¡COMÍAN
JUNTOS CON ALEGRÍA Y SENCILLEZ DE CORAZÓN!
Las reuniones como ésta son una
muestra de cómo será cuando lleguemos al Cielo. (Hechos 2:46,47) “46 Y
perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47 alabando a Dios, y teniendo favor
con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de
ser salvos”. ¡Es glorioso que cómo Cristianos nos juntemos así para tener
compañerismo! En la nueva Jerusalén
nos encontraremos y tendremos compañerismo con los Cristianos de todas las
edades. Imagínate cuan gozo tendrás cuando saludes al Apóstol Pedro, y
al Apóstol Pablo. Imagínate la gran dicha que tendrás cuando te sientes a
platicar con ellos. Imagínate cuan alegre estarás al abrazar a Abraham, a
David, a Noé, al ser amado que murió en Cristo Jesús. Imagínate las lágrimas de
gozo que saldrán de tus ojos cuando veas de nuevo al hermano que ya no está
entre nosotros, y a muchos otros seres queridos que ya están dormidos en la
muerte. Y mucho mejor que todo, piensa
en el gozo inefable de la gloria de ver a Jesús cara a cara. (1Cor 13:12) “Ahora
vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco
en parte; pero entonces conoceré como fui conocido”. ¡Qué gran día será! Pero este domingo gustamos un poco del gozo que
sentiremos en aquel día. Este Domingo en este servicio con nuestros hermanos
reunidos, sentimos un poco del espléndido gozo que sentiremos cuando lleguemos
al momento cuando Jesucristo vendrá por su iglesia. En verdad La amistad de
mente igual. Semeja al Señor. (1 Pedro
3:8,9) “8 Finalmente, sed todos
de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos,
amigables; 9 no devolviendo mal por
mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo
que fuisteis llamados para que heredaseis bendición”. (Filipenses 2:2) “completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo
el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa”. (1 Corintios 1:10) “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de
nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre
vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y
en un mismo parecer”. Cómo se puede
hacer esto si todos tienen su propia doctrina y no quieren abrazar la Sana
Doctrina de Cristo.
El pastor Víctor, de ésta Iglesia “Mi
Libertador”, nos pidió que tuviésemos compañerismo con todos juntos, sólo por
el hecho de obedecer a Dios, (Salmo
133:1) “¡Mirad cuán bueno y cuán
delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!”. La Iglesia en
Cristo Jesús “Mi Libertador”, nunca toma a la ligera una invitación como esta.
Orando, le pedí a Dios que me ayudase a decir algo que tocase nuestros
corazones e hiciere de esta una ocasión memorable, no solamente un sermón más.
Y creo que Dios me dirigió al texto que hemos leído del libro de Los Hechos.
"La iglesia nunca ha sido más espiritualmente fuerte que en aquel
tiempo". ¡El avivamiento cuando estamos juntos participando de los
alimentos le da vida a La Iglesia en Cristo Jesús “Mi Libertador”! Al igual que todo avivamiento, éste trae
consigo una resurrección espiritual. Esto hace que estemos vivos,
dinámicos, prestos a evangelizar, tan llenos de amor y caridad Cristiana que
esta iglesia en Cristo Jesús, al igual que la iglesia del tiempo de los Hechos
2. en particular se convierte en el modelo para todas las iglesias que vendrían
en el futuro. Si queremos la misma clase de iglesia dinámica y creciente que
ellos tenían, tendremos que seguir su patrón, en lo que por la Gracia de Jehová
Dios por medio de Jesús experimentaron.
Daré tres lecciones simples de este
pasaje de los hechos de la Escritura que espero con todo mi corazón nuestra
iglesia aprenda y practique. Son lecciones muy simples, pero que transformarán
a nuestra iglesia, y a la hora que Dios diga, nos traerán un gran derrame de
avivamiento. He aquí las tres lecciones del texto.
1.
A ELLOS LES GUSTABA ESTAR JUNTOS. Disfrutaban tanto estar juntos.
(Hechos 2:46) “Y perseverando
unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos
con alegría y sencillez de corazón”. Esta
es una declaración que revela mucho. "Y perseverando unánimes cada día...
y partiendo el pan en las casas". La nota del margen céntrico lo pone así:
"compartiendo su comida"
en las casas. ¡No se podía separarlos! Siempre estaban juntos.
Ellos amaban estar juntos en compañerismo Cristiano.
Creo que este es el elemento que falta
en nuestra iglesia hoy en día. Las "súper iglesias" tienen tanta
gente que no se conocen unos a otros, pero nosotros que somos no muchos no
tenemos ese pretexto. Y el pastor ni siquiera sabe sus nombres. Y no hace falta decir que el
compañerismo de aquella primera iglesia en Jerusalén no se encuentra en las
mega-iglesias de nuestro día. ¡Qué
triste! Pero también hay muchas iglesias pequeñas donde a la gente no le
gusta estar junta. ¿Tal es el caso
nuestro? Muy a menudo, en las iglesias más pequeñas, las personas no se
conectan unas con otras. Cuando llega
una persona nueva, se da cuenta que es un "extraño", que realmente no
es bienvenido en el corazón de la congregación.
¡Esto
es lo que debemos remediar si de verdad queremos que nuestra iglesia sea
evangelista, lo debemos arreglar, lo debemos curar!
Simplemente tenemos que volver al patrón de la iglesia de Jerusalén y aprender
a agradarnos y aprender a aceptar a la gente nueva en nuestros corazones,
nuestro compañerismo, y nuestros hogares mismos. Si no aprendemos a traer a los
de "afuera" al compañerismo del corazón de la iglesia, ¡no los podremos evangelizar como lo
hizo aquella primera iglesia! Creo que tenemos que aprender a
simpatizarnos profundamente, y tenemos que aprender a "traer con
amor" a la gente perdida que viene a visitarnos. Nuestro legado es "tráelos con amor", (Oseas 11:4) “Con cuerdas humanas los
atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de
sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida”. ¡Creo que en esto como siempre Dios no se equivoca y tiene la razón!
(Jeremías 31:3) “Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo:
Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”. Cuando a
alguien que ha venido a esta iglesia si alguien les dijera ¿Por qué mejor no
vienes a nuestra iglesia? Y que la persona pudiera contestar con firmeza, No
gracias porque en la Iglesia en Cristo Jesús “Mi Libertador”, allí si saben
quererlo a uno.
Espero que los jóvenes digan esto
cuando hayan visitado nuestra iglesia. Espero que cuando alguien los invite a otra
iglesia; Alcancemos Victoria puedan decir: No, me voy a la Iglesia en Cristo
Jesús “Mi Libertador”. Allí sí saben quererlo a uno". ¡De esto es lo que estamos hablando -de amarnos unos a otros con
amor Cristiano profundo- y de traer con amor a los perdidos para que sepan que
queremos que ellos estén con nosotros! ¡Eso no es liberalismo! ¡Es evangelismo de la Sana Doctrina de
Cristo!
2.
COMÍAN JUNTOS A MENUDO. Leamos nuevamente.
(Hechos 2:46) “Y perseverando unánimes
cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con
alegría y sencillez de corazón”. Como mencioné antes, "comían juntos"
significa "compartiendo su comida". Esto se "entiende de sus
comidas comunes, las que comían juntos...: "Aquellos primeros Cristianos
lo hacían todo juntos... Juntos... comían la comida regular". Aquellos
primeros Cristianos siempre comían juntos. Yo creo que es de suma importancia
que nuestra iglesia siga su ejemplo en esto.
Por lo menos una vez al mes debemos de
tener un banquete después del servicio. Me parece realmente maravilloso. La
iglesia debemos de comer juntos, como familia de iglesia, lo más seguido
posible. ¿Saben?, que la
primera iglesia de Jerusalén no se inventó la idea de comer juntos. ¡Oh
no! La idea vino del Señor Jesucristo mismo. En las Sagradas
Escrituras podemos darnos cuenta que una multitud de perdidos seguían a Jesús
para oírlo hablar. Luego Jesús llamó a Leví (que luego se volvió
Mateo). Mateo preparó una gran comida y los invitó a todos. Lucas dice: (Lucas 5:29) “Y Leví le hizo gran
banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que
estaban a la mesa con ellos”.
En
el Libro de Marcos dice: (Marcos
2:15-17) “15 Aconteció que,
estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban
también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos; porque había muchos
que le habían seguido. 16 Y los
escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los
pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él come y
bebe con los publicanos y pecadores? 17
Al oír esto Jesús, les dijo: Los
sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino
a pecadores”. La gente religiosa siempre va a hablar diciendo: ¿Qué
es esto, que ellos comen y bebe con los pecadores?
Pero
Jesús enfatizó traer a los perdidos y comer con ellos.
Otro dos ejemplos de esto ocurrieron cuando Jesús se sentó a comer con cinco
mil personas perdidas, una de las cuales está escrita en (Marcos 6:32-44) “32 Y
se fueron solos en una barca a un lugar desierto. 33 Pero muchos los vieron ir, y le reconocieron; y muchos fueron
allá a pie desde las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron a él. 34 Y salió Jesús y vio una gran
multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían
pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas. 35 Cuando ya era muy avanzada la hora, sus discípulos se acercaron
a él, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya muy avanzada. 36 Despídelos para que vayan a los
campos y aldeas de alrededor, y compren pan, pues no tienen qué comer. 37 Respondiendo él, les dijo: Dadles
vosotros de comer. Ellos le dijeron: ¿Que vayamos y compremos pan por
doscientos denarios, y les demos de comer? 38
El les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Id y vedlo. Y al saberlo, dijeron:
Cinco, y dos peces. 39 Y les mandó
que hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba verde. 40 Y se recostaron por grupos, de
ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta. 41 Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los
ojos al cielo, bendijo, y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los
pusiesen delante; y repartió los dos peces entre todos. 42 Y comieron todos, y se saciaron. 43 Y recogieron de los pedazos doce cestas llenas, y de lo que
sobró de los peces. 44 Y los que
comieron eran cinco mil hombres”. Y después cuando Jesús se sentó a comer con
cuatro mil personas perdidas, la cual está escrita en (Marcos 8:1-9) “1 En
aquellos días, como había una gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús llamó
a sus discípulos, y les dijo: 2
Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no
tienen qué comer; 3 y si los enviare
en ayunas a sus casas, se desmayarán en el camino, pues algunos de ellos han
venido de lejos. 4 Sus discípulos le
respondieron: ¿De dónde podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el
desierto? 5 El les preguntó:
¿Cuántos panes tenéis? Ellos dijeron: Siete. 6 Entonces mandó a la multitud que se recostase en tierra; y
tomando los siete panes, habiendo dado gracias, los partió, y dio a sus
discípulos para que los pusiesen delante; y los pusieron delante de la
multitud. 7 Tenían también unos
pocos pececillos; y los bendijo, y mandó que también los pusiesen delante. 8 Y comieron, y se saciaron; y
recogieron de los pedazos que habían sobrado, siete canastas. 9 Eran los que comieron, como cuatro
mil; y los despidió”. Vez tras vez,
Jesús se propuso invitar a pecadores a comer con Él y Sus discípulos. Y
vez tras vez la gente religiosa lo criticaba por hacerlo así. Ellos
decían: (Lucas 5:30) “Y los escribas y los fariseos murmuraban contra
los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?”. También Jesús usó las fiestas y los
banquetes en Sus parábolas. Vez tras vez Jesús dio parábolas que hablaban de
invitar a la gente perdida a comer. Por
ejemplo, en la parábola de las bodas, Él dijo: (Mateo 22:9,10) “9 Id, pues, a las salidas de los
caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. 10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que
hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados”. Fue
aquí donde los Cristianos en la iglesia de Jerusalén aprendieron esto.
¡Aprendieron a tener comidas y a convidar a los perdidos del Señor Jesucristo
mismo! ¡De allí lo aprendieron! Pero debo apresurarme al último punto. A los
primeros Cristianos sí les gustaba estar juntos. A menudo comían juntos, y
tercero, le simpatizaban a la gente común.
LE
SIMPATIZABAN A LA GENTE.
(Hechos 2:47)
“Alabando a Dios, y teniendo favor
con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que
habían de ser salvos”. A la gente
común de Jerusalén le simpatizaban los Cristianos. Ellos tenían "favor con
todo el pueblo". ¡Pero, a los
principales sacerdotes y los Fariseos no les agradaban! ¡Tampoco les agradaba
Jesús! Pero tenían favor con la gente común de la ciudad, eran amigables con
ellos, de buena disposición. Para decirlo de un modo moderno, ¡Les
simpatizaban! Con mucha razón. Por esta razón dice la Palabra de Dios: "El
Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos". ¡Si a la gente le gusta estar contigo,
será comparativamente fácil que sea salva! Si no le gusta estar
contigo, no importará cuan bien le prediques o con cuanta fuerza ores, no se
quedará en la iglesia el tiempo suficiente para oír el mensaje y ser salvo. Si no les simpatizas no lo harán.
A veces estamos tan ocupados con
nuestros deberes religiosos que se nos olvida por completo la gente que visita por
primera vez la iglesia. Nos
concentramos con los que conversamos cada semana, con nuestras amistades, y
dejamos fuera a los nuevos. Salimos de la iglesia de prisa con nuestra
familia y amistades y dejamos a la gente nueva parada a solas enfrente de la
iglesia. ¡Y luego nos preguntamos por qué no regresaron! Si queremos que nuestra iglesia crezca tenemos que ser amables con
la gente nueva.
No
me refiero que solamente darles la mano de prisa y una sonrisa plástica antes
de partir.
¡No, esto no funcionará! ¿Por qué vas hasta la iglesia en Cristo
Jesús “Mi Libertador”? "Allí sí saben quererlo a uno". ¿Me explico? Creo
que el ejemplo de nuestro Padre Celestial es el mejor método: "Tráelos con
amor". Jesús fue a la muerte murió en la Cruz para
pagar la pena de tus pecados. Cristo derramó Su Sangre para que tus pecados
pudieran ser perdonados. Jesucristo resucitó físicamente de los muertos.
Jesucristo ascendió de nuevo al Cielo, donde está sentado a la diestra de Dios,
orando por la salvación de nuestras almas. Jesucristo hizo todo esto porque nos
ama. Si tú vienes a Jesucristo por fe, Jesucristo lavará tus pecados con Su
Sangre Preciosa. Ven a Jesucristo es la Cabeza de ésta Iglesia y asegúrate de
regresar a la iglesia los días de estudios. ¿Por qué quedarte solo? ¡Ven al
hogar, a la iglesia! ¿Por qué quedarte perdido? ¡Ven al hogar, de Jesucristo,
el Hijo de Dios!
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