DEVOCIONAL
CON LA FAMILIA SEMANA # 15
DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 1 (JUAN 17:11-16)
11
Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre
santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. 12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu
nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino
el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. 13 Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan
mi gozo cumplido en sí mismos. 14 Yo
les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como
tampoco yo soy del mundo. 15 No
ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16 No son del mundo, como tampoco yo
soy del mundo.
Vv.
11-16. Cristo no ora que ellos sean ricos
y grandes en el mundo, sino que sean resguardados del pecado, fortalecidos para
su deber, y llevados a salvo al cielo. La prosperidad del alma es la mejor
prosperidad óptima. Rogó a su santo Padre que los cuidara por su poder y para
su gloria, para que ellos se unieran en afecto y trabajo aun conforme a la
unión de Padre e Hijo.
No oró que sus
discípulos sean quitados del mundo, para que pudieran escapar de la ira de los
hombres, porque tenían una gran obra que hacer para la gloria de Dios, y para
beneficio de la humanidad. Él oró que el Padre los resguardara del mal, de ser
corrompidos por el mundo, los remanentes de pecado en sus corazones, y del
poder y astucia de Satanás. Así, pues, ellos pasarían por el mundo como
cruzando territorio enemigo, como Él había hecho. Ellos no son dejados aquí
para procurar los mismo objetivos que los hombres que les rodean, sino para
glorificar a Dios y servir a su generación. El Espíritu de Dios en los cristianos
verdaderos se opone al espíritu del mundo.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 2 (JUAN 17:17-19)
17
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. 18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo,
para que también ellos sean santificados en la verdad.
Vv.
17-19. Cristo oró en seguida por los
discípulos para que no sólo fueran resguardados del mal, sino fueran hechos
buenos. La oración de Jesús por todos los suyos es que sean hechos santos. Hasta
los discípulos deben orar pidiendo la gracia santificadora.
El medio de dar
esta gracia es “por tu verdad, tu palabra es la verdad”. Santifícalos,
apártalos para ti mismo y para tu servicio. Recíbelos en el oficio; que tu mano
vaya con ellos.
Jesús se consagró
por entero a su tarea, y a todas las partes de ella, especialmente al
ofrendarse inmaculado a Dios por el Espíritu eterno. La real santidad de todos
los cristianos verdaderos es el fruto de la muerte de Cristo, por la cual fue
adquirido el don del Espíritu Santo; Él se dio por su Iglesia para
santificarla. Si nuestros puntos de vista no tienen este efecto en nosotros, no
son verdad divina, o no los recibimos por una fe activa y viva, sino como
simples nociones.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 3 (JUAN117:20-23)
20
Más no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí
por la palabra de ellos, 21 para que
todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean
uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 La gloria que me diste, yo les he
dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para
que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como
también a mí me has amado.
Vv.
20-23. Nuestro Señor oró especialmente que
todos los creyentes fueran como un cuerpo bajo una cabeza, animado por una sola
alma, por su unión con Cristo y el Padre en Él, por medio del Espíritu Santo
que habita en ellos. Mientras más discutan sobre asuntos menores, más arrojan
dudas sobre el cristianismo. Propongámonos mantener la unidad del Espíritu en
el vínculo de la paz, rogando que todos los creyentes se unan más y más en un
propósito y un criterio. Así convenceríamos al mundo de la verdad y de la
excelencia de nuestra religión y encontraríamos una comunión más dulce con Dios
y sus santos.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 4 (JUAN 17:24-26)
24
Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén
conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde
antes de la fundación del mundo. 25
Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han
conocido que tú me enviaste. 26 Y
les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con
que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.
Vv.
24-26. Cristo, como Uno con el Padre, ora
por cuenta de todos los que le habían sido dados y que, en su debido momento,
creerían en Él, para que sean llevados al cielo; y que ahí toda la compañía de
los redimidos pueda contemplar su gloria como Amigo y Hermano amado, y en ello
hallar la dicha. Había declarado, y declararía después, el nombre o el carácter
de Dios, por su doctrina y su Espíritu, que siendo uno con Él, también pueda
permanecer con ellos el amor del Padre por Él. Así, estando unidos con Él por
un Espíritu, sean llenos con la plenitud de Dios y disfruten la bendición de la
cual no podemos formarnos una idea correcta en nuestro estado actual.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 5 (JUAN 18:1-12)
1
Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del
torrente de Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos.
2 Y también Judas, el que le
entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí
con sus discípulos. 3 Judas, pues,
tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y
de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas. 4 Pero Jesús, sabiendo todas las cosas
que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis?5 Le respondieron: A Jesús nazareno.
Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. 6
Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra. 7 Volvió, pues, a preguntarles: ¿A
quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús nazareno. 8 Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí,
dejad ir a estos; 9 para que se
cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno. 10 Entonces Simón Pedro, que tenía una
espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la
oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. 11 Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa
que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? 12 Entonces la compañía de soldados, el tribuno y los alguaciles de
los judíos, prendieron a Jesús y le ataron.
Vv.
1-12. El pecado empezó en el huerto de
Edén, allí se pronunció la maldición, allí se prometió el Redentor; y en un
huerto esa Simiente prometida entró en conflicto con la serpiente antigua.
Cristo fue sepultado también en un huerto. Entonces, cuando paseemos por
nuestros huertos, meditemos en los sufrimientos de Cristo en un huerto.
Nuestro Señor
Jesús, sabiendo todas las cosas que le sobrevendrían, se adelantó y preguntó,
¿a quién buscáis? Cuando el pueblo quiso obligarlo a llevar una corona, Él se
retiró, capítulo 6, 15, pero cuando vinieron a obligarlo a llevar la cruz, Él
se ofreció, porque vino a este mundo a sufrir, y fue al otro mundo a reinar. Él
demostró claramente lo que podría haber hecho cuando los derribó; pudiera
haberlos dejado muertos, pero no lo hizo así. Debe de haber sido el efecto del
poder divino que los oficiales y los soldados dejaran que los discípulos se
fueran tranquilamente después de la resistencia que ofrecieron.
Cristo nos da el
ejemplo de mansedumbre en los sufrimientos y la pauta del sometimiento a la
voluntad de Dios en toda cosa que nos concierna.
Es solo la copa,
cosa de poca monta. Es la copa que nos es dada; los sufrimientos son dádivas.
Nos es dada por el Padre que tiene la autoridad de padre y no nos hace mal; el
afecto de un padre, y no tiene intención de herirnos. Del ejemplo de nuestro
Salvador debemos aprender a recibir nuestras aflicciones más ligeras y
preguntarnos si debemos resistir la voluntad de nuestro Padre o desconfiar de
su amor.
Estamos atados
con la cuerda de nuestras iniquidades, con el yugo de nuestras transgresiones.
Cristo, hecho ofrenda del pecado por nosotros, para librarnos de esas ataduras,
se sometió a ser atado por nosotros. Debemos nuestra libertad a sus ataduras:
así el Hijo nos hace libres.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 6 (JUAN 18:13-27)
13
y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, que era sumo
sacerdote aquel año.
14
Era Caifás el que había dado el consejo a los judíos, de que convenía que un
solo hombre muriese por el pueblo. 15
Y seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Y este discípulo era conocido
del sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del sumo sacerdote; 16 mas Pedro estaba fuera, a la puerta.
Salió, pues, el discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la
portera, e hizo entrar a Pedro. 17
Entonces la criada portera dijo a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos
de este hombre? Dijo él: No lo soy. 18
Y estaban en pie los siervos y los alguaciles que habían encendido un fuego;
porque hacía frío, y se calentaban; y también con ellos estaba Pedro en pie,
calentándose. 19 Y el sumo sacerdote
preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. 20 Jesús le respondió: Yo públicamente
he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde
se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto. 21 ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les
haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho. 22 Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba
allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? 23 Jesús le respondió: Si he hablado
mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas? 24 Anás entonces le envió atado a
Caifás, el sumo sacerdote. 25
Estaba, pues, Pedro en pie, calentándose. Y le dijeron: ¿No eres tú de sus
discípulos? El negó, y dijo: No lo soy.26
Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había
cortado la oreja, le dijo: ¿No te vi yo en el huerto con él? 27 Negó Pedro otra vez; y en seguida
cantó el gallo.
Vv.
13-27. Simón Pedro niega a su Maestro. Los
detalles han sido comentados en los otros evangelios. El comienzo del pecado es
como dejar correr el agua. El pecado de mentir es un pecado fértil: una mentira
necesita otra para apoyarse, y esa, otra. Si el llamado a exponernos a un
peligro es claro, podemos esperar que Dios nos dé poder para honrarle; si no es
así, podemos temer que Dios permitirá que seamos avergonzados. Ellos nada
dijeron acerca de los milagros de Jesús, por los cuales había hecho tanto bien,
y que probaban su doctrina. De esa manera, los enemigos de Cristo, aunque
pelean contra la verdad, cierran voluntariamente sus ojos ante ella. Él apela a
los que le oyen. La doctrina de Cristo puede apelar con seguridad a todos los
que la conocen, y los que juzgan según verdad dan testimonio de ella. Nunca
debe ser apasionado nuestro resentimiento por las injurias. Él razonó con el
hombre que le injurió y nosotros también podemos.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 7 (JUAN 18:28-32)
28 Llevaron
a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el
pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua. 29 Entonces salió Pilato a ellos, y les
dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? 30 Respondieron y le dijeron: Si éste no fuera malhechor, no te lo
habríamos entregado. 31 Entonces les
dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le
dijeron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie; 32 para que se cumpliese la palabra que
Jesús había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir.
Vv.
28-32. Era injusto mandar a la muerte a
uno que había hecho tanto bien, por tanto, los judíos estaban dispuestos a
salvarse de reproche. Muchos temen más el escándalo que el pecado de algo malo.
Cristo había dicho que sería entregado a los gentiles y que ellos lo matarían;
aquí vemos que eso se cumplió. Había dicho que sería crucificado, levantado. Si
los judíos lo hubieran juzgado conforme a su ley, le hubieran lapidado; la
crucifixión nunca fue usada por los judíos. Aunque no se nos haya revelado,
está determinado en lo que a nosotros concierne, de qué muerte moriremos: esto
debiera librarnos de la inquietud relativa a ese asunto. Señor, que sea cuándo
y cómo hayas designado.
Es
muy fácil para nosotros, los seres humanos, perder nuestro enfoque.
Por eso el Señor le repetía diariamente Su palabra al pueblo de Israel, aunque
aun así el amor de ellos se enfriaba. Por eso Dios les decía: (Oseas 6:6) “Porque misericordia quiero, no sacrificio, y conocimiento de Dios más
que holocaustos.”
Si las
actividades de este mundo están enfriando tu amor por Dios, no te desanimes!
Dios sabe que estás pasando por esa situación y Él te dice:
(Apocalipsis
3:2,15) "Levántate y esfuérzate por mejorar las cosas que aún haces
bien, pero que estás a punto de no seguir haciendo, pues he visto que no
obedeces a mi Dios. Estoy enterado de todo lo que haces, y sé que no me
obedeces del todo, sino sólo un poco. ¡Sería mejor que me obedecieras
completamente, o que de plano no me obedecieras!".
ESTUDIO
en Lerma por él
Pr.
Victor R. Preciado Balderrama
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