hay muchas cosas por las cuales
estar agradecidos en medio del dolor.
A. Damos gracias por tener un Dios que está
trabajando por encima de las circunstancias. Esta es ciertamente una declaración
de fe. En medio de circunstancias
devastadoras usualmente no vemos la mano de Dios
trabajando a nuestro favor. Parece inútil citar versículos que hablan que Dios
trabaja para nuestro bien. Todas las evidencias parecen decirnos que la
situación no es buena. Por lo menos no, desde nuestra perspectiva.
Se siente un jugador de fútbol agradecido por los duros
entrenamientos? No, parecieran castigos crueles y fuera de lo común. Pero son
buenos. Te sientes agradecido cuando llega el tiempo de hacer tus ejercicios
por la mañana? No. Pareciera estúpido hacer eso cuando pudieras estar
durmiendo. Pero es bueno. Te sientes contento cuando te descuentan de tu
salario para tu jubilacion? No. Pero es bueno. Cuando llegue el tiempo de tu
jubilación estarás contento por eso. La vida está llena de situaciones así.
¿Qué de bueno puede sacar Dios de un accidente trágico?
No lo sé. ¿Qué de bueno puede sacar Dios de un cáncer? No lo sé. Todo lo que sé
es lo que El nos dice. Que El no ha abandonado su trono. El todavía está en
control. El sabe lo que está haciendo... sea que lo entendamos o no. Le damos
gracias a Dios de que el mundo no es tan caótico como a menudo parece.
David dijo que le daría gracias a Dios porque, “...”
Sal. 100:5. El Señor es bueno. Qué importante pensamiento es éste. El mundo a
menudo es malo. Pero Dios es bueno. Su amor nunca disminuye. Nosotros podemos
cambiar en nuestro amor hacia El, pero El nunca cambia su amor por nosotros.
Max Lucado ha escrito:
¿Cuán ancho es el amor de Dios? Lo suficiente como para
alcanzar todo el mundo. ¿Eres parte de este mundo? Entonces estás incluido en
el amor de Dios.
Es lindo estar incluido. No siempre lo logras. Las
universidades te excluyen si no eres lo suficientemente inteligente. Las
empresas te excluyen si no eres lo suficientemente calificado, y tristemente,
algunas iglesias también te excluyen si no eres lo suficientemente bueno.
Pero a pesar de que otros te excluyan, Cristo te
incluye. Cuando se le pidió que describa el tamaño de su amor, él extendió sus
brazos a la derecha y a la izquierda y permitió que se las clavaran en esa
posición de manera que tú pudieras saber que El murió amándote.
Pero, no existe un límite? Por supuesto, tiene que
haber un fin a su amor. Tú piensas que sí, verdad? Pero David el adúltero nunca
lo encontró. Pablo el asesino no lo encontró. Pedro el mentiroso no lo
encontró. Ellos tocaron fondo en sus vidas. Pero nunca tocaron fondo al amor de
Dios. Ellos, al igual que tú, hallaron sus nombres en la lista de amor de Dios.
David dice que la fidelidad de Dios se extiende de
generación en generación. Cuando otros nos fallan, El no lo hace. Cuando otros
nos abandonan, El permanece a nuestro lado. Cuando estamos enojados con El, El
continúa declarándonos su amor. Dios es consistente. El es bueno. El es
amoroso. Aun cuando no entendemos las circunstancias de la vida debemos darle
gracias porque sabemos cómo es El. Su carácter está fuera de toda
duda. Es porque lo conocemos que podemos confiar en El.
B. Damos
gracias por la esperanza que va más allá de la tumba. ¿Cómo puede sobrevivir la
gente que piensa que la vida es solamente aquello que se puede ver? La Biblia
nos dice que cuando morimos, vamos para estar con el Señor. Se nos habla de un
hogar preparado por el Señor. Se nos darán cuerpos que nunca se gastarán, ni se
enfermarán. Estaremos reunidos con nuestros seres queridos que ya han muerto. Y
estaremos con Jesús. El cielo es descrito como un lugar donde las cosas
consideradas preciosas en esta vida: el oro, la plata, las piedras preciosas...
son comunes. Es un recordatorio de que esta vida es nada en comparación con el
esplendor del mundo venidero. El cielo es descrito como un lugar de gozo,
canto, celebración.
En medio de tantas dificultades y tragedias la muerte
anda merodeando. El dolor es causado por la muerte de alguien que conocemos o
por la amenaza de muerte. Saber que hay vida más allá de la tumba suaviza el
dolor. Saber que esta vida no es todo es una bendición por la cual debemos
agradecer a Dios.
C. Damos
gracias a Dios por el Salvador que hizo posible esta esperanza. Debemos dar
gracias por el plan de Dios para salvarnos. Debemos dar gracias por el niño en
el pesebre, el Salvador en la cruz, el Señor resucitado, y el rey que viene.
Debemos dar gracias por Jesucristo en cada circunstancia puesto que El es la
razón de nuestra esperanza. Es la fe en El que nos ha hecho nuevos. Es fe en su
provisión que nos brinda la vida eterna.
D. Damos
gracias por la fortaleza sobrenatural que nos ayuda a vencer la tribulación.
Damos gracias por un Dios que realmente entiende nuestro dolor. Se nos dice que
Jesús “sufrió nuestro dolor.” El supo lo que significa ser rechazado. El supo
lo que significa ser tentado. El supo lo que significa perder a una persona
amada. Muchos piensan que José, el padre terrenal de Jesús murió cuando aun era
joven. Jesús supo lo que significa ser malentendido. El supo lo que significa
estar herido. Y Jesús nos conoce. No hay nadie que nos entienda como El lo
hace.
Damos gracias por el Espíritu Santo que intercede por
nosotros con gemidos que no se pueden expresar con palabras. Damos gracias
porque tenemos un Dios que está más cerca que un hermano. El escucha cuando
necesitamos desahogarnos. El entiende cuando no hay palabras. El nos da
fortaleza cuando no tenemos ninguna.
¿POR QUE A MENUDO SOMOS NEGLIGENTES EN DARLE GRACIAS A
DIOS EN LOS BUENOS TIEMPOS?
Cuando las cosas van bien es fácil dar las cosas por
sentado. No se aprecian las cosas pequeñas. Las bendiciones son esperadas en
lugar de ser recibidas con gratitud. Han pensado acerca de cuántas cosas damos
por sentadas cada día? ¿Por qué lo hacemos? He aquí algunas ideas:
1. Algunas
veces somos negligentes en dar gracias porque sentimos que nos hemos ganado lo
que tenemos. Hemos trabajado duro y las cosas han salido bien. Pareciera que
sentimos que nuestras bendiciones son el resultado de nuestra bondad. No
necesitamos dar gracias porque nos hemos ganado todo lo que tenemos. Esta
actitud es muy peligrosa.
2. A veces
somos negligentes en dar gracias porque somos demasiado ambiciosos, queremos
más. Estamos muy ocupados mirando lo que nos gustaría en lugar de agradecer a
Dios por lo que tenemos. No le damos gracias a Dios por lo que tenemos: una
casa, un terreno, padres que te aman, un hogar acogedor, hermanos y hermanas,
comida, oportunidad de educación, un ambiente cristiano, una iglesia, un pastor
divino, y un pastor humano.
3. A veces
somos negligentes en dar gracias porque lo que tenemos es por sentado. Cuando
fue la última vez que usted dio gracias por las cosas simples? Cuando fue la
última vez que usted le agradeció a Dios por su perdón, por su gracia, por su
Espíritu que nos guía, dirige y capacita? Cuando fue la última vez que usted le
agradeció a Dios por la Biblia, por aquellos maestros que Dios ha traído a tu
vida? ¿Cuándo ha sido la última vez que usted le agradeció a Dios por la
iglesia y por las personas que se sientan a tu lado? Nos hemos acostumbrado mucho
a su gracia. El dar gracias nos ayuda a no tomar las bendiciones por sentado.
Cuando no le damos gracias a Dios por lo buenos
tiempos, perdemos la habilidad de reconocer que hay buenos tiempos. No
deberíamos necesitar de una tragedia para despertarnos a la realidad de que hay
buenas cosas a nuestro alrededor. Santiago dice que todo don perfecto proviene
de lo alto.
CONCLUSION:
Tenemos que dar gracias en todas las circunstancias. Y
para hacerlo así, permítanme darles algunas sugerencias:
Al llegar a
su casa mire lentamente alrededor de su casa y note las cosas por las que
debiera estar agradecido. Mire las fotografías y agradézcale a Dios por los
hermosos recuerdos que las fotos representan. Note las cosas que le han
regalado y dele gracias a Dios por la bendición de esa amistad. Mire las cosas
que tiene en su casa y agradézcale a Dios por lo que tiene.
En algún
momento haga una lista de todas las cosas acerca del carácter de Dios por las
cuales debe usted estar agradecido. Recuerde dónde se encontraba usted cuando
El cambió su vida. Recuerde los momentos de crisis que usted pensó que no iba a
superar, pero lo hizo. Recuerde las lecciones espirituales que han cambiado su
vida.
Agradézcales
también a aquellos a quienes usted ama. Trate de ser específico. Tal vez tenga
que hacer una visita.
Al sentarse
a la mesa este día mire alrededor de la mesa. Mire los rostros que están a su
alrededor, no mire la comida todavía. Expréseles su gratitud.
Recuérdese a
sí mismo y a los que están a su lado que el Señor es bueno, que su amor dura
para siempre, y que su fidelidad nunca se acaba. Haga memoria de los tiempos
buenos, y también de los malos, y luego mire al futuro cuando todas nuestras
lágrimas serán enjugadas, el dolor se irá para siempre, y la sonrisa de Jesús
nos llenará de gozo.
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