NO
AMES AL MUNDO O LAS COSAS EN EL MUNDO
Ciertamente
no tenemos una religión que nos separe, pero si tenemos una relación con
nuestro Dios Todo Poderoso, Jehová y esto es gracias a nuestro Señor Jesucristo
y el Espíritu Santo esto es lo único más importante que debemos de cuidar sobre
todas las cosas. (1 Juan 2:14-17) “14 Os he escrito a
vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he
escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios
permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno. 15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno
ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los
deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del
mundo. 17 Y el mundo pasa, y sus
deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” Sé que tú
y yo estamos luchando con las tres clases de lujuria, los deseos de la carne, de
los ojos y la vanagloria de
la vida. Escrito está en (Santiago
4:1-8) “1 ¿De dónde vienen las
guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis
lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal,
para gastar en vuestros deleites. 4
¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra
Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. 5 ¿O pensáis que la Escritura dice en
vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? 6 Pero él da mayor gracia. Por esto
dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. 7 Someteos, pues,
a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad
las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”.
Aquí
en la Sana Doctrina de Cristo en la Biblia habla de pasiones refriéndose a
los deseos de la carne, de los ojos y
la vanagloria de la vida. De hecho, se debe a que estas tres clases de
deseos con las que luchamos en nuestras vidas de fe y que con frecuencia
tropezamos por las cosas del mundo. Debido a estos deseos de la carne, deseos de los ojos y la vanagloria de la vida,
nuestras vidas de fe se interrumpen frecuentemente, aunque hemos sido salvados.
Me entristece profundamente ver que esto
ocurra. La Biblia nos dice frecuentemente que esperemos el día del regreso
del Señor y que perseveremos hasta ese día, como está escrito en (Santiago 5:7,8) “7 Por tanto,
hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador
espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que
reciba la lluvia temprana y la tardía. 8
Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la
venida del Señor se acerca”. Al igual
que en la Sana Doctrina de Cristo en la Biblia nos exhorta, yo creo que hasta
ese día, debemos dedicar nuestras vidas a esparcir el evangelio de la Sana
Doctrina de Cristo y a perseverar en este precioso trabajo hasta el final. Yo
sé, desde luego, que tal vida de paciencia es difícil de vivir. Porque vivimos
a través de diferentes adversidades no por nada en particular, sino debido a
los deseos de la carne, el deseo de los ojos y la vanagloria de la vida. Desde
luego, podrías considerar estas tres clases de deseos como sin ninguna
importancia para ti, pero para en realidad luchar contra ellos y seguir al
Señor, puede ser difícil y doloroso. La
Sana Doctrina de Cristo por medio del apóstol Juan nos dice aquí en (1 Juan 2:15) “No améis al mundo, ni
las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no
está en él”.
Ciertamente,
si amamos las cosas en el mundo aún un poco, y si el deseo de la carne, el deseo de los
ojos y la vanagloria de la vida que aman al mundo entran en nuestro corazón aún
un poquito, entonces se vuelve más difícil para nosotros llevar nuestras
vidas en un equilibrio por medio de esta fe verdadera. Esto no significa, sin embargo, que nosotros como Cristianos que
creemos en la Sana Doctrina de Cristo, debamos ser cortados de los hilos del
mundo. Nuestro Señor no nos dijo que dejáramos el mundo y vivamos
totalmente separados de él. Más bien,
lo que nos dice es que saquemos de nosotros la ambición. Ni tampoco nos dice
que despreciemos el mundo. Jesucristo si nos dice, sin embargo, que tengamos
cuidado con las tres clases de deseos en nuestro corazón.
Hasta
el último día, debemos vivir nuestras vidas predicando el evangelio de la Sana
Doctrina de Cristo, ya que ante nosotros, existen muchas almas que aún no han
recibido la remisión de sus pecados. Sin embargo esta
tarea no es fácil; realmente es difícil esparcir el evangelio de la Sana
Doctrina de Cristo a todos antes de que termine nuestra vida. Aun así, no importa cuando regrese nuestro
Señor, y no importa cuando vayamos y estemos ante Su presencia, debemos
predicar la Sana Doctrina de Cristo hasta ese día. Doy gracias a nuestro
Señor Jesucristo por ponernos en Su Iglesia, por protegernos con cercas
espirituales, y por permitirnos predicar su Sana Doctrina de Cristo, ya que
somos de tal forma que si nuestros corazones son atraídos por el mundo aún un
poquito, simplemente no seriamos capaces de servir a Jehová Dios y sus
enseñanzas en la Sana Doctrina de Cristo en el evangelio.
Me
doy cuenta de cuán difícil es guardar nuestro corazón de fe. Creo que es más
difícil que realizar una labor física fuerte. La labor
física no es tan dura, ni es tan difícil vivir en este mundo–simplemente
hacemos lo que tenemos que hacer. Pero el que nuestro corazón se aleje de Dios
es la mayor maldición, y es por ello que es tan problemático y conflictivo. Así
que la Biblia nos exhorta, (Proverbios
4:23) “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la
vida”. Aun así, debido a que el
Señor ha borrado todos nuestros pecados, yo creo que si no caemos en cualquiera
de estas tres clases de deseos muy profundamente, entonces esto no es un
problema insuperable.
¿Cuantas
almas andan aún por ahí a quienes debe predicarles el evangelio de la Sana
Doctrina de Cristo? Así que para que estas almas
lleguen a creer en la Sana Doctrina de Cristo y sean salvos de sus pecados,
ciertamente debemos guardar nuestro corazón, volvernos de nuestros malos
caminos, y vivir por fe. ¿Quién sabe la
fecha en que descenderá la Gran Tribulación en esta tierra? En esta era y tiempo, las señales de los
tiempos finales se dan por todas partes. Puede ser que hayas oído de los
cambios climáticos anormales y de los desastres naturales que resultan de ello.
Se reporta que las líneas de los límites de los icebergs polares están
retrocediendo rápidamente. No hay duda que esto se debe al calentamiento
global.
Aún más, esta era está llena con
mucha tensión y conflicto entre las naciones. Los ataques terroristas y las
guerras se desatan sin cesar. Ahora vivimos tales tiempos. Así que cuando
pensamos acerca de cómo podemos proclamar el evangelio a los miembros de
nuestra propia familia y a todas las almas a través de todo el mundo, y así de
cómo podemos vivir por fe hasta el día del regreso del Señor Jesucristo, no nos
queda más que depender de nuestra fe en el Señor Jesucristo. Y también esta es la razón por la que
debemos guardar nuestros corazones diligentemente.
El
la Sana Doctrina de Cristo por medio del
Apóstol Juan dice: (1 Juan 2:15-17) “No améis al mundo, ni las cosas que están en el
mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo
que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la
vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa,
y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”.
¿QUIÉN
NO AMA LAS COSAS DEL MUNDO? Se debe a que todos las aman tanto
por lo que la Sana Doctrina de Cristo a través del apóstol Pablo nos dice que
no amemos las cosas de este mundo. (1Timoteo
6:9-11) “9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y
en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y
perdición; 10 porque raíz de todos
los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de
la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. 11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la
justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre”. Aunque
amamos las cosas del mundo, para predicar a la gente el evangelio de la Sana
Doctrina de Cristo, necesitamos tener dominio propio para que nuestros
corazones no se ahoguen en el mundo. Es
muy difícil para nosotros no amar este mundo mientras vivimos en él, pero
cualquiera que sea la razón, si amamos este mundo, entonces no hay lugar para
el amor de Dios en nuestro corazón, y si amamos el mundo, no podremos predicar
el evangelio de la Sana Doctrina de Cristo a la gente. Es por ello que no
debemos amar este mundo.
El
evangelio de la Sana Doctrina de Cristo en el cual ya crees no es tan
intelectualmente simple, ni fácil de entender. Alguna gente dice que creer en
el evangelio de la Sana Doctrina de Cristo es tan fácil como respirar, pero es
difícil cuando alguien primero tiene que arrancar todas las mentiras que han
esparcido los falsos maestros, de hecho todos pueden predicar usando la Palabra
de Dios, pero pocos predican la Sana doctrina de Cristo.
Así
que esparcir la Sana Doctrina de Cristo solo es posible cuando tenemos el
corazón del Padre que ama a todas las almas. Si
tenemos el amor del Señor en nuestro corazón, entonces todo lo que tenemos que
hacer es esparcir este amor. Pero si este amor dado por Dios no está en nuestro
corazón, sino que todo lo que amamos es el mundo, entonces no existe nada más
difícil que tratar de esparcir este amor solamente con gruñidos. Ya que hemos sido perfectamente salvados de
nuestros pecados al creer en el evangelio de la Sana Doctrina de Cristo.
Absolutamente debemos guardar nuestro corazón si vamos a predicar este
verdadero evangelio hasta el día en que regrese nuestro Señor Jesucristo.
Debemos
servir al evangelio de la Sana Doctrina de Cristo, en otras palabras,
convirtiendo nuestros equivocados corazones, corrigiéndolos, acercándonos al
Señor Jesucristo más, y deshaciéndonos del deseo que continua asediándonos.
Solo cuando nos volvamos, una y otra vez, de nuestros corazones que se han
desviado podremos servir al evangelio de la Sana Doctrina de Cristo.
El pasaje de la Escritura de hoy
dice, (1 Juan 2:14-17) “Y el mundo
pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”.
Amados hermanos creyentes, de la Sana Doctrina de Cristo, esta era es la última
era.
Debido a que el tiempo se está
acercando, satanás está haciendo todo lo que puede hacer para que todos amen
este mundo. El avance tecnológico ha expuesto a todos a las innumerables
tentaciones que provocan nuestros deseos. A
través de tales formas del mundo, satanás está tratando de robar todo nuestros
ojos, oídos, labios, manos, pies y aún nuestros corazones. Cuando esta era
pase, no habrá nada que permanezca más en este mundo, solo guerras, terremotos,
desastres y tribulaciones. Solo destrucción vendrá sobre todo lo que la
humanidad ha construido. Hasta este día, la humanidad ha perseguido
incansablemente avanzar más en la ciencia y en la tecnología, pero mientras que
sus descubrimientos e invenciones no solo son usados con buenos propósitos,
eventualmente encararan la destrucción de las mismas cosas que han creado.
Es
por esto que Dios nos está diciendo en esta hora, “No améis al mundo, ni las cosas
que están en el mundo”. Mientras que está bien que
disfrutemos las cosas de este mundo, está mal que las amemos de corazón. Es
correcto que reinemos sobre las cosas en este mundo, las disfrutemos, las
manejemos bien y las usemos con buenos propósitos. La Sana Doctrina de Cristo por medio del apóstol Juan nos dice que no
amemos las cosas del mundo ya que si las amamos, el amor de Cristo no está en
nuestro corazón. Este mensaje es algo que debemos tomar en nuestro corazón y
rumiar sobre ello una y otra vez, aún si es escuchado cientos de veces.
Estas tres clases de deseos están siempre cerca de nosotros, para que seamos
seducidos y seguirlas en cualquier momento. Pero si seguimos los tres deseos de
la carne, entonces el amor del Padre desaparecerá de nuestro corazón y seremos
cortados de Su salvación de amor. Por lo
tanto, siempre debemos estar alertas y ser cuidadosos con las cosas del mundo,
y en vez de amarlas, debemos entregar nuestro corazón aún más a esparcir la
Sana Doctrina de Cristo.
Así que debemos estar atentos y ser
cuidadoso con estos tres deseos carnales. Aunque tales deseos de la carne están
en nuestro corazón, debemos darnos cuenta que no vienen de Dios. Los deseos de
la carne, en otras palabras, vienen del mundo y de satanás. Aún más, desear
algo no quiere decir que puede ser totalmente satisfecho solo porque vamos tras
de ello. Es solo cuando Dios Padre nos
permite tener algo que realmente se vuelve nuestro. La Sana Doctrina de Cristo en la Biblia afirma, (Salmos 127:1) “Si
Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no
guardare la ciudad, en vano vela la guardia”.
Así
que el que nuestro corazón desee algo es en vano, y solo es sabio de nuestra
parte vigilar tal avaricia y vencerla. Dado esto,
entonces ¿cómo podemos continuar con nuestras vidas en un equilibrio de fe? Al
igual que nuestras casas están limpias ya que barremos y trapeamos cada día, es
limpiando nuestro corazón del amor de este mundo por lo que podemos continuar
llevando nuestras vidas de fe. Antes de que llegara cada Fiesta de Pascua, los
Israelitas tenían que sacar la levadura de sus casas (Éxodo 12:15) “Siete días comeréis panes sin levadura; y así el
primer día haréis que no haya levadura en vuestras casas; porque cualquiera que
comiere leudado desde el primer día hasta el séptimo, será cortado de Israel”. En
la Sana Doctrina de Cristo, El Señor nos exhorta, (Mateo 16:6) “Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de
los saduceos”. Jesucristo nos advierte
que nos alejemos del legalismo y de lo secular.
Si
permitimos que nuestro corazón ame este mundo
constantemente, aún un poco de esta levadura echará a perder nuestro corazón, y
terminaremos encarando Su juicio.
(2
Pedro 3:5-7) “Estos ignoran voluntariamente, que en el
tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la
tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de
entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen
ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día
del juicio y de la perdición de los hombres impíos”.
Aquí
entonces, en esta era y tiempo, necesitamos examinar si, los hijos de Dios que
han nacido de nuevo al creer en la Sana Doctrina de Cristo en el evangelio inspirada
por el Espíritu Santo. Pero cuando no tenemos este conocimiento bíblico, el
mundo se ve maravilloso, y encaramos muchas tentaciones frecuentemente.
En
tiempos como estos, en que la gente de Dios se hace uno con tanta gente que aún
no nace de nuevo, Dios será provocado con Su ira. Como dijo Jesús,
(Lucas 18:7,8) “7 ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él
día y noche? ¿Se tardará en responderles? 8
Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre,
¿hallará fe en la tierra?”, me pregunto
si es así como todos van a morir. También, no debemos ser de doble ánimo. Como
está escrito en (Santiago 4:7,8) “7
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 8 Acercaos a Dios, y él se acercará a
vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo,
purificad vuestros corazones”. No podemos servir a ambos, a Dios y al mundo.
Debemos amarnos y honrarnos los unos a los otros dentro de los límites que son
permitidos por Jehová Dios, y no ser cautivados y caer ante la belleza de
aquellos que aún no han nacido de nuevo.
Por
lo tanto, la Sana Doctrina de Cristo en la Biblia nos advierte, (Hebreos 6:4-6)
“4 Porque es imposible que los que
una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos
partícipes del Espíritu Santo, 5 y
asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,
6 y recayeron, sean otra vez
renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de
Dios y exponiéndole a vituperio”. La
Escritura continúa diciendo que tal gente ciertamente será consumida.
El
mundo de la actualidad está reservado para el fuego. (2 Pedro 3:7) “pero
los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma
palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los
hombres impíos”. En otras palabras, Dios destruirá este mundo con fuego. La triste realidad es que aún aquellos que
afirman ostensiblemente que creen en Dios y que le siguen a Jesucristo están,
lejos de dar testimonio a los incrédulos, ciertamente están fascinados y
atraídos por ellos.
LA PRESENCIA DE LA VERDAD que es la Sana Doctrina de Cristo en la vida del
creyente. El
amor verdadero entre hermanos es el resultado de un compromiso común con la
verdad. Nos une en una comunión evidente (Romanos 1:21) “Pues habiendo conocido
a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se
envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”; (Juan 17:3) “Y esta es la vida eterna:
que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has
enviado”; (1 Juan 2:3) “Y en esto
sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos”.
LA SANA DOCTRINA DE CRISTO en la vida del creyente nos
hace: discípulos de un mismo maestro. (Juan 13:34,35) “34
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado,
que también os améis unos a otros. 35
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con
los otros”. El amor es más que una
simple sensación de afecto: es una actitud que se revela en nuestras acciones.
LA SANA DOCTRINA DE CRISTO en la vida del creyente nos
hace: Como parte de una misma simiente. (1 Pedro 1:22,23) “22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la
verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a
otros entrañablemente, de corazón puro; 23
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la
palabra de Dios que vive y permanece para siempre”. El nuevo nacimiento trae pureza interior, la cual se manifiesta
en amor hacia los hermanos y hermanas en la fe.
LA SANA DOCTRINA DE CRISTO en la vida del creyente nos
hace: Competentes (2 Corintios 3:4-6) “4 Y tal confianza tenemos mediante Cristo
para con Dios; 5 no que seamos
competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino
que nuestra competencia proviene de Dios, 6
el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la
letra, sino del espíritu; porque la letra mata, más el espíritu vivifica”. Debemos evitar construir
nuestro ministerio sobre la base de la preparación y las habilidades humanas exclusivamente.
LA SANA DOCTRINA DE CRISTO en la vida del creyente nos
hace: Nos Permite vencer al mundo (1 Juan 2:14-17) “14
Os he escrito a vosotros, padres, porque
habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de
Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno. 15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno
ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los
ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero
el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. En cada etapa de la vida, la Palabra de
Dios es importante.
La mundanalidad empieza en
el corazón y se caracteriza
por estas tres actitudes:
(1) deseos de la carne,
afán por la satisfacción de deseos físicos,
(2) deseos de los ojos,
anhelo y acumulación de cosas, y
(3) vanagloria de la
vida, obsesión con el nivel social o la importancia de uno.
CARACTERIZA
AL VERDADERO ESPÍRITU DEL CREYENTE. La
verdad que une a la comunidad cristiana cuando ésta enfrenta a un enemigo común
o a alguna falsedad; se hace evidente entre los cristianos cuando éstos
manifiestan su unidad mostrando amor unos por otros. Como hombres y mujeres que hacen
justicia. (1
Juan 2:24-29) “24 Lo que habéis
oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el
principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en
el Padre. 25 Y esta es la promesa
que él nos hizo, la vida eterna. 26
Os he escrito esto sobre los que os engañan. 27 Pero la unción que vosotros recibisteis de Él permanece en
vosotros, y no tenéis necesidad de que
nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es
verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en Él. 28 Y ahora, hijitos, permaneced en Él,
para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos
alejemos de él avergonzados. 29 Si
sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido
de Él”. Caminan en la verdad
de la Palabra de Dios. La prueba visible de ser cristiano es su conducta recta,
su equilibrio y la mente de Jesucristo.
REFLEJANDO
EN SU VIDA LA DECISIÓN, determinación y compromiso con Dios. (Gálatas 5:14-26) “14 Porque toda la ley en esta sola
palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 15 Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también
no os consumáis unos a otros. 16 Digo,
pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la carne es
contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no
hagáis lo que quisiereis. 18 Pero si
sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio,
fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías,
21 envidias, homicidios, borracheras,
orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya
os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino
de Dios. 22 Mas el fruto del
Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales
cosas no hay ley. 24 Pero los que
son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25 Si vivimos por el Espíritu, andemos
también por el Espíritu. 26 No nos
hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros”. Ama; esto complace a Dios. Tengamos presente
el mandato de Jesús de amar a otros de la manera que se ama a usted mismo (Mateo 22:37-39) “37 Jesús le dijo:
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu
mente. 38 Este es el primero y
grande mandamiento. 39 Y el segundo
es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Colocándonos en la posición
de amigos. (Juan 15:14,15) “14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis
lo que yo os mando. 15 Ya no os
llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he
llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a
conocer”. AMOR. El mandamiento es que nos amemos unos
a otros. (Levítico. 19:18) “No te
vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo
Jehová”. (Deuteronomio 6:5) “Y
amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus
fuerzas”. Cuando obedecemos los mandamientos de Dios, demostramos nuestro amor
por Él.
Cumpliendo su mandamiento diligentemente (Romanos
13:8-14) “8 No
debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo,
ha cumplido la ley. 9 Porque: No
adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás,
y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo. 10 El amor no hace
mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. 11 Y esto, conociendo el tiempo, que es
ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros
nuestra salvación que cuando creímos. 12
La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las
tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. 13 Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y
borracheras, no en lujurias y lascivias,
no en contiendas y envidia, 14
sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”. Sigue
los mandamientos de Dios en tu conducta hacia los demás. Los cristianos enseñados por la Sana Doctrina de Cristo, deben someterse
a la ley del amor, que reemplaza a las leyes religiosas y civiles. Pero Jesús
no deja brechas en la ley del amor.
MEDITANDO CONSTANTEMENTE EN LA
PALABRA DE DIOS.
LA PALABRA DE DIOS es para Evitar tambalear en
nuestra fe. (1 Corintios 15:12-19) “12 Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen
algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? 13 Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo
resucitó. 14 Y si Cristo no
resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. 15 Y somos hallados falsos testigos de
Dios; porque hemos testificado de Dios que Él resucitó a Cristo, al cual no
resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. 16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; 17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en
vuestros pecados. 18 Entonces
también los que durmieron en Cristo perecieron. 19 Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más
dignos de conmiseración de todos los hombres”. Confirmando la confesión de cualquiera que haya sido recibido en la
comunidad de creyentes, porque habrá quienes no reconocen que Jesucristo ha
venido en la carne.
LA PALABRA DE DIOS es Para no romper la comunicación
especial con Dios. (1 Juan 2:23,24) “23 Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa
al Hijo, tiene también al Padre. 24 Lo
que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis
oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis
en el Hijo y en el Padre”. La enseñanza
falsa es un asunto serio, y debemos tener cuidado de no pasarla por alto.
LA PALABRA DE DIOS es Para evitar el riesgo de
imitar el error. (2Timoteo 3:1-5) “1 También debes saber esto:
que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros,
vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos,
impíos, 3 sin afecto natural,
implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4 traidores, impetuosos, infatuados,
amadores de los deleites más que de Dios, 5
que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos
evita”.
PUEDE PARECER RUDO rechazar
a las personas aunque estén enseñando herejías. Pero
es mucho mejor ser fiel a Dios que simplemente cortés con las personas. La Sana Doctrina de Cristo no condena la
hospitalidad a los incrédulos sino el apoyo a quienes se dedican a oponerse a
la verdadera enseñanza de Dios. En el evangelio de Juan añade que
cualquiera que apoya a un falso maestro de alguna manera se hace cómplice de su
obra maligna.
No permitas que el pueblo de Dios tenga acceso a los falsos maestros. El
amor y la verdad tienen que mantenerse juntos. El amor fraternal debe manifestarse
dentro de los límites que la verdad impone.
La intolerancia ante el
error doctrinal es aceptable. La corriente moderna es aceptar
los extremos en asuntos de doctrina, lo cual trae muchos peligros, entre ellos
el de perder nuestro galardón. No debemos participar en la maldad de quienes se
oponen a Jesucristo y Su Sana Doctrina.
Que Dios nos dé sabiduría
para distinguir entre la verdad y el error, para seguir la verdad con
amor y predicarla así cada día.
¿Quién quiere evitar estos
errores?
¿Quién quiere pedir hoy
sabiduría para poder extender su palabra entre los que no lo conocen o quienes
aún no le reconocen?
¿Quién quiere pedir a Dios
que aumente su amor por Él, y así por amor cumplir sus mandamientos?
Ore si decide pedir
sabiduría hoy.
Pastor Víctor Preciado.
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