LA
HUMILDAD Y LA OBEDIENCIA QUITA
TODO
ORGULLO Y REBELDÍA ANTE DIOS
NOTA:
te recomiendo que tengas a mano una biblia para poder seguir las lecturas que
se proponen, en el fundamento bíblico: 1
Samuel cap. 13 y 15. De esta manera podrás tener una comprensión mayor del
tema.
En este tema vamos a abordar dos
aspectos en la vida de todo creyente, como son, por una parte EL ORGULLO Y LA REBELDIA ante Jehová Dios;
y por otra LA HUMILDAD y OBEDIENCIA a Él.
Hay
una consecuencia real que da importancia a este tema: el orgullo y la rebeldía
a Dios traen ruina; la humildad y obediencia a Él
conllevan bendición. También un mensaje de parte de Dios que a toda persona le
es necesario conocer: ¿qué es lo que
Jehová pide de ti? Solamente hacer justicia, amar misericordia y humillarte
ante tu Dios (Miqueas 6:8) “Oh
hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente
hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”.
Para
desarrollar el tema vamos a fijarnos en los hechos del rey Saúl,
que nos vienen reflejados en los capítulos de 1 Samuel 13 y 15, y en los hechos de Jesucristo que leemos en: (Mateo 18:1-5) “1 En aquel tiempo los
discípulos vinieron a Jesús, diciendo:
¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? 2 Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, 3 y dijo: De cierto os digo, que si no
os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4 Así que, cualquiera que se humille
como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. 5 Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me
recibe”.
(Mateo
23:11,12) “11 El que es el mayor de vosotros, sea
vuestro siervo. 12 Porque el que se
enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.
(Filipenses
2:5-11) “5 Haya, pues, en vosotros este sentir que
hubo también en Cristo Jesús, 6 el
cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, 7 sino que se despojó a
sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre,
se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó
hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se
doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de
la tierra; 11 y toda lengua confiese
que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”.
El contexto del tema es el siguiente:
ORGULLO Y REBELDÍA y sus
consecuencias.
En (Deuteronomio 9:7-14) “7 Acuérdate,
no olvides que has provocado la ira de Jehová tu Dios en el desierto; desde el
día que saliste de la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar,
habéis sido rebeldes a Jehová. 8 En
Horeb provocasteis a ira a Jehová, y se enojó Jehová contra vosotros para
destruiros. 9 Cuando yo subí al
monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo
con vosotros, estuve entonces en el
monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua; 10 y me dio Jehová las dos tablas de
piedra escritas con el dedo de Dios; y en
ellas estaba escrito según todas las
palabras que os habló Jehová en el monte, de en medio del fuego, el día de la
asamblea. 11 Sucedió al fin de los
cuarenta días y cuarenta noches, que Jehová me dio las dos tablas de piedra,
las tablas del pacto. 12 Y me dijo
Jehová: Levántate, desciende pronto de aquí, porque tu pueblo que sacaste de
Egipto se ha corrompido; pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se
han hecho una imagen de fundición. 13
Y me habló Jehová, diciendo: He observado a ese pueblo, y he aquí que es pueblo
duro de cerviz. 14 Déjame que los
destruya, y borre su nombre de debajo del cielo, y yo te pondré sobre una
nación fuerte y mucho más numerosa que ellos”. Vemos la rebeldía a nuestro Dios Jehová de su pueblo y su decadencia.
Un
pueblo que recibe la bendición de Dios, pronto muestra su ingratitud y se hace
rebelde en cumplir la parte del pacto que hizo con Él.
En su actitud cambian a Dios vivo y Todopoderoso; que cuando andaban por el
desierto los protegió y bendijo con milagros y prodigios sobrenaturales; por un
dios, creado por ellos mismos, representado por un ídolo de metal en forma de
bestia, inerte e incapaz de manifestarse ni aún comunicarse con ellos.
Nuestra
rebeldía provoca a ira a Jehová Dios y
nos llevan a la destrucción.
En (2 Crónicas 36:11-20) “11 De veintiún años era Sedequías cuando
comenzó a reinar, y once años reinó en Jerusalén. 12 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová su Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías,
que le hablaba de parte de Jehová. 13 Se rebeló asimismo contra
Nabucodonosor, al cual había jurado por Dios; y endureció su cerviz, y obstinó
su corazón, para no volverse a Jehová el Dios de Israel. 14 También todos los principales sacerdotes, y el pueblo,
aumentaron la iniquidad, siguiendo todas
las abominaciones de las naciones, y contaminando la casa de Jehová, la cual él había santificado en Jerusalén. 15 Y Jehová el Dios de sus padres envió
constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía
misericordia de su pueblo, y de su habitación. 16 Mas ellos hacían escarnio
de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus
profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya
remedio. 17 Por lo cual trajo
contra ellos al rey de los caldeos, que mató a espada a sus jóvenes en la casa
de su santuario, sin perdonar joven ni doncella, anciano ni decrépito; todos
los entregó en sus manos. 18
Asimismo todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y chicos, los tesoros
de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa del rey y de sus príncipes, todo
lo llevó a Babilonia. 19 Y quemaron
la casa de Dios, y rompieron el muro de Jerusalén, y consumieron a fuego todos
sus palacios, y destruyeron todos sus objetos deseables. 20 Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a
Babilonia; y fueron siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de
los Persas”.
VEMOS
LAS CONSECUENCIAS DE NUESTRA REBELDÍA PARA CON DIOS.
Todo el pueblo de Judá por completo,
el rey, incluso los sacerdotes se mostraron tercamente y mucha rebeldía a la
voluntad de Dios. Dios les advirtió muchas veces, sobre las consecuencias de su
actitud rebelde, pero ellos se mofaban y se reían de los avisos de Dios, hasta
que la ira del Señor estalló contra ellos y las consecuencias fueron
desastrosas. Esto me hace recordarles cuantas veces Nuestro Señor Jesucristo
les ha advertido muchas veces a través de mi ministerio y todavía seguimos con
mucha rebeldía y desobediencia a su Sana Doctrina de Cristo.
En
Jeremías 27 y 28 vemos el juicio de un maestro de rebelión contra Dios.
Dios mandó el siguiente mensaje por
boca del profeta (Jeremías 27:1-11) “1
En el principio del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino esta
palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: 2
Jehová me ha dicho así: Hazte coyundas y
yugos, y ponlos sobre tu cuello; 3 y los enviarás al rey de Edom, y al rey
de Moab, y al rey de los hijos de Amón, y al rey de Tiro, y al rey de Sidón,
por mano de los mensajeros que vienen a Jerusalén a Sedequías rey de Judá. 4 Y les mandarás que digan a sus
señores: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Así habéis de
decir a vuestros señores: 5 Yo hice
la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra, con mi
gran poder y con mi brazo extendido, y la di a quien yo quise. 6 Y ahora yo he puesto todas estas
tierras en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias
del campo le he dado para que le sirvan. 7
Y todas las naciones le servirán a él, a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta
que venga también el tiempo de su misma tierra, y la reduzcan a servidumbre
muchas naciones y grandes reyes. 8 Y a la nación y al reino que no sirviere a
Nabucodonosor rey de Babilonia, y que no pusiere su cuello debajo del yugo del
rey de Babilonia, castigaré a tal nación con espada y con hambre y con
pestilencia, dice Jehová, hasta que la
acabe yo por su mano. 9 Y vosotros
no prestéis oído a vuestros profetas, ni
a vuestros adivinos, ni a vuestros soñadores, ni a vuestros agoreros, ni a
vuestros encantadores, que os hablan diciendo: No serviréis al rey de
Babilonia. 10 Porque ellos os
profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra tierra, y para que yo os
arroje y perezcáis. 11 Mas a la
nación que sometiere su cuello al yugo del rey de Babilonia y le sirviere, la
dejaré en su tierra, dice Jehová, y la labrará y morará en ella”.
Dios
puso un yugo a su siervo Jeremías que él tenía que llevar como símbolo de
“humildad y obediencia”. Y puso además un yugo a su pueblo
como consecuencia de su rebeldía y arrogancia, para que aprendieran que era “humildad y obediencia” lo que Dios
quiere.
El profeta Hananías se mantuvo en la
línea de la arrogancia y la rebeldía a Dios, no haciendo caso a su palabra
transmitida por Jeremías (vocero de Dios).
Hananías dijo al pueblo lo que
quería escuchar y no dio la razón al mensaje de Jeremías y las consecuencias no
se hicieron esperar por desobedecer la vos de Jehová Dios. (Jeremías 28:11-17) “11 Y habló Hananías en presencia de todo el
pueblo, diciendo: Así ha dicho Jehová: De esta manera romperé el yugo de
Nabucodonosor rey de Babilonia, del cuello de todas las naciones, dentro de dos años. Y siguió Jeremías su
camino. 12 Y después que el profeta
Hananías rompió el yugo del cuello del profeta Jeremías, vino palabra de Jehová
a Jeremías, diciendo: 13 Ve y habla a Hananías, diciendo: Así
ha dicho Jehová: Yugos de madera quebraste, mas en vez de ellos harás yugos de
hierro. 14 Porque así ha dicho
Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Yugo de hierro puse sobre el cuello de
todas estas naciones, para que sirvan a
Nabucodonosor rey de Babilonia, y han de servirle; y aun también le he dado las
bestias del campo. 15 Entonces dijo el profeta Jeremías al
profeta Hananías: Ahora oye, Hananías: Jehová no te envió, y tú has hecho
confiar en mentira a este pueblo. 16
Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí que yo te quito de sobre la faz de la
tierra; morirás en este año, porque hablaste rebelión contra Jehová. 17 Y en el mismo año murió Hananías, en
el mes séptimo”.
El éxito que alcanzan las personas,
en todo orden de cosas, e independientemente de lo grande o pequeña que sea el
logro, suele estimular la autoconfianza, el orgullo, el sentimiento de “que yo
me lo merezco” así como el fanatismo, terquedad etc. En muchas ocasiones, más
de las que nos figuramos, estos sentimientos se convierten en hechos y
actitudes. En la iglesia también sucede lo mismo; el triunfo y el éxito
alcanzado por una persona, por la gloria de Dios, acaban destruyéndolo, cuando
lo personaliza y se endiosa.
Esto
nos enseña que el líder no debe de existir porque si nos mantenemos en ser
servidores el triunfar nos debe mantener “humildes”
para impedir que el orgullo y el fanatismo controlen nuestra vida, permitiendo
que la “humildad y la prudencia nos mantengan en el lugar que corresponde. Y además, para la persona que es creyente;
dando lugar al Espíritu Santo a que dirija y oriente nuestra vida en tales
condiciones de acuerdo a la voluntad de Dios.
LA
DESOBEDIENCIA Y LA PRESUNCIÓN DE SAÚL.
Leamos
por favor (1 Samuel 13:1-14) Saúl, como
quizás sabes, fue el primer rey de Israel. Elegido por Dios. Un hombre con
capacidades reconocidas por su pueblo, por el profeta Samuel y por Dios para
gobernar a Israel bajo la orientación y voluntad de Dios.
Alcanzó grandes victorias y logros;
uno de los más importantes fue unificar a Israel como nación, que estaba
dividida en tribus y no todas ellas bien avenidas. Esto hizo que Israel fuera más fuerte y pudiera hacer frente al
abuso y acosos de otras naciones poderosas, entre las más temidas, los
filisteos. Otro éxito como rey, muy reconocido socialmente y que le confirió
éxito y gloria ante su pueblo fue que consiguió reunir un buen ejército y
vencieron a los amonitas (1 Samuel 11).
A Saúl se le complicaron las cosas
cuando los filisteos (gran imperio con un tremendo ejército) se levantaron en
guerra contra Israel a consecuencia de que su hijo Jonatán atacó y derroto a
una guarnición filistea que estaba en Gabaa. Ya hemos podido saber cómo estaban
los israelitas y el propio Saúl; les temblaban todos los huesos, hasta el punto
de que muchos de los guerreros huían y abandonaban el ejército y a Saúl.
Cuando no se confía en Dios, sino
que en nuestro orgullo y arrogancia, confiamos en nosotros mismos, las
dificultades más pequeñas de la vida nos pueden parecer abrumadoras y nos
encontraremos en situaciones de angustia y ansiedad.
Como “hijos de Jehová Dios” que somos
los que en Jesucristo creemos hay que tener presente que todo cuanto nos
sucede, bueno y menos bueno, no escapa al conocimiento de Jesucristo. Si
confiamos en Jehová Dios veremos su ayuda en nuestras necesidades.
El carácter de Cristo en nosotros y
la forma de ser de una persona no se evidencia sólo en situaciones de gloria y
abundancia de la vida, sino también con las de crisis y de dificultad. (1Co 2:16) “Porque ¿quién conoció la mente
del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”.
De Saúl, sólo se le conocía parte de
su carácter; el de las situaciones de gloria y éxito, pero también le llego la
oportunidad de mostrar su carácter ante la dificultad. Al principio, Saúl era
un rey fuerte y decidido, pero ante el
miedo, comenzó a mostrarse tal cual era: comenzó a confiar más en sí mismo y
decidió olvidarse de cómo Dios, por medio de Samuel, le había dicho que tenía
que hacer las cosas y decidió hacerlas a su manera.
Dudó del mensaje de Dios transmitido
por Samuel y esto sucede muchas veces con nosotros, porque Dios mismo te transmite mensajes importantes para tu vida como
lo está haciendo hoy mismo, pero en
ti esta el obedecer o sentarte en tu orgullo y rebeldía, porque el poner
pretextos y excusas no es otra cosa
que rebeldía.
En definitiva, Saúl se asentó en su
orgullo, atribuyendo su grandeza y éxito en sus propios méritos. Esto le llevó
a la desobediencia y a no aceptar la forma en las que Dios quería hacer las
cosas y las hizo a su manera. No pensó
que la tardanza de Samuel podría tratarse de una prueba de confianza de parte
de Dios. Por el contrario, quizás pensó que siguiendo por su línea y
haciendo él las funciones que le correspondían a Samuel, Dios los bendeciría y
lo sacaría del atolladero en el que estaba metido. Saúl se justificó de este proceder ante Samuel, con la escusa de que
“no había llegado a la hora convenida”. Saúl trató de utilizar a Dios y su
poder a su conveniencia y propios intereses.
Esto, también puede pasar ahora;
alcanzamos a ser y tener algo por la misericordia y gloria de Dios y,
ocasionalmente, en vez de reconocerla y glorificar a Dios por ello, nos lo
atribuimos a nosotros mismos y cuando esto es evidente, para justificarnos lo
disimulamos y lo utilizamos para manejar a Dios con un propósito encubierto de
intereses personales a nuestra propia conveniencia. En la vida del creyente
también aparecen ocasiones en las que la obediencia a Dios puede estar a
prueba.
Por
eso nosotros como el remanente y creyentes tenemos que saber “que hay que
esperar en Dios”. Esperar en Dios no significa
pasividad ante hechos difíciles de la vida. Significa; “obedecerle y hacer su voluntad” en tales momentos, confiar en su intervención para la resolución de
tales circunstancias y esperar a que Él actúe. (Salmos 37:5) “Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él
hará”.
Saúl no supo “esperar en Dios”, se
apoyó en sus propios medios y criterios y al final como consecuencia le costó
su reino.
UNA
SEGUNDA OPORTUNIDAD. (1 Samuel 15:1-23 y 34-35)
Dios algunas veces, por su
misericordia, nos da nuevas oportunidades, pero es una realidad, que las
oportunidades se acaban. Saúl atacó a los amalecitas y consiguió derrotarlos,
apresó a Agag su rey y se apoderó de todas sus posesiones.
Nuevamente Saúl desobedeció a Dios;
no mató al rey amalecita y no destruyó lo mejor de las posesiones de los
amalecitas. Usó el fingimiento del sacrificio para encubrir su codicia. Sin embargo Samuel le expresó que era más
importante la obediencia que los rituales religioso. Le pidió explicaciones
de su desobediencia a Dios, Saúl se justificó haciéndole ver que lo que se
había conservado sin destruir iba a ser destinado a los sacrificios de gratitud
a Dios.
Entonces Samuel le dijo: (1 Samuel 15:22) “Más agrada al Señor que
se le obedezca, que no que se le ofrezcan sacrificios y holocaustos; vale más
obedecerle y prestarle atención que ofrecerle sacrificios y grasa de carneros”.
Además añadió: “Y como tú has rechazado
sus mandatos, ahora Él te rechaza como rey”.
Quizás a Saúl le sucedió lo que nos
sucede muchas veces a nosotros; nuestro orgullo y rebeldía nos impiden
mostrarnos con humildad y reconocer ante los demás que nuestros logros y
victorias son de Dios y no de nuestros propios esfuerzos. Muchas veces, pedimos
y suplicamos a Dios una nueva oportunidad o su ayuda para afrontar contiendas
que, nos damos cuenta que por nuestros propios medios no podemos alcanzar. La
voluntad de Dios se cumplió de todos modos; Samuel mató al rey de los
amalecitas y Saúl perdió su reino.
También hay un efecto más del
orgullo en nuestras vidas como creyentes; el orgullo nos impide reconocer
nuestro pecado y dificulta el arrepentimiento. El orgullo de Saúl le impidió
arrepentirse sinceramente con un propósito auténtico de enmienda y sometimiento
a Dios. Instó a Samuel a compadrear en
la adoración a Dios, a lo que Samuel se
negó. Y Saúl reaccionó con soberbia agarrando a Samuel por su capa y
desgarrándole el borde. A pesar de esto,
Samuel mostró su humildad, como hombre de Dios, a accediendo a respetar a Saúl
como rey.
En
contraste al ORGULLO y la REBELDÍA, tenemos LA HUMILDAD y OBEDIENCIA. El mejor ejemplo nos lo da Jesús. HUMILDAD y
OBEDIENCIA
En
(Mateo 18:1-4; 23:11,12) Jesús enseña humildad.
Los
discípulos de Jesús le preguntaron: quién es el más
importante en el Reino de Dios. Jesús les dijo: el más importante en el Reino
de Dios es aquél que es humilde y se vuelve como este niño, es decir, se
muestra pequeño e inocente. El más grande entre vosotros debe servir a los
demás. Porque el que así mismo se engrandece, será humillado; y el que se
humilla, será engrandecido.
En
(Filipenses 2:5-11), encontramos la expresión de
humildad de Cristo y su exaltación departe de Dios. Por esto, Dios lo elevó al
más alto honor y le dio el más excelente de todos los nombres: Jesús, para que
en su nombre caigan de rodillas todos los que están en los cielos y debajo de
la tierra; y todos reconozcan que Jesucristo es el Señor, para honra de Dios
Padre.
En
(Santiago 4:6-10) podemos ver que los humildes
reciben la gracia. Dios nos ayuda más con su bondad, pues la Escritura lo dice.
CONCLUSIÓN:
Dios, como hemos visto en el
personaje Saúl, nos da oportunidades de convertirnos en grandes herramientas
útiles a su servicio, pero el “orgullo” puede apartarnos de la “obediencia a
Dios” que como hijos suyos le debemos obediencia, y el orgullo y la rebeldía
nos lleva a hacer las cosas a nuestra manera y no a la manera que Dios dispone.
Entonces, ¿cómo podemos aprender a
obedecer a Dios?
Podemos
aprender a obedecer a Dios de la siguiente manera:
Sometiéndonos
a Él. Cuando hacemos esto, le estamos
entregando el gobierno de nuestra vida. Esta es la única manera de no permitir
al “orgullo y rebeldía” tome el control de nuestras acciones. Necesitamos hacer
un ejercicio de sometimiento a diario (Romanos
12:1,2).
Reconocer
el favor de Dios en nuestra vida y adorarlo. Cuando
nos atribuimos méritos por nuestro buen éxito estamos negando que Dios nos ha
ayudado. Le quitamos la gloria a Dios y nos la ponemos nosotros.
Tenemos
que comprender los efectos destructores que tiene el pecado.
A pesar de que ahora, es muy común en la gente, incluso en muchos creyentes,
pensar que todo vale y que el pecado ha perdido vigencia en nuestra sociedad y
que en realidad es una cosa del pasado.
No
nos podemos tomar a la ligera la cuestión del pecado.
Es necesario confesar a Dios nuestros pecados con un sentimiento auténtico de
arrepentimiento y propósito de enmienda.
Todo
pecado que comienza pareciendo insignificante puede
llegar a esclavizarnos y a convertirse en un gran desastre para nuestra vidas, porque en todo pecado está “la
desobediencia a Dios”.
Le
reto a que lo ¡Compruebe! Cuando se obedece a Dios, se experimenta su paz y su
poder. También se obtiene una victoria real sobre las circunstancias de la
vida.
PREDICA en
Lerma por: PASTOR Víctor R. Preciado Balderrama
Hola hermanos les saludo con mucho amor en el Nombre de
Nuestro Señor Jesucristo, y con un solo propósito de que sean edificados sus
vidas y sus ministerios, me gozo el saludarles y el que Dios me dé la
oportunidad de servirles si me lo permiten, y con todo respeto a su doctrina o
denominación, mi único interés es que corra la Sana Doctrina de Cristo, estoy ofreciendo:
MATERIALES
BÍBLICOS GRATIS Todo es completamente gratis, como escritor de estos
materiales te voy a dar los originales para que tú le pongas el nombre de tu
Iglesia o tu ministerio o le hagas las modificaciones que a ti te parezcan
convenientes. Mi interés es que me des
la oportunidad de servirles pues me queda muy claro que mi llamado no es de ser
titular sino el de servir y que la Sana Doctrina de Cristo corra como un río
poderoso arroyando toda basura de ignorancia.
Por favor si les interesan estos materiales escríbanme
pidiéndomelos a cualquiera de los siguientes correos, y con mucho gusto y en el
amor a Cristo se los enviaré inmediatamente sin cuestionar nada y que el Espíritu Santo los dirija y los
lleve por buen camino, solo les pido en este mismo amor NO LO VENDAN: lo recibes de gracia dalo de
gracia.
También les invito con
mucho respeto a todas sus creencias a visitar el BLOGSPOT que Dios me ha regalado y que, con mucho amor he puesto
algunos estudios que Dios me ha regalado en revelación, Efesios 3:8.
http://viclaly5757.blogspot.com/?spref=fb / viclaly5757.blogspot.com
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