martes, 27 de mayo de 2014

LA SANA DOCTRINA DE CRISTO NOS ENSEÑA EL ARREPENTIMIENTO

LA SANA DOCTRINA DE CRISTO NOS ENSEÑA EL ARREPENTIMIENTO
El concepto arrepentimiento se encuentra tanto en el AT como en el NT. Y significa tener un cambio de mentalidad. Muchas de las ocasiones en la que se usa el concepto en el AT, se refieren a Dios.
Por ejemplo en (Gen 6:5-7) “5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. 6 Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra,  y le dolió en su corazón. 7 Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho”.
Otro ejemplo lo podemos observar en (Éxodo 32:14) “Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo”.

Sin embrago, el tema central del arrepentimiento en la Biblia se relaciona con la reacción del hombre en respuesta al llamado de Dios. (Mat 4:17) “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. Una expresión clásica de esta Sana Doctrina de Cristo, en donde se puede apreciar con mayor claridad es el libro del profeta:
(Ezequiel 33:10-20) “10 Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos? 11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel? 12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare. 13 Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo. 14 Y cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; si él se convirtiere de su pecado, e hiciere según el derecho y la justicia, 15 si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá. 16 No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el derecho y la justicia; vivirá ciertamente. 17 Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor; el camino de ellos es el que no es recto. 18 Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello. 19 Y cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere según el derecho y la justicia, vivirá por ello. 20 Y dijisteis: No es recto el camino del Señor. Yo os juzgaré, oh casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos”.

El arrepentimiento es la respuesta que Dios espera a su llamado. La Biblia lo presenta como un acto de sentir pesar por el pecado. O sea, no se trata de sentirse mal por haber hecho algo malo, más bien se trata de sentir repudio por eso que se hizo mal.
El ser humano está conectado a Dios desde su nacimiento. Podemos llegar a esa conclusión cuando leemos lo que escribió Salomón en (Eclesiastés 3:11) “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin”.

Dios colocó en el corazón humano la necesidad de eternidad. Sin embargo, la entrada del pecado, ha provocado que nuestra búsqueda de esa eternidad, sea obstaculizada por elementos seculares que interfieren en nuestro carácter, de tal manera que no podemos entender la razón por la que nuestra existencia se hace hueca, vacía y sin sentido.

A pesar de esto insistimos, tratamos de seguir adelante pero, la mayor parte del tiempo, separados de Dios. (Isaías 59:1,2) “1 He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; 2 pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír”.

Es por esto que sentir arrepentimiento es sólo la primera fase. La segunda la comprende el perdón y la justificación. El arrepentimiento es un llamado de Dios.
(Jeremías 18:11) “Ahora, pues, habla luego a todo hombre de Judá y a los moradores de Jerusalén, diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo dispongo mal contra vosotros, y trazo contra vosotros designios; conviértase ahora cada uno de su mal camino, y mejore sus caminos y sus obras”.

(Ezequiel 18:30-32) “30 Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. 31 Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? 32 Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis”. El llamado de Cristo sigue siendo el arrepentimiento.

(Marcos 1:14,15) “14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, 15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”.

(Lucas 13:1-5) “1 En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. 2  Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? 3 Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. 4 O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? 5 Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”.

(Apocalipsis 2:5,16) “5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. 16 Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca”.    

El ser humano necesita reconocer su necesidad de Dios. Por medio del arrepentimiento se inicia el camino hacia Dios.
1. Reconocimiento del pecado.
2. Reconocimiento de nuestra naturaleza pecaminosa.


El pecador no es el culpable del pecado, sólo es una víctima, pero eso no lo hace inocente de sus actos pecaminosos.

Cuando se comete pecado, dice la palabra, se viola la ley. Pero no sirve de nada saber cómo se comete pecado. Lo que debe saber el ser humano es porqué se comete pecado.
Existe un problema de naturaleza, de carácter. Este es el punto más importante.
Si no reconocemos que estamos dañados, nunca estaremos hábiles para ser transformados. La sana Doctrina de cristo a través del apóstol Pablo dice lo siguiente al hablar del pecado y sus consecuencias: (Romanos 3:23; 6:23) “3:23 por cuanto todos pecaron,  y están destituidos de la gloria de Dios. 6:23 Porque la paga del pecado es muerte,  más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.

Esto nos lleva a una conclusión: Debemos ser cambiados para poder realizar actos correctos. Mientras la naturaleza de pecado domina nuestros actos, lo que realicemos estará salpicado por el pecado. Por lo tanto, el ser humano necesita reconocer que está EN PECADO, para poder ser restaurado. Este reconocimiento lo llevará a comprender que esa es su mayor necesidad.
Cuando esto es comprendido, es cuando el arrepentimiento llega y provoca la necesidad de perdón, entonces la gracia actúa. Por medio de la gracia de Dios manifestada en Cristo, la actitud del pecador hacia Dios y su ley puede cambiar.

Entonces, con una mente transformada, tenemos la capacidad de apreciar lo que Dios ha hecho por nosotros por medio de Cristo en la cruz. Cuando estamos conscientes de nuestra condición es cuando se inicia el proceso de la salvación, el cual incluye el arrepentimiento, perdón y justificación.
Es necesario el arrepentimiento para alcanzar la salvación. En el Apocalipsis, el Señor enfatiza la necesidad del arrepentimiento. (Ap. 2:5) “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, arrepiéntete y haz las primeras obras, pues si no te arrepientes, pronto vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar”.

Y el mensaje final al pueblo remanente es: (Apocalipsis 3:14-19) “Escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: El Amén, el testigo fiel y verdadero, el Principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Tú dices: Yo soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad. Pero no sabes que eres desventurado, miserable, pobre, ciego y estás desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que compres de mí oro refinado en el fuego para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez. Y unge tus ojos con colirio para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete”.

El llamado de Dios a su pueblo es al arrepentimiento. Así ocurrió en la iglesia apostólica, Bajo la influencia del Espíritu, las palabras de arrepentimiento y confesión se mezclaban con cantos de alabanza por el perdón de los pecados… Miles se convirtieron en un día, (Hechos 2:38-41) “38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. 41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas”.

La mayor y más urgente de todas nuestras necesidades es la de un reavivamiento de la verdadera piedad en nuestro medio.  Procurarlo debiera ser nuestra primera obra.  Debe haber esfuerzos fervientes para obtener las bendiciones del Señor, no porque Dios no esté dispuesto a darnos de sus bendiciones, sino porque no estamos preparados para recibirlas.
(Apocalipsis 2:2-5) “2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia;  y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; 3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. 4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.”.

Nuestro Padre celestial está más dispuesto a dar su Espíritu Santo a los que se lo piden, que los padres terrenales a dar buenas dádivas a sus hijos. Sin embargo, mediante la confesión, la humillación, el arrepentimiento y la oración ferviente nos corresponde cumplir con las condiciones en virtud de las cuales ha prometido Dios concedernos su bendición.

Debe haber un avivamiento completo entre nosotros. Debe haber un ministerio convertido. Debe haber confesiones, arrepentimiento y conversiones.  Muchos que están predicando la Palabra necesitan la gracia transformadora de Cristo en sus corazones. No debieran permitir que nada les impida hacer una obra completa antes que sea demasiado tarde.
Dios ha tocado nuestro corazón, Él ha querido que comprendas la necesidad de arrepentimiento que tenemos.

Predica por: Pastor Víctor Ramón Preciado Balderrama
Hola hermanos les saludo con mucho amor en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, y con un solo propósito de que sean edificados sus vidas y sus ministerios, me gozo el saludarles y el que Dios me dé la oportunidad de servirles si me lo permiten, y con todo respeto a su doctrina o denominación, mi único interés es que corra la Sana Doctrina de Cristo, estoy ofreciendo:
MATERIALES BÍBLICOS GRATIS (en formato Word)
Todo es completamente gratis, como escritor de estos materiales te voy a dar los originales para que tú le pongas el nombre de tu Iglesia o tu ministerio o le hagas las modificaciones que a ti te parezcan convenientes. Mi interés es que me des la oportunidad de servirles pues me queda muy claro que mi llamado no es de ser titular sino el de servir y que la Sana Doctrina de Cristo corra como un río poderoso arroyando toda basura de ignorancia.
Por favor si les interesan estos materiales escríbanme pidiéndomelos a cualquiera de los siguientes correos, y con mucho gusto y en el amor a Cristo se los enviaré inmediatamente sin cuestionar nada y que el Espíritu Santo los dirija y los lleve por buen camino, solo les pido en este mismo amor NO LO VENDAN: lo recibes de gracia dalo de gracia.
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