martes, 6 de marzo de 2018

QUÉ HACER CUANDO EL ALMA SE SIENTE CANSADA Y FATIGADA

04 de Marzo de 2018
QUÉ HACER CUANDO EL ALMA SE SIENTE CANSADA Y FATIGADA
(Salmos 4:8) “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado”. (Salmos 3:5) “Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba”. Siempre he estado fascinado con el repentino cambio en los discípulos antes y después de la Resurrección. Un minuto antes están derrotados, y al minuto siguiente están muy animados. Un minuto antes están desbastados, y al minuto siguiente están seguros. Un minuto antes están lamentándose, y al minuto siguiente están tomando el mundo. ¿Qué hizo la diferencia? Cuando conoces personalmente a Jesucristo resucitado, te conviertes en una persona más segura. Esto se puede ver en los discípulos en, (Juan 20:19,20)19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. 20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor”. Podemos ver que los discípulos estaban cansados. La causa más común del desánimo es el agotamiento físico y emocional. Las cosas se ven peor cuando estás cansado. Cuando estás cansado, tú pierdes confianza. Es así de simple. ¿Cuál es el remedio? No hace falta ser un genio para entender esto. El remedio para el agotamiento físico, emocional y la falta de confianza, ¡ES EL DESCANSO! (Salmos 127:1,2) 1 Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia. 2 Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el sueño”. Jehová Dios da descanso a sus amados. A veces la cosa más espiritual que puedas hacer es irte a dormir. Es increíble cómo puedes ver mucho mejor las cosas después de haber dormido bien en la noche.

Nunca vas a estar lo mejor que puedas, si no estás descansando. ¿Qué te está impidiendo no descansar lo suficiente? ¿Cómo podría el agotamiento físico y emocional impedir que hagas las cosas que Dios ha planeado para ti? La fatiga del alma, es una realidad que oprime a las personas, entre las que se encuentran lamentablemente los cristianos, y digo LAMENTABLEMENTE porque no deberíamos de estar oprimidos; sin embargo, el diablo se las arregla para hacer penetrar dentro de nosotros, lo que llamaremos “FATIGA DE ALMA”, la que muchas veces se confunde con la fatiga del cuerpo. En numerosas oportunidades decimos: “¡Estoy cansado! ¡Estoy agobiado! ¡Me duele todo!” Y da la impresión de ser un cansancio físico, pero en realidad es un cansancio del alma que afecta el cuerpo. No tiene que ver con haber trabajado mucho, no se trata de un cansancio físico, sino que tiene que ver con el alma y la mente, con la voluntad y las emociones; en otras palabras, tiene que ver con todo lo que sucede en ésta área de tu corazón y afecta la carne o el cuerpo, es por eso que aparecen las complicaciones psicosomáticas que es lo relacionado con mente y el cuerpo. Dicho de otra manera, la inestabilidad de la mente, de la voluntad y las emociones afectan también el cuerpo. Quiero hacer énfasis en que nosotros tenemos que saber diferenciar entre una fatiga física y una fatiga del alma.

Por favor acompáñenme a un ejemplo claro, en: (Génesis 26:34,35) “34 Y cuando Esaú era de cuarenta años, tomó por mujer a Judit hija de Beeri heteo, y a Basemat hija de Elón heteo; 35 y fueron amargura de espíritu para Isaac y para Rebeca”. No sólo las suegras producen amargura sino también las nueras y los yernos. También dice en: (Génesis 27:46) “Y dijo Rebeca a Isaac: Fastidio tengo de mi vida, a causa de las hijas de Het. Si Jacob toma mujer de las hijas de Het, como éstas, de las hijas de esta tierra, ¿Para qué quiero la vida?”. ¡Eran bravas las heteas! Los descendientes de los heteos formaban parte de las naciones cananeas, las que Dios decidió barrer de la faz de la tierra porque tenían costumbres abominables. Hay circunstancias que atravesamos que están exclusivamente diseñadas para amargarnos la vida, para robarnos la fe, la esperanza. Hay circunstancias diseñadas para destruirnos, hay circunstancias que nos meten en profundas soledades, amarguras, fracasos; y por lo visto parece ser que esas circunstancias se reciclan dentro de nuestro corazón, de nuestra mente, para mantenernos en debilidad, en zozobra, para mantenernos en un estado de naufragio, de tal menara que estemos tan abocados a esos problemas que no podemos atender lo que verdaderamente debemos atender. Dice la Palabra de Dios en (Filipenses 4:6,7) “6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. La fatiga del alma se aloja en el corazón y en nuestra mente, y tiene que ver con sentimientos y pensamientos. Estos se instalan y se reciclan y dan vueltas y vueltas, y nosotros creemos que la solución está aquí o allá, pero las Sagradas Escrituras, dicen que debemos venir a Jesucristo, con nuestras cargas. (Mateo 11:28) “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Estoy muy feliz de que Dios me haya mandado a predicar acerca de este tema, el cual dice en: (Mateo 11:29,30) 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.

Quiero decirte, qué hace un creyente que se encuentra en error: Cree que el fin de semana tiene que dormir un poco más, así que mejor se queda en la casa, se toma unos minutos más por la noche del Sábado y ve un poco de televisión porque está abrumado, está cansado, y le duele todo. Entonces cree que por el hecho de estar delante del televisor cuatro a cinco, horas su alma encontrará descanso. El mundo está convencido que tomándose vacaciones es como se halla descanso para el alma, pero les resulta como con la droga o con el alcohol, que se siente un cierto alivio, pero cuando se terminan las vacaciones o el fin de semana, ya sienten el ladrido del día lunes: ¡Ahí está el lunes, queriéndonos robar toda la paz que logramos el fin de semana en que nos fuimos a divertir!

Buscamos en varias cosas ese descanso del alma, pero Jesús sigue diciendo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” ¡Esta declaración es universal, es para chicos y grandes! No importa el origen de la crisis, puede ser de orden económico, por alguna enfermedad, por la muerte de un ser querido; el asunto es que uno entra en una terrible fatiga porque ha estado deseando o esperando algo, o ha estado apoyándose en algo que se le derrumbó. Entonces entramos en una crisis de fatiga en el alma, pero el Señor Jesucristo dice: Y te lo voy a repetir éste Versículo, a ver si logro que te grabes las Palabras de Jesús en tu corazón, porque hasta que no vengas a Él, no vas a encontrar descanso para tu alma. (Mateo 11:29)Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. ¡Hasta que no estés completamente entregado o entregada en las manos de Jesús, no habrá paz para tu alma!

Las enfermedades producen fatiga en el alma, a la persona se le cambian todos los valores, cambia la perspectiva en cuanto a la vida. La enfermedad viene para destruir, para introducir angustia, la enfermedad viene para robar la fe, viene para producir desesperación. Hay muchas cosas que producen turbación en el alma. A esto le llamo FATIGA porque esta turbación te impide que tu alma se concentre a lo que se tiene que enfocarse; le llamo fatiga porque el alma está muy cansada para lo que tiene que hacer y está muy absorbida por la crisis. Las Sagradas Escrituras dicen: (Filipenses 4:6,7)6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. ¡Que nada te quite la paz! No dicen las Sagradas Escrituras: Acaso dice: “Tómate tres días de descanso” o “Vete 15 días de vacaciones” dice: “Venid a mí…” ¿Puedes ver la diferencia? Acompáñenme a leer (Juan 7:37,38) “37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. Todo el que esté atribulado, cansado, agobiado, perseguido, atemorizado, presionado, encarcelado, “Venga a mídice Jesucristo.

Así dice el Señor Jesucristo: Tú estás vivo(a) porque Él te ama. Los hombres y mujeres no toman buenas decisiones si no tienen a Jesucristo en su corazón. (Proverbios 14:12) “Hay camino que al hombre le parece derecho pero su fin es camino de muerte”. ¡Si no tienes a Cristo en tu corazón, no tienes esperanza, no tienes luz, ni tienes vida! No hay vidas difíciles para Dios. “¿Habrá algo imposible para Él?”. ¿Estás sufriendo amargura, soledad, frustración, temor, cansancio, agobio? ¿La muerte de un ser querido te está impidiendo ser feliz? ¿Un quebranto económico te impide ser feliz?

¡Existen muchas personas que tienen un enredo en su cabeza! Porque; Saben generar deudas, pero no saben salir de ellas. Hay dos caminos posibles que toman este tipo de personas: uno es sacar un préstamo, y el otro es pedirle la firma a algún pariente, así ya no sufre esa persona sola, sino que también tiene a toda la familia en filo. ¡Porque hora tendrá las deudas viejas, más las nuevas! El endeudarse es una cuestión demoníaca, las personas que tal hacen tienen un espíritu de endeudamiento. Las deudas, también meten en aflicción al alma. Si tu alma está fatigada, si tu carga es pesada, si aunque la cruz que llevas es más chiquita que las historias que conté, pero no te deja dormir, Jesús te dice (Mateo 11:28) “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. El que tenga sed, venga a Jesús y beba; (Juan 7:37) “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba”. Por favor, no busques la solución en otro lado, busca a Jesucristo. Después vendrán las soluciones, pero primero ven a Jesús. Si necesitas que Cristo se haga cargo de la opresión que tienes repite esta oración y dile: Señor, Jesucristo, he oído tu voz y he creído; vengo a ti Señor Jesucristo porque en tu Palabra me dices: Que Venga a ti, todos los que estamos trabajados y cargados, y que tú nos darás el descanso. No tengo mi esperanza puesta en nada ni en nadie, sólo en ti Padre Santo Jehová Dios de los Ejércitos y en el Señor Jesucristo. Tómame en tus manos y dame descanso, te lo pido en el Nombre de Jesucristo, Padre Santo. Llévate mi opresión, mi carga, mi angustia; llévate mi impotencia Padre de Gloria, y toma mi vida en tus manos. Llena mi ser interior de tu Presencia, de tu consejo, de tu Poder. Lávame y límpiame, con tu Poderosa Palabra y la Sangre de Jesucristo, te lo pido en el nombre de Jesús, amén.

Tenemos el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, cuando la Sagrada Escritura dicen: (Hebreos 12:3,4)Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado”. Podemos preguntarnos: ¿A qué se debe que haya tantos cristianos cansados? ¿Te incluyes en esa categoría? Quiero aquí cerrar sobre el cansancio. Una cosa es el cansancio físico o mental, y otra muy diferente es el cansancio espiritual que afecta nuestra vida de comunión con Dios.
En el agitado mundo en que vivimos es fácil cansarse. Las exigencias y los conflictos cada vez son mayores en todos los ámbitos de trabajo. Es casi inevitable para la mayoría llegar al fin de semana con las fuerzas agotadas. Y ¿Cómo evitarlo?

Según los especialistas, hay varios tipos de fatiga que van desde la simple necesidad de descansar, hasta llegar al desinterés por la vida, a la depresión (ansiedad), o a tener ideas suicidas. Repasaremos alguna de estas fatigas para ver si te identificas con alguna: FATIGA PASAJERA O GENERAL: Aparece al final del día cediendo después de una noche de sueño.
FATIGA AGUDA: Es consecuencia de un largo periodo de esfuerzo y necesita de una reducción del horario de trabajo, es decir unos días de reposo o de vacaciones.
FATIGA CRÓNICA: Se relaciona con una situación estresante. No cede al reposo y exige un retorno a un ritmo de vida más equilibrado. En caso de hiperactividad suele existir un problema subyacente del que se huye a través del trabajo.
FATIGA PSICOLÓGICA: Esta unida a problemas afectivos, provenientes de la dificultad para comunicarse o adaptarse al entorno. La ayuda médica y un adecuado apoyo psicológico son necesarios.
AGOTAMIENTO: Es el estado extremo de la fatiga. Aparece cuando las reservas personales, se agotan tras periodos de trabajo físico o intelectual muy intenso, o bien debido a un accidente. Especialmente cuando llegamos a estos últimos escalones, es cuando estamos en riesgo de sufrir del mayor de los peligros; LA “FATIGA ESPIRITUAL”. Su consecuencia más visible es el desánimo y su costo suele ser la pérdida de la vida eterna. Cuando el desaliento nos invade y parece que el Señor Jesucristo se olvidó de nosotros; cuando todo se ve negro por delante y ya no nos quedan fuerzas para seguir; es fácil ceder a la idea de arrojar todo por la borda y darnos por vencidos. Muchos son los que dicen: (Salmos 61:1-5) “1 Oye, oh Dios, mi clamor; A mi oración atiende. 2 Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que es más alta que yo, 3 Porque tú has sido mi refugio, y torre fuerte delante del enemigo”. A todos nos tocan a veces momentos de intensa desilusión y profundo desaliento, días en que nos embarga la tristeza y es difícil creer que Dios sigue siendo el bondadoso benefactor de sus hijos terrenales; Días en que las dificultades acosan al alma, en que la muerte parece preferible a la vida.

Hasta que nuestro amado Señor venga a buscarnos, mi deber y el tuyo será trabajar por su causa, orar y confiar en su providencia. Cuando piensas que ya luchaste bastante, recuerda el ejemplo de Caleb. Este admirable siervo de Dios había sido de los primeros que pisó la tierra de Canaán; a pesar de su fidelidad le tocaron 40 años en el desierto como a los demás israelitas que no creyeron. Luego de entrar en la tierra prometida, se presenta ante Josué y le dice: (Josué 14:10,11) “Jehová me ha hecho vivir, como ÉL dijo, estos cuarenta y cinco años... y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar”. ¡Qué admirable entrega! Con sus 85 años a cuestas todavía estaba con ganas de luchar, y pedía conquistar la parte más difícil. Su constancia en obedecer la Voluntad de Dios y cumplir con las leyes de la salud habían conservado su cuerpo y mente sanos y fuertes, pero solamente porque estaba dispuesto a usarlos para servir a la causa que amaba.

Pero hay un ejemplo mayor al de Caleb. Contemplarlo subiendo la cuesta del Calvario; tan agotado que ya no era capaz de cargar su cruz, pero todavía con ánimo para orar por aquellos que lo crucificaban, y para bendecir con la salvación a un arrepentido ladrón. Mira a Jesús en su agonía cuando encomendaba su madre a Juan y persistía en confiar en su Padre aun cuando las tinieblas lo envolvían. Por favor acompáñenme a: (Hebreos 12:2) “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. Recuerda además el consejo inspirado: (Gálatas 6:9) “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”. Si tus fuerzas se acabaron, considera a Jesús. Siéntate tranquilo a sus pies y encontrarás allí pleno reposo y nuevas fuerzas para hacer el bien.

Si te sientes agotado, confía en el Dios que no se cansa y que conoce la salida de cada problema en que estás metido. Si estás muy cansado, combate tu agotamiento sirviendo a Aquel que no se cansó de trabajar por nosotros, sino que se esforzó al límite de sus fuerzas y sufrió hasta la más horrible muerte a fin de salvarnos. Que tengan una descansada semana en el Señor Jesucristo, bajo las Alas de Dios Todo Poderoso.

Predicador de la Sana Doctrina de Cristo: Víctor. Si usted no tiene la intención de guardar esta hoja, tenga la amabilidad de entregarla a otra persona interesada. Para la difusión gratuita entre cristianos, se permite fotocopiar esta hoja (por favor no cambiar el texto). 

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