¿ERES
CRISTIANO DE LA LEY O DE LA GRACIA?
¿Puede
un cristiano comer sangre? ¿Hay que observar el sábado, el séptimo día de la
semana, como día de adoración? ¿Es necesario apedrear a las adúlteras? ¿Hay que
circuncidar a los varones? (Juan 1:17) “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”. El antiguo pacto o alianza: Nuestra
Sagradas Escrituras se componen de dos Pactos principales; la primera es el primer
Pacto de Jehová Dios dado a Moisés y el segundo Pacto de Jehová Dios que le dio
a Hijo Jesús. El primer pacto de Jehová Dios
con la nación naciente de Israel se formó en el Monte Sinaí antes del año 1200
a.C. (Éxodo 19:1-25) “1 En el mes tercero de la salida de los
hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mismo día llegaron al desierto de
Sinaí. 2 Habían salido de Refidim, y
llegaron al desierto de Sinaí, y acamparon en el desierto; y acampó allí Israel
delante del monte. 3 Y Moisés subió
a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de
Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel: 4
Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de
águilas, y os he traído a mí. 5
Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis
mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. 6 Y vosotros me seréis un reino de
sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de
Israel. 7 Entonces vino Moisés, y
llamó a los ancianos del pueblo, y expuso en presencia de ellos todas estas
palabras que Jehová le había mandado. 8
Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho,
haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo. 9 Entonces Jehová dijo a Moisés: He
aquí, yo vengo a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo
hablo contigo, y también para que te crean para siempre. Y Moisés refirió las
palabras del pueblo a Jehová. 10 Y
Jehová dijo a Moisés: Vé al pueblo, y santifícalos hoy y mañana; y laven sus
vestidos, 11 y estén preparados para
el día tercero, porque al tercer día Jehová descenderá a ojos de todo el pueblo
sobre el monte de Sinaí. 12 Y
señalarás término al pueblo en derredor, diciendo: Guardaos, no subáis al
monte, ni toquéis sus límites; cualquiera que tocare el monte, de seguro
morirá. 13 No lo tocará mano, porque
será apedreado o asaeteado; sea animal o sea hombre, no vivirá. Cuando suene
largamente la bocina, subirán al monte. 14
Y descendió Moisés del monte al pueblo, y santificó al pueblo; y lavaron sus
vestidos. 15 Y dijo al pueblo: Estad
preparados para el tercer día; no toquéis mujer. 16 Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, vinieron
truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy
fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento. 17 Y Moisés sacó del campamento al
pueblo para recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte. 18 Todo el monte Sinaí humeaba, porque
Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo de un
horno, y todo el monte se estremecía en gran manera. 9 El sonido de la bocina iba aumentando en extremo; Moisés hablaba,
y Dios le respondía con voz tronante. 20
Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó
Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió. 21 Y Jehová dijo a Moisés: Desciende, ordena al pueblo que no
traspase los límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos. 22 Y también que se santifiquen los
sacerdotes que se acercan a Jehová, para que Jehová no haga en ellos estrago. 23 Moisés dijo a Jehová: El pueblo no
podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has mandado diciendo: Señala límites
al monte, y santifícalo. 24 Y Jehová
le dijo: Vé, desciende, y subirás tú, y Aarón contigo; mas los sacerdotes y el
pueblo no traspasen el límite para subir a Jehová, no sea que haga en ellos
estrago. 25 Entonces Moisés
descendió y se lo dijo al pueblo”. Consta
de diversas partes como los diez mandamientos, las leyes santas para una vida
santa, el santuario portátil del tabernáculo, las ofrendas y sacrificios, el
sacerdocio y las fiestas sagradas. Para el año 600 a.C. (Jeremías 31:31-34) “31 He aquí que vienen días, dice
Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de
Judá. 32 No como el pacto que hice
con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto;
porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice
Jehová. 33 Pero este es el pacto que
haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley
en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos
me serán por pueblo. 34 Y no
enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a
Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más
grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más
de su pecado”. Contrasta el primer
pacto con uno nuevo que se formaría con el pueblo de Dios en el futuro.
Dios promete hacer un nuevo pacto; el primero pacto con Moisés en el éxodo de
Egipto. Esto quiere decir que el nuevo pacto superará en todo al viejo.
Jesús
y el nuevo pacto: Durante su ministerio terrenal Jesús
obedeció el primer pacto en todo; por eso nunca pecó. Pero a la misma vez vino
a traernos, en contraste con Moisés, (Jn
1:17) “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad
vinieron por medio de Jesucristo”. Esta verdad necesariamente se relaciona con
el primer pacto y sus enseñanzas. En el sermón del monte Jesús contrasta el
primer pacto de la ley y las interpretaciones tradicionales religiosas de su
época. (Mateo 5:17-20) “17 No penséis que he venido para
abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. 18 Porque de cierto os digo que hasta
que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley,
hasta que todo se haya cumplido. 19
De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños,
y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos;
mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino
de los cielos. 20 Porque os digo
que, si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no
entraréis en el reino de los cielos. 38 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y
diente por diente”. De hecho, el fin del
primer Pacto con sus ceremonias legales del templo fue simbolizado cuando el velo se rompió en
el templo durante la muerte de Jesús en la cruz (Mt 27:51) “Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de
arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron”; (Mr 15:38) “Entonces el velo del templo
se rasgó en dos, de arriba abajo”; (Lc.
23:45) “Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad”.
Jesús
procede en el sermón del monte a señalar la superioridad de sus leyes con seis
ejemplos en (Mateo 5:21,27,31,33,38,43) “21 Oísteis que fue dicho a los
antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. 27 Oísteis que
fue dicho: No cometerás adulterio. 31
También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio.
33 Además
habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al
Señor tus juramentos. 38
Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. 43 Oísteis que
fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo”. En estos ejemplos
se refiere entonces al primer pacto y sus tradiciones. En la segunda parte del
formato cita una práctica moral-ética como matar, el adulterio, el divorcio, la
honradez, la venganza y el amor. Luego
pasa en seguida a la tercera parte de su formato que sirve para contrastar las
enseñanzas del pacto anterior con las del nuevo. La repetición seis
veces: "Pero yo les digo" (Mt.
5:22,28,32,34,39,44) “22 Pero yo
os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio;
y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y
cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. 28 Pero yo os
digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella
en su corazón. 32
Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de
fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete
adulterio. 34
Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el
trono de Dios; 39
Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a
cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;
44
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen,
haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os
persiguen”. Es muy notable el uso de
la conjunción "pero", que sirve para contrastar lo anterior con lo
nuevo, y aún más el uso del pronombre "yo" que en cada caso aparece
escrito y separado del verbo; Así que Jesús intencional y enfáticamente
contrasta sus leyes y su autoridad con las antiguas y luego procede a modificar
éstas.
¿Cómo modifica Jesús las prácticas
religiosas? Normalmente las modifica haciéndolas más difíciles de obedecer,
porque en vez de dejar sus enseñanzas en un plano externo al ser humano las
interioriza. Así que el problema del
hombre no es exterior sino interior (Mr
7:21-23) “21 Porque de dentro,
del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las
fornicaciones, los homicidios, 22 los
hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la
maledicencia, la soberbia, la insensatez.
23
Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al
hombre”. Por lo tanto, el
comportamiento correcto tiene que ver con sus pensamientos, sentimientos,
emociones, actitudes, intenciones y motivaciones. En (Mateo 6:1-5;16-18) “1Guardaos de hacer vuestra justicia
delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis
recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. 2Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti,
como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados
por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 3Mas cuando tú des limosna, no sepa tu
izquierda lo que hace tu derecha, 4para
que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará
en público. 5Y
cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en
las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres;
de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 16Cuando ayunéis, no seáis austeros,
como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los
hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 17Pero tú, cuando ayunes, unge tu
cabeza y lava tu rostro, 18para no
mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu
Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” Jesús hace lo mismo revolucionando y usando como ejemplos las
prácticas religiosas de la limosna, la oración y el ayuno. Así que las
leyes de Jesús superan a las antiguas de Moisés, porque no escribe la ley en
una tabla de piedra sino en el corazón y en su mente (Jer 31:33) “Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel
después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré
en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo”. Por medio de Jesucristo y del Espíritu
Santo que toma habitación dentro de nosotros. Y así Jesucristo da su
verdadero significado.
Cerca del final de su ministerio en
otra montaña, la de la transfiguración, encontramos la superioridad de Jesús y
sus palabras indicado otra vez. Cuando Moisés, representante de la ley, y
Elías, representante de los profetas (es decir, el primer Pacto compuesto de
ley y profetas) conversan con Jesús, Pedro sugiere igual trato, respeto y
reverencia para los tres, pero el Padre Celestial mandó a que todos escucharan
sólo a su hijo, y sólo ÉL fue visto luego por los apóstoles (Mt 17:8) “Y alzando ellos los ojos, a
nadie vieron sino a Jesús solo”.
El
mensaje debe ser claro para nosotros también.
Las enseñanzas de Jesús son superiores a las leyes y profecías del primer
pacto. Prestemos mucha atención a Jesucristo siempre. En la última cena Jesús
asocia el concepto del nuevo pacto con su sangre y muerte (Mt 26:28) “porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por
muchos es derramada para remisión de los pecados”. (1 Cor 11:25) “Asimismo tomó también la copa, después de haber
cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas
las veces que la bebiereis, en memoria de mí”; Así ÉL como Mesías y profeta parecido a Moisés estaba estableciendo
este nuevo pacto.
La
ley señala el pecado; hace ver a uno que es pecador (Rom 7:7) “¿Qué diremos, pues? ¿La ley
es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley;
porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás”. Pero no puede perdonar. El perdón luego es posible sólo por fe
en Jesucristo que llegó para darnos libertad. Como consecuencia una vez
uno se convierte en hijo de Dios, uno ya no está "bajo la ley." Más
bien uno se encuentra bajo el dominio del Espíritu Santo para andar en sus
caminos. Tanto en lo antiguo con lo nuevo en términos de preparación y
cumplimiento, predicción y cumplimiento, anticipación y cumplimiento. (Hebreos 1:1-4) “1 Dios,
habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres
por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado
por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo
hizo el universo; 3 el cual, siendo
el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta
todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación
de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad
en las alturas, 4 hecho tanto superior a los ángeles, cuanto
heredó más excelente nombre que ellos”. Ningún profeta del pasado ha superado, y ninguno después de él podrá
superar a Jesús debido a que sólo él fue el Hijo propio de Dios.
También sólo ÉL dio su vida en rescate por nosotros (1Tim 2:5,6) “5Y también
el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. 6El labrador, para participar de los
frutos, debe trabajar primero”. Por
eso, ningún profeta ha podido revelarnos la voluntad de Dios con tanta
perfección. Así que el nuevo pacto con sus leyes revela más
perfectamente la voluntad de Dios que el antiguo expresado en las leyes de
Moisés.
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