PARA COMPRENDER NUESTRA LIBERTAD, Y NO LLEGAR AL
LIBERTINAJE NECESITAMOS DE LA SANA DOCTRINA DE CRISTO
En lo personal me parece que la Sana Doctrina de Cristo es lo más
extraordinario que Dios me ha permitido conocer porque en esta Doctrina se
revela el Padre, e Hijo y el Espíritu Santo pues es la Doctrina que Jehová Dios
le entregó a nuestro Señor Jesucristo para que nos la enseñara y así
aprendiéramos ser verdaderamente libres en Cristo Jesús porque para eso fue
enviado por nuestro Dios Todo Poderoso.
(Isaías 61:1-3) “1 El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque
me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a
vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a
los presos apertura de la cárcel; 2
a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del
Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; 3 a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar
de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del
espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de
Jehová, para gloria suya.
Quiero por favor me acompañen al libro de Gálatas, para
ver la libertad con la que nos ha
liberado Cristo. (Gálatas 5:7-15) “7 Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no
obedecer a la verdad? 8 Esta
persuasión no procede de aquel que os llama. 9 Un poco de levadura leuda
toda la masa. 10 Yo confío
respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os
perturba llevará la sentencia,
quienquiera que sea. 11 Y yo,
hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía?
En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz. 12 ¡Ojalá se mutilasen los que os perturban! 13 Porque vosotros,
hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como
ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. 14
Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a
ti mismo. 15 Pero si os mordéis y os
coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros”. El punto central de la Sana Doctrina de
Cristo, es Cristo crucificado y resucitado.
Un primer punto de la Sana
Doctrina de Cristo, es la nueva
condición del cristiano verdadero y esta libertad, nos ha dado Cristo a través
de su sacrificio. Hemos sido llamados a la libertad. Es como una vocación.
Hemos sido vocacionados a la libertad. Es mi vocación, mi nueva condición de
cristiano creyente en la Sana Doctrina de Cristo.
Para que seamos libres nos ha liberado Cristo. Jesucristo
quiere hacernos ver que la libertad no
es un medio, ni es un estilo, que acompaña la vida. Que no es la forma, de
su enseñanza sino que es un fin. Y además habla de la libertad sin determinaciones
anteriores. La libertad como tal es el fin. Tiene categoría de fin. Es la nueva
condición del cristiano. Es nuestro llamado. Nuestra vocación. Y es un don de
Cristo: quien nos libertó es Cristo. Hemos sido llamados a la libertad por
Cristo. Es Él el que nos ha liberado. Es un don de Cristo.
Pero no debe ser un don fácil de vivir, porque cuando luego dice: (Gálatas 5:1) “Estad, pues, firmes en
la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al
yugo de esclavitud”. Claramente la Sana Doctrina de Cristo nos está enseñando
acerca de la libertad que Jesucristo ya pagó en el calvario con su vida, y nos
libertó del yugo de las religiones.
Y hay que recordar esto para no recaer otra vez en la
esclavitud. Por eso dice: “manteneos firmes”. ¿Cuáles serían las opresiones, y
las esclavitudes que nos podrían hacer perder nuestra condición de hombres
libres por ser cristianos? Pues el centro de esta enseñanza de la Sana Doctrina de Cristo en Gálatas 5, éstas esclavitudes que nos
podrían oprimir de nuevo, es el yo y las obras: partir de mí mismo y de mis
obras. Partir del cumplimiento de la Ley. No soy yo ni mis obras lo que me
hacen libre, lo que me salva. Estamos en lo de siempre: es el don de la fe
recibido por Cristo. La fe que nos salva.
Creer que estoy justificado por las obras.
La Sana Doctrina de Cristo dice en: (Gálatas 5:4) “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os
justificáis; de la gracia habéis caído”.
Porque es la gracia, don de Dios en Cristo, la que nos salva, la que nos
libera; no son nuestras obras. Mirar nuestra vida de relación con Cristo, o
nuestra vida de relación con el Padre, o bien desde abajo, como algo que yo
conquisto; o desde arriba, como algo que yo recibo. Parece que es lo mismo.
Pero la óptica es tan distinta que en un caso llegamos, y en el otro rompemos
con Cristo, y nos ponemos nosotros por delante.
Otro peligro engañoso, que puede traicionar esta
verdad de la Sana Doctrina de Cristo, es que después de esta dicha de las obras
y de mí mismo, es lo que señala en el (Gálatas 5:13)
“Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no
uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a
los otros”.
Esta es la segunda tentación que puede oprimirnos de
nuevo y perder así nuestra condición de libres, conseguida por Cristo. Es la segunda
forma de esclavitud. El “pretexto” significa la excusa, la tentación, la
incitación al egoísmo: a que yo me erija como medida de mi libertad. Como
raíz de mi libertad. Y esto puede
conducir a dos caminos: al camino de lo que me apetece, lo que me gusta; o
la otra, que es que yo busco mi autocontrol, yo busco mi autodominio, yo busco
mi plena posesión de mí mismo, que sería la postura un poco apacible,
autocontrol, autodominio, posesión de sí. Pero en definitiva, con estos
planteamientos uno se está poniendo a sí mismo como medida.
Y no es así. La libertad que es en Jesucristo es
comunicativa. La libertad es expansiva. La medida de la libertad no está en mí mismo, ni en
el control que yo ponga o no ponga en mi vida, sino que está en relación con.
La libertad se realiza en y con el don de sí mismo. Por eso dice: “no toméis de
esa libertad pretexto para la carne”. Y añade “antes al contrario, servíos por
amor los unos a los otros”.
Ya vemos que la libertad se realiza en el don de
Jesucristo. No es dominio de uno mismo. No es posesión de uno mismo. Por tolerante
y equilibrado que parezca. Pero tanto en un caso como en el otro, tanto en el que “se
auto-controla” como el que “se di-vierte” y desparrama, siempre se parte de uno
mismo, de sí mismo, y va hacia sí mismo.
Mientras que la libertad es un comienzo, es una expansión, es una
comunicación del don de Jesucristo. Este don que me ha dado Jesucristo. No lo
poseo, no lo domino para mí mismo sino que me doy: es el don de Jesucristo. Es
una libertad que significa servicio.
Y si la libertad es la condición del cristiano, La sana Doctrina de
Cristo nos dice: la libertad es servicio. Es este amor de unos a otros. Aquí
hay una oposición tremenda: ¿cómo puede compaginarse libertad y servicio?
Parecen dos fuerzas contrarias que se anulan. El ámbito de
la libertad, es el servicio. Porque el servicio se produce mediante el amor:
“Amarnos los unos a los otros”. (Rom 12:10) “Amaos los unos a los otros
con amor fraternal; en cuanto a honra,
prefiriéndoos los unos a los otros”. Por tanto, la Sana Doctrina de
Cristo excluye toda intención, de utilizar la libertad. O egoísta. O de
búsqueda de prestigio, o de presunción. No.
La libertad auténtica se encuentra por completo en el
recinto del amor. Es más: el amor es libertad y la libertad es amor. Sin libertad no hay amor, y sin amor no hay libertad.
Mutuamente se sirven. Y por tanto el servicio, no tan solo no limita la
libertad sino que la despliega y la realiza en plenitud. Así se entiende, y
sólo así se comprende.
Y esto no se entiende por ahí y lejos de entenderlo mejor nos critican. Por
tanto, el recinto, el ámbito de la libertad, y el ser mismo de la libertad,
para la Sana Doctrina de Cristo es servicio. (Gálatas 5:13) “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis
llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino
servíos por amor los unos a los otros”.
Que la libertad no sea la excusa tentadora, la ocasión atrayente y
propicia, atractiva, de referirla y de medirla a mí mismo para hacer y deshacer
o para dominar y controlar, como líder y desde mí mismo, en beneficio de mí
mismo. La razón, la medida de la libertad está en el servicio, en la entrega,
en el don que nos dio Jesucristo.
Por eso la raíz y el modelo de esta libertad, es Jesucristo mismo, que
hace este don de sí mismo en la Cruz y en la Resurrección. (Mar 10:45) “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.
Por tanto, no hay oposición entre libertad y servicio, al contrario: sin
libertad no hay servicio, y sin servicio no hay libertad.
Y luego la Sana Doctrina de Cristo a través del apóstol Pablo habla de
otra oposición, que es la contraposición carne y espíritu. La carne es buscar
la gloria de uno mismo, como líder, oír decir: (huy que buen líder de jóvenes)
(Huy que buen líder de alabanza) (huy que buen líder de matrimonios) etc., etc..
Todo esto es gloria vacía. El espíritu es el amarse unos a otros. El hombre
carnal es el que se busca a sí mismo. El hombre espiritual es el que se entrega
al otro. Y fijémonos que esto “del uno al otro”, aparece mucho en este capítulo
quinto de la carta a los gálatas: (Gálatas
5:14) “Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo”.
Aquí en clave positiva. (Gálatas 5:15)
“Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a
otros”.
Y también: (Gálatas 5:26)
“No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros”.
Esta insistencia del “mutuamente”, del “los unos a los
otros”.
Pues bien, precisamente en este amor y servicio de los unos a los otros
es donde se manifiesta la libertad, y por contrario, en las tendencias, en las
rivalidades, en las enemistades, ahí está la ausencia de libertad. Cuando en nuestras relaciones mutuas impera
el amor y el servicio, hay verdadera libertad. Cuando impera el devorarse, el
morderse, el provocarse, este querer estar por encima, querer ostentar, ser
más, enemistarse, todo esto, es falta de libertad.
Y por eso en la Sana Doctrina de Cristo a través del
apóstol Pablo enumera las obras de la carne, y las obras del espíritu. Esto llama mucho la atención, porque de las obras de
la carne, enumera 17; del espíritu 9.
En los versículos 19 a 21, indica la raíz oculta de la
falta de libertad (y está hablando a la comunidad de los creyentes que se dicen
cristianos). Que es
cuando no hay servicio, sino que es cuando hay hostilidad, mixtura, provocación
y desacuerdos, y los separa. (Gálatas
5:19-21) “19 Y manifiestas son
las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades,
pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a
estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los
que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.
Ahora díganme por favor si estamos en una sociedad
libre. ¡Y nosotros vivimos en esta sociedad! ¡Ojo! Que no nos dejemos encadenar también por todo esto.
Obras de la carne que cuando se contraponen al servicio y al amor, están
anulando o neutralizando la libertad. Por tanto, la amenaza a la verdadera
libertad consiste en esta búsqueda de la gloria vana, de la gloria vacía. Este orgullo que se apoya en nada, en la
agresividad, en la envidia. En definitiva, el buscarse a uno mismo.
Pero ¡atención! porque ocurre
también en las cosas religiosas, y en los espíritus religiosos que pueden
buscar erróneamente la gloria de Dios, una gloria de Dios vacía, porque en
realidad se buscan a sí mismos. Y esto aún es más complicado que cuando se
trata de los mundanos o de los no creyentes. Por eso el punto crucial, la
prueba es el servicio. El don de Jesucristo. Está en la libertad. Este es el
hombre espiritual. El servicio, el amor de unos a otros: el don de Jesucristo.
Poner como medida de mi libertad a quien es raíz, modelo y medida de esta
libertad, que es Jesucristo. Jesucristo, murió y resucito, esta es nuestra fe.
Y muchas veces, detrás de una gloria de Dios que es vana, engañosa,
puede haber el vacio del que busca su propia gloria. Y esto pasa. Pero tiene
más peligro que les pase a los que poco o mucho tenemos alguna autoridad en la
Iglesia, que defienden a toda costa en que debe de haber liderazgos en las
Iglesias cristianas. Sus argumentos son muchos pero sin fundamentos bíblicos
basándose en que Moisés, las doce tribus de Israel, Saúl, David, Etc.Etc., que
eran líderes de tribus y pueblos si, claro pero vino Jesús a traernos otra
mentalidad de reino llena de gracia, verdaderamente, tenemos más, y más peligro,
cundo somos aferrados y engañados, la Sana Doctrina de Cristo, sencillamente
dice lo contrario a estos fundamentos de error en una gran mayoría de
Cristianos que no escudriñan bien la Palabra de Dios.
(Mateo 20:21-28) “21 El le
dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos
hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. 22 Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis
beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo
soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos. 23 El les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo
con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a
mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por
mi Padre. 24 Cuando los diez oyeron
esto, se enojaron contra los dos hermanos.
25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones
se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. 26 Más entre vosotros no será así, sino
que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 27 y el que quiera ser el primero entre
vosotros será vuestro siervo; 28 como
el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su
vida en rescate por muchos”.
Ahora veremos las características de un verdadero cristiano,
esforzándose por alcanzar cada una de las características del Fruto del Espíritu
Santo, que es la ley de Cristo.
(Gálatas 5:22,23) “22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales
cosas no hay ley”.
“No hay ley” porque esto es el don, del Fruto del
Espíritu Santo. Características
del Fruto del Espíritu Santo en nosotros. Y
el Espíritu Santo es el Don de Jesucristo Resucitado. Y si es resucitado es
porque antes ha sido crucificado.
¿Cómo se resuelve este tema de las obras de la carne y
las obras del espíritu?
Se resuelve liberándose de sí mismo, de las obras de la carne. Haciendo
el bien, dando amor, sirviendo. Por eso dice la Sana Doctrina de Cristo en: (Gálatas 5:24) “Pero los que son de
Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”. Y precisamente en esta crucifixión,
participación de la crucifixión de Cristo, es de donde brota la libertad. Y
finalmente, la Cruz que es el paradigma de la libertad.
En la Sana Doctrina de Cristo que le fue revelad al apóstol Pablo, la
Cruz es la revelación de la libertad. No nos ha traído sólo la libertad, sino
que la Cruz nos revela lo que es la libertad. A muchos que han ido a seminarios
pero que aún les falta conocimiento y discernimiento de la Verdad que le fue
revelada al apóstol Pablo de la libertad, está en la Cruz, porque el ve un nexo
entre libertad y amor, entre servicio y amor.
(Mateo16:24) “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. (Lucas 9:23) “Y decía a todos: Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y
sígame”.
Es muy importante que entendamos que es un hecho muy
importante que lo que debemos de traer en la crus es las obras de nuestra carne
para que puedan las características del Fruto del Espíritu Santo en cada uno de
nosotros porque todo esto decía Jesús mucho antes de ser
crucificado es en la Cruz de Cristo donde Pablo ve con especial claridad este
nexo de Libertad y Amor: se entrega a la muerte y muerte de cruz. Por amor.
Y es el que da la vida por sus amigos, nadie me la quita sino que yo la doy (Juan 10:18) “Nadie me la quita, sino
que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para
volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre”.
La Sana Doctrina de Cristo pone al descubierto de manera clara a lo que
se refiere en la Cruz de Cristo. La cruz es crucificar nuestras muchas
costumbres mundanas que practicamos todavía y que nos asociamos con el mundo y
sus prácticas sobre la libertad es que para la Sana Doctrina de Cristo, la
libertad es Cristocéntrica, no es sólo histórica porque no emerge del hombre
por sí mismo, porque el hombre como tal, por ser persona humana, sea libre. No.
Para la Sana Doctrina de Cristo la libertad arranca de Cristo que nos la
da. Y que nos hace libres. (Juan 8:36) “Así
que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”.
Y tendremos que mirar a Jesús en su Cruz, para encontrar el modelo, la
medida y la raíz de esta libertad. Jesús ve como en la Cruz se da la libertad
de la Ley porque en la Cruz ve que el origen de nuestra salvación es Cristo. No
nuestras obras. Para el la Cruz es la libertad de la Ley. Es la Cruz la que nos
libera, no nuestras obras. La que nos salva. Y en clave positiva, sería: la
libertad para confiar totalmente en el amor de Jesús. La libertad de sí mismo,
para darse a los demás. Como Jesús que es raíz, modelo y medida de esta
donación a los demás.
La Sana Doctrina de Cristo dice: (Juan
8:31,32) “31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si
vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad
os hará libres”. La libertad no la encuentro yo, ni la busco, en el
cumplimiento de la Ley, o en mis obras, en el autodominio de mí mismo, tampoco
es libertad la falta de compromiso, o la huida del mundo. Porque es que Cristo
no hizo esto. Mira si se comprometió que no tuvo en nada su condición divina y
se hizo hombre tomando la condición de esclavo.
Entonces, nuestra libertad tiene que ir por ahí. ¿Cómo se realiza
nuestra libertad? Como Cristo, en la solidaridad más radical, en sufrir, en el
mundo. En no abandonarlo a su suerte, en enfangarse en las cosas de este mundo.
En el compromiso. (Gálatas 1:14) “y
en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo
mucho más celoso de las tradiciones de mis padres”. (Colosenses 2:8) “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías
y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los
rudimentos del mundo, y no según Cristo”. (Marcos
7:6-9) “6 Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien
profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra,
Mas su corazón está lejos de mí. 7
Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. 8 Porque dejando el mandamiento de
Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros
y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes. 9 Les decía también: Bien invalidáis el
mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición”.
Lo primero que tenemos que hacer es alejarnos de las tradiciones del
mundo crucificando nuestros deseos mundanos para que sean nuevas todas las
cosas, lo que nos hace criaturas nuevas, lo que nos hace libres, tiene su
origen en la Cruz.
Por tanto la libertad está por encima de la reciprocidad de derechos y
deberes. La gratuidad rompe la reciprocidad de derechos y deberes, y va más
allá. Es el don de Jesucristo. Por eso hay que ir más allá de la justicia
estricta que nos cuidó mientras llegaba Jesús. La libertad Dios la manifiesta
en la Cruz. En su Hijo crucificado. Ahí manifiesta la libertad.
Por tanto, en nuestra vida ya no podemos vivir en un sano equilibrio de
derechos y deberes. Sino que como Cristo tenemos que dar un paso más hacia la
gratuidad. Como Dios. Dios es fiel porque es Fiel. No porque nosotros seamos
fieles.
La medida de la libertad es la libertad de Dios que se manifiesta en la
Cruz, y esta es la libertad. Y nuestra libertad está llamada a ser imagen y
reflejo de la divina. Y esta es la gran novedad de la libertad para los cristianos en la Sana Doctrina de
Cristo.
Evidentemente todo esto son razonamientos que nada tienen que ver con
los del mundo ni con los de algunos cristianos, pero ahora lo veremos, con
Nicodemo: hay que romper todos los razonamientos, y entrar en la lógica y en
los razonamientos de Dios. Y nosotros entrando en esta lógica y en este razonamiento
es como tenemos que evangelizar, como lo hizo el apóstol Pablo. ¡Que recibió de
pedradas y palos…! En una ocasión enumera las cosas por las que ha pasado: (2 Corintios 11:22-28) “22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son
israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo. 23 ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más;
en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros
de muerte muchas veces. 24 De los
judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. 25 Tres veces he sido
azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una
noche y un día he estado como náufrago en alta mar; 26 en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de
ladrones, peligros de los de mi nación,
peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el
desierto, peligros en el mar, peligros
entre falsos hermanos; 27 en trabajo
y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en
desnudez; 28 y además de otras
cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las
iglesias”.
Pues que el Señor nos convierta, en nuestros razonamientos, en nuestras
lógicas, en nuestra mentalidad, en nuestros esquemas, en nuestros criterios,
para que nuestra lógica, nuestros razonamientos, nuestros criterios, nuestros
esquemas, sean los de Dios, manifestados en Cristo el Señor muerto y
resucitado, y que el apóstol Pablo tan bien supo asumir en su vida, y tan bien
supo enseñar. Con su propia vida primero, y también con su propia predicación,
de la Sana Doctrina de Cristo que le fue revelada por el Espíritu Santo en el
camino a Damasco.
El servicio y la libertad son la misma realidad, dicha
con dos palabras distintas.
Predica por: Pastor Víctor Ramón Preciado Balderrama
Hola hermanos les saludo con mucho amor en el Nombre de Nuestro Señor
Jesucristo, y con un solo propósito de que sean edificados sus vidas y sus
ministerios, me gozo el saludarles y el que Dios me dé la oportunidad de
servirles si me lo permiten, y con todo respeto a su doctrina o denominación,
mi único interés es que corra la Sana Doctrina de Cristo. Mi interés es que me
des la oportunidad de servirles pues me queda muy claro que mi llamado no es de
ser titular sino el de servir y que la Sana Doctrina de Cristo corra como un
río poderoso arroyando toda basura de ignorancia.
Por favor si les interesan estos materiales escríbanme pidiéndomelos a
cualquiera de los siguientes correos, y con mucho gusto y en el amor a Cristo
se los enviaré inmediatamente sin cuestionar nada y que el Espíritu Santo los
dirija y los lleve por buen camino, solo les pido en este mismo amor NO LO
VENDAN: lo recibes de gracia dalo de gracia.
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