04 de Junio de 2017
LA SANA DOCTRINA DE
CRISTO TE AYUDA A DESARROLLAR LA VIDA DIVINA
Para ser
participantes de la NATURALEZA DIVINA Y DESARROLLAR LA VIDA DIVINA la cual nos
permite la entrada en el reino eterno. (2 Pedro 1:1-3) “1 Simón Pedro, siervo y apóstol de
Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y
Salvador Jesucristo, una fe
igualmente preciosa que la nuestra: 2 Gracia y paz os sean multiplicadas,
en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. 3 Como todas las cosas que pertenecen
a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su Divino Poder, mediante el Conocimiento de
aquel que nos llamó por su Gloria y Excelencia”. Nosotros,
los creyentes de Jesucristo, por ser aquellos que han recibido una fe
igualmente preciosa, debemos de ser participantes de la Naturaleza
Divina, (2P. 1:4) “Por medio
de las cuales nos ha dado Preciosas
y Grandísimas Promesas, para
que por ellas llegaseis a ser participantes
de la Naturaleza Divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el
mundo a causa de la concupiscencia”. ¿Qué quiere decir que nos ha dado Preciosas y Grandísimas Promesas? Que en el Poder de su
Gloria es que hace que sean Grandísimas sus “PROMESAS”,
y su Presencia, es lo que las hace “PRECIOSAS”.
La Naturaleza Divina
se refiere a lo que Jehová Dios es, y esto es, las abundantes riquezas, que
forman la esencia de nuestro Padre Celestial (Jn. 4:24) “Dios es
Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en Verdad es necesario que
adoren”; (1 Jn. 1:5) “Este es el
mensaje que hemos oído de Él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en Él”; (1 Jn. 4:8,16) “8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es Amor.
16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor
que Dios tiene para con nosotros. Dios
es Amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”. La vida en Jesucristo y la Naturaleza
Divina son inseparables; Porque
La Naturaleza Divina es la sustancia de la vida divina y se encuentra dentro de
una vida divina (2 P. 5:11-13)
“11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. 12 El
que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no
tiene la vida. 13 Estas cosas os he
escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis
que tenéis vida eterna, y para que
creáis en el nombre del Hijo de Dios”.
Por ser hijos de Dios: (Juan 3:4-7)
“4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?
¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere
de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo
que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu
es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”.
Nosotros somos candidatos a ser transformados, de Gloria en Gloria, (2Cor. 3:18) “Por tanto, nosotros
todos, mirando a cara descubierta como
en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de Gloria en Gloria en la misma Imagen, como por el
Espíritu del Señor”, en nuestra naturaleza si hemos renacido de Dios, por medio
del bautismo poseemos la vida y la Naturaleza de Dios, no por voluntad de
hombre sino por su Voluntad, entonces la Naturaleza Divina en nosotros de parte
de Dios, nuestro Padre y el paso siguiente es crecer en estas ocho virtudes: Fe, Virtud, Conocimiento,
Dominio Propio, Paciencia, Piedad, Afecto Fraternal y
Amor. (2Pedro 1:8-12) “8 Porque si
estas cosas están en vosotros, y abundan, no os
dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor
Jesucristo. 9 Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy
corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus
antiguos pecados. 10 Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer
firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no
caeréis jamás. 11 Porque de esta manera os será otorgada
amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo. 12 Por esto, yo no dejaré de recordaros
siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis
confirmados en la verdad presente”. (Jn. 1:12,13) “12 Mas a todos los que le recibieron, a
los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de
sangre, ni de voluntad de
carne, ni de voluntad de
varón, sino de Dios”. En el momento de nuestra regeneración,
otra naturaleza se nos impartió; Debido
a que la Naturaleza Divina está en la Vida Divina, la Vida Divina con la
cual nacimos de Nuevo, contiene la Naturaleza Divina (Juan 3:3, 15) “3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto
te digo, que el que no naciere de
nuevo, no puede ver el reino
de Dios. 15 para que todo aquel
que en ÉL cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Todo aquel que cree en el Hijo de Dios es engendrado por Dios en el
bautismo y tiene el derecho
de ser un hijo de Dios; por consiguiente, todo creyente tiene el
derecho a participar, disfrutar, de la Naturaleza de Dios.
Si queremos ser
participantes de la Naturaleza Divina, debemos vivir por la vida divina, dentro de
la cual se encuentra la naturaleza divina (Jn.
1:4) “En ÉL estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”; (Jn. 6:57) “Como me envió el Padre
viviente, y YO vivo por el Padre,
asimismo el que me come, él también vivirá por mí”; (Jn. 10:10) “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y
destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”;
(Jn. 11:25) “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida;
el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”. Disfrutamos de las Riquezas de
la Naturaleza Divina por medio de las PRECIOSAS
Y GRANDÍSIMAS PROMESAS de Jehová Dios p. ej. (2 Co. 12:9) “Y me ha dicho: Bástate mi Gracia; porque
mi Poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me
gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el Poder de Cristo”; (Mt. 28:20) “Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado;
y he aquí YO estoy con vosotros todos
los días, hasta el fin del mundo. Amén”; (Ef. 3:20) “20 Y a Aquel que es Poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según
el Poder que actúa en nosotros, 21
a ÉL sea Gloria en la iglesia en
Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén”. Si queremos ser participantes
de la Naturaleza Divina hay un requisito que debemos cumplir: tenemos que
escapar de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; (Juan 17:16-19) “16 No son del mundo, como tampoco Yo Soy del mundo. 17 Santifícalos
en tu Verdad; tu Palabra es
Verdad. 18 Como TÚ me
enviaste al mundo, así Yo los he enviado al mundo. 19 Y por ellos Yo me santifico a Mí Mismo, para que también ellos sean santificados en la Verdad”. Debemos llevar una vida en el ciclo
constante de escapar y participar, y de participar y escapar.
Si
disfrutamos a Dios nuestro padre Celestial y participamos de las riquezas de Su
Ser, a medida que participemos de la Naturaleza Divina, disfrutando de todo lo
que Dios es, las ocho cosas de la Naturaleza Divina se desarrollarán plenamente
en nosotros, tal como se describe en los versículos del 5 al 7, (2Pedro 1:5-7) “5 vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid
a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7
a la piedad, afecto
fraternal; y al afecto fraternal,
AMOR”.
Es necesario que
experimentemos el desarrollo en nuestra vida y la Naturaleza Divina, que son ocho, las
cuales se hallan en la Simiente Divina que fue Sembrada en nuestro ser,
a fin de que nos sea suministrada una rica entrada en el Reino Eterno. Todas las riquezas divinas se encuentran
en esta simiente, que es
Jesucristo, no obstante, debemos
ser diligentes para desarrollarlas; crecer hasta la madurez equivale a
desarrollar lo que ya poseemos, (Efesios
4:13) “11 Y ÉL mismo constituyó a unos, apóstoles;
a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la
obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo, 13
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo
de Dios, a UN VARÓN PERFECTO,
a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños fluctuantes,
llevados por doquiera de todo viento
de doctrina, por estratagema
de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,
15 sino que siguiendo la Verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
16 de quien todo el cuerpo, bien
concertado y unido entre sí por todas
las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de
cada miembro, recibe su crecimiento
para ir edificándose en amor”. A
medida que desarrollamos estas ocho virtudes crecemos en la vida divina,
y con el tiempo llegaremos a la madurez, estaremos llenos de Cristo, y seremos
capacitados y equipados para ser reyes en el reino venidero (Col. 2:19) “y no asiéndose de la
Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las
coyunturas y ligamentos, crece con el
crecimiento que da Dios”. Jehová
Dios nos compara como árboles. Entonces
es necesario experimentar el pleno desarrollo y madurez, a partir de la simiente de la FE,
mediante las raíces de la VIRTUD
y el CONOCIMIENTO, el tronco del DOMINIO PROPIO y las
ramas de la PACIENCIA y la PIEDAD, hasta llegar a la flor y el
fruto del AFECTO FRATERNAL y el AMOR.
Desarrollar Virtud en
la Fe
significa que tenemos que empezar a accionar, en lo que creemos, esto se llama,
Virtud y para aumentar la Virtud, que es, la manifestación por medio del
Espíritu Santo en una acción vigorosa, en el Cuerpo de Cristo, ejercitando de
la fe Santísima de Jesucristo igualmente Preciosa que los doce apóstoles; Ésta Fe Santísima, (Judas 1:20) “Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra Santísima Fe,
orando en el Espíritu Santo”, debe ser ejercitada por medio de la Virtud de nuestra
vida divina y para que pueda seguir desarrollándose en los pasos subsiguientes
y lleguemos a la madurez.
La Virtud requiere la
suministración abundante del Conocimiento de Jehová Dios, de Jesucristo y del
Espíritu Santo;
El Conocimiento que debemos
desarrollar en nuestra Virtud es a través de la Sana Doctrina de Cristo,
en las Sagradas Escrituras que nos
dicen y advierten que no debemos de extraviarnos porque tendremos consecuencias:
(2Juan 1:8-11) “8 Mirad por vosotros
mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que
recibáis galardón completo. 9 Cualquiera que se extravía, y no persevera en la Doctrina de Cristo,
no tiene a Dios; el que persevera en la Doctrina de
Cristo, ése sí tiene al Padre
y al Hijo. 10 Si alguno viene a vosotros, y no trae esta Doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! 11 Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus
malas obras”. El propósito de
nuestro Padre Celestial es que nos cuidemos hasta de nosotros mismos ya que
nuestro corazón nos puede engañar tanto que nos dice así: (2Timoteo 4:1-4) “1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará
a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2 que prediques la Palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta
con toda paciencia y Doctrina.
3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la Sana Doctrina, sino que,
teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias
concupiscencias, 4 y apartarán de la Verdad el oído y se
volverán a las fábulas”. Es de vital importancia que las Sagradas
Escrituras, se escudriñen por medio de la Sana Doctrina de Cristo, para que no
tenga error.
Tener
DOMINIO PROPIO significa
ejercer control y restricción sobre uno mismo en las pasiones, deseos y
hábitos; este DOMINIO PROPIO debe
ejercerse en el conocimiento de la Sana Doctrina de Cristo, para que se produzca el
debido crecimiento en tu vida.
Ejercitar
PACIENCIA consiste en desarrollar LONGANIMIDAD, que
proviene de Jehová Dios (Benignidad,
Clemencia, Generosidad): Y en nosotros se manifiesta en: (Grandeza y constancia de ánimo en las
adversidades), para con otros y también en soportar las circunstancias.
La
PIEDAD es una vida que es
como Jehová Dios y que expresa a Dios (Génesis 1:26) “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza;
y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en
toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”. El ejemplo por excelencia está en
Jesucristo: (Colosenses 3:12-17)
“12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad,
de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro.
De la manera que Cristo os perdonó,
así también hacedlo vosotros.
14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. 15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que
asimismo fuisteis llamados en un solo
cuerpo; y sed agradecidos. 16
La Palabra de Cristo more en
abundancia en vosotros, enseñándoos
y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en
vuestros corazones al Señor con
salmos e himnos y cánticos espirituales. 17 Y todo lo que hacéis, sea de palabra o, de hecho, hacedlo todo en el Nombre del Señor
Jesús, dando gracias a Dios
Padre por medio de ÉL”.
El AFECTO
FRATERNAL (es el afecto entre hermanos), un amor caracterizado por deleite y
placer; en la piedad, la cual es la expresión de Jehová Dios, que es necesario que
este amor sea suministrado por el bien de la hermandad, para que tengamos
nuestro testimonio ante el mundo y para que llevemos fruto de reflejar la
imagen y semejanza de nuestro Padre Celestial (1 Pedro 2:17) “Honrad a
todos. Amad a los hermanos.
Temed a Dios. Honrad al Rey”; (1 Pedro 3:8) “Finalmente,
sed todos de un mismo sentir,
compasivos, amándoos
fraternalmente, misericordiosos, amigables”; (Gálatas 6:10) “Así
que, según tengamos oportunidad, hagamos
bien a todos, y mayormente a
los de la familia de la fe”; (Juan
13:34,35) “34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como YO os he amado, que también os améis unos a otros.
35 En esto conocerán todos que sois
mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”; (Juan 15:16,17) “16 No
me elegisteis vosotros a Mí, sino que Yo os elegí a vosotros, y os he puesto
para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo
que pidiereis al Padre en mi nombre, Él os lo dé. 17 Esto os mando: Que os améis unos a otros”.
La
última etapa del desarrollo de la NATURALEZA
DIVINA en nosotros es el AMOR
ÁGAPE, que significa AMOR
DIVINO, el cual es de Jehová Dios en Su naturaleza (1 Juan 4:7-16) “7
Amados, amémonos unos a otros;
porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a
Dios. 8 El que no ama, no ha
conocido a Dios; porque Dios es amor.
9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros,
en que Dios envió a su Hijo unigénito
al mundo, para que vivamos
por ÉL. 10 En esto consiste
el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que ÉL nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 11 Amados,
si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. 12 Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros,
Dios permanece en nosotros, y su amor
se ha perfeccionado en nosotros. 13
En esto conocemos que permanecemos en
ÉL, y ÉL en nosotros,
en que nos ha dado de su Espíritu.
14 Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo,
el Salvador del mundo. 15
Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y
él en Dios. 16 Y nosotros hemos
conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en
Dios, y Dios en él”. Es imposible fingir el AMOR ÁGAPE, porque Jehová Dios dice por medio del profeta
Isaías: (Isaías 29:13,14) “13 Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su
boca, y con sus labios me
honra, pero su corazón está
lejos de mí, y su temor de mí
no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado; 14 por tanto, he aquí que nuevamente excitaré YO la admiración de este pueblo con
un prodigio grande y espantoso; porque
perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus
entendidos”.
A
medida que disfrutamos de la naturaleza divina, debemos permitir que la
simiente divina de la fe asignada a nosotros continúe desarrollándose hasta
llegar a su consumación en el amor divino y más noble. Una vez hayamos
participado de la NATURALEZA DIVINA
al máximo, seremos llenos de Dios como amor y llegaremos a ser personas de
amor, e incluso seremos el amor mismo (Efesios
3:16-19) “6 para que os dé,
conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el
hombre interior por su Espíritu; 17 para
que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y
cimentados en amor,
18 seáis plenamente
capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la
profundidad y la altura, 19 y de
conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis
llenos de toda la plenitud de Dios”. Desarrollar
las virtudes espirituales en la vida divina y, así avanzar en el crecimiento de
la vida divina, hace firme nuestra vocación y elección (2 Pedro 1:10) “Por
lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección;
porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás”. Debemos ser diligentes en
procurar el crecimiento y desarrollo de la vida divina y naturaleza divina, a fin
de que nos sea suministrada una rica entrada en el reino eterno.
Participar de la NATURALEZA
DIVINA es disfrutar de lo que Dios es. A fin de que disfrutemos de todo lo
que Él es, Dios hará muchas cosas por nosotros según Sus preciosas y grandísimas promesas. Esto nos hará aptos
para disfrutar de Su naturaleza, que es lo que Él mismo es. Una de Sus
preciosas y grandísimas promesas es que Su gracia nos basta (2 Corintios 12:9) “Y me ha dicho: Bástate
mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena
gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder
de Cristo”. La gracia de Dios, la cual
nos basta, obrará dentro de nosotros día a día, a fin de que podamos disfrutar
de Su naturaleza.
Predicador de la Sana Doctrina de Cristo: Víctor. Si usted no tiene la
intención de guardar esta hoja, tenga la amabilidad de entregarla a otra
persona interesada. Para la difusión gratuita entre cristianos, se permite fotocopiar
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