DEVOCIONAL CON LA FAMILIA SEMANA #7
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 1 (JUAN 8:12-16)
12
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue,
no andará en tinieblas, sino que tendrá
la luz de la vida. 13 Entonces los
fariseos le dijeron: Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es
verdadero. 14 Respondió Jesús y les
dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero,
porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde
vengo, ni a dónde voy. 15 Vosotros
juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie. 16 Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo,
sino yo y el que me envió, el Padre.
Vv.
12-16. Cristo
es la Luz del mundo. Dios es luz, y Cristo es la imagen del Dios invisible. Un
sol ilumina a todo el mundo; así lo hace un solo Cristo y no se necesita más.
¡Qué mazmorra oscura sería el mundo sin el sol! Así sería sin Jesús por el cual
vino la luz al mundo.
Quienes siguen a
Cristo no andarán en tinieblas. No serán dejados sin las verdades necesarias
para impedir el error destructor, y sin las instrucciones en el camino del
deber, necesarias para guardarlos del pecado condenador.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 2 (JUAN 8:17-20)
17
Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. 18 Yo soy el que doy testimonio de mí
mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí. 19 Ellos le dijeron: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí
me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre
conoceríais. 20 Estas palabras habló
Jesús en el lugar de las ofrendas, enseñando en el templo; y nadie le
prendió, porque aún no había llegado su
hora.
Vv.
17-20. Si
conociéramos mejor a Cristo conoceríamos mejor al Padre. Se vuelven vanos en
sus imaginaciones acerca de Dios los que no aprenden de Cristo. Los que no
conocen su gloria ni su gracia, no conocen al Padre que le envió. El tiempo de
nuestra partida de este mundo depende de Dios. Nuestros enemigos no pueden apresurarlo
más, ni nuestros amigos, demorarlo respecto del tiempo designado por el Padre.
Todo creyente verdadero puede mirar arriba y decir con placer: Mis tiempos
están en tu mano, y mejor en ellas que en las mías. Para todos los propósitos
de Dios hay un tiempo.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 3 (JUAN 8:21-29)
21
Otra vez les dijo Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, pero en vuestro pecado moriréis; a donde yo
voy, vosotros no podéis venir. 22 Decían entonces los judíos: ¿Acaso
se matará a sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir? 23 Y les dijo: Vosotros sois de abajo,
yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. 24 Por eso os dije que moriréis en
vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.
25 Entonces le dijeron: ¿Tú quién
eres? Entonces Jesús les dijo: Lo que desde el principio os he dicho. 26 Muchas cosas tengo que decir y
juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de
él, esto hablo al mundo. 27 Pero no entendieron que les hablaba
del Padre. 28 Les dijo, pues, Jesús:
Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y
que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo.29 Porque el que me envió, conmigo
está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.
Vv.
21-29. Los
que viven en incredulidad están acabados para siempre si mueren en la
incredulidad. Los judíos pertenecían a este mundo malo actual, pero Jesús era
de naturaleza divina y celestial, de modo que su doctrina, su reino y sus
bendiciones no se adaptarían al gusto de ellos. Pero la maldición de la ley es
quitada para todos los que se someten a la gracia del evangelio. Nada, sino la
doctrina de la gracia de Cristo, será un argumento suficientemente poderoso
para hacernos volver del pecado a Dios; y ese Espíritu es dado, y esa doctrina
está dada, para obrar sólo en quienes creen en Cristo. Algunos dicen: ¿Quién es
este Jesús? Ellos le reconocen como un profeta, maestro excelente, y aun como
algo más que una criatura, pero no pueden reconocerle, por sobre todo, como
Dios bendito por los siglos. ¿No bastará eso? Aquí responde Jesús la pregunta:
¿Es esto para honrarle como Padre? ¿Reconoce que Jesús es la Luz
del mundo y la
Vida de los hombres, uno con el Padre? Todos sabrán por su conversión o en su
condenación que Él siempre habló e hizo lo que agradaba al Padre, aun cuando
reclamaba para sí los honores más excelsos.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 4 (JUAN 8:30-36)
30
Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él. 31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si
vosotros permaneciereis en mi palabra,
seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y
la verdad os hará libres. 33 Le
respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie.
¿Cómo dices tú: Seréis libres? 34
Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace
pecado, esclavo es del pecado. 35 Y
el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
Vv.
30-36.
Un poder tal acompañaba las palabras de
nuestro Señor que muchos se convencieron y profesaron creer en Él. Él los
estimuló para que escucharan sus enseñanzas, a confiar en sus promesas, y
obedecer sus mandamientos a pesar de todas las tentaciones al mal. Iban a ser
verdaderamente sus discípulos haciendo eso, y aprenderían por la enseñanza de
su palabra y su Espíritu, donde están la esperanza y la fuerza de ellos.
Cristo habló de
libertad espiritual, pero los corazones carnales no sienten otros pesares
aparte de los que molestan al cuerpo y perturban sus asuntos mundanos. Si se
les habla de su libertad y propiedad, del despilfarro perpetrado en sus tierras
o del daño infligido a sus casas, entenderán muy bien, pero si se les habla de
la esclavitud del pecado, de la cautividad con Satanás y de la libertad por
Cristo, del mal hecho a sus preciosas almas, y el riesgo de su bienestar eterno,
entonces usted lleva cosas raras a sus oídos. Jesús les recordó claramente que
el hombre que practica cualquier pecado es, efectivamente, un esclavo de
pecado, como era el caso de la mayoría de ellos. Cristo nos ofrece libertad en
el evangelio; tiene poder para darla, y aquellos a quienes Cristo hace libres,
realmente lo son. Sin embargo, a menudo vemos a las personas que debaten sobre
libertades de toda clase mientras son esclavos de alguna lujuria pecaminosa.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 5 (JUAN 8:37-40)
37
Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra
no halla cabida en vosotros. 38 Yo
hablo lo que he visto cerca del Padre; y
vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre. 39 Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les
dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las
obras de Abraham haríais. 40 Pero
ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he
oído de Dios; no hizo esto Abraham.
Vv.
37-40.
Nuestro Señor resiste el orgullo y la vana
confianza de estos judíos, mostrándoles que su descendencia desde Abraham no
aprovecha a los de espíritu contrario a Él. Donde la palabra de Dios no tiene
lugar, no debe esperarse nada bueno; ahí se da lugar a toda iniquidad.
Un enfermo que
regresa de ver al médico y no toma ningún remedio ni come, ha perdido la
esperanza de recuperarse. La verdad sana y nutre los corazones de quienes la
reciben. La verdad enseñada por los filósofos no tiene este poder ni este
efecto, sino sólo la verdad de Dios. Quienes reclaman los privilegios de
Abraham, deben hacer las obras de Abraham; deben ser extranjeros y peregrinos
en este mundo; mantener la adoración de Dios en su familia y andar siempre
delante de Dios.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 6 (JUAN 8:41-47)
41
Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no
somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. 42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro
padre fuese Dios, ciertamente me
amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí
mismo, sino que él me envió. 43 ¿Por
qué no entendéis mi lenguaje? Porque no
podéis escuchar mi palabra. 44
Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis
hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la
verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre
de mentira. 45 Y a mí, porque digo
la verdad, no me creéis.
46
¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué
vosotros no me creéis?
47
El que es de Dios, las palabras de Dios
oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.
Vv.
41-47.
Satanás dispone a los hombres a excesos por
los cuales se asesinan a sí mismos y al prójimo, mientras lo que pone en la
mente tiende a destruir las almas de los hombres. Él es el gran promotor de
toda clase de falsedad. Es mentiroso, todas sus tentaciones las efectúa
llamando bueno a lo malo y malo a lo bueno, y prometiendo libertad en el pecar.
Él es el autor de todas las mentiras; a él se parecen y evocan los mentirosos,
con quienes tendrá su porción para siempre, como todos los mentirosos. Las
lujurias especiales del diablo son la maldad espiritual, las lujurias de la
mente, y los razonamientos corruptos, la soberbia y la envidia, la ira y la
malicia, la enemistad para con lo bueno, y estimular al prójimo al mal. Aquí la
verdad es la voluntad revelada de Dios para salvación de los hombres por
Jesucristo, la verdad que ahora estaba predicando Cristo y a la cual se
opusieron los judíos.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 7 (JUAN 8:48-53)
48
Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que
tú eres samaritano, y que tienes demonio? 49
Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me
deshonráis. 50 Pero yo no busco mi
gloria; hay quien la busca, y juzga. 51
De cierto, de cierto os digo, que el que
guarda mi palabra, nunca verá muerte. 52
Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham
murió, y los profetas; y tú dices: El que guarda mi palabra, nunca sufrirá
muerte. 53 ¿Eres tú acaso mayor que
nuestro padre Abraham, el cual murió? ¡Y los profetas murieron! ¿Quién te haces a ti mismo?
Vv.
48-53.
Obsérvese
el desprecio de Cristo por los aplausos de los hombres. Los que están muertos
para los elogios de los hombres pueden tolerar el desprecio de ellos. Dios
procura el honor de todos los que no buscan lo suyo propio.
En estos versículos tenemos la doctrina de
la dicha eterna de los creyentes. Tenemos el carácter del creyente; éste es el
que guarda las palabras del Señor Jesús. El privilegio del creyente es que no
verá para siempre la muerte de ninguna manera. Aunque ahora no pueden evitar
ver la muerte y, también saborearla, sin embargo, dentro de poco tiempo estarán
donde para siempre no habrá más muerte, Éxodo
14:13.
ESTUDIO
en Lerma por él
Pr.
Victor R. Preciado Balderrama
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