lunes, 12 de noviembre de 2012

DEVOCIONAL CON LA FAMILIA SEMANA #12


DEVOCIONAL CON LA FAMILIA SEMANA #12

 DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 1 (JUAN 12:44-50)

44 Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; 45 y el que me ve, ve al que me envió. 46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. 47 Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.48 El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.49 Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir,  y de lo que he de hablar. 50 Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.

Vv. 44-50. Nuestro Señor proclamó públicamente que todo aquel que creyera en Él, como su discípulo verdadero, no creería sólo en Él, sino en el Padre que le envió. Contemplando en Jesús la gloria del Padre, aprendemos a obedecer, amar y confiar en Él. Mirando diariamente a Aquel que vino como Luz al mundo, somos liberados crecientemente de las tinieblas de la ignorancia, del error, del pecado y la miseria; aprendemos que el mandamiento de Dios nuestro Salvador es vida eterna, aunque la misma palabra sellará la condenación de todos los que la desprecian o la rechazan.

DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 2 (JUAN 13:1-17)

1 Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. 2 Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase, 3 sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, 4 se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. 5 Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. 6 Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies? 7 Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después. 8 Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.
9 Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza. 10 Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. 11 Porque sabía quién le iba a entregar;  por eso dijo: No estáis limpios todos. 12 Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?13 Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. 14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. 15 Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.16 De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió.17 Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.

Vv. 1-17. Nuestro Señor Jesús tiene un pueblo en el mundo que es suyo; los compró y pagó caro por ellos, y los puso aparte para sí; ellos se rinden a Él como pueblo peculiar. A los que Cristo ama, los ama hasta lo sumo. Nada puede separar del amor de Cristo al creyente verdadero.
No sabemos cuándo llegará nuestra hora, por eso, lo que tenemos que hacer como preparativo constante para ella, nunca debe quedar sin hacer. No podemos saber qué camino de acceso a los corazones de los hombres tiene el diablo, pero algunos pecados son tan excesivamente pecaminosos, y es tan poca la tentación a ellos de parte del mundo y la carne, que es evidente que vienen directamente de parte de Satanás.
Jesús lavó los pies de los discípulos para enseñarnos a pensar que nada nos rebaja si podemos fomentar la gloria de Dios y el bien de nuestros hermanos. Debemos dirigirnos al deber y dejar de lado todo lo que impida lo que tenemos que hacer. Cristo lavó los pies de los discípulos para representarles el valor del lavado espiritual, y la limpieza del alma de las contaminaciones del pecado.
Nuestro Señor Jesús hace muchas cosas cuyo significado ni sus discípulos saben en el presente, pero lo sabrán después. Al final vemos qué era lo bueno de los hechos que parecían peores.


No es humildad, sino incredulidad rechazar la oferta del evangelio como si fueran demasiado ricos para que sea para nosotros o noticia demasiado buena para ser cierta.
Todos los que son espiritualmente lavados por Cristo tienen parte en Él, y solamente ellos. A todos los que Cristo reconoce y salva, los justifica y santifica. Pedro se somete más de lo requerido; ruega ser lavado por Cristo. ¡Cuán ferviente es por la gracia purificadora del Señor Jesús, y el efecto total de ella, hasta en sus manos y cabeza! Los que desean verdaderamente ser santificados, desean ser santificados por completo, y que sea purificado todo el hombre, en todas sus partes y poderes. El creyente verdadero es así lavado cuando recibe a Cristo para su salvación. Entonces, véase cuál debe ser el afán diario de quienes, por gracia, están en un estado justificado, esto es, lavar sus pies; limpiar la culpa diaria, y estar alertas contra toda cosa contaminante. Esto debe hacernos sumamente cautos. Desde el perdón de ayer debemos ser fortalecidos contra la tentación de este día. Cuando se descubren hipócritas, no debe ser sorpresa ni causa de tropiezo para nosotros.
Fijaos en la lección que enseña aquí Cristo. Los deberes son mutuos; debemos aceptar ayuda de nuestros hermanos y debemos darles ayuda. Cuando vemos que nuestro Maestro sirve, no podemos sino ver cuán inconveniente es dominar para nosotros.
Y el mismo amor que llevó a Cristo a rescatar y reconciliar a sus discípulos, cuando eran enemigos, aún influye sobre Él.

DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 3 (JUAN13:18-30)

18 No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar. 19 Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy. 20 De cierto,  de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. 21 Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo,  que uno de vosotros me va a entregar. 22 Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba. 23 Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús. 24 A éste, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba. 25 El entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es? 26 Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón. 27 Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto. 28 Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto. 29 Porque algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres. 30 Cuando él, pues, hubo tomado el bocado, luego salió; y era ya de noche.

Vv. 18-30. Nuestro Señor había hablado, a menudo, de sus sufrimientos y muerte, sin esa turbación de espíritu como la que ahora devela cuando habla de Judas. Los pecados de los cristianos son la tristeza de Cristo.
No tenemos que limitar nuestra atención a Judas. La profecía de su traición puede aplicarse a todos los que participan de las misericordias de Dios, y las reciben con ingratitud. Véase al infiel que sólo mira las Escrituras con el deseo de quitarles su autoridad y destruir su influencia; al hipócrita que profesa creer las Escrituras, pero no se gobierna por ellas; y al apóstata que se aleja de Cristo por una nadería. Así, pues, la humanidad, sustentada por la providencia de Dios, luego de comer pan con Él, ¡alza contra Él su calcañar! Judas salió como uno cansado de Jesús y de sus apóstoles. Aquellos cuyas obras son malas aman las tinieblas más que la luz.

DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 4 (JUAN 13:31-35)

31 Entonces, cuando hubo salido, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él. 32 Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo, y en seguida le glorificará. 33 Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir. 34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35  En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.



Vv. 31-35. Cristo había sido glorificado en muchos milagros que obró, pero habla de ser glorificado, ahora, en sus sufrimientos, como si eso fuera más que todas sus otras glorias en su estado de humillación. Así fue hecha satisfacción por el mal hecho a Dios por el pecado del hombre. No podemos seguir ahora a nuestro Señor a su dicha celestial, pero si creemos verdaderamente en Él, lo seguiremos en el más allá; mientras tanto, debemos esperar su tiempo y hacer su obra.
Antes que Cristo dejara a los discípulos, les daría un nuevo mandamiento. Ellos tenían que amarse unos a otros por amor a Cristo y, conforme a su ejemplo, buscar lo que beneficie al prójimo, y fomente la causa del evangelio, como un solo cuerpo animado por una sola alma. Este mandamiento aún parece nuevo para muchos profesantes. En general, los hombres notan cualquiera otra palabra de Cristo antes que estas. Por esto se revela, si los seguidores de Cristo no se demuestran amor unos a otros, dan causa para sospechar de su sinceridad.

DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 5 (JUAN 13:36-38)

36 Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora;  mas me seguirás después. 37 Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti. 38 Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí?  De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces.

Vv. 36-38. Pedro pasó por alto lo que Cristo dijo sobre el amor fraternal, pero habló de aquello sobre lo cual Cristo los mantuvo ignorantes. Común es tener más celo por saber cosas secretas, que corresponden sólo a Dios, que por cosas reveladas que nos corresponden a nosotros y a nuestros hijos; tener más deseo de satisfacer nuestra curiosidad que dirigir nuestra conciencia; saber qué se hace en el cielo más de lo que debemos hacer para llegar allá. ¡Qué pronto se deja de hablar sobre lo que es claro y edificante, mientras se sigue el debate dudoso como lucha interminable de palabras! Somos dados a tomar mal que nos digan que no podemos hacer esto o aquello, aunque sin Cristo nada podemos hacer. Cristo nos conoce mejor que nosotros mismos, y tiene muchas maneras de descubrir a los que ama, y esconder el orgullo para ellos. Dediquémonos a mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, a amarnos fervientemente unos a otros con corazón puro, y a andar humildemente con nuestro Dios.

DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 6 (JUAN 14:1-11)

1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues,  a preparar lugar para vosotros. 3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy,  vosotros también estéis. 4 Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. 5 Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? 6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.7 Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. 8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. 9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? 10 ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.

Vv. 1-11. Aquí hay tres palabras sobre las cuales puede ponerse todo el énfasis: La palabra turbe . No os deprimáis ni os angustiéis. La palabra corazón . Que su corazón esté guardado con toda confianza en Dios. La palabra vuestro . Por más que el prójimo esté abrumado por las penas de esta época actual, vosotros no estéis así. Los discípulos de Cristo deben mantener su mente en paz, más que el prójimo, cuando todo lo demás está turbado. He aquí el remedio contra este trastorno de la mente, “Creed”. Creyendo en Cristo como Mediador entre Dios y el hombre, recibimos consuelo. Se habla de la dicha del cielo como estar en la casa del padre. Hay muchas mansiones, porque hay muchos hijos para ser llevados a la gloria. Las mansiones son viviendas que duran. Cristo será el Consumador de aquello, de lo cual es el Autor o Iniciador; si tiene preparado el lugar para nosotros, nos preparará para eso.

Cristo es el Camino al Padre que los pecadores tienen en su persona como Dios manifestado en carne, en su sacrificio expiatorio, y como nuestro Abogado. Él es la Verdad, que cumple todas las profecías del
Salvador; creyendo eso los pecadores van por Él, el Camino. Él es la Vida, por su Espíritu vivificador reciben vida los muertos en pecado. Nadie que no sea vivificado por Él, la Vida, y enseñado por Él, la Verdad, puede acercarse a Dios como Padre por Él, el Camino. Por Cristo, el Camino, nuestras oraciones van a Dios y sus bendiciones vienen a nosotros; este es el Camino que lleva al reposo, el buen Camino antiguo. Él es la Resurrección y la Vida. Todo el que ve a Cristo por fe, ve al Padre en Él. A la luz de la doctrina de Cristo vieron a Dios como Padre de las luces y, en los milagros de Cristo vieron a Dios como el Dios del poder. La santidad de Dios brilló en la pureza inmaculada de la vida de Cristo. Tenemos que creer la revelación de Dios al hombre en Cristo; porque las obras del Redentor muestran su gloria, y a Dios en Él.

DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 7 (JUAN 14:12-17)

12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. 13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. 15 Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

Vv. 12-17. Cualquier cosa que pidamos en el nombre de Cristo, que sea para nuestro bien y adecuada para nuestro estado, nos la dará. Pedir en el nombre de Cristo es invocar sus méritos y su intercesión, y depender de estos argumentos. El don del Espíritu es un fruto de la mediación de Cristo, comprado por su mérito y recibido por su intercesión. La palabra aquí empleada significa abogado, consejero, monitor y consolador. Él permanece con los discípulos hasta el fin del tiempo; sus dones y gracias alientan sus corazones. Las expresiones usadas, aquí y en otros pasajes, denotan una persona, y el oficio mismo incluye todas las perfecciones divinas.
El don del Espíritu Santo es dado a los discípulos de Cristo, y no al mundo. Este es el favor que Dios da a sus elegidos: como fuente de santidad y dicha, el Espíritu Santo permanecerá con cada creyente para siempre.





"ES FÁCIL CAMBIAR EL CURSO DE LOS RÍOS Y LAS MONTAÑAS,
PERO DIFÍCIL CAMBIAR LA NATURALEZA DE UN HOMBRE."




ESTUDIO en Lerma por él
Pr. Victor R. Preciado Balderrama

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