05
de Junio de 2016
JEHOVÁ
DIOS QUITARÁ TODO LO QUE SE PUEDE MOVER
PARA
QUE QUEDE LO QUE NO SE PUEDE MOVER
El
gran propósito de Jehová Dios al enviar a Jesús en su Divina encarnación fue
para el establecimiento de su Reino por medio de Jesucristo,
pero antes de que pudiera ser debidamente establecido se tenía que dar un
fuerte temblor con el fin de que las sombras del judaísmo dieran lugar a la
esencia de las Sagradas Escrituras. (Hebreos
12:27-29) “27 Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para
que queden las inconmovibles. 28
Así que, recibiendo nosotros un reino
inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios
agradándole con temor y reverencia; 29
porque nuestro Dios es fuego
consumidor”. La aparición de Jesús
hizo necesaria la total disolución de toda la economía judaica: Las
instituciones levíticas fueron cumplidas en Jesús, todas cumplieron su
propósito, lo cual fue solemnemente representado por el velo que al tiempo de
morir Jesús se rasgó en el templo, y 40 años más tarde por la total destrucción
del templo.
No obstante, es difícil convencer a
los cristianos que cómo los hebreos en ese entonces, y, por lo tanto, Jehová Dios cómo Autor nos dice:
(Hebreos 12:18-24) “18 Porque no os habéis acercado al
monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las
tinieblas y a la tempestad, 19 al
sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron
rogaron que no se les hablase más, 20
porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aún una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con
dardo; 21 y tan terrible era lo que se veía, que Moisés
dijo: Estoy espantado y temblando;
22 sino que os habéis acercado al
monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía
de muchos millares de ángeles, 23 a
la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios
el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, 24 a
Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla
mejor que la de Abel”.
Y
nos exhorta Jehová Dios en: (Hebreos
12:26) “La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha
prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino
también el cielo”. Citando como prueba
un texto de sus propias Escrituras en Ageo: (Ageo 2:6) “Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco
yo haré temblar los cielos y la
tierra, el mar y la tierra seca”. Las Palabras que Jehová Dios Habló por
medio de Ageo, cuando dijo que Jehová hará temblar “los cielos y la tierra”, como hemos visto, no se refiere, a las
estrellas del cielo o los planetas, sino a la constitución judaica bajo la Ley
ceremonial – llamándole “los cielos” porque ellas eran tipo de cosas
celestiales.
En última instancia, Jehová Dios
“haría temblar” y eliminaría todos los dominios, tronos y poderes que se
oponían al Reino de Cristo – como Jehová Dios hizo más adelante, por ejemplo,
con el imperio romano. (Hebreos 12:28)
“Así que, recibiendo nosotros un
reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y
reverencia”. El Propósito de
Jehová Dios que inspiró por medio del Espíritu Santo en este contexto de las
Sagradas Escrituras es incrementar la estima de los cristianos por la
excelencia y la supremacía del Reino de Cristo en cada vida, el cual ha sido
“traído a la luz” por Su santo Evangelio, y del cual los creyentes en la Sana
Doctrina de Cristo, han recibido el derecho y la seguridad, pues, estas sacudidas o temblores que se te ha
dado, tienen un muy importante propósito de dar lugar al Reino de
Cristo en tu vida.
Jehová
Dios El Autor de las Sagradas Escrituras, insiste en que estas “sacudidas”
de parte de Jehová Dios tienen como propósito “remover” lo que dificulta que se
manifieste y desarrolle el Reino de Cristo en tu corazón. Esto es una prueba
adicional de que la profecía de Jehová
Dios usando a Ageo no apunta hacia la convulsión universal de la naturaleza en
el día final, sino a algo que ya
tuvo cumplimiento: Los creyentes ahora obtenemos el fruto de esta
“agitación”, porque ahora recibimos, el reino inconmovible, es decir, el Reino
de Cristo que no puede ser movido. Pero la profecía de Jehová Dios que nos dio
por medio del profeta Ageo no sólo anunció la superioridad del Cristianismo sobre el judaísmo, sino que
dio a conocer claramente el sentido último y completo de la dispensación cristiana. Esto es evidente en
las palabras de (Hebreos 12:27) “Y
esta frase: Aún una vez,
indica la remoción de las cosas
movibles, como cosas hechas,
para que queden las inconmovibles”.
Cuando Jehová Dios se refiere a las cosas “sacudidas y removidas” como “cosas
hechas” estaba lejos del propósito de adicionar una mera y superflua
declaración; él vuelve a insistir en el contraste que ha estado presentando.
La
Palabra “como cosas hechas”, es porque necesita, para su completo sentido, que
se le añada la frase “hechas por manos”. Todas las cosas relacionadas con el
judaísmo fueron hechas por manos humanas; incluso,
las tablas de piedra donde Dios escribió los Diez mandamientos, fueron
“labradas” por Moisés (Éxodo 34:1) “Y
Jehová dijo a Moisés: Alísate dos tablas
de piedra como las primeras, y escribiré sobre esas tablas las palabras que
estaban en las tablas primeras que quebraste”. Además, el tabernáculo, y todas las cosas dentro de él, debió ser
“hecho” conforme al “modelo” que Jehová Dios le mostró (Éxodo 25:8,9) “8 Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio
de ellos. 9 Conforme a todo lo que
yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios,
así lo haréis”. En agudo y bendito
contraste, las cosas inmateriales y espirituales del cristianismo, dice Jehová
Dios por medio del apóstol Pablo: (2
Cor. 5:1) “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este
tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de
manos, eterna, en los cielos”; (Col.
2:11) “11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a
mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de
Cristo; 12 sepultados con él en el
bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el
poder de Dios que le levantó de los muertos”.
El
cristianismo es la última cosa que Jehová Dios tiene para esta tierra.
El último gran cambio dispensaciones se hizo cuando el Jesús nos dio la Sana
Doctrina de Cristo al mundo, por esta razón nos dice por medio del apóstol
Pedro: (1 Pedro 4:7) “Mas el fin de
todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración”, porque Jehová Dios ha hablado su última
palabra a la humanidad. También nos habla por medio de Juan: (1 Juan 2:18) “Hijitos, ya es el último
tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han
surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo”, lo cual muestra que no es cierto que otra
dispensación deba seguir a la actual.
Al comienzo de la humanidad el Reino
de Dios fue manifestado en esta tierra, por lo que no había necesidad de orar
“venga tu Reino”. El Reino de Dios fue establecido en Edén, y todas las
bendiciones que fluyen de la sujeción a su dominio fueron entonces disfrutadas.
La supremacía de Dios fue reconocida gustosa y espontáneamente por todas sus
criaturas. Pero el pecado entró, y se
produjo un cambio radical. El hombre rechazó el reinado de Dios. Al
transgredir sus mandamientos, Adán rechazó su Soberanía. De este modo, al hacer
caso a las sugerencias de la serpiente, el reino de satanás se estableció en
este mundo (Mt. 12:26) “Y si satanás
echa fuera a satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá
su reino?”.
Desde
la Caída ha habido dos imperios trabajando en esta tierra: “El mundo” y el
“Reino de Dios”. Los
que forman parte del primero, no le pertenecen a Dios, y los que pertenecen al
segundo, profesan sujeción a Jehová Dios por medio de Jesucristo.
En
los tiempos desde Génesis hasta Malaquías en las Sagradas Escrituras,
la teocracia israelita fue la
esfera particular del Reino de Dios sobre la tierra, el dominio donde su
autoridad fue manifestada en una forma especial (Jue. 8:23) “Mas Gedeón respondió: No seré señor sobre vosotros, ni
mi hijo os señoreará: Jehová
señoreará sobre vosotros”; (1
Sam. 12:12) “Y habiendo visto que Nahas rey de los hijos de Amón venía
contra vosotros, me dijisteis: No, sino
que ha de reinar sobre nosotros un rey; siendo
así que Jehová vuestro Dios era vuestro rey”; (Oseas 13:9,10) “9 Te
perdiste, oh Israel, más en mí está tu ayuda. 10 ¿Dónde está tu rey, para
que te guarde con todas tus ciudades; y tus jueces, de los cuales dijiste: Dame
rey y príncipes?”. Pero la sujeción a
Jehová Dios, incluso allí, era, de parte de la nación como un conjunto, parcial
y breve.
Vino
muy pronto el tiempo cuando Jehová Dios tuvo que decir a su siervo: (1 Samuel 8:7)
“Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz
del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos”. Entonces Dios señaló a reyes humanos en Israel como sus
representantes.
Mientras el pacto SINÁPTICO (se llama así al código sináptico a las Sagradas Escrituras originales en
griego) continuó en vigor Jehová se mantuvo como su Rey (Éx. 19:6) “Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las
palabras que dirás a los hijos de Israel”. Jehová Dios fue el Rey que hizo
fiestas de bodas para su hijo (Mt. 22:2)
“El reino de los cielos es semejante a un
rey que hizo fiesta de bodas a su hijo”. Aunque Saúl, David y sus
sucesores dañaron el carácter real, y, por lo tanto, en parte fue oscurecido el
gobierno divino, el reinado de Dios no fue abolido (2 Cro. 13:8) “Y ahora vosotros
tratáis de resistir al reino de Jehová en mano de los hijos de David,
porque sois muchos, y tenéis con vosotros los becerros de oro que Jeroboam os
hizo por dioses”. El trono en el que Salomón se sentó fue llamado (1 Cr. 28:5) “Y de entre todos mis
hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del Reino de Jehová sobre
Israel”.
A
través de los profetas de Israel Dios anunció que vendría una manifestación más
gloriosa de su gobierno que el que habían visto sus padres en la antigüedad,
y prometió que Su dominio tomaría una forma más espiritual en el
establecimiento del Reino mesiánico.
La
naturaleza y el carácter del Reino por venir fue representado bajo las figuras
y formas de aquellas cosas materiales con las cuales la gente estaba familiarizada
y por aquellos objetos que eran venerados en el judaísmo.
La creación del reino espiritual e
inamovible de Jesús (El Mesías) fue
el tema y objetivo de todo lo que los profetas declararon (Lc. 1:69,70) “69 Y nos
levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo, 70 Como habló por boca de sus santos
profetas que fueron desde el principio”;
y (Daniel 2:24) “Después de esto fue Daniel a Arioc, al cual el rey había
puesto para matar a los sabios de Babilonia, y le dijo así: No mates a los sabios
de Babilonia; llévame a la presencia del rey, y yo le mostraré la
interpretación”. (Dan. 2:44) “Y en
los días de estos reyes el Dios del
cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino
dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él
permanecerá para siempre”. “Jehová reina; se vistió de magnificencia; Jehová se
vistió, se ciñó de poder. Afirmó también el mundo es decir, el mundo venidero
de (Heb. 2:4,5) “4 Testificando Dios
juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y
repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad. 5 Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual
estamos hablando”, el nuevo mundo
traído por Jesús, y no se
moverá: (Sal. 93:1,2) “1
Jehová reina; se vistió de magnificencia; Jehová se vistió, se ciñó de poder.
Afirmó también el mundo, y no se moverá.
2 Firme es tu trono desde entonces;
Tú eres eternamente”, este es un
contexto paralelo con (Hebreos
12:28,29) “28 Así que, recibiendo
nosotros un reino inconmovible, tengamos
gratitud, y mediante ella sirvamos
a Dios agradándole con temor y reverencia; 29 porque nuestro Dios es
fuego consumidor”.
Pero,
aunque fue claramente revelado a través de los profetas que Jesús el Mesías sería un Rey con un imperio
universal, la mayor parte de los descendientes
naturales de Abraham se entretuvieron con una concepción errónea de la
aparición del Mesías y de la verdadera naturaleza de Su reino; y este error produjo la más perniciosa
influencia sobre sus temperamentos y conductas cuando se dio Su primera venida
a esta tierra.
El
sentido en el que ellos miraban a las profecías mesiánicas halagaba su orgullo
y fomentaba su carnalidad. Ignoraban sus necesidades
espirituales y se hinchaban con una falsa persuasión de que Jehová Dios estaba
muy interesado en sus peculiares intereses terrenos por ser descendientes carnales de Abraham (Jn. 8:39,41,44,45) “39 Respondieron y
le dijeron: Nuestro padre es Abraham.
Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. 41 Vosotros
hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no
somos nacidos de fornicación; un
padre tenemos, que es Dios.
44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis
hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en
la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando
habla mentira, de suyo habla;
porque es mentiroso, y padre de mentira. 45 Y a mí, porque digo la verdad, no me
creéis”. De allí que la vida humilde, la santa enseñanza de las sagradas
Escrituras por medio de la Sana Doctrina de Cristo a los santos que desde
entonces proclaman como Rey al Señor Jesús fueron amargamente rechazados por
ellos (Juan 8:48,59) “48 Respondieron entonces los judíos, y
le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes
demonio? 59 Tomaron entonces piedras
para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por
en medio de ellos, se fue”; (Lc. 19:14)
“Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada,
diciendo: No queremos que éste reine
sobre nosotros”.
Aunque
Dios había hecho muchos anuncios a través de los profetas de Israel que el
Mesías ocuparía el oficio real, Jehová Dios dio
indicios claros de que él sería muy diferente a los monarcas de la tierra (Is. 53:1-3) “1 ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha
manifestado el brazo de Jehová? 2
Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer
en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3 Despreciado y desechado entre los
hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de
él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos”.
Aunque
el dominio y reinado del Mesías había sido descrito a través de símbolos
materiales, se había dejado claridad que su reino no sería de este mundo.
Jehová Dios lo Hablo por medio de Zacarías
que predijo: (Zac. 9:9) “Alégrate
mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey
vendrá a ti, justo y salvador,
humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”.
Cuán
diferente fue el esplendor que asumieron los soberanos de la tierra.
Qué contraste entre su asno y los magníficos carros reales. La humildad que caracterizó el aspecto
real de Jesús era una evidencia de que su reino no sería temporal. El
creador del cielo y tierra, el Señor de los ángeles, desechaba las cosas que
son altamente estimadas por los hombres.
El
error fatal siempre ha consistido en la comprensión de la verdadera naturaleza
del Reino del Mesías, esto
fue la principal base sobre la cual, rechazaron a Jesús y de la manera de cómo lo trataron, lo cual se convirtió en su ruina final.
Cuánto debemos, entonces, buscar en
oración tener una correcta visión del Reino de Jesucristo y resistir todo lo que tiende a verse como el mundo lo percibe
su SANTO DOMINIO, no sea que,
por corromper las Sagradas Escrituras,
deshonremos así al BENDITO REDENTOR, y finalmente
seamos castigados como los enemigos de su gobierno.
La
principal causa de la infidelidad de los cristianos es por su noción errónea de
un reino temporal, esto es, la fuente principal para la
corrupción del cristianismo que ha es el intento hecho por Roma y sus hijas (y
ahora por el neo-carismatismo) de convertir el reino espiritual de Jesucristo
en uno temporal, por medio de la unión de la Iglesia y el Estado, tratando de extender el Reino de Jesucristo
por medios terrenales.
En el evangelio hay una palabra muy
significativa después de narrar la entrada real del Señor a Jerusalén sentado
sobre el lomo de un pollino: (Juan 12:12,13,16)
“12 El siguiente día, grandes
multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, 13 tomaron ramas de palmera y salieron
a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna!¡Bendito el que viene en el nombre del Señor,
el Rey de Israel! Estas cosas no las
entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de
Él, y de que se las habían hecho”. Tan
prejuiciados estaban los apóstoles por la enseñanza errónea de los fariseos,
que ellos no entendieron
correctamente la naturaleza del reino de Jesucristo hasta su Ascensión.
Ellos
también buscaban un reino material, esperando que
apareciera en pompa y gloria externa, y por lo tanto, estaban lejos de
aprehender las Sagradas Escrituras que hablaban del Reino de Jesucristo como de
una apariencia pobre y humilde. La
correcta comprensión de la naturaleza espiritual del Reino de Jesucristo,
y de sus poderes, glorias y victorias,
es impedida por nuestra mala
interpretación y la aplicación
errónea de lo que las Sagradas Escritura que hablan sobre este tema.
Cuántos
ciegos son todavía los hombres en cuanto a lo que constituye la gloria
verdadera del Reino de Jesucristo, es decir, que este es espiritual, que
avanza por medios espirituales, por personas espirituales y con
fines espirituales. Porque Jesús sigue tocando a la puerta y llamando (Apocalipsis 3:20) “He aquí, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. El reino de Cristo es: Para
someter la voluntad del ser humano en sus corazones, no para conquistar reinos; para otorgar las riquezas de Su
gracia a los pobres y miserables pecadores, y no como Salomón, para acumular
oro, plata y piedras preciosas; para
salvar hasta lo sumo a todos los que vienen a Jehová Dios por medio de Él,
y no para propagar la ruina y desolación sobre innumerables provincias.
Como lo están haciendo todos los reyes alrededor del mundo; para
estar rodeado con un ejército de mártires, no con un ejército de soldados; para
tener una corte donde los indigentes y los que no son príncipes son libremente
bienvenidos. Solo aquellos que han
sido bendecidos con el verdadero discernimiento espiritual serán capaces de
percibir en qué consisten los reales honores y glorias del Cordero. El
Rey mediador debe tener necesariamente un reino, incluso en su
nacimiento fue proclamado como “el Señor” (Lc.
2:11) “que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor”.
Y
la primera investigación que hicieron de Él fue en: (Mt. 2:2) “diciendo:
¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente,
y venimos a adorarle”. El reinado de Jesucristo
y su reino se derivan de una causa doble:
Primero,
su soberanía de parte de Jehová Dios
es esencial a su naturaleza divina siendo: no derivada, absoluta, eterna e
inmutable.
Segundo,
su soberanía como mediador ante
Jehová Dios es derivada, siendo
dada a Él por el Padre como recompensa por su obediencia y sus sufrimientos.
Esto
tiene dos aspectos distintos: Primero, en su aplicación de su
Reino es más amplia y general que abarca todo el universo. Segundo, en su administración más estrecha y específica se
limita a la iglesia, la elección de la GRACIA.
Además de estas distinciones, es
importante resaltar que Jesucristo nunca afirmó que el establecimiento de su
reino en esta tierra dependió de la actitud que tuvieran los judíos hacia él;
no, el eterno propósito de Jehová Dios
nunca quedó supeditado a la conducta de los mortales humanos de la tierra.
Cuando
los judíos rechazaron a Jesús como el Mesías, él no dijo que la fundación del
Reino quedaba pospuesta hasta Su segunda venida, más dijo que el Reino sería
quitado de ellos y dado a los gentiles. (Mt. 21:41-45) “41 Le dijeron: A los
malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que
le paguen el fruto a su tiempo. 42
Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las
Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza
del ángulo. El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos? 43
Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a
gente que produzca los frutos de él. 44
Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere,
le desmenuzará. 45 Y oyendo sus
parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de
ellos”.
Definamos
qué es lo que hemos recibido nosotros. Recordemos el significado de la palabra
“reino”. En primer lugar, significa que somos admitidos en el ámbito de Jesucristo
dónde Jehová Dios es el propietario de todo como Supremo tiene soberanía sobre
el Reino de Jesucristo. En segundo lugar, significa que nos hemos rendido
al reinado o cetro de Jesucristo, para
que Él gobierne sobre nuestros corazones y vidas. En tercer lugar, significa que ahora participamos de las bendiciones
del gobierno de Jesucristo.
Al
afirmar que se trata de un reino “que no se puede mover”,
Jehová Dios es el Autor de la
Sagradas Escrituras que hace un énfasis una vez más la gran superioridad del
cristianismo sobre el judaísmo, y también muestra que el Reino de Jesucristo
es diferente a todos los reinos en la tierra, los cuales están sujetos a convulsiones y conmociones. Este
“reino inconmovible” no es más que otro nombre para las “cosas inconmovibles”
que “permanecen” del versículo 27 de hebreos. Este reino es la sustancia y realidad de lo que fue tipificado en la
economía mosaica. Hemos recibido un reino que no será movido, ni da
lugar a una nueva dispensación. Las
Sagradas Escrituras esta ahora completo, el Espíritu de la profecía ha cesado, el misterio de Jehová Dios ha sido consumado. Jehová Dios el Dios Todo Poderoso ha
puesto su mano sobre esto.
PREDICADOR
DE LA SANA DOCTRINA DE CRISTO: Pastor Víctor Ramón Preciado Balderrama; Mi interés es que me des la oportunidad de servirles pues me
queda muy claro que mi llamado no es de ser titular sino el de servir y que la
Sana Doctrina de Cristo corra como un río poderoso arroyando toda basura de
ignorancia. Por favor si les interesan estos materiales escríbanme pidiéndomelos a
cualquiera de los siguientes correos, y con mucho gusto y en el amor a Cristo
se los enviaré inmediatamente sin cuestionar nada y que el Espíritu Santo los dirija y los lleve por buen camino, solo
les pido en este mismo amor NO LO
VENDAN: lo recibes de gracia dalo de gracia. 52 (722) 336-1411
http://viclaly5757.blogspot.com/?spref=fb viclaly5757.blogspot.com
https://www.bible.com/es/bible/149/jhn.6.rvr1960
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