MUCHA
GENTE CREE QUE IRÁ AL CIELO CUANDO MUERA
Existe
una gran cantidad en el mundo que, sin temor a equivocarme, porque están en el
camino ancho dónde se les permite pensar lo que quieran y hacer su propia
verdad, ejemplo cuando una persona sube al “Nevado de Toluca”, la presión
atmosférica no pasa desapercibida. Ahora pensemos en los astronautas, imposible
que puedan sobrevivir sin el equipo adecuado, ¿Verdad? Y es porque los seres humanos
fuimos hechos por Dios para habitar en la tierra e hizo a los ángeles para que
ellos vivan en el cielo de acuerdo al propósito de Jehová Dios El Creador. (Génesis 1:28) “Y
los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad
y multiplicaos; llenad la
tierra, y sojuzgadla,
y señoread en los peces del
mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la
tierra”. Éste es el propósito de Dios.
Sin embargo, mucha gente cree que irá al
cielo cuando muera... (Juan 11:11,) “11
Dicho esto, les dijo después: Nuestro
amigo Lázaro duerme; mas voy
para despertarle. 13
Pero Jesús decía esto de la muerte de
Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño”. La creencia de ir al cielo y su
esperanza es fomentada por las palabras de consuelo de muchos predicadores, sacerdotes
y rabís. Su esperanza está basada en la idea de que el cielo es para
todos los creyentes, o para aquellas cuyas buenas obras importarán más que lo
malo.
PERO,
¿ESTÁN BIEN FUNDADAS ESTAS ESPERANZAS? ¿La mayoría de la
gente va a los cielos cuando mueren? ¿La salvación está basada en buenas obras?
¿Está basada solo sobre la fe? En Su sermón del monte, Jesús dio algunas
advertencias siniestras... Por ejemplo; Pocos,
no muchos, serían salvos. (Mt 7:13,14) “13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y
espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por
ella; 14 porque estrecha es la
puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”. Mucha gente religiosa,
incluyendo algunos creyentes en Jesús, ¡Aprenderán
que ellos también están perdidos! (Mt 7:21-23) “21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los
cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor,
Señor, ¿no profetizamos en tu
Nombre, y en tu Nombre echamos fuera
demonios, y en tu Nombre hicimos
muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. Como punto de partida para nuestra predicación,
deseo dirigir la pregunta: ¿Quién entrará en el reino de los cielos? Antes
de considerar esta pregunta, quizás es una buena oportunidad para contestar
primero otra pregunta...
¿Qué
es el reino de los cielos? El término “Reino de los cielos”. Es sinónimo al “reino
de Dios”, (Mt 4:17) “Desde entonces comenzó Jesús a
predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el Reino de los cielos se ha acercado”.
(Mr 1:14,15) “14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea
predicando el Evangelio del Reino de Dios, 15
diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el
Reino de Dios se ha acercado; arrepentíos,
y creed en el Evangelio”. Se
refiere a la soberanía de Dios, o Reinado, de los Cielos. El Reino de los Cielos
está enfocado en la persona de Jesucristo, y es especialmente manifestado donde
Jesucristo Reina en el corazón de los hombres, (Lucas 17:20,21) “20 Preguntado
por los fariseos, cuándo había de venir el Reino de Dios, les respondió y dijo:
El Reino de Dios no vendrá con advertencia, 21 ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el Reino de Dios está entre vosotros”. Con
mucha claridad la Sana Doctrina de Cristo, dice que, para que nosotros podamos
alcanzar el Reino de Dios no tenemos que ir hasta el cielo sino que si nos
arrepentimos y damos frutos dignos de arrepentimiento entonces estaremos el
Reino de Dios aquí en la tierra, y no esperar hasta que muramos.
En
resumen, El “Reino de los Cielos” ... Su naturaleza es espiritual, (Jn
18:36) “Respondió Jesús: Mi Reino no es de este mundo; si mi Reino fuera de este
mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos;
pero mi Reino no es de aquí”; (Rom
14:17) “Porque el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino Justicia, Paz y Gozo
en el Espíritu Santo”. Inició
cuando toda la autoridad (REINADO)
fue dada a Jesucristo (Mt 28:18)
“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda
Potestad me es dada en el Cielo y en la tierra”; (Hech 2:36) “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel,
que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo”; (Ef 1:20-23) “20 la cual
operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su Diestra en los
Lugares Celestiales, 21 sobre todo
principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no
sólo en este siglo, sino también en el venidero; 22 y sometió todas las
cosas bajo sus pies, y lo dio
por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23 la cual es su Cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo
llena en todo”.
En este momento, incluye a la iglesia
de Jesucristo en la tierra, porque aquellos que se someten a la Voluntad de
Jesucristo son agregados al Reino, (Col
1:13) “el cual nos ha librado de la
potestad de las tinieblas, y trasladado
al Reino de su amado Hijo”; (Apoc
1:9) “Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el Reino y en la paciencia de
Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la Palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo”.
En el futuro, involucrará a los “Cielos
Nuevos y Nueva tierra,” “¡Donde estaremos con Dios y con Jesucristo por la
eternidad!”. (Mt 13:40-43) “40 De manera que como se arranca la
cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. 41 Enviará el Hijo del Hombre a sus
ángeles, y recogerán de su Reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los
que hacen iniquidad, 42 y los
echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. 43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre.
El que tiene oídos para oír, oiga”; (2
Ped 3:10-18) “10 Pero el día del
Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande
estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.
11 Puesto que todas estas cosas han
de ser deshechas, ¡Cómo no debéis
vosotros andar en Santa y Piadosa manera de vivir, 12 esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose,
serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! 13 Pero nosotros esperamos, según sus
promesas, Cielos Nuevos y Tierra Nueva, en los cuales mora la justicia. 14 Por lo cual, oh amados, estando en
espera de estas cosas, procurad con
diligencia ser hallados por ÉL sin
mancha e irreprensibles, en
paz. 15 Y tened entendido
que la paciencia de nuestro Señor es
para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha
escrito, 16 casi en todas sus
epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender,
las cuales los indoctos e
inconstantes tuercen, como
también las otras Escrituras, para su propia perdición. 17 Así
que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea
que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza.
18 Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo. A ÉL sea Gloria
ahora y hasta el día de la Eternidad. Amén”; (Apoc 21:1;22:5) “1 Vi
un Cielo Nuevo y una Tierra Nueva; porque el primer cielo y la primera tierra
pasaron, y el mar ya no existía más. 5 No
habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará;
y reinarán por los siglos de los
siglos”.
El
Reino de los Cielos fue “INAUGURADO” en el día que Jesucristo resucitó y ascendió a
los Cielos dónde se sentó a la derecha del Padre, y será “CULMINADO” cuando Jesucristo regrese a entregar el reino a
Dios, (1 Cor 15:23-28) “23 Pero cada
uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en
su venida. 24 Luego el fin, cuando entregue el Reino al Dios y Padre,
cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. 25 Porque
preciso es que ÉL reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de
sus pies. 26 Y el postrer enemigo que será destruido es
la muerte. 27 Porque todas
las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han
sido sujetadas a ÉL, claramente se
exceptúa aquel que sujetó a ÉL todas las cosas. 28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que
le sujetó a ÉL todas las cosas, para que Dios sea todo en todos”.
SOLO
AQUELLOS QUE HACEN LA VOLUNTAD DEL PADRE... Como dijo
Jesús, (Mt 7:21) “No todo el que me
dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la Voluntad de mi Padre que
está en los Cielos”. Aquí está
la línea de división: ¡Aquellos que HACEN la Voluntad del Padre! Como
escribiría Santiago posteriormente, es el “hacedor de la obra” quien es
bendecido en lo que hace, (Stg 1:22-25)
“22 Pero sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores,
engañándoos a vosotros mismos. 23
Porque si alguno es oidor de la Palabra, pero no hacedor de ella, éste es
semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24 Porque él se considera a sí mismo, y
se va, y luego olvida cómo era. 25 Mas el que mira atentamente en la
Perfecta Ley, la de la Libertad, y persevera en ella, no
siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será
Bienaventurado en lo que hace”.
¿Es
esto legalismo? ¡Nos llaman fanáticos religiosos…! ¿Por qué obedecemos a Dios y
su poderosa Sana Doctrina de Cristo? ¡No! Legalismo
es la salvación por el cumplimiento perfecto de la ley, creyendo que alguien gana la salvación por el mérito de lo que ellos
hayan hecho. La salvación por
gracia no excluye la necesidad de la obediencia. Simplemente necesitamos reconocer que nuestra obediencia no gana o
da méritos para la salvación. Cuando todo está dicho o hecho, ¡aún
somos indignos! (Lucas 17:10) “Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues
lo que debíamos hacer, hicimos”.
La
Voluntad del Padre,
el cual ofrece salvación por gracia, ¡requiere obediencia!
Solo aquellos que obedecen de corazón
serán librados del pecado, (Rom 6:17,18)
“17 Pero gracias a Dios, que,
aunque erais esclavos del pecado, habéis
obedecido de corazón a aquella forma de Doctrina a la cual fuisteis entregados;
18 y libertados del pecado,
vinisteis a ser siervos de la justicia”.
Jesucristo
es el Autor de salvación para todos
aquellos que lo obedecen, (Heb 5:9)
“Y habiendo sido perfeccionado, vino
a ser Autor de eterna salvación para todos los que le obedecen”.
Jesucristo
vendrá en juicio contra aquellos que no obedecen el Evangelio,
(2 Tim 1:7-9) “7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de Poder, de Amor y de Dominio Propio. 8 Por tanto, no te avergüences de dar
testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el Evangelio según el Poder de Dios,
9 quien nos salvó y llamó con llamamiento Santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y
la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos”.
CONCLUSIÓN:
¿Quiénes entrarán en el Reino de los Cielos?
No será para aquellos que solo hablan
por hablar porque profesan creer, pero no obedecen.
No será para aquellos que solo piensan
que están haciendo muchas cosas religiosas, pero sin cayado de autoridad. ¡Solo aquellos que hacen la Voluntad
del Padre!
Esto
es por qué debemos tomar seriamente las declaraciones iniciales del sermón de
Jesús... (Mt 6:33) “Mas
buscad primeramente el Reino de Dios y su Justicia, y todas estas cosas
os serán añadidas”. ¡Debemos buscar ser
encontrados dentro de la Voluntad y del Reinado de Dios y hacerlo la prioridad
número uno de nuestra vida!
¿Qué
es la Voluntad de Dios? Inicia con... El arrepentimiento hacia Dios y la fe en
Jesucristo, (Hech 20:21) “Testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo”.
Confesar a Jesucristo como nuestro Señor, (Rom
10:10) “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se
confiesa para salvación”. Siendo bautizado en Cristo para la remisión de los
pecados, (Hech 2:38) “Pedro les
dijo: Arrepentíos, y bautícese cada
uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados;
y recibiréis el don del Espíritu Santo”. Seguido por una vida de servicio fiel
a Jehová Dios por medio de Jesucristo, guiados por el Espíritu Santo,
confesando nuestros pecados a lo largo del camino, (Apoc 2:10) “No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el
diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y
tendréis tribulación por diez días. Sé
fiel hasta la muerte, y YO te
daré la corona de la vida”; (1
Jn 1:9) “Si confesamos nuestros pecados, ÉL es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad”.
¿ESTÁ
USTED HACIENDO LA VOLUNTAD DEL PADRE?
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