LA
OBEDIENCIA CONSTANTE EN LA DOCTRINA DE CRISTO
(Hebreos12:1-2)
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de
testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante, Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual
por el gozo puesto delante de él sufrió las cruz, menospreciando el oprobio, y
se sentó a la diestra del trono de Dios.”
Entonces por intermedio de esta
carta, el Apóstol al igual que un entrenador recomienda a sus deportistas que
si tienen exceso de peso, deben despojarse de él, en vista que les impide
correr como corresponde, los creyentes como los deportistas que son los que deben
correr en esta carrera.
Tomemos
en cuenta que el “peso” es todo tipo de pecados que el hombre muchas veces
lleva a cuestas en su vida, pecados que le impiden vivir una vida cristiana
fructífera y eficaz, y lo peor de todo es que les impide avanzar, siendo necesario
muchas veces que sean disciplinados por el “entrenador” que es Jehová Dios, que
quiere que sus hijos lleven una vida de victoria. (Filipenses 3:13,14) “13 Hermanos,
yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del
supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.
La carrera por la vida a la mayoría
nos causa angustia por no sentirnos capaces de alcanzar la meta, y es entonces
cuando hacemos alto en el camino y nos dedicamos a “meditar” en todo lo que encontramos a lo largo del trayecto,
algunas veces son cosas “nutritivas”
la mayoría de las veces es “alimento
chatarra” el cual solo nos traerá un sobrepeso que nos hace más difícil
continuar con este maratón.
Tal vez nos desanimamos o nos
perdemos en el camino porque no tenemos clara la meta ni el premio, nuestra
meta es llegar a Cristo y recibir el premio que nos tiene preparado que es la
vida eterna, esa vida que a lo largo de nuestra carrera podemos ir asegurando
si nos dejamos guiar disciplinadamente por el más perfecto de los entrenadores,
Dios. (2Juan 1:9) “Cualquiera que se
extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que
persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo”.
Tu carrera puede ser o un campo
árido y accidentado o un camino en cuesta arriba pero fácil de llevar porque
los obstáculos hemos sabido superarlos por medio de una vida de entrenamiento
en la fe y la Sana Doctrina de Cristo que nos trae la gracia Divina. Cuantos
charlatanes no hay que siempre ofrecen obtener resultados por medio de trampas
y caminos aparentemente más fáciles, si, es verdad que los resultados funcionan
en el momento, pero nunca son duraderos, porque todo aquello con valor
verdadero implica esfuerzo y dedicación. (Josué
1:9) “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes,
porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”.
Dejémonos pues de formulas fáciles y
trampas, para que perder más tiempo, lleguemos a esa meta que nos está
esperando y fortalezcámonos con el mejor ejercicio perseverando en el amor, el
amor nos da todo y por amor todo lo logramos, una vida sin
amor, es como las obras sin fe. (Santiago 2:26) “Porque como el cuerpo sin
espíritu está muerto, así también la fe
sin obras está muerta”.
Para que vivir entonces sobre una
base falsa, vivamos mejor dando pasos seguros en la vida, dejemos atrás todo
aquello que nos desvía de la carrera y rechacemos a los que nos ofrecen un
premio que es falso y solo nos llevará a la tristeza y desolación; corramos
alegremente por la vida sintiendo en los pulmones el aire puro y revitalizador
del renacimiento por la fe y así estaremos seguros que siempre llegaremos a la
meta.
(1Pe
2:21-24) “21 Pues para esto fuisteis llamados; porque
también Cristo padeció por nosotros, dejándonos
ejemplo, para que sigáis sus pisadas; 22 el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 23 quien cuando le maldecían, no respondía
con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que
juzga justamente; 24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su
cuerpo sobre el madero, para que
nosotros, estando muertos a los pecados,
vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”.
(Deuteronomio:18:9-12)
“Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprendas a hacer según
las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en tí quien haga pasar a
su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero,
ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien
consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que
hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones
delante de tí”.
Hoy es un día especial ya que
tenemos la oportunidad de pensar en nuestra vida haciendo un balance sobre lo
que consideramos bueno y malo en ella, ¿Por
qué será que las más de las veces vivimos anclados más bien en lo malo que
hemos vivido que en lo bello y feliz? Bien, es porque seguramente
comprendemos que hemos trasgredido una ley por lo cual nos acarreamos
remordimiento y sufrimiento, esta ley que muchos de nosotros podemos considerar
como una obligación, pero que en realidad es la que nos permite permanecer en
comunión con Dios, nuestro Padre.
Esta trasgresión es lo que conocemos
como pecado, hay muchos pecados que cometemos día con día, pero hay uno que es
particularmente ofensivo para Dios, y es abandonarlo por correr en pos de
ídolos, esto sucede cuando llegan los momentos de prueba o cuando en nuestras
vidas no hemos permitido que se manifieste la voluntad de Dios. La mayoría de
las veces se nos presenta la atractiva oportunidad de conseguir beneficios
inmediatos y espectaculares, pero cuando esto sucede deberíamos de estar más
atentos a que es lo que se oculta detrás.
El amor de Dios es único y tan
resplandeciente que no admite dudas ni alternativas, es uno solo, es omnipotente ya que su poder es
infinito; Nos engaña aquel que dice que Dios se encuentra en un amuleto, en una
invocación, o en una representación hecha por mano de hombre. ¿Por qué nos dejamos engañar por aquellos
que usan su Santo nombre para conseguir sus propios beneficios? Pensemos
por un momento, si Dios quisiera esto sería como negarse a sí mismo, que caso
hubiese tenido que le entregara la ley a Moisés para su pueblo diciéndole de la
siguiente manera (Génesis20:3)”No
tendrás dioses ajenos delante de mí....” ¿Por qué ha sido que Dios ha ocultado
la luz de su rostro de su pueblo elegido sino es por su infidelidad para con
Él?,
Simplemente
porque Jehová Dios no acepta ser una opción de elegir una u otra religión, ya que todo lo
que existe le pertenece. Hasta cuando seguiremos buscando fórmulas mágicas,
adivinos, rituales ajenos, supersticiones, y ese afán por satisfacer el orgullo
y vanidad buscando ser poderosos al ligarnos a un mundo falso que nos comunica
con muertos y al unirnos a ellos en voluntad nos convertimos en muertos en
vida, porque hemos depuesto la devoción que debemos únicamente a Jehová Dios
Nuestro Padre ante el enemigo que nos ha tendido el lazo oscuro del mal.
Cuando
Jehová Dios en su infinito amor para con su pueblo permitió que su Hijo amado, Jesús,
viniese al mundo a pagar el precio por nuestro pecado, nos regaló una nueva
vida pero también nos enseñó a vivirla para poder conservarla,
y en cada palabra, en cada acción nos demostró que no hay poder más alto que el
del divino Padre manifestado a través de su hijo Jesucristo y siervo fiel.
LAS ESCRITURAS NOS MUESTRAN COMO ES
QUE JESÚS ENALTECIÓ A SU PADRE
Jesús
se hace presente para darnos una enseñanza enorme para nuestras vidas
reflexionemos sobre ella y sobre cada uno de nosotros.
(Juan
5:1-4) “Después de estas cosas había una fiesta
de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Y hay en Jerusalén cerca de la puerta
de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco
pórticos. En estos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos,
que esperaban el movimiento del agua. Porque
un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que
primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de
cualquier enfermedad que tuviese”.
Es importante observar como no hemos
cambiado al curso no solo de los años sino de los siglos; Cómo es que somos
testigos ahora por medio de la palabra del evangelio de aquellos seres
necesitados y maltrechos, los cuales no sólo adolecían de un mal físico sino
también de un mal espiritual; En este caso nos habla de hombres que siendo
judíos y creyentes ortodoxos del Dios único dejaban de lado esa celosa devoción
y se apilaban en un estanque esperando que un hecho sobrenatural les devolviera
la salud.
Pensemos
en lo siguiente, si se daba el milagro de sanidad en las personas que tocaban
el agua, no sucedía por el poder del ángel, sino
por la fe en el único Dios que existía en ellos, ya que el ángel era para ellos
un representante de ese poder divino, así que su fe aunque torcida era
reconocida finalmente por Jehová Dios,
porque Jehová Dios que ve en los
corazones sabe cuando se le busca y nos devuelve al camino. Así que Jehová Dios que no es un Padre que
olvide los lamentos de sus hijos y en su infinita misericordia concedía la
sanación por el poder de la fe de ellos.
La
tradición y las falsas creencias han hecho no
solo a los ángeles sino que también a muchos otros seres y potestades, tanto o
más importancia que a su creador, el
problema del culto por ejemplo a los ángeles radica precisamente en eso, en que
es un culto, en que declinamos nuestra fe en solicitud de sus favores
dejando de lado que la única devoción y adoración verdadera es sólo para con Jehová Dios, Que más decir al respecto
si Jehová Dios mismo envía a los
ángeles a servir a su amadísimo hijo Jesucristo cuando es tentado en el
desierto.
¿En
qué momento o en que palabra entregada por Dios verdadero se nos pide culto a
sus siervos los ángeles o cualquier otro ser de su creación?, ¡En ningún
momento!; ¿Cómo entonces nos volcamos con esa fe que no nos pertenece sino que
proviene de Jehová Dios mismo y la ponemos a los pies de todo aquel que con
“prodigios” mancha su nombre invocándolo para fines oscuros, engañándonos y
encadenando nuestra alma a su servicio?.
Notemos también un hecho
fundamental, Jehová Dios no es un
Dios caprichoso que confiera beneficios por rango o por privilegios, el no
ofrecería su amor y dones al primero que entrara en un estanque o al primero
que entrara de rodillas en un templo, o al que cantara más alto, o al que
cargara más cruces de madera o al que se flagelara más veces, o es más, al que
diera más limosna, más ayunos o mandas; ¡No!,
de ninguna manera, el nos enseña en toda su Palabra y nos enseña por medio de
su amado hijo Jesús, que Jehová Dios
ama al pequeño y afligido, al débil y
necesitado, que el socorre a todos por igual, el único requisito es que le
entreguen su vida y su fe completa y amorosamente con única y verdadera
adoración, y entonces no existe mal o enfermedad que no sea quitada, no hay quebrantamiento
que no nos enaltezca, no hay muerte que nos alcance en la vida eterna.
(Juan
5:5-9) Y
había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando
Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: Quieres
ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque
cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo.
Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho y anda. Y al instante aquel hombre fue
sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día”.
¡¡¡Qué
maravilla!!!, Como podemos negar el amor y la
misericordia divina de Jehová Dios,
al leer como es que un hombre que siempre estaba presente solicitando recobrar
su salud, era olvidado de esos poderes sobrenaturales que se hacían presentes
en la creencia popular y que solo asistían al
mas rápido o fuerte, mencionando que siempre eran los mejores los que recibían
el beneficio.
Sin embargo Jehová Dios se compadece de su condición y toma en cuenta su fe y
es así como llega Jesús y le ofrece ser sanado, pero se lo ofrece para que este
hombre reconozca su propia fe en Jehová
Dios y le glorifique, es así como
por medio de esa fe y por el poder de Jesús dado por el Padre le devuelve la
salud poniendo de manifiesto que los poderes menores de este mundo son
incapaces ante el único y verdadero Dios.
Esto no es algo que vemos reflejado
cada día en el mundo que vivimos, cuando tantos hombres y mujeres poderosos,
ricos y llenos de “gracias” y privilegios, entregan su vida a poderes oscuros,
practicando magia, adivinación, rituales satánicos, y poderes sobrenaturales
que no son otra cosa que la pobre oferta del dios de este mundo, Satanás.
No se trata de ver quien es más
poderoso o quien tiene más capacidades, tampoco quien puede ver el futuro, ni
conjurar a la tierra, todo ello es el oro de los “tontos”. (Santiago 5:3) “Vuestro oro
y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará
del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días
postreros”.
Jehová
Dios te pide que solo lo ames a Él, te pide que entregues tu vida a Jesucristo,
y te advierte tan claramente que no admite excusas, que te cuides de los falsos
dioses, de las ilusiones que te brindan un
efecto emocionante de poder, de ese poder transitorio que nos pone con
jerarquía en este mundo sobre los demás y que causa la envidia de aquellos que
no buscan la riqueza del alma sino la riqueza que se vuelve oxidada de muerte,
que nos encadena como esclavos al mundo y por ello nos trae como única ganancia
lo que es de su naturaleza, el mal por el mal; la tristeza, la carencia, el
dolor, la enfermedad, la soledad.
¿Tú
crees que si vives en Dios todo esto se te manifestará? Nada puede ser
manifestado contrario a su naturaleza, la naturaleza divina de Jehová Dios es
perfecta y en la perfección se da todo bien. Si tu
vida es una larga cadena de penas y carencias, ¿Por qué no analizas a que te encuentras ligado?, ¿Por qué no
revisas en donde tienes tu fe?, No sea que cuando te des cuenta ya estés
pagando la factura de tu propia condenación.
(Juan
5:10-17) ”Entonces los judíos dijeron a aquel que
había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho. El les
respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda. Entonces le
preguntaron: ¿Quien es el que te dijo: Toma tu lecho y anda? Y el que había
sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente
que estaba en aquel lugar. Después le halló Jesús en el templo, y le dijo:
Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. El
hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado.
Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque
hacía estas cosas en el día de reposo. Y Jesús les respondió: Mi padre hasta
ahora trabaja, y yo trabajo”.
¿Por
qué será que Jesús siendo Judío hizo estas cosas en el día de reposo guardado
tan celosamente por la tradición y ley judía?,
Jesús conocía la ley y recordemos además que la respetaba y daba cumplimiento
en todo momento, y así lo enseñó; Es claro que no lo hacía por olvido o por
infringir el mandamiento y demostrar cuan poderoso era, no, lo hacia para
demostrar que ninguna ley humana es más que la voluntad divina de Jehová Dios,
por lo mismo los judíos lo perseguían tan encarnizadamente, ya que no es que
defendieran la ley de Jehová Dios sino que defendían todo el aparato de poder
que habían establecido en torno a la misma, para poder ellos vanagloriarse y
conseguir los beneficios de este mundo sobre sus propios hermanos.
Por eso eran como sepulcros
blanqueados, ya que estaban muertos porque menospreciaban la voluntad de Dios y
lo ofendían usando su nombre para vestirse con sus vestidos de santidad robados
a la adoración única y verdadera, (Mateo
23:27) “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois
semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran
hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia”.
Cuando Jesús halla al hombre de
nuevo en el templo ya curado este, le habla ordenándole que ya no peque más
para que no sea llamado el mal aumentado a su vida, (Juan 5:14) “Después le
halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para
que no te venga alguna cosa peor”.
Pensemos
un poco, ¿A qué pecado se refería Jesús?, Bien
podrían ser un sinfín de pecados, pero el que vemos más claramente es el pecado de omisión al poder del verdadero
Dios, ya que Jesús al sanarlo le enseña que la verdad no estaba en las
aguas de un estanque sino en las aguas de vida de la fe y la entrega a Dios, y
también le enseña que no hay hombre o mujer pequeños para la misericordia
divina, Jehová Dios mira a todos sus hijos y les envía el socorro, a pesar de
que no se lo agradecemos.
¿Qué
es lo que hace el hombre después que Jesús lo conmina a reformar su vida de
pecado? Pues
corre a denunciar a Jesús ante sus perseguidores, devolviendo así mal por el
bien divino. Pero al no reconocer la Divinidad de Jesús, lo que intenta es
causarle daño y esto se entiende porque nos ha sido enseñado que ningún reino
dividido prevalece, así el mal no puede luchar contra el mal, pero si puede
tratar de mellar la fe de aquellos que buscan el bien. Entonces: ¿Por qué buscamos enaltecer un mundo sobrenatural si seremos
felices si vivimos dando gloria por el mundo natural y bello de la adoración
única y verdadera a Dios?
Había un hombre santo y fiel llamado
Job que es probado en su fidelidad a Dios y le sobrevienen toda suerte de
desgracias y penas que difícilmente soportaríamos cualquiera de nosotros, es
tentado a claudicar y llega a sentir debilidad ante la prueba, más se fortalece
y en su gran fe y confiesa (Job 42:4-6) “Oye,
te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tu me enseñarás. De oídas te había oído;
Más ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y
ceniza”. Después de la gran prueba, Job es bendecido multiplicando todo lo
que antes había tenido, la abundancia y la dicha lo acompañan hasta el final de
sus días. ¿Qué esperan que suceda en sus
vidas? ¿Creen que sus penas son una injusticia o acaso han forjado su propio
mal?
Hoy
Jehová Dios te está hablando y te dice: “¿Qué
has hecho de lo que te entregue el día que llegaste a la vida.....?” ¿Tú que le
dirías?, ¿Tendrás el valor de decirle que has corrido en pos de dioses ajenos y
los has adorado poniendo tu fe en ellos?, o ¿Acaso podrás decirle que es un
Dios sordo que te dejo a tu suerte en manos del enemigo? ¿Qué tantas
justificaciones podrías inventar para finalmente reconocer que has sido débil y
sobre todo cobarde para reconocer tu error y enfrentar las consecuencias del
pecado con valor? ¿Por qué ante ese pecado que te avergüenza cierras los ojos y
simplemente te dejas llevar porque consideras que todo esta perdido, que es muy
difícil conseguir enmendarte, conseguir el perdón y la misericordia divina?
¿Qué clase de Padre crees tu que es Jehová Dios que olvida a sus hijos en el
sufrimiento?
Te ruego que abras tu corazón y
sueltes las ataduras que te mantienen como barco anclado en alta mar, expuesto
a toda clase de tempestades y peligros, y que en este momento extiendas las
velas de la fe y la adoración única a Jehová Dios para que corras veloz con los
vientos de la renovación, de ese renacer en la vida eterna. Renazcamos pues por la fe en la felicidad
de una vida libre de ataduras, libre para decidir que por amor seguiremos a
Dios, por amor verdadero. Alabemos su Santo nombre y su gloria que no tiene
fin, cantemos alabanzas y sintamos renacer la felicidad en nuestras vidas,
ninguna pena lo es cuando en el día de la prueba el Padre nos acompaña y nos da
la mano. Vivamos confiados porque el mundo es el estrado de sus pies.
Bendito seas Jehová Dios por
siempre, Bendito seas Jesucristo el Señor. Amén.
PREDICA
en Lerma por: Pastor Víctor Ramón Preciado Balderrama
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