DEVOCIONAL
CON LA FAMILIA SEMANA #21
DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 1 (MATEO 5:38-42)
38
Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. 39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a
cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; 40 y al que quiera ponerte a pleito y
quitarte la túnica, déjale también la capa; 41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con
él dos. 42 Al que te pida, dale; y
al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.
Vv.
38-42. La sencilla instrucción es: Soporta
cualquier injuria que puedas sufrir por amor a la paz, encomendando tus
preocupaciones al cuidado del Señor. El resumen de todo es que los cristianos
deben evitar las disputas y las querellas. Si alguien dice que carne y sangre
no pueden pasar por tal afrenta, que se acuerden que carne y sangre no
heredarán el reino de Dios, y los que actúan sobre la base de los principios
justos tendrán suma paz y consuelo.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 2 (MATEO 5:43-48)
43
Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros
enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y
orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos,
que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e
injustos. 46 Porque si amáis a los
que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los
publicanos? 47 Y si saludáis a
vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los
gentiles? 48 Sed, pues, vosotros
perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Vv.
43-48. Los maestros judíos entendían por “prójimo” sólo a los que eran de su
propio país, nación y religión, a los que les complacía considerar amigos. El
Señor Jesús enseña que debemos hacer toda la bondad verdadera que podamos a
todos, especialmente a sus almas. Debemos orar por ellos. Mientras muchos
devolverán bien por bien, hemos de devolver bien por mal; y esto hablará de un
principio más noble en que se basa la mayoría de los hombres para actuar. Otros
saludan a sus hermanos, y abrazan a los de su propio partido, costumbre y
opinión pero nosotros no debemos limitar así nuestro respeto.
Deber de los
cristianos es desear y apuntar a la perfección, y seguir adelante en gracia y
santidad. Allí debemos tener la intención de conformarnos al ejemplo de nuestro
Padre celestial, 1 Pedro 1:15, 16.
Seguramente se espera más de los seguidores de Cristo que de los demás;
seguramente se hallará más en ellos que en los demás. Roguemos a Dios que nos
capacite para demostrarnos como hijos suyos.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 3 (MATEO 6:1-4)
1
Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de
ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los
cielos. 2 Cuando, pues, des limosna,
no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las
sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo
que ya tienen su recompensa. 3 Mas
cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, 4 para que sea tu limosna en secreto; y
tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Vv.
1-4. En seguida, nuestro Señor advirtió
contra la hipocresía y la simulación exterior en los deberes religiosos. Lo que
hay que hacer, debemos hacerlo a partir de un principio interior de ser
aprobados por Dios, no la búsqueda del elogio de los hombres. En estos
versículos se nos advierte contra la hipocresía de dar limosna. Atención a
esto. Es pecado sutil; y la vanagloria se infiltra en lo que hacemos, antes de
darnos cuenta. Pero el deber no es menos necesario ni menos excelente porque
los hipócritas abusan de él para servir a su orgullo. La condena que Cristo
dicta parece primero una promesa, pero es su recompensa; no es la recompensa
que promete Dios a los que hacen el bien, sino la recompensa que los hipócritas
se prometen a sí mismos, y pobre recompensa es; ellos lo hicieron para ser
vistos por los hombres, y son vistos por los hombres. Cuando menos notamos
nuestras buenas obras, Dios las nota más. Él te recompensará; no como amo que
da a su siervo lo que se gana, y nada más, sino como Padre que da
abundantemente a su hijo lo que le sirve.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 4 (MATEO 6:5-8)
5
Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en
las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de
cierto os digo que ya tienen su recompensa. 6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta,
ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te
recompensará en público. 7 Y orando,
no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su
palabrería serán oídos. 8 No os
hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis
necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Vv.
5-8. Se da por sentado que todos los que
son discípulos de Cristo oran. Puede que sea más rápido hallar un hombre vivo
que no respire que a un cristiano vivo que no ore. Si no hay oración, entonces
no hay gracia. Los escribas y los fariseos eran culpables de dos grandes faltas
en la oración: la vanagloria y la vana repetición. —“Verdaderamente ellos tienen su recompensa”; si en algo tan grande
entre nosotros y Dios, cuando estamos orando, podemos tener en cuenta una cosa
tan pobre como el halago de los hombres, justo es que eso sea toda nuestra
recompensa. Pero no hay un musitar secreto y repetido en busca de Dios que Él
no vea. Se le llama recompensa, pero es de gracia, no por deuda; ¿qué mérito
puede haber en mendigar? Si no da a su pueblo lo que piden, se debe a que sabe
que no lo necesitan y que no es para su bien. Tanto dista Dios de ser
convencido por el largo o las palabras de nuestras oraciones, que las
intercesiones más fuertes son las que se emiten con gemidos indecibles.
Estudiemos bien lo que muestra la actitud mental en que debemos ofrecer
nuestras oraciones, y aprendamos diariamente de Cristo cómo orar.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 5 (MATEO 6:9-15)
9
Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado
sea tu nombre. 10 Venga tu reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a
nuestros deudores. 13 Y no nos metas
en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la
gloria, por todos los siglos. Amén. 14
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros
vuestro Padre celestial; 15 mas si
no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará
vuestras ofensas.
Vv.
9-15. Cristo vio que era necesario
mostrar a sus discípulos cuál debe ser corrientemente el tema y el método de su
oración. No se trata que estemos atados sólo a usar la misma oración siempre,
pero, indudablemente, es muy bueno orar según un modelo. Dice mucho en pocas
palabras; se usa en forma aceptable no más de lo que se usa con entendimiento y
sin vanas repeticiones.
Seis son las
peticiones: las primeras tres se relacionan más expresamente a Dios y su honra;
las otras tres, a nuestras preocupaciones temporales y espirituales. Esta
oración nos enseña a buscar primero el reino de Dios y su justicia, y todas las
demás cosas serán añadidas.
Después de las
cosas de la gloria, del reino y de la voluntad de Dios, oramos por el sustento
y el consuelo necesario en la vida presente. Aquí cada palabra contiene una lección. Pedimos pan; eso nos enseña
sobriedad y templanza: y sólo pedimos pan, no lo que no necesitamos.
Pedimos por nuestro pan; eso nos enseña honestidad y trabajo; no tenemos que
pedir el pan de los demás ni el pan del engaño, Proverbios 20:17. Ni el pan del ocio, Proverbios 31:27, sino el pan honestamente obtenido. Pedimos por
nuestro pan diario, lo que nos enseña a depender constantemente de la
providencia divina. Rogamos a Dios que nos los dé; no que lo venda ni lo
preste, sino que lo dé. El más grande de los hombres debe dirigirse a la
misericordia de Dios para su pan diario. Oramos, dánoslo. Esto nos enseña
compasión por el pobre. También que debemos orar con nuestra familia. Oramos
que Dios nos lo dé este día, lo que nos enseña a renovar los deseos de nuestras
almas en cuanto a Dios, como son renovadas las necesidades de nuestros cuerpos.
Al llegar el día debemos orar a nuestro Padre celestial y reconocer que
podríamos pasar muy bien el día sin comida, pero no sin oración.
Se nos enseña a
odiar y aborrecer el pecado mientras esperamos misericordia, a desconfiar de
nosotros, a confiar en la providencia y la gracia de Dios para impedirnos
pecar, a estar preparados para resistir al tentador, y no volvernos tentadores
de los demás.
Aquí hay una
promesa: Si perdonas tu Padre celestial también te perdonará. Debemos perdonar
porque esperamos ser perdonados. Los que desean hallar misericordia de Dios
deben mostrar misericordia a sus hermanos. Cristo vino al mundo como el gran
Pacificador no sólo para reconciliarnos con Dios sino los unos con los otros.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 6 (MATEO 6:16-18)
16
Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan
sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya
tienen su recompensa. 17 Pero tú,
cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que
está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Vv.
16-18. El ayuno religioso es un deber
requerido a los discípulos de Cristo pero no es tanto un deber en sí mismo,
sino como medio para disponernos para otros deberes. Ayunar es humillar el
alma, Salmo 35:13; esta es la faz
interna del deber; por tanto, que sea tu principal interés, y en cuanto a la
externa, no permitas que se vea codicia. Dios ve en lo secreto, y te
recompensará en público.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 7 (MATEO 6:19-24)
19
No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y
donde ladrones minan y hurtan; 20
sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y
donde ladrones no minan ni hurtan. 21
Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. 22 La lámpara del cuerpo es el ojo; así
que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; 23 pero si tu ojo es maligno, todo tu
cuerpo estarán tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas,
¿cuántas no serán las mismas tinieblas? 24
Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro,
o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las
riquezas.
Vv.
19-24. La mentalidad mundana es síntoma
fatal y corriente de la hipocresía, porque por ningún pecado puede Satanás
tener un soporte más seguro y más firme en el alma que bajo el manto de una
profesión de fe. Algo tendrá el alma que mirar como lo mejor aquello en lo cual
se complace y confía por encima de todas las demás cosas. Cristo aconseja que
hagamos como nuestras mejores cosas a los goces y las glorias del otro mundo,
las cosas que no se ven, que son eternas y que pongamos nuestra felicidad en
ellas. Hay tesoros en el cielo. Sabiduría nuestra es poner toda diligencia para
asegurar nuestro derecho a la vida eterna por medio de Jesucristo, y mirar
todas las cosas de aquí abajo como indignas de ser comparadas con aquellas y a
estar contentos con nada menos que ellas. Es felicidad superior y más allá de
los cambios y azares del tiempo, es herencia incorruptible.
El hombre mundano
se equivoca en su primer principio; por tanto, todos sus razonamientos y
acciones que de ahí surgen deben ser malos. Esto se aplica por igual a la falsa
religión; lo que es considerado luz es la oscuridad más densa. Este es un ejemplo
espantoso, pero corriente; por tanto, debemos examinar cuidadosamente nuestros
principios directrices a la luz de la palabra de Dios, pidiendo con oración
ferviente la enseñanza de su Espíritu.
Un hombre puede
servir un poco a dos amos, pero puede consagrarse al servicio de no más que
uno. Dios requiere todo el corazón y no lo compartirá con el mundo. Cuando dos
amos se oponen entre sí, ningún hombre puede servir a ambos. Él se aferra y ama
al mundo, y debe despreciar a Dios; el que ama a Dios debe dejar la amistad del
mundo.
LA
VERDADERA DOCTRINA CRISTIANA Y LA SALVACION DE TU ALMA.
Cruzada para
reafirmar la salvación de nuestras almas, conociendo la verdad sobre la
diferencia entre la iglesia cristiana con sana
doctrina y la iglesia con falsa
doctrina. Este mensaje no es una crítica a la iglesia, es un mensaje
especial de exhortación para los ministros cristianos principalmente y todos
los redimidos, los que se alimentan con Palabra de fe, Palabra de esperanza, y
Palabra fresca de revelación.
ESTUDIO
en Lerma por él
Pr.
Victor R. Preciado Balderrama
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