LA
SANA DOCTRINA DE CRISTO NOS ENSEÑA EL ARREPENTIMIENTO
El concepto arrepentimiento se
encuentra tanto en el AT como en el NT. Y significa tener un cambio de
mentalidad. Muchas de las ocasiones en la que se usa el concepto en el AT, se
refieren a Dios.
Por
ejemplo en (Gen
6:5-7) “5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra,
y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo
solamente el mal. 6 Y se arrepintió
Jehová de haber hecho hombre en la tierra,
y le dolió en su corazón. 7 Y
dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado,
desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues
me arrepiento de haberlos hecho”.
Otro
ejemplo lo podemos observar en (Éxodo 32:14) “Entonces Jehová se
arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo”.
Sin
embrago, el tema central del arrepentimiento en la Biblia se relaciona con la
reacción del hombre en respuesta al llamado de Dios.
(Mat 4:17) “Desde entonces comenzó
Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha
acercado”. Una expresión clásica de esta Sana Doctrina de Cristo, en donde se
puede apreciar con mayor claridad es el libro del profeta:
(Ezequiel
33:10-20) “10 Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de
Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros
pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues,
viviremos? 11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no
quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que
viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh
casa de Israel? 12 Y tú, hijo de
hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día
que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se
volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que
pecare. 13 Cuando yo dijere al
justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas
sus justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo. 14 Y cuando yo dijere al impío: De
cierto morirás; si él se convirtiere de su pecado, e hiciere según el derecho y
la justicia, 15 si el impío
restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los
estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá. 16 No
se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el
derecho y la justicia; vivirá ciertamente. 17 Luego dirán los hijos de tu
pueblo: No es recto el camino del Señor; el camino de ellos es el que no es
recto. 18 Cuando el justo se
apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello. 19 Y
cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere según el derecho y la
justicia, vivirá por ello. 20 Y
dijisteis: No es recto el camino del Señor. Yo os juzgaré, oh casa de Israel, a
cada uno conforme a sus caminos”.
El
arrepentimiento es la respuesta que Dios espera a su llamado.
La Biblia lo presenta como un acto de sentir pesar por el pecado. O sea, no se
trata de sentirse mal por haber hecho algo malo, más bien se trata de sentir
repudio por eso que se hizo mal.
El
ser humano está conectado a Dios desde su nacimiento.
Podemos llegar a esa conclusión cuando leemos lo que escribió Salomón en (Eclesiastés 3:11) “Todo lo hizo
hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que
alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta
el fin”.
Dios colocó en el corazón humano la
necesidad de eternidad. Sin embargo, la entrada del pecado, ha provocado que
nuestra búsqueda de esa eternidad, sea obstaculizada por elementos seculares
que interfieren en nuestro carácter, de tal manera que no podemos entender la
razón por la que nuestra existencia se hace hueca, vacía y sin sentido.
A pesar de esto insistimos, tratamos
de seguir adelante pero, la mayor parte del tiempo, separados de Dios. (Isaías 59:1,2) “1 He aquí que no se ha
acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; 2 pero vuestras iniquidades han hecho
división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de
vosotros su rostro para no oír”.
Es por esto que sentir arrepentimiento
es sólo la primera fase. La segunda la comprende el perdón y la justificación. El arrepentimiento es un llamado de Dios.
(Jeremías
18:11) “Ahora, pues, habla luego a todo hombre de
Judá y a los moradores de Jerusalén, diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí que
yo dispongo mal contra vosotros, y trazo contra vosotros designios; conviértase
ahora cada uno de su mal camino, y mejore sus caminos y sus obras”.
(Ezequiel
18:30-32) “30
Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice
Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no
os será la iniquidad causa de ruina. 31
Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos
un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? 32 Porque no quiero la muerte del que
muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis”. El llamado de
Cristo sigue siendo el arrepentimiento.
(Marcos
1:14,15) “14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús
vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, 15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha
acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”.
(Lucas
13:1-5) “1 En este mismo tiempo estaban allí algunos
que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con
los sacrificios de ellos. 2 Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que
estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los
galileos? 3 Os digo: No; antes si no
os arrepentís, todos pereceréis igualmente. 4 O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y
los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en
Jerusalén? 5 Os digo: No; antes si
no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”.
(Apocalipsis
2:5,16) “5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y
arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y
quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. 16 Por tanto, arrepiéntete; pues si no,
vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca”.
El ser humano necesita reconocer su
necesidad de Dios. Por medio del arrepentimiento se inicia el camino hacia
Dios.
1.
Reconocimiento del pecado.
2.
Reconocimiento de nuestra naturaleza pecaminosa.
El pecador no es el culpable del
pecado, sólo es una víctima, pero eso no lo hace inocente de sus actos
pecaminosos.
Cuando se comete pecado, dice la
palabra, se viola la ley. Pero no sirve de nada saber cómo se comete pecado. Lo
que debe saber el ser humano es porqué se comete pecado.
Existe un problema de naturaleza, de
carácter. Este es el punto más importante.
Si no reconocemos que estamos
dañados, nunca estaremos hábiles para ser transformados. La sana Doctrina de
cristo a través del apóstol Pablo dice lo siguiente al hablar del pecado y sus
consecuencias: (Romanos 3:23; 6:23)
“3:23 por cuanto todos pecaron, y
están destituidos de la gloria de Dios. 6:23
Porque la paga del pecado es muerte, más
la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.
Esto nos lleva a una conclusión: Debemos
ser cambiados para poder realizar actos correctos. Mientras la naturaleza de
pecado domina nuestros actos, lo que realicemos estará salpicado por el pecado.
Por lo tanto, el ser humano necesita reconocer que está EN PECADO, para poder ser restaurado. Este reconocimiento lo llevará a
comprender que esa es su mayor necesidad.
Cuando
esto es comprendido, es cuando el arrepentimiento llega
y provoca la necesidad de perdón, entonces la gracia actúa. Por medio de la gracia de Dios manifestada
en Cristo, la actitud del pecador hacia Dios y su ley puede cambiar.
Entonces, con una mente
transformada, tenemos la capacidad de apreciar lo que Dios ha hecho por
nosotros por medio de Cristo en la cruz. Cuando
estamos conscientes de nuestra condición es cuando se inicia el proceso de la
salvación, el cual incluye el arrepentimiento, perdón y justificación.
Es
necesario el arrepentimiento para alcanzar la salvación.
En el Apocalipsis, el Señor enfatiza la necesidad del arrepentimiento. (Ap. 2:5) “Recuerda, por tanto, de
dónde has caído, arrepiéntete y haz las primeras obras, pues si no te
arrepientes, pronto vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar”.
Y
el mensaje final al pueblo remanente es: (Apocalipsis 3:14-19) “Escribe al ángel
de la iglesia en Laodicea: El Amén, el testigo fiel y verdadero, el Principio
de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni
caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio y no frío
ni caliente, te vomitaré de mi boca. Tú dices: Yo soy rico, me he enriquecido y
de nada tengo necesidad. Pero no sabes que eres desventurado, miserable, pobre,
ciego y estás desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que compres de mí oro refinado
en el fuego para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, para que no
se descubra la vergüenza de tu desnudez. Y unge tus ojos con colirio para que
veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso y
arrepiéntete”.
El
llamado de Dios a su pueblo es al arrepentimiento. Así ocurrió en la iglesia
apostólica, Bajo la influencia del Espíritu, las
palabras de arrepentimiento y confesión se mezclaban con cantos de alabanza por
el perdón de los pecados… Miles se convirtieron en un día, (Hechos 2:38-41) “38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada
uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y
recibiréis el don del Espíritu Santo. 39
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que
están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
40
Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos
de esta perversa generación. 41 Así
que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día
como tres mil personas”.
La mayor y más urgente de todas
nuestras necesidades es la de un reavivamiento de la verdadera piedad en
nuestro medio. Procurarlo debiera ser
nuestra primera obra. Debe haber esfuerzos
fervientes para obtener las bendiciones del Señor, no porque Dios no esté
dispuesto a darnos de sus bendiciones, sino porque no estamos preparados para
recibirlas.
(Apocalipsis
2:2-5) “2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y
paciencia; y que no puedes soportar a
los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los
has hallado mentirosos; 3 y has
sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi
nombre, y no has desmayado. 4 Pero
tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz
las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de
su lugar, si no te hubieres arrepentido.”.
Nuestro Padre celestial está más
dispuesto a dar su Espíritu Santo a los que se lo piden, que los padres terrenales
a dar buenas dádivas a sus hijos. Sin embargo, mediante la confesión, la
humillación, el arrepentimiento y la oración ferviente nos corresponde cumplir
con las condiciones en virtud de las cuales ha prometido Dios concedernos su
bendición.
Debe
haber un avivamiento completo entre nosotros. Debe haber un ministerio convertido. Debe
haber confesiones, arrepentimiento y conversiones. Muchos que están predicando la Palabra
necesitan la gracia transformadora de Cristo en sus corazones. No debieran
permitir que nada les impida hacer una obra completa antes que sea demasiado
tarde.
Dios ha tocado nuestro corazón, Él
ha querido que comprendas la necesidad de arrepentimiento que tenemos.
Predica por: Pastor
Víctor Ramón Preciado Balderrama
Hola hermanos les saludo con mucho amor en el Nombre de
Nuestro Señor Jesucristo, y con un solo propósito de que sean edificados sus
vidas y sus ministerios, me gozo el saludarles y el que Dios me dé la
oportunidad de servirles si me lo permiten, y con todo respeto a su doctrina o
denominación, mi único interés es que corra la Sana Doctrina de Cristo, estoy ofreciendo:
MATERIALES BÍBLICOS GRATIS (en formato Word)
Todo es
completamente gratis, como escritor de estos materiales te voy a dar los
originales para que tú le pongas el nombre de tu Iglesia o tu ministerio o le
hagas las modificaciones que a ti te parezcan convenientes. Mi interés es que me des la oportunidad de
servirles pues me queda muy claro que mi llamado no es de ser titular sino el
de servir y que la Sana Doctrina de Cristo corra como un río poderoso arroyando
toda basura de ignorancia.
Por favor si les
interesan estos materiales escríbanme pidiéndomelos a cualquiera de los
siguientes correos, y con mucho gusto y en el amor a Cristo se los enviaré
inmediatamente sin cuestionar nada y que
el Espíritu Santo los dirija y los lleve por buen camino, solo les pido en
este mismo amor NO LO VENDAN: lo recibes
de gracia dalo de gracia.
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