DESCUBRIMOS QUE EL
DESALIENTO NOS LLEVA A UNA REACCIÓN EQUIVOCADA
(Salmos 31:24;42:5)
“24
Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro
corazón. 5 ¿Por qué te abates, oh
alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación
mía y Dios mío”.
INTRODUCCIÓN: Desaliento
es un sentimiento de desesperanza, un decaimiento del ánimo o desfallecimiento
en las fuerzas.
Este sentimiento puede ser muy poderoso y aniquilante, si no actuamos con
determinación para evitarlo. Pero el desaliento puede ser el producto de un
gran temor no vencido o superado con anterioridad. El desaliento puede
inclusive llevarnos a un estado de ansiedad severa, del cual difícilmente
podremos salir si no lo cortamos a tiempo y lamentablemente, en la actualidad
mucha gente vive en desaliento, dada la difícil situación económica y social
que afecta al mundo entero. Sin embargo y aunque el mundo esté en caos, no
debemos permitir que el desaliento se apodere de nosotros y a continuación
hablaremos de cómo superar el desaliento.
¿POR QUÉ NOS
SENTIMOS DESALENTADOS? Ante los desafíos de la vida, el desaliento es la reacción
más común. El desaliento es universal; todos lo hemos experimentado; pero puede
volver a surgir y debemos vencerlo de nuevo. Evitemos a los que consienten en ser negativos y en insensibilidad,
pues el desaliento es contagioso; es impredecible, ya que no sabemos cuándo
atacará. Sin embargo, es temporal; pronto pasará si reaccionamos debidamente. Con
frecuencia muchos confunden el desaliento con la decepción, pero se trata de
dos cosas distintas. La decepción es
inevitable: si nuestras expectativas no se cumplen, nos decepcionamos de personas,
eventos y circunstancias. En cambio, el desaliento, la sensación de
desesperación y desánimo, es por decisión propia: podemos decidir sentirnos mal
o proponernos confrontar nuestros sentimientos y superarlos.
CONSECUENCIAS DEL
DESALIENTO
Divide nuestra
atención.
Si estamos desalentados no podremos actuar de todo corazón. Por ejemplo, si
nuestro matrimonio no marcha bien, o si estamos en problemas por dinero, no
podremos desempeñar nuestras labores debidamente ni cumplir con otras obligaciones.
Pérdida de
confianza.
Esta es devastadora. Nos sentimos inseguros pues el desaliento afecta todo lo
demás en nuestra vida cotidiana y comenzamos a buscar culpables y a
contrariarnos si las cosas no nos salen como deseamos.
Espíritu negativo. Al quejarnos optamos
por desanimarnos (Pr 15:4) “La
lengua apacible es árbol de vida; Mas la perversidad de ella es quebrantamiento
de espíritu”. Y meternos en líos por lo que volvemos a resucitar el pasado, lo
que puede llevarnos a la ansiedad. ¡Cuidado! porque esa es una excusa aunque
sepamos que no seremos felices ni tendremos paz.
Decisiones
insensatas.
El desaliento altera nuestra capacidad para emitir juicios que resultan muy
costosos. Primero examinemos nuestros sentimientos para tomar decisiones
agradables a Dios.
Nos aleja de Jehová
Dios.
Si nos dejamos llevar por nuestras conclusiones, satanás nos hará dudar de las
promesas de Dios y logrará alejarnos de nuestra relación con Él. Esto será desastroso,
pero ¡hay remedio! El consejo de Elifaz a Job es contundente: (Job 22:21) “Vuelve ahora en amistad
con Él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien”.
Examinaremos
algunos ejemplos bíblicos para entender
el desánimo mejor y ver como remediarlo pero también y lo más importante ser
ministrados por el Espíritu Santo, porque al escudriñar las Escrituras que
fueron inspiradas, entonces el Espíritu Santo, respaldará esta ministración
para que tengamos un buen equilibrio en nuestras vidas en Cristo.
En
este capítulo, (Números 11:1-15) veremos el desaliento de Moisés,
por las quejas y la murmuración del pueblo de Israel, que desagradaron a Jehová
Dios. Los hijos de Israel, ahora, parten del monte Sinaí. Los capítulos 11 y 12
de Números, cuentan su marcha desde Sinaí hasta Cades. Esta marcha por el
desierto debía haber durado sólo unos pocos días, para luego haber entrado en
la tierra prometida. Pero, en lugar de esto, su viaje por el desierto se
prolongó por muchos años. Veremos en este capítulo, que cuando se presentaron
los problemas, el pueblo comenzó a murmurar. Este asunto fue extremadamente
grave y tiene algunas lecciones muy importantes para nosotros. Leamos pues, el primer versículo del
capítulo 11 de Números: "1 Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de
Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de
Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento".
Cada vez que el pueblo se quejaba,
la gloria de Jehová Dios aparecía. A Jehová Dios le desagradaron mucho sus
murmuraciones y quejas. Y creemos que Jehová Dios está igualmente disgustado hoy,
con muchos de los creyentes que siempre critican y se quejan de algo. Son
aquellos que todo lo ven mal, que siempre encuentran defectos en los demás, y
no hay nada que les agrade. Pero Jehová Dios no quiere que sea así, hermanos. Jehová
Dios quiere que ustedes sean cristianos que disfruten de la vida, caracterizado
por una actitud humilde y positiva. Continuemos
leyendo los versículos 2 y 3: "2 Entonces el
pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a Jehová, y el fuego se extinguió. 3 Y llamó a aquel lugar Tabera, porque
el fuego de Jehová se encendió en ellos".
La actitud de rebeldía provocó la
ira del Señor, que consumió los alrededores del campamento. Ahora, ¿qué es lo
que había detrás de todas estas quejas? ¿Quiénes eran los perturbadores?
Podemos localizarlos aquí y también nos es posible identificarlos en la
actualidad. Leamos el versículo 4:
"4 Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y
los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a
comer carne!"
Ahora,
¿quiénes fueron los que comenzaron esto? Pues, las personas de aquel grupo de
extranjeros que no estaban seguros de su identidad y que no se integraban en
una de las tribus. Siempre manifestaron una actitud de
permanente indecisión sobre si debían avanzar en el viaje o regresar a Egipto.
Provenían de matrimonios mixtos, o matrimonios de distintas razas, en los que
uno de los padres era de Egipto y residía allí y el otro, era israelita. Sus
sentimientos estaban divididos: por una
parte se sentían egipcios y les agradaba Egipto, y por otra, se sentían
israelitas y les atraía participar de la marcha por el desierto. No eran lo
suficientemente egipcios, como para querer permanecer en Egipto, ni lo
suficientemente israelitas, como para querer salir en la marcha por el
desierto, participando de las incomodidades y dificultades que ello implicaba.
En los tiempos actuales, hay también
personas que profesan ser cristianas, caracterizadas por este tipo de actitud y
falta de identidad. Por una parte, sienten la necesidad de tener contacto con
otros cristianos y suelen acudir a la iglesia. Quieren aparecer como personas
que viven de acuerdo con los principios éticos del cristianismo. Disfrutan de
un buen sermón. Pero por otra parte y durante el resto del tiempo, pretenden
adaptarse a los valores seculares del mundo. Son como las personas de aquel
grupo de extranjeros. En el fondo de su corazón predomina una actitud de indecisión permanente. No están muy seguros a quien
pertenecen... No están seguros de su salvación, y por lo tanto, no saben cuál
es su identidad.
Generalmente,
esas personas causan conflictos y perturban la convivencia.
En realidad, aunque manifiesten su deseo de acompañar a la iglesia en su
peregrinaje por el mundo, y disfrutan de las celebraciones y fiestas del pueblo
de Dios, no les agrada ya tanto el estudio de la Biblia. Es decir, que en la marcha por el desierto, no quieren viajar muy cerca
del arca, símbolo de la presencia de Dios. Su inseguridad sobre lo que creen las impulsa a quedarse atrás, porque
su deseo de no dejar completamente los valores y principios del mundo les hace
mirar frecuentemente hacia atrás.
En consecuencia, no disfrutan de las
satisfacciones que traen las bendiciones de Dios y se sienten constantemente
incómodos, tanto en la comunidad cristiana, como en el mundo. Eran como la
mujer de Lot, que al alejarse de la ciudad de Sodoma, por razones familiares,
no pudo evitar el mirar atrás con nostalgia al lugar donde quedaba su corazón.
Continuemos
leyendo, en los versículos 5 y 6 de este capítulo 11 de Números, las quejas de
aquella gente: " 5
Nos acordamos del pescado que
comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las
cebollas y los ajos; 6 y ahora
nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos".
Escuchen
lo que dicen que les faltaba.
Puras añoranzas que seguramente de lo que veían comer a los Egipcios o que
ellos mismos miraban al servir como esclavos las mesas de ellos tal como lo
dicen al final del versículo seis miraban y comían sus sobras, así como muchos
que viven de pretenciones.
Lo lamentable fue que los hijos de
Israel también se contagiaron pronto con este espíritu de queja, y por lo
tanto, empezaron a llorar junto con aquellas personas. Esta era como una
enfermedad contagiosa que se propagaba por todo el campamento. Y antes de
mucho, todos comenzaron a llorar acordándose de Egipto. Y para el colmo, vemos
en el versículo 6 que comienzan a quejarse del maná. Tienen maná para comer, y
éste es provisto de una manera milagrosa todos los días, sin embargo, no les
gusta. Bueno, sigamos leyendo y veamos
lo que dicen los versículos 7 al 9: “7 Y era el maná como semilla de
culantro, y su color como color de bedelio. 8 El pueblo se esparcía y lo recogía, y lo molía en molinos o lo majaba
en morteros, y lo cocía en caldera o hacía de él tortas; su sabor era como
sabor de aceite nuevo. 9 Y cuando
descendía el rocío sobre el campamento de noche, el maná descendía sobre él”.
El Espíritu de Dios nos explica
aquí, por segunda vez, lo que era el maná. No era una comida monótona, sino una
fuente milagrosa de buena salud. El hecho es que cuando lleguemos al libro de
Deuteronomio, observaremos que allí se dice que, al continuar su viaje por el
desierto, sus pies no se hinchaban. Ese maná contenía todas las vitaminas que
necesitaban. Era el alimento de Dios. Aquel maná que descendía del cielo les
daba una alimentación completa y les infundía fortaleza. Y es una figura del
Señor Jesucristo, y de la Palabra de Dios que revela a Jesucristo, quien también
descendió del cielo y es todo el alimento que nuestra alma necesita.
El Espíritu de Dios, está diciendo
aquí, que este era un alimento adecuado, una comida maravillosa y nos está
enseñando que los hijos de Israel, despreciaron esta comida. Para nosotros lo
significativo es que ese maná habla de Jesucristo. ¿Cuál es pues, su opinión en
cuanto a Jesucristo? ¿Se ha cansado usted de Jesucristo, alguna vez? Al grado
de que tus propios parientes como tu cónyuge o tus hijos te dicen: ¡¡¡Ya siempre estás hablando de Jesucristo
eres un religioso(a) eres un exagerado(a), no puedes hablar de otra cosa!!!
Algunos que oficialmente son
cristianos, se cansan del maná. Muchos son los que se cansan del estudio
bíblico. Y esta actitud de desprecio ante la Sana doctrina de Cristo en la Biblia
equivale a aquella conducta de los israelitas en el desierto, de rechazar el
maná y hace que muchos se alejen de la Palabra de Dios, para recurrir a otras
fuentes de alimentación espiritual ajenas al maná celestial. Dios nos ha dado
Su Palabra y debemos alimentarnos de ella. El tratar de nutrirse en otro lugar
o de otra manera, es rechazar el maná que Dios nos ha dado. Veamos ahora,
Después de esto, hasta Moisés sintió
el cansancio de tener que soportar a esta gente. Y tenemos que confesar, que
simpatizamos con él. Leamos pues los
versículos 10 al 15, de este capítulo 11 de Números: “10 Y oyó Moisés al
pueblo, que lloraba por sus familias,
cada uno a la puerta de su tienda; y la ira de Jehová se encendió en gran
manera; también le pareció mal a Moisés. 11
Y dijo Moisés a Jehová: ¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿Y por qué no he
hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre
mí? 12 ¿Concebí yo a todo este
pueblo? ¿Lo engendré yo, para que me digas: Llévalo en tu seno, como lleva la
que cría al que mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres? 13 ¿De dónde conseguiré yo carne para
dar a todo este pueblo? Porque lloran a mí, diciendo: Danos carne que comamos. 14
No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en
demasía. 15 Y si así lo haces tú
conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que
yo no vea mi mal”.
Moisés
no era, en modo alguno, un hombre perfecto. Era
simplemente un ser humano usado poderosamente por Jehová Dios. Dijo que
prefería morirse, a tener que continuar conviviendo con esta multitud. Y
creemos que estamos de acuerdo, ya que era muy difícil, soportar a este pueblo.
Pero no nos dejemos contagiar nunca por ninguna actitud de rechazo a la Sana
Doctrina de Cristo en la Palabra de Dios. Sino
que esta Palabra, sea en el presente para ti una experiencia real. (Salmos
19:7-11) “7 La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El
testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. 8 Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El
precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. 9 El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los
juicios de Jehová son verdad, todos justos. 10 Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y
dulces más que miel, y que la que destila del panal. 11 Tu siervo es además amonestado con ellos; En guardarlos hay
grande galardón”.
Veamos
otro ejemplo de desaliento en Josué: EL INTERÉS DE JOSUÉ por la honra de
Dios, más que por el destino de Israel, era el lenguaje del Espíritu de
adopción. Le suplica a Dios. Lamenta la derrota, porque teme que denigre la
sabiduría y el Poder de Dios, su bondad y fidelidad. ¿Jehová Dios, qué harás
por tu gran Nombre? Que Dios sea glorificado en todo y, entonces recibamos toda
su voluntad. (Josué 7:6-11) “6
Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro
delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los ancianos de
Israel; y echaron polvo sobre sus
cabezas. 7 Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste
pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos,
para que nos destruyan? ¡Ojalá nos
hubiéramos quedado al otro lado del Jordán! 8 ¡Ay, Señor! ¿Qué diré, ya que Israel ha vuelto la espalda delante
de sus enemigos? 9 Porque los
cananeos y todos los moradores de la tierra oirán, y nos rodearán, y borrarán
nuestro nombre de sobre la tierra; y entonces, ¿qué harás tú a tú grande
nombre? 10 Y Jehová dijo a Josué:
Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro? 11 Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les
mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y
aun lo han guardado entre sus enseres”.
Otro
ejemplo de desaliento, que veremos en la vida de Job: ESTANDO CANSADO DE LA
VIDA JOB RESUELVE QUEJARSE, pero no acusa a Dios de
injusticia. Aquí hay una oración pidiendo que él sea librado del aguijón de sus
aflicciones, que es el pecado. Dios contiende con nosotros cuando nos aflige;
cuando contiende con nosotros siempre hay una razón, siendo deseable conocer la
razón para arrepentirnos y abandonar el pecado por el cual Dios contiende con
nosotros. Pero cuando, como Job, hablamos con amargura de nuestra alma
aumentamos la culpa y el sufrimiento. No abriguemos malos pensamientos contra
Dios; de ahí en adelante veremos que no había causa para ellos. Job está seguro
de que Dios no descubre las cosas ni las juzga como lo hacen los hombres; por
tanto, piensa que es extraño que Dios lo siga afligiendo como si debiera
tomarse tiempo para inquirir sobre su pecado. (Job 10:1-7) “1 Está mi alma hastiada de mi vida; Daré libre curso
a mi queja, hablaré con amargura de mi alma. 2 Diré a Dios: No me condenes; Hazme entender por qué contiendes
conmigo. 3 ¿Te parece bien que
oprimas, que deseches la obra de tus manos, y que favorezcas los designios de
los impíos? 4 ¿Tienes tú acaso ojos
de carne? ¿Ves tú cómo ve el hombre? 5
¿Son tus días como los días del hombre, o tus años como los tiempos humanos, 6 Para que inquieras mi iniquidad, y
busques mi pecado, 7 Aunque tú sabes
que no soy impío, y que no hay quien de tu mano me libre?”. El desaliento puede paralizarnos y dejarnos inmóviles
ante las mejores oportunidades. El desaliento no les dejo ver que era Jesús
quien caminaba con ellos. El desaliento no nos deja ver las buenas cosas que
suceden a nuestro alrededor. El factor dominante que encontramos en la mayoría
de estos textos es "la queja". Y podríamos decir que la queja es el
primer síntoma del desaliento.
Otro
ejemplo de desaliento, pero ahora de una manera muy diferente porque: DAVID
MIRABA A JEHOVÁ DIOS COMO SU SUMO BIEN, y puso de manera
coherente su corazón en Jehová Dios; echada al comienzo el ancla, es la manera
de defenderse de la tempestad. El alma
bajo la gracia encuentra satisfacción en los atrios de Jehová, pero si no se encuentra ahí con Dios mismo se encuentra
desalentada. Las almas vivas nunca pueden descansar en otra parte que no
sea en la parecencia de Jehová Dios, un alma que depende de un Dios vivo. Comparecer ante Jehová Dios es el deseo del
justo y es el terror del hipócrita. Nada es más penoso para el alma del creyente
que lo que se concibe para quitarle su confianza en Jehová Dios. Para David No era el recuerdo de los
placeres de estar con el rey Saúl, lo que afligía a David, sino el recuerdo de
la entrada libre que tuviera a la casa de Jehová Dios, y su deleite de estar en
su presencia.
Los
que conversan mucho con su propio corazón, a menudo tendrán que reprenderlo.
Nótese la cura de la tristeza.
Cuando el alma reposa en sí misma se hunde; si se aferra del poder y la promesa
de Dios, mantiene la cabeza por encima de las grandes olas. Y qué apoyo tenemos en los Hayes del
presente, sino que tengamos consuelo
en Él. Tenemos grandes causas para llorar por el pecado, pero la depresión
procede de la incredulidad y de una voluntad rebelde; por tanto, debemos
esforzarnos y orar en contra de ella. (Salmos
42:1-5) “1 Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama
por ti, oh Dios, el alma mía. 2 Mi
alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante
de Dios? 3 Fueron mis lágrimas mi
pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios? 4 Me acuerdo de estas cosas, y derramo
mi alma dentro de mí; De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la
casa de Dios, entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta. 5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, y te
turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y
Dios mío”.
Otro
ejemplo de desaliento en el profeta JEREMÍAS QUE ENCONTRÓ MUCHO DESPRECIO Y
REPROCHE cuando ellos debieron bendecirle a él y a Jehová
Dios por él. Sostén grande y suficiente para el pueblo de Dios es que, por
difícil que sea su camino, al final todo será bueno para ellos. Jehová Dios convierte al pueblo. ¿Será
capaz el más duro y vigoroso de sus esfuerzos para contender con el consejo de
Dios o con el ejército de los caldeos? Que escuchen su condena. El enemigo
tratará bien al profeta. Pero la gente que tenía grandes patrimonios apenas
será usada. Todas las partes del país habían sumado a la culpa nacional; y que
cada una se avergüence de sí misma.
Para
Jeremías siempre fue difícil predicar la Verdad (Jeremías 1:4-11;16-19) “4
Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: 5 Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que
nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. 6 Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. 7 Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te
envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. 8 No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte,
dice Jehová. 9 Y extendió Jehová su
mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu
boca. 10 Mira que te he puesto en
este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para
arruinar y para derribar, para edificar y para plantar. 11 La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías?
Y dije: Veo una vara de almendro. 16
Y a causa de toda su maldad, proferiré mis juicios contra los que me dejaron, e
incensaron a dioses extraños, y la obra de sus manos adoraron. 17 Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y
háblales todo cuanto te mande; no temas delante de ellos, para que no te haga
yo quebrantar delante de ellos. 18
Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como
columna de hierro, y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los
reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra. 19 Y pelearán contra ti, pero no te
vencerán; porque yo estoy contigo, dice
Jehová, para librarte”.
(Jer
15:10-14) “10 ¡Ay
de mí, madre mía, que me engendraste
hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra! Nunca he dado ni
tomado en préstamo, y todos me maldicen. 11
¡Sea así, oh Jehová, si no te he rogado
por su bien, si no he suplicado ante ti en favor del enemigo en tiempo de
aflicción y en época de angustia! 12
¿Puede alguno quebrar el hierro, el hierro del norte y el bronce? 13 Tus riquezas y tus tesoros entregaré
a la rapiña sin ningún precio, por todos tus pecados, y en todo tu territorio. 14 Y te haré servir a tus enemigos en
tierra que no conoces; porque fuego se
ha encendido en mi furor, y arderá sobre vosotros”.
DESALIENTO,
DESANIMO Y CANSANCIO. Estos son los sentimientos que un
Servidor tiene que sufrir de tiempo en tiempo. Sólo Jehová Dios sabe las veces
que nos encontramos a nosotros mismos diciéndonos: “Estoy cansado, aburrido,
agotado” Creo que no voy a continuar más como Servidor”. Y sólo Jehová Dios
sabe, cuántos servidores capaces, fortalecidos por Dios con el Espíritu Santo,
cuando experimentamos que nos quemamos, y que sentimos que somos incapaces de
continuar y dejar los puestos de Servidores. Esto no es algo raro. Echemos una
mirada a lo que está escrito en la Palabra de Dios. Allí encontraremos personas excepcionales, incluso el mismo Jesús, que
pasaron por duras crisis en su responsabilidad como Servidores. Jesús frente a
la falta de fe de sus discípulos. (Mat
17:17) “Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa!
¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar?
Traédmelo acá”.
Si de vez en cuando experimentas que
tienes deseos de rendirte y dejar de servir en tu ministerio, no estás solo. El
desaliento tiene muchas raíces. Puedes sentirte solo, abrumado; tus esfuerzos
no son apreciados y no ves el fruto de esos esfuerzos. Puedo incluso, que seas
injustamente criticado. Y te encuentras
diciéndote a tí mismo, ¿para qué seguir con tantísimos problemas? ¿Cómo
deberíamos reaccionar los Servidores ante el desaliento? Mantén tus ojos fijos
en la meta de la carrera: Durante la carrera, todos los que participan,
experimentan un cierto cansancio y miedo de que él o ella, como Servidores, no
tengan suficiente energía para llegar. Pero el objetivo final y la visión del
mismo, les fortalecerá para continuar corriendo hasta la meta. El hecho de que
Dios mismos nos haya prometido que lo que hagamos por El, va a dar su fruto, a
su debido tiempo, nos llena de valor para continuar nuestro trabajo como
Servidores de los hermanos.
DESANIMADO, SIN
FUERZAS Y SIN DESEOS DE SEGUIR ADELANTE
(Jeremías 20:7-18)
El
desánimo, es una de las herramientas que más resultado le ha dado a Satanás,
grandes hombres de fe, no han escapado a este ataque, cayendo en un estado de
desánimo, que los llevo a desear la muerte. Moisés le pidió a Dios que le
quitara la vida, Elías deseaba la muerte al sentirse amenazado por Jezabel. El desaliento en cualquier
momento puede hacernos una visita, tal como se la hizo a Jeremías, ¿Cómo vamos
a reaccionar?, ¿Qué aprendemos de la experiencia de Jeremías?
APRENDEMOS A
DESCUBRIR EL ORIGEN DEL DESALIENTO
(Jeremías 20:7) “Me sedujiste, oh
Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he
sido escarnecido, cada cual se burla de mí”.
1.
Dios llama a Jeremías a un ministerio (Jeremías 1:4-5)
2. Jeremías pone resistencia ante el llamado
de Dios (Jeremías 1:6-7)
(Jeremías 20:8) “Porque cuantas
veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de
Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día”.
1. responsabiliza a Dios, de su estado y por
la palabra (Jeremías 1:10)
2. Su propia gente lo rechaza y se burlan de
el
3.
El desaliento tiene su origen en el cumplimiento de la obra de Dios
APRENDEMOS A
DESCUBRIR QUE EL DESALIENTO ES UN MAL CONSEJERO
(Jeremías 20:9) “Y dije: No me
acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi
corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no
pude”.
1. Para que hablas de bendición, si tú no
eres bendecido
2. El desaliento es parecido a la mujer de
Job “Maldice a Dios y muérete”
3. Jeremías llego a este punto, al ver que su
ministerio no tenía resultado
4. El desaliento tiene la misión de hacer
morir a Dios en nuestra vida
El desaliento nos aconseja
a no servir más a Dios (v.9b)
1. Jeremías tomo dos dediciones: olvidarse de
Dios y no hablar más de él
2. Muchos invadidos por el desánimo, han
desistido servir d Dios
3. Cuando perdemos el enfoque de quien es
Nuestro Dios, renunciamos a sus bendiciones
DESCUBRIMOS QUE EL
DESALIENTO NOS LLEVA A UNA REACCIÓN EQUIVOCADA
(Jeremías 20:14-15)
“14 Maldito
el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito. 15 Maldito el hombre que dio nuevas a
mi padre, diciendo: Hijo varón te ha nacido,
haciéndole alegrarse así mucho”.
1. Jeremías ha perdido el control: pensamientos
de victoria, pero luego de derrota
2. Maldice el día en que nació, está atrapado en
sus propias contradicciones
3. Dios tiene sus propios propósitos
(Jeremías 20:17,18)
“17 porque
no me mató en el vientre, y mi madre me hubiera sido mi sepulcro, y su vientre
embarazado para siempre. 18 ¿Para
qué salí del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que mis días se gastasen en
afrenta?”.
1.
En su queja contra Dios, le habla de su madre
2.
El desánimo puede llevarnos a decir y hacer locuras
DESCRUBRIMOS EL
REMEDIO PARA CURAR EL DESANIMO
(Jeremías 20:9) “Y dije: No me
acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi
corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no
pude”.
1. La palabra que mora en nosotros, nos
ayudara a descubrir el fuego del Espíritu Santo
2.
El desánimo desaparece cuando descubrimos quien es el que está en nosotros
3.
No permita que el desaliento venza sus ánimos
(Jeremías 20:11) “Más Jehová está
conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no
prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán
perpetua confusión que jamás será olvidada”.
1. Es el
mismo que ahora está en nosotros y con el venceremos (Salmos 18:28-30) “28 Tú
encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas. 29 Contigo desbarataré ejércitos, y con
mi Dios asaltaré muros. 30 En cuanto
a Dios, perfecto es su camino, y acrisolada la palabra de Jehová; Escudo es a todos
los que en él esperan”.
2. Desanimado
y sin fuerzas para seguir adelante, Dios está de tu lado (Salmos 27:3) “Aunque un ejército
acampe contra mí, no temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, yo
estaré confiado”.
CONCLUSIÓN
Humanamente,
Jeremías tuvo razones para sentirse desanimado (Jeremías 20:2) “Y azotó Pasur al profeta Jeremías, y lo puso en el
cepo que estaba en la puerta superior de Benjamín, la cual conducía a la casa
de Jehová”; los propósitos de Dios eran diferentes para Jeremías, (Jeremías 29:11) Las circunstancias no
deben dictar sus emociones, para vencer el desaliento, es necesario dejarnos
vencer de Dios “Me sedujiste, y fui seducido; mas fuerte fuiste que yo y me
venciste”.
PREDICADOR
DE LA SANA DOCTRINA DE CRISTO: Pastor
Víctor R. Preciado Balderrama; Hola
hermanos les saludo con mucho amor en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, y
con un solo propósito de que sean edificados sus vidas y sus ministerios, me
gozo el saludarles y el que Dios me dé la oportunidad de servirles si me lo
permiten, y con todo respeto a su doctrina o denominación, mi único interés es
que corra la Sana Doctrina de Cristo.
http://viclaly5757.blogspot.com/?spref=fb
viclaly5757.blogspot.com
https://www.bible.com/es/bible/149/jhn.6.rvr1960
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