miércoles, 20 de noviembre de 2019

HABLEMOS DE ODRES VIEJOS Y DE ODRES NUEVOS


Predica; 26 de MAYO de 2019
HABLEMOS DE ODRES VIEJOS Y DE ODRES NUEVOS
Jesús NO vino a remendar un viejo sistema; Esto quiere decir que, no había venido a remendar al judaísmo. Sería como poner un remiendo de paño nuevo en vestido viejo, que tiraría de él y haría peor la rotura. O verter vino nuevo en odres viejos que lo único que provocaría sería que reventaran. Su propósito era y es introducir algo nuevo: La Sana Doctrina de Cristo. Había venido para sacar a un grupo del judaísmo e introducirlo en el reino en virtud de sí mismo y su justicia. La verdadera justicia no se basaba en la ley ni en las tradiciones farisaicas: (Marcos 2:21,22) “21 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura. 22 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar”; (Lucas 5.36–39) “36 Les dijo también una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; Pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo. 37 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; De otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán. 38 Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; Y lo uno y lo otro se conservan. 39 Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; Porque dice: El añejo es mejor”. Tenemos una muy importante transformación en la vida de un hombre que trabajaba para el judaísmo y practicaba esa religión, y cuando Jesús llegó a su vida, no llegó a remendar, ni tampoco a poner su vino nuevo, en el odre viejo de él, sino que puso un vestido nuevo y un odre nuevo, estoy hablando de Zaqueo: (Lucas 19:10) “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Zaqueo públicamente dio pruebas de haber llegado a ser un verdadero convertido. No busca ser justificado por sus obras como el fariseo, pero por sus buenas obras demostrará la sinceridad de su fe y el arrepentimiento por la gracia de Dios. Siempre que Jesucristo viene a una casa, establece nuevo vestido y nuevo odre y donde Cristo va, lleva consigo la salvación. Vino a este mundo perdido a buscarlo y salvarlo. Su objetivo es salvar, donde no hay salvación en ningún otro. Él busca a los que no lo buscan y ni preguntan por Él. ¡¡JESUCRISTO NO VINO A REMENDAR VIDAS!!!  Vino a demostrar que la nueva vida en Él no se puede vivir en vida vieja. Esto sería el remiendo de paño nuevo en vestido viejo: (Mateo 9:16) “Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; Porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura”. Con esto quiso aclarar que como la vasija en manos del alfarero, lo viejo sería quebrado y hecho de nuevo (Jeremías 18:2-6)2 Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. 3 Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. 4 Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. 5 Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
6 ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel”. Cuando Dios viene en contra nosotros con juicios, podemos estar seguros que es por nuestros pecados, pero la conversión sincera del mal del pecado evita el mal del castigo a personas, familias y naciones.

Jesucristo vino entonces a salvar y hacer de nuevo a las vidas: (Mateo 9:17) “Ni echan vino nuevo en odres viejos; De otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; Pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente”. Esto es el vino nuevo, la Palabra de Dios (sustentada por el Espíritu Santo) echado en los odres nuevos (las vidas renovadas). Si alguien dijera, “yo quiero la vida nueva, pero quedarme con la vida vieja”. Esto sería echar el vino nuevo en un odre viejo; El odre viejo se rompería y todo se echaría a perder como lo menciona el versículo que acabamos de leer [v. 17]. Esto quiere decir que el Espíritu de Dios (el vino nuevo) no puede habitar en las vidas que no han sido renovadas. El Espíritu Santo es la garantía que tiene aquel que ha sido salvo, en lo que recibe todo lo que Dios le ha prometido (Efesios 1:13,14) “13 En ÉL también vosotros, habiendo oído la PALABRA de VERDAD, el EVANGELIO de vuestra salvación, y habiendo creído en ÉL, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”. ¡Qué promesa de gracia es esta que asegura la dádiva del Espíritu Santo a quienes lo piden! La obra santificadora y consoladora del Espíritu Santo sella a los creyentes como hijos de Dios y herederos del cielo. (2 Corintios 1:21,22) “21 Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, 22 el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones”. Todo esto nos dice que no hay otra opción porque: Jesucristo vino a salvar las vidas (Juan 3:15) “para que todo aquel que en ÉL cree, no se pierda, más tenga vida eterna”. Jesucristo vino a hacer nuevas las vidas (Juan 3:5-7) “5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”. Jesucristo vino a llenar las vidas nuevas con su Santo Espíritu (Efesios 5:18) “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; Antes bien sed llenos del Espíritu”. ¡Y sólo Jesucristo salva! (Hechos 4:12) “Y en ningún otro hay salvación; Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.

Existen muchos prejuicios dentro del cristianismo, que son barreras que los hombres levantan, pero en Jesucristo no hay barreras que nos separen, sino un Espíritu Santo que nos une. El amor de Jesucristo se brinda a todos por igual, sin discriminar raza, credo o condición social. Él quiere formar una sola raza, la cristiana, y que todos hablen un solo idioma, el del amor. Hay quienes piensan que Jesús no trajo enseñanzas nuevas, sino que la novedad radica en la capacidad de Jesucristo para tomar las antiguas verdades del primer Pacto, que son permanentes e inmutables por ser verdades, y colocarlas a la luz de la visión que Dios quiere que tengamos. Por supuesto que el odre viejo, el creyente tradicional y conservador, sentirá cómo se rompe su esquema de religiosidad, pero podrá experimentar que, si acepta el criterio con que Jesús comprende y acepta a la gente, entonces será un hombre nuevo. Pero, cuando se cose un parche de tela nueva sobre la tela vieja, la nueva se encoge y rompe la tela vieja. El resultado es una rotura más grande. La verdad central es que los defectos de la religiosidad (tela vieja) no se pueden cubrir con algunas pocas verdades de la Sana Doctrina de Cristo, de nuestra fe cristiana (parche de tela nueva). Jesús no vino para destruir la ley, sino para cumplirla (Mateo 5:17) “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”. Esto significa que iba a respetar las leyes morales del judaísmo pero que no estaría limitado por el sistema viejo y endurecido de las instituciones sus ceremonias y rituales.

En las Sagradas Escrituras vemos que Jehová Dios nos llama constantemente a ser fieles a su PALABRA ETERNA como también a avanzar constantemente en el camino de la fe. Por tanto, nos encontramos a la vez con un principio de «CONSERVADURISMO» y con otro de renovación continua. La revelación de Jehová Dios es inmutable, pero nos llama a nuevas experiencias diarias de la misericordia de Dios (Lamentaciones 3:22,23) “22 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. 23 Nuevas son cada mañana; Grande es tu fidelidad”. Nuestra comida espiritual es siempre la misma, (EL MANÁ DE LA PALABRA DE DIOS), pero no nos puede servir, como buen alimento, si guardamos comida para el día siguiente. Jehová Dios al que servimos no cambia, pero nuestra comunión con ÉL debe ser nueva cada día. Jehová Dios. es constante y eterno y es el que anuncia: (Isaías 42:9)He aquí se cumplieron las cosas primeras, y YO anuncio cosas nuevas; Antes que salgan a luz, YO os las haré notorias”; Y también nos hace oír cosas nuevas (Isaías 48:6) “Lo oíste, y lo viste todo; ¿y no lo anunciaréis vosotros? Ahora, pues, te he hecho oír cosas nuevas y ocultas que tú no sabías”; Las cosas viejas pasan; Y nuestro Padre Celestial, siempre hace cosas nuevas (2 Corintios 5:17) “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”; (Apocalipsis 21:5) “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, YO hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas PALABRAS son fieles y verdaderas”. Este equilibrio entre lo eterno y lo nuevo es un gran tema.

A Jehová Dios se le consigna un papel honorífico en la iglesia: Todo se lleva a cabo en su NOMBRE; A fin de cuentas, ¡¡Dedicamos media hora a cantar sus alabanzas al principio de cada servicio!!! Pero, en el fondo, se practica una religión sin Dios. Dios avanza siempre. Pero muchas veces, su pueblo se queda rezagado o postrado en el desierto. En realidad, a la luz de lo expuesto, nos enfrentamos a dos peligros diferentes: LA BÚSQUEDA DE LO NOVEDOSO. Por un lado, podemos confundir el vino nuevo de Jesús con la búsqueda de todo lo que sea novedoso por el solo hecho de su novedad. Pero lo nuevo no es necesariamente bueno ni indicativo del Espíritu de Jesucristo. Los falsos vientos de doctrina que soplan suelen aparecer en formas novedosas. Algunos van de iglesia en iglesia, de supuesta experiencia espiritual en experiencia espiritual. Son como las mujercillas denunciadas por Pablo, las cuales, llevadas por diversas pasiones, están siempre aprendiendo, pero nunca pueden llegar al pleno CONOCIMIENTO de la VERDAD (2 Timoteo 3:6,7) 6 Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. 7 Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad”. El estancamiento espiritual es deplorable, pero también lo es la inestabilidad. ¡¡Ojo, pues, con las innovaciones que NO llevan la marca del EVANGELIO ETERNO!!! Debemos entender que lo «NUEVO» traído por Jesús no representa una ruptura total con la revelación divina del pasado, sino que era fiel a ella. El avance era también una continuidad. Jesús no introdujo lo nuevo aboliendo lo anterior, sino cumpliéndolo. El Evangelio de Jesucristo está firmemente anclado en las promesas y sombras del Primer Pacto (Antiguo Testamento).

Estas raíces son intocables. La palabra de Dios permanece para siempre. Jesucristo llamaba a la gente no a abandonar las Escrituras, sino a entenderlas correctamente. Acusaba a los líderes religiosos no de aferrarse demasiado a las Escrituras, sino de desconocerlas. Por tanto, su enseñanza no debe servirnos como excusa para abrir la puerta a cualquier viento novedoso de doctrina. La auténtica renovación nunca margina la Palabra Eterna de Dios, sino que constituye un redescubrimiento de su verdadero significado. La Iglesia siempre necesita renovación no porque Dios sea voluble y cambie constantemente de idea, sino porque la Iglesia tiende siempre al formalismo, al legalismo, al humanismo y a la decadencia. Sin embargo, el peligro denunciado aquí por Jesús es el opuesto. El Evangelio de Jesucristo no debe encorsetarse nunca en fríos formalismos y legalismos. No debemos confundir la fidelidad a Dios y a su Palabra con la adhesión ciega a determinadas tradiciones eclesiales. La verdadera espiritualidad en Jesús se caracteriza más bien por su vitalidad, por su dinamismo. El Evangelio es PODER de Dios, no estructura humana. La Iglesia sólo es Iglesia cuando Dios está presente por su Espíritu y cuando ella vive bajo su dirección soberana. Cada vez que el señorío de Jesucristo por medio de su Palabra y su Espíritu es reemplazado por una dirección basada sólo en el liderazgo humano y en tradiciones consagradas, ha llegado el momento de cambiar los viejos odres por unos nuevos. La reforma de la Iglesia debe ser constante, profunda y deseada por todo verdadero hijo de Dios.

Para poder contener el vino nuevo de la restauración, necesitamos odres nuevos. (Salmos 119:81-83)81 Desfallece mi alma por tu salvación, mas espero en tu PALABRA. 82 Desfallecieron mis ojos por tu PALABRA, Diciendo: ¿Cuándo me consolarás? 83 Porque estoy como el odre al humo; Pero no he olvidado tus estatutos”. En un proceso de restauración, Dios toma algo y lo lleva hacia un lugar nuevo para poder derramar en ello lo que anhela soltar sobre nuestra vida: Nuestro vino nuevo. Para hacer un odre nuevo, Él empapa un odre viejo en agua y lo frota con aceite. Frotarlo con aceite es la parte del proceso que nos hace flexibles. Las cosas difíciles por las que atravesamos son el aceite con el cual nos frota. Este aceite contiene una nueva unción. Mientras le permitimos al Espíritu Santo llevarnos a través del proceso de frotado, no sólo nos volvemos más flexibles para concretar los deseos que Dios pone en nuestro corazón, también somos capaces de derramarlo en una mayor medida. Nuestro padre Celestial, me habló hoy muy claramente, que hay una BATALLA sobre los ODRE NUEVOS en este momento. Nuestro padre Celestial, está liberando la revelación del ODRE NUEVO en la vida de Su pueblo y las nuevas estrategias e instrucciones para esta nueva temporada, sin embargo, en medio de la revelación de estos nuevos odres e instrucciones, el enemigo ha venido con toda su furia. Jehová Dios, me mostró que hay una intensa batalla sucediendo sobre estos nuevos odres. Consideren esto, en este tiempo de transición y cambios en el cual nuestro Padre, está revelando el odre nuevo para el Cuerpo de Cristo, y para las vidas de Su pueblo individualmente, hay un intenso nivel de oposición. ¿Por qué? Por el VINO NUEVO y SU GLORIA será derramada y manifestada.

Lo que tenemos que entender hermanos, con todo esto que hasta aquí hemos estado hablando es que, es que dejemos que nuestro Padre Celestial por medio de Jesucristo y del Espíritu Santo hagan un nuevo odre (Jeremías 15:19) “Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, YO te restauraré, y delante de mí estarás; Y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos”. Algunas personas buenas pierden mucho del placer de servirle a Dios, por el afán y la inquietud de sus temperamentos naturales, a los cuales consienten. Quiero hablarles de algo tan importante como lo es la restauración de nuestras vidas. Restaurar es levantar lo caído, componer, volver a crear, sanar, limpiar, etc. Para profundizar en ello debemos primero analizar cuáles son las áreas de nuestras vidas que necesitan ser restauradas. Ejemplo: tu corazón, alma, santidad, sentimientos, sueños, tu amor y pasión por Dios. Una vez identificada el área de tu vida que requiere ser sanada, surge la pregunta: ¿Qué ocasionó que esta área de tu vida este, desecha, rota, en mal estado o completamente inservible? (Jeremías 15:6) “Tú me dejaste dice Jehová; Te volviste atrás; Por lo tanto, YO extenderé sobre ti mi mano y te destruiré, estoy cansado de arrepentirme”. El porqué de las cosas que nos suceden, la mayoría de las veces están dentro de nosotros, originadas al darle la espalda a Dios. Por culparlo a Él de cosas que te han sucedido, por dejar de buscarlo. Cuando encontramos la raíz del problema, angustia, fracaso, dolor, temor, inseguridad, falta de realización, etc. Es cuando podemos ir en busca de la solución. Y la solución que buscamos se encuentra en lo que acabamos de leer en el versículo 19 de Jeremías 15: Hemos llegado a la solución, la medicina, he aquí la restauración que Dios quiere hacer en ti. Solo te pide dos cosas: 1. Convierte a Él, y te sanara, te restaurara. 2. Deja de hacer lo vil, lo que te contamina, lo que te causa dolor y muerte. Saca de tu corazón estas cosas que tanto mal te han causado.

El dice si entresacares lo precioso de lo vil. Dios sabe que no somos perfectos, pero que el en nuestro interior, hay algo precioso que destacar. Él quiere que te enfoques en ello. Tanto Dios anhela restaurarnos que Él mismo promete cosas grandes para nuestras vidas. Él dice que cuando volvamos a Él, nos restaurara y seremos como su boca. Imagina la boca de Dios, rugiente, PODEROSA, DE AUTORIDAD, que establece victoria, tierna, amorosa. Pues ese es al nivel al cual Dios quiere llevarnos. Cuando nos volvamos a Él, sus características estarán en nosotros, seremos portavoz de Dios, poderosos, nada nos intimidara, alcanzaremos lo que soñamos, nada nos lastimara y nunca estaremos desamparados. (Jeremías 30:17)Mas YO haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová; Porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda”. Aun cuando todos se hayan olvidado de ti, aun cuando te menosprecien, cuando te sientas sin importancia, nuestro Dios te restaurara y pondrá en alto. Él quiere sanarte con el propósito de que ya no estés desamparada, al contrario Dios quiere cosas grandes para ti. (Deuteronomio 26:19) “A fin de exaltarte sobre todas las naciones que hizo, para loor y fama y gloria, y para que seas un pueblo santo a Jehová tu Dios, como ÉL ha dicho”. Esto es lo que Él desea para ti, Dios quiere que alcances tus sueños, que cumplas tus metas, que seas grande y fuerte. (Jeremías 15:20,21)20 Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; Porque YO estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová. 21 Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes”. Dios quiere restaurarte y ponerte en las alturas, ahora depende de ti elegir: Una vida de ruina, dolor, pobreza espiritual, angustia, miedo, mediocridad y derrota; o prefieres, ser restaurado para vivir en poder, victoria, salvación, autoridad y cumplimiento de tus sueños.

Predicador de la Sana Doctrina de Cristo: Víctor. Si usted no tiene la intención de guardar esta hoja, tenga la amabilidad de entregarla a otra persona interesada. Para la difusión gratuita entre cristianos, se permite fotocopiar esta hoja (por favor no cambiar el texto).

No hay comentarios.: