14 de Mayo de 2017
JEHOVÁ
DIOS NOS ESCOGIÓ CON PROPÓSITO
(Deuteronomio
8:1-20)
INTRODUCCIÓN:
Cuando atravesamos períodos de prueba, generalmente nos enfocamos en lo adverso
de las circunstancias y menospreciamos el hecho de que las pruebas, forman parte del plan de Dios y que
tienen un propósito; Y es el
de prepararnos para las bendiciones. El asunto está en cuál es la
actitud que asumimos en los períodos críticos. Si cambia nuestra perspectiva
alrededor de las pruebas, comprendemos que constituyen la antesala a las a las
bendiciones. La palabra “CONOCER”,
tanto en hebreo como en griego, no se refiere meramente a un conocimiento
intelectual, sino que puede usarse para denotar un amor soberano. Por ejemplo, en (Amos 3:2) Dios le dice
a Israel: “A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra;
por
tanto, os castigaré por todas vuestras maldades”; obviamente este versículo no
quiere decir que Jehová Dios desconociera la existencia de los egipcios, o de
los babilonios, sino más bien que, de todas las familias de la tierra en el antiguo pacto Jehová Dios escogió
a Israel para que fuera Su especial tesoro. De manera que por medio del
apóstol Pablo nos plantea esto en; (Romanos
8:29,30) “29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para
que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos. 30
Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos
también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”. A todos los que conoció (o amó
soberanamente), predestinó; a todos los que predestinó, llamó; a todos los que
llamó, justificó; y a todos los que justificó, a estos glorificó. Pero
nosotros sabemos que no todos los que reciben el mensaje del evangelio y son
llamados al arrepentimiento responden positivamente.
La
primera parte es el Amor Soberano de Jehová Dios,
el segundo es la predestinación,
el tercero es el llamamiento eficaz,
y el cuarto es la fe que justifica.
No son predestinados los que creen,
sino que creen los que son
predestinados. (1Pedro 1:1-2) “1
Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto,
Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, 2 elegidos
según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para
obedecer y ser rociados con la Sangre
de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas”. Es obvio que no se refiere al hecho de que
Dios eligió a los que Él sabía de antemano que obedecerían al llamado del
evangelio, porque Pedro enseña más bien que tales personas obedecen al
llamado porque fueron elegidos: (Ef.
1:3-5) “3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos
bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4 según nos escogió en él antes de la
fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de
él, 5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por
medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad”. “La salvación es de Jehová”, dice en (Jonás 2:9) “Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; Pagaré
lo que prometí. La salvación es de
Jehová”.
Jehová
Dios diseñó la salvación de principio a fin, Jehová
Dios la ejecutó un plan para la redención, Jehová Dios, aplica soberanamente en
el corazón de cada pecador que se arrepiente y cree. Fue precisamente
considerando todos los aspectos envueltos en la redención por medio del apóstol
Pablo diciendo en: (Romanos 11:36) “Porque
de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas”. La única conclusión posible es: “A Él sea la gloria por los
siglos. Amén”. COMO SERVIDOR EN EL
REINO DE DIOS: Quiero ser de mayor impacto para poder contribuir a su
crecimiento: Aprender a predicar
mejor; Enseñar la Palabra con mejor efectividad; Guiar a la congregación en
forma organizada y efectiva; Enseñar y modelar el evangelismo como un estilo de
vida; Usar la música en la alabanza para satisfacer al incrédulo, así como al
creyente; Desarrollar un programa misionero y evangelístico en ésta Ciudad de
Lerma; Movilizar a la congregación en la oración. Sabían ustedes, quien es el ser más interesado en la
oración, aparte de Jehová Dios.
¿Quién se toma más en serio la oración
del hijo de Dios, aparte de Padre? ¿Cuándo oramos, llegan nuestras oraciones al
infierno también o no más al cielo?
(Stg. 2:19) “Tú
crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan”.
¿Nos reconocen los demonios cuando elevamos nuestras oraciones al Padre?
A Pablo lo conocían (Hechos
19:15) “Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé
quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?”.
El Padre nos conoce, porque Su
Espíritu nos engendró. ¿Pero hay temblor en el infierno cuando oramos?
¿Tiemblan los demonios cuando estamos en comunión con el Padre Celestial?
LA
ORACIÓN es como el OXÍGENO en nuestras VIDAS,
sin él OXÍGENO no hay VIDA. (Judas 1:20,21) “20 Pero vosotros, amados, edificándoos
sobre vuestra santísima fe, orando
en el Espíritu Santo, 21 conservaos en el Amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro
Señor Jesucristo para vida eterna”. La oración no es un don especial. No es una especialidad en la lista de los dones del Espíritu.
Jehová Dios nos exhorta por medio del apóstol Pablo, “ORAD SIN CESAR” (Efesios 6:18) “orando en todo tiempo con toda
oración y súplica en el Espíritu, y velando
en ello con toda perseverancia y súplica
por todos los santos”. Es un estilo de vida, así como el evangelismo
Algunos somos buenos para edificar, predicar, enseñar y organizar, todos
tenemos dones y talentos. Deuteronomio
8 nos permite comprender el propósito que tiene nuestro Padre Celestial
con las pruebas y de qué manera,
podemos aprender y beneficiarnos, cada vez que se nos presenten las
oportunidades.
Las
pruebas en el plan de Jehová Dios están ligadas a las bendiciones. Nuestro
Padre Celestial prueba a sus hijos para saber lo que hay en sus corazones. Las
bendiciones de Dios generalmente tienen un condicionamiento, relativo a nuestra
fidelidad y perseverancia. La buena
tierra que han de poseer; En repetidas ocasiones, en Génesis, Dios se
compromete a darle la tierra de Canaán a los descendientes de Abraham como
posesión eterna. (Deu. 8:1,6) “1Cuidaréis de poner por obra todo
mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y
entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros
padres. 6
Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y
temiéndole”.
El
énfasis en que el pueblo debe recordar la fidelidad de Dios.
El propósito de la experiencia del desierto es la disciplina; Nadie debe de olvidar
lo que se les ha enseñado y que debiera de estar gravado en el corazón. El corazón: Se entiende a la actitud del
pueblo hacia Dios y sus mandamientos. Para conocerla había que someterlo a
prueba. (Deu. 8:2) “Y te acordarás de todo el
camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el
desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón,
si habías de guardar o no sus mandamientos”. Básicamente, y con relación a este versículo, Jehová Dios conoce ampliamente todas las
cosas del presente. Esto no significa que Dios no sabe lo que ya hay en
el corazón. Deuteronomio 8:2 Jehová
Dios está hablando en formas y términos humanos para el beneficio del pueblo.
La palabra humillarte está
relacionada con la palabra pobreza. La humillación de Israel fue su pobreza, su falta de recurso
económico. En su pobreza
Israel aprendió a confiar en Jehová Dios y depender de la provisión divina.
Una de las pruebas de Israel en el
desierto fue el hambre. Jehová Dios le permitió experimentar el hambre,
pero por su gracia los alimentó con el maná. La dádiva del maná fue una nueva experiencia para Israel.
Por medio de esta experiencia Israel aprendió una lección muy importante: la vida humana no consiste solamente de
alimento físico sino de todas las palabras que proceden de la boca de Jehová.
Sin comida Israel hubiera perecido en
el desierto, pero el pueblo fue alimentado diariamente por Dios. El
pueblo tenía que depender de Dios todos los días. Cada día tenían que creer que
Dios iba a proveer el pan para aquel día. El
maná fue dado a Israel para enseñarle una lección importante: para vivir, tenía que depender de Jehová.
En Israel el pan era un elemento
necesario de la dieta diaria. En
el desierto hubo escasez, pero Dios habló y su palabra proveyó para las
necesidades de su pueblo. Cuando satanás tentó a Jesús para que
cambiara las piedras en panes, Jesús
citó las palabras para enfatizar su dependencia en su Padre Celestial.
En este caso, es para revelarles a ellos la naturaleza de sus corazones delante de
Él cómo Padre y Dios. Jehová Dios conoce todas las cosas (1 Juan 3:20) “pues si nuestro corazón
nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y ÉL sabe todas las cosas”. Jehová Dios prueba a las personas,
no para determinar aquello que Él no conoce, sino porque Dios está trabajando
dentro de nuestro marco de tiempo. Dios se acerca a nuestro pensamiento para
así, enseñarnos y revelarnos Su voluntad.
Ser
fieles a nuestro Padre Celestial es fundamental,
para Vivir, multiplicarnos y tomar posesión de la
tierra prometida. Ser
esforzados y valientes. Las pruebas revelan lo que hay en nuestro
corazón y nos preparan para las bendiciones. Veamos éste propósito al afligirte poniéndote en hambre, en el Versículo
tres, (Deu. 8:3) “Y te afligió, y te hizo tener
hambre, y te sustentó con maná,
comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido,
para hacerte saber que no sólo de pan
vivirá el hombre, más de todo
lo que sale de la Boca de Jehová vivirá el hombre”. En medio de las
pruebas, Jehová Dios nos provee. La
Palabra de Dios, en las Sagradas Escrituras es la alimentación del alma,
LA PALABRA DE DIOS. Jesús citó este Versículo cuando
confrontó las tentaciones de satanás en el desierto. El mensaje es de este versículo es que
el alma no puede sobrevivir sin la diaria Palabra de Dios. El hecho de
que se establezca un paralelo con el maná que sirvió de alimento a Israel en el
desierto, pone en evidencia que el
creyente debe procurar una porción regular de la Palabra de Dios y alimentarse
de ella. Nuestro Padre Celestial
siempre actúa con propósito porque las Bendiciones de nuestro Padre Celestial y
Dios sobrepasan nuestras expectativas; (Deu. 8:7-9) “7 Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra,
tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y
montes; 8 tierra de trigo y cebada,
de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; 9 tierra en la cual no comerás el pan
con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de
cuyos montes sacarás cobre”. Pero
cuando somos infieles, entonces se cierran los Cielos para toda
bendición; (Deu 28:23) “Y los cielos que están sobre tu cabeza serán de
bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro”. La fidelidad ante
nuestro Padre es siempre probada, (Deu. 8:19,20) “19 Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu
Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares,
yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis. 20 Como las naciones que Jehová destruirá delante de vosotros, así
pereceréis, por cuanto no habréis
atendido a la Voz de Jehová vuestro Dios”.
Jehová
Dios tiene un propósito en medio de las pruebas que nos
sobrevienen; Muchas
personas piensan que la vida es satisfacer nuestros apetitos. Si pueden ganar dinero suficiente
para vestirse, comer y jugar en gran estilo, piensan que
están viviendo “LA BUENA VIDA”. Pero tales
cosas no satisfacen nuestros anhelos más profundos. Al final nos dejan vacíos e insatisfechos. La vida verdadera,
según Moisés, surge de una entrega total a Dios, el que creó la vida
misma. REQUIERE DE DISCIPLINA, SACRIFICIO Y ESFUERZO, y es por
eso que la mayoría de la gente nunca la encuentra. (Deu. 8:4) “Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años”. En
todas las pruebas estará Dios acompañándote para que puedas pasar el desierto,
que lo que quiere es doblegar tu orgullo por medio de la escasez, pero Dios
mismo está marchando junto a ti mirándote muy de cerca para protegerte, en el
desierto nos está disciplinando para que podamos recibir la Bendición; Por lo general nos
resulta fácil dar por sentada la protección de Dios.
Casi nunca notamos ni agradecemos a Jehová Dios cuando nuestro
automóvil no se descompone, nuestras
ropas no se desgarran, ni se rompen nuestras herramientas. Al parecer el pueblo de Israel tampoco,
pues ni siquiera notó que, durante cuarenta años de peregrinación
por el desierto, sus ropas no
se gastaron y sus pies no se hincharon. Se olvidaron de dar gracias a Dios por estas bendiciones. ¿Qué cosa te ha estado funcionando bien?
¿Qué cosa te ha brindado buen servicio? ¿Qué cosa te ha durado mucho tiempo sin
descomponerse ni desmoronarse? ¿Recuerdas agradecer a Dios estas bendiciones
silenciosas? (Deu. 8:5)
“Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así
Jehová tu Dios te castiga”. Las Bendiciones
no pueden llevarnos a olvidar el propósito que tiene nuestro Padre y Dios con
las pruebas. No podemos dejar de agradecerle a Papá Dios por su
provisión (Deu. 8:10) “Y comerás y te saciarás, y
bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado”. Tenemos que Reconocer a Jehová Dios en todos nuestros
caminos, (Deu. 8:8,11) “8 tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra
de olivos, de aceite y de miel; 11
Cuídate de no olvidarte de Jehová tu
Dios, para cumplir sus
mandamientos, sus decretos
y sus estatutos que yo te ordeno hoy”.
Esto es y se llama “FIDELIDAD”. Seguir
fieles a sus mandamientos. Obviamente,
Jehová Dios desea que nuestras necesidades sean satisfechas y quiere saciar los
deseos de nuestro corazón, pero una vez satisfechas nuestras
necesidades y saciado nuestro corazón, ¿qué debemos hacer con el excedente de
sus bendiciones? ¿Puedes vivir en más de una casa a la vez? Dios quiere que
usemos nuestra abundancia para bendecir a otros.
Moisés
recapitula la vida de Israel para extraer del pasado lecciones que van a ayudar
y motivar al pueblo en este momento crítico de nuestra vida hoy: los días que
anteceden a su entrada en la tierra de Canaán.
Cada ejemplo del pasado sirve de lección para ayudar al pueblo a prepararse
para las pruebas y tentaciones que encontrarán en el presente y en un futuro
muy cercano. Como hijos de Dios no
debemos de pensar que la conquista de Canaán y la abundancia de la tierra
prometida es el resultado del esfuerzo y del talento humanos. En su
deseo de preparar a Israel para superar la tentación del olvido, Moisés exhorta
al pueblo a obedecer las leyes y los mandamientos que Jehová ha dado a Israel
para que vivan y prosperen en la tierra que el Señor prometió dar a sus padres.
Jehová Dios quiere que tengamos
riquezas, pero el dinero es sólo una parte de ellas. Una persona puede
tener millones y aún ser pobre en
salud, paz y amistades. La
riqueza es más que dinero y posesiones. Necesitamos la sabiduría: Para recibir el pacto de prosperidad de
Dios; (recibir fortuna sin que ella nos controle), y para
apreciar su alcance y propósito en nuestras vidas: que la salud, las riquezas, la paz y la amistad nos ayuden a servir
a otros. La prosperidad
prometida por Dios en su pacto siempre es un medio para alcanzar un fin y no un
fin en sí misma.
Jamás
debemos de olvidar que la provisión viene de Jehová Dios
(Deu. 8:12-14) “12 no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que
habites, 13 y tus vacas y tus ovejas
se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se
aumente; 14 y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de
Egipto, de casa de servidumbre”. Fidelidad es no olvidar que Jehová Dios
nuestro Padre Celestial es, quien nos guía en medio de las pruebas (Deu. 8:15) “Que
te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes
ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y ÉL te sacó agua de la roca del pedernal”.
Es Jehová Dios, quien nos provee en
medio del desierto (Sal 119:169) “Llegue
mi clamor delante de ti, oh Jehová; Dame entendimiento conforme a tu Palabra”. Es
por el Amor de Dios y Padre que somos bendecidos (Sal 119:175,176) “175 Viva mi alma y te alabe, y tus juicios me
ayuden. 176 Yo anduve errante como
oveja extraviada; busca a tu siervo, porque no me he olvidado de tus
mandamientos”. Es por el poder de
Dios que somos bendecidos (Deu 8:16-19) “16 que
te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido,
afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien; 17 y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han
traído esta riqueza. 18 Sino
acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas,
a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. 19 Mas si llegares a olvidarte de
Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos
te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis”.
CONCLUSIÓN:
Jehová Dios nos bendice abundantemente. Por su Infinito Poder y Amor, recibimos
provisión, no solo en medio de las pruebas sino cuando hemos atravesado
exitosamente los desiertos. No
obstante, cuando hayamos sido abundantemente bendecidos, no podemos olvidar
quién fue el que lo hizo: nuestro
amoroso Padre Celestial. A Él
debemos agradecerle y guardarle fidelidad en todo momento de nuestra vida.
Si nos apartamos, la infidelidad a Dios
nos robará las bendiciones.
PREGUNTÉMONOS:
¿Cuál es mi actitud frente a las
pruebas?
¿Encuentro
bendiciones en los períodos difíciles?
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