Lerma; 19 de Marzo de 2017
RECOBRA ÁNIMO Y NO TE DESANIMES NI TE RINDAS
La fe de algunos de nosotros se ha visto deteriorada por
circunstancias como enfermedades crónicas o graves, angustiosos apuros económicos, la pérdida de un ser querido
o un profundo desengaño amoroso; con el cónyuge o con alguna relación.
(Heb. 12:2) “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo
puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando
el oprobio, y se
sentó a la diestra del trono de Dios). (1Sam
12:24) “Solamente temed a Jehová y servidle de verdad con todo
vuestro corazón, pues considerad cuán grandes cosas ha hecho por
vosotros”. (2Tim 2:7,8) “7 Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.
8 Acuérdate de Jesucristo, del
linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio”. Tras el abundante alimento espiritual
que hemos recibido en esta congregación dónde se predica la Sana Doctrina de
Cristo, cabe dedicar unos minutos a los pocos de la Iglesia que se
encuentren espiritualmente desnutridos, incluso a aquellos cuyo animo se haya
cansado hasta desmayar (Hebreos 12:3)
“Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta
desmayar”. Nuestra vida debe
de estar proyectada de tal manera que tenemos que (vencer por la fe) y
no por agudeza intelectual, ni por riquezas.
Cuando en nuestras vidas pasa algo de estas situaciones o aumentará la fe o hará
brotar la raíz de amargura: {desgracia, desventura, desdicha, fatalidad,
calamidad, infelicidad, malaventura, desastre, contrariedad, un percance,
contratiempo, tropiezo, dificultad, obstáculo, impedimento}. ¿Que es lo que nos estorba? (Hebreos 12:15) “Mirad bien, no
sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna
raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”. A algunos les ha vencido el preocuparse
por lo del mundo, o sea, las fatigosas cosas superficiales de la vida,
ahora veamos que oír la Palabra no es suficiente, porque ser oidor y no hacedor
de la Palabra no es el plan de Dios: (Mateo
13:19-22) “19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata
lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. 20 Y el que fue sembrado en
pedregales, éste es el que oye la palabra, y
al momento la recibe con gozo;
21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la Palabra, luego tropieza. 22
El que fue sembrado entre espinos, éste es el
que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la Palabra, y se hace infructuosa”.
Otros se encuentran desfallecidos por pecados ocultos. Otros están fatigados de andar vacilantes porque no se
pueden determinar en creerle a Dios y su Palabra, se encuentran totalmente
indecisos, (Joel 3:14) “Muchos
pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el
valle de la decisión”; Veamos también la
lucha de entre dos pensamientos (1 Reyes 18:21) “Y acercándose Elías a todo
el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo
claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios,
seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra”. Otros, al concentrarse neciamente en otras cosas en lugar de
concentrarse en Jesús, que es el Fundamento Seguro, están agotados por la
desilusión (Efe 2:20) “Edificados
sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”.
Es de vital importancia que recobres ánimo y no te desanimes ni te rindas, sé que en este momento estás
pasando por situaciones que quieren desmentir lo que Jehová Dios me ha
mandado a predicarte, pero nuestro Padre Celestial no miente, Él dice
que va remover todas las cosas echas: (Hebreos 12: 26-28) “26 La voz del
cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo:
Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra,
sino también el cielo. 27 Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas
movibles, como cosas hechas,
para que queden las inconmovibles.
28 Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios
agradándole con temor y reverencia; 29 porque nuestro Dios es
fuego consumidor”. Sean
cuales fueren las causas que te estén pasando, y cualquier
desfallecimiento del ánimo que te deprime y por consiguiente el resultado que
quiere el diablo es que te rindas, esto te trae en el presente, hablando de tu
alma la parte del consiente, una cierta pérdida de la conciencia espiritual, y
junto con ella, la inclinación a destruir los propósitos de Jehová Dios (Mar 13:31) “El cielo y la tierra
pasarán, pero mis palabras no pasarán”.
La advertencia de no cansarnos de hacer el bien contiene
la prescripción para evitar esta fatiga: (2 Tesalonicenses 3:13) “Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien”; Hemos de trabajar en forma constante y
de manera realista sólo para esperar segar a su tiempo: (Gálatas 6:9) “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su
tiempo segaremos, si no desmayamos”. Existe
esta muy importante advertencia y les pido que por favor pongan mucha atención,
ya que si les digo como dice la Palabra de Dios (Hebreos 10:25) “No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre,
sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”. Y la
verdad… y Dios es testigo que he sentido sus palabras, de fastidio y rechazo,
diciendo ¡Oooh, No, ya va empezar el
pastor, con sus indirectas y sus pedradas! La Palabra en las Sagradas
Escrituras dicen: (Malaquías 1:13) “Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice
Jehová de los Ejércitos; y trajisteis
lo hurtado, o cojo, o
enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice
Jehová”. Acaso no es cierto que el fastidio que sienten en mi contra, en
realidad es para con Jehová Dios porque no estoy aquí predicando mi palabra sino su Palabra, ¿A caso
el llegar tarde no es lo cojo y enfermo de tu ofrenda? ¿A caso no es
desprecio para Jehová Dios cuando Él está hablando por medio de mi vida y con
toda irreverencia que te estés parando o comiendo o platicando o con tu celular
consultando el Fase?
Esta es otra de las advertencias de parte de nuestro
Padre Celestial, porque a pesar de lo que tu pienses y te excuses o te
defiendas este es un hecho; y quizás digas que jamás has dicho que es inmunda
la Palabra Escrita, y es verdad que con tu boca no lo haces, pero con
tus hechos demuestras que esto es la pura verdad, porque, lo estás
demostrando al dejar de asistir a la reunión, a tomar el alimento por medio de
la predicación: (Malaquías 1:12) “Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová, y cuando decís que su alimento es despreciable”. Si reconoces
que le estás fallando a Dios Él quiere que no te pierdas, Él quiere que te
arrepientas y vengas al conocimiento para que crezcas. Tenemos que servir
siendo “mansos y humildes de corazón”,
(Mateo 11:28-30) “28 Venid
a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar. 29
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended
de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas; 30
porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Lo mejor que se puede hacer, diariamente es ir en oración con Jesucristo. Para
evitar así las fatigosas cargas de la autocompasión y la hipocresía.
Tenemos que orar en todo tiempo para no desmayar, a fin de que nuestras obras
sean en verdad para el beneficio de nuestra alma, lo cual es muchísimo más que
tan sólo una petición mecánica, o oraciones
cliché’s (Un cliché es una idea, frase o expresión que, debido a
que ha sido muy usada o repetida, ha perdido su fuerza o novedad y se ha
convertido en un tópico o lugar común). Aun cuando seamos
justamente disciplinados o reprendidos, no debemos desanimarnos
y no desmalles ni te rindas, puesto que junto con la reprensión viene
el renovador amor de nuestro Padre
Celestial por medio de nuestro Señor Jesucristo: (Hebreos 12:5-8) “5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a
hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del
Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; 6 Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe
por hijo. 7 Si soportáis la
disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el
padre no disciplina? 8 Pero si se os
deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois
bastardos, y no hijos”. Por
consiguiente, no se puede
estar lleno de fe y libre de pruebas. Las calamidades que estamos pasando o que hemos padecido de cuando en cuando han sido para nuestro bien, pues
son esenciales para aprender sabiduría y enseñarnos lo que sólo se puede
aprender por la experiencia. (Rom 8:28) “Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados”.
Entonces, ¿Por qué nosotros habríamos de
esperar ingenuamente pasar con comodidad por la vida, como diciendo: “Padre, Jehová Dios, dame experiencia por medio
de tu gracia, pero no me des pesar, ni aflicción, ni dolor,
ni oposición, ni traición, y, por cierto, no me abandones.
¡¡¡Evítame, Padre, todas las pruebas que ha pasado y hecho
de nuestro Señor Jesucristo, por, lo que Tu eres!!! Y
después, ¡¡¡Permíteme morar contigo y participar plenamente de Tu
gozo!!!”. La falta de la ferviente oración personal y de
la profunda y verdadera adoración a Jehová Dios también corroe nuestra fe, por
lo cual podríamos desmayar “en el día de la tribulación” (Rom 8:35) “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o
hambre, o desnudez, o peligro, o espada?”. El SERVIR, el ESCUDRIÑAR, el ORAR y
el ADORAR a Jehová Dios son los cuatro puntos fundamentales para
completar “LO QUE FALTA A
NUESTRA FE” (1 Tesalonicenses 3:9,10) “9 Por lo cual, ¿Qué acción de gracias podremos dar a Dios por
vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de
nuestro Dios, 10 orando de noche y de día con gran
insistencia, para que veamos vuestro rostro, y completemos lo que falte
a vuestra fe?”. Si dejamos de
alimentar nuestra fe en cualquiera de esas cuatro formas, seremos vulnerables.
El NO estudiar, por ejemplo, las
Sagradas Escrituras, equivale a desnutrirse espiritualmente. Las palabras inspiradas
si son importantes, porque “Cuando
el hombre obra por la fe, obra por la Palabra Escrita” (2
Timoteo 2:14-16) “14 Recuérdales
esto, exhortándoles delante del Señor
a que no contiendan sobre palabras,
lo cual para nada aprovecha,
sino que es para perdición de los oyentes. 15
Procura con diligencia presentarte a
Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
16 Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad”. En este
mundo de maldad, Jesucristo que habita en nuestro corazón puede atravesar
nuestra conciencia con “LA ESPADA DEL
ESPÍRITU” (Efesios 6:17) “Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada
del Espíritu, que es la palabra de Dios”. Pero
el oír la palabra debe ir “acompañado de fe” (Hebreos 4:2) “Porque también a nosotros se nos ha
anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la
oyeron”. Y del servicio cristiano, como lo hemos oído una y otra vez en
esta predicación. Gran parte de
cualquier tipo de cansancio se debe a la tarea de llevar a cuestas al
extenuante hombre natural. A
diferencia de nuestros semejantes, el hombre natural pesa mucho y ¡No es
nuestro hermano! Mucho depende de nuestra fe individual. Los
Apóstoles dijeron al Señor: (Lucas 17:5)
“Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos
la fe”. Esta petición es natural, hermanos y hermanas, ya que hemos de “andar por fe” (2 Corintios 5:7) “(porque por fe andamos,
no por vista)”. La vida se ha proyectado de tal manera que tenemos que “VENCER
POR LA FE”.
Sin embargo, algunos que buscan los premios
de la fe muchas veces se desilusionan cuando se les dice que deben ESCUDRIÑAR,
SERVIR, ORAR Y ADORAR A
DIOS. Como ocurrió con el
leproso Naamán, que esperan que acontezca algo grande y dramático que
no requiera obediencia al consejo (2
Reyes 5:11-14) “11 Y Naamán se fue enojado, diciendo:
He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de
Jehová su Dios, y alzará su
mano y tocará el lugar, y sanará la lepra. 12 Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos,
¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado. 13
Mas sus criados se le acercaron
y le hablaron diciendo: Padre mío, si
el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás
limpio? 14 El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un
niño, y quedó limpio”.
La fe igualmente supone tener fe en las pruebas que nos
da Dios para el desarrollo nuestro, puesto que
pedimos más privilegios, que te eximan de una obligación, que
santificación, ¿No es así, hermanos? Pero qué ocurre si, de vez en
cuando, al estar haciendo estas cuatro cosas esenciales: SERVIR, ESTUDIAR, ORAR Y ADORAR A DIOS, ¿Aun así nos parece
recibir una medida menor de las bendiciones prometidas?
PRIMERO, revisemos “el equipo”, ya que los cuatro componentes son necesarios y
puede ser que falte alguno o que esté funcionando mal.
SEGUNDO, hagámonos una pregunta muy básica: ¡Tenemos
de verdad el “deseo de creer”? En
realidad, a algunos les resulta difícil ser discípulos de Cristo porque lo del
mundo les atrae. Estas personas sirven superficialmente a Jehová Dios,
sin verdadera intención.
TERCERO, ¡Esperamos francamente
que Cristo venga a nosotros en lugar de ir nosotros a Él? De cierto, El espera
“todo el día” con los brazos abiertos para recibir al penitente (Apo 3:20) “He
aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”.
iPero nosotros tenemos que levantarnos e ir hacia El! (Lucas 15:18)
“Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y
contra ti”.
Bienaventurados los mansos, porque ellos no se ofenderán fácilmente, lo cual es muy
importante, pues el Señor ha dicho: (Mat
5:5) “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad”.
La verdadera fe acepta las pruebas
que Jehová Dios nos da individualmente, y, por el fin que tienen de perfeccionarnos, hermanos y
hermanas, Dios no puede responder afirmativamente a todas y a cada una de
nuestras peticiones con un sí tras otro. Esto, suponiendo que todas nuestras
peticiones fueran “justas” y
espiritualmente “convenientes”. (Juan 14:13,14) “13 Y todo lo que
pidiereis al Padre en mi nombre, lo
haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14 Si
algo pidiereis en mi nombre, Yo
lo haré”. Ninguno es tan sabio para suplicar, ya que incluso Pablo
admitió que a veces “no sabemos pedir”
(Romanos 8:26) “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra
debilidad; pues qué hemos de pedir
como conviene, no lo sabemos,
pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”.
Por ejemplo, con el transcurso del tiempo, aunque ello
nos avergüence, nuestras faltas personales pueden hacerse evidentes. ¿Pero de que otro modo veremos por dónde fallamos? El refinamiento espiritual no es sólo
refinar lo tosco, sino refinar aún más lo que ya es fino. De ahí que, dijo Jehová Dios por medio
de Pedro, no debemos pensar que el “fuego
de prueba” sea “alguna cosa extraña” (1
Pedro 4:12) “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha
sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese”. Pero se requiere fe autentica para resistir este doloroso pero
necesario proceso de prueba. Al
exponerse las cosas, a veces públicamente, seamos misericordiosos unos con
otros. Nunca criticaríamos a
los enfermos graves de un hospital por su aspecto descompuesto. ¿Por qué criticar entonces a los que se rehabilitan de cirugía del
alma? No hay ninguna
necesidad de mirarles fijamente; las
suturas al fin desaparecerán. Y
en este hospital también es importante que todos recordemos que la hoja de
registro del hospital no es el paciente. Para manifestar misericordia a
alguien, no tenemos que esperar hasta llegar a comprender todos los detalles de
sus dificultades. La cualidad del
alma de ponerse en el lugar de los demás, de sentir lo que sienten los demás,
quizá no se reconozca ni se corresponda, pero nunca se ejerce en vano.
Cuando vosotros y yo escogemos actuar con imprudencia, si
tenemos una fe débil, no sólo exigimos que se nos rescate, sino que deseamos
que se nos rescate en privado, sin dolor y rápidamente, o, al menos, que se nos. Hermanos y hermanas, ¿cómo podremos sentirnos en verdad perdonados si primero no nos
sentimos responsables de nuestras faltas? ¿Cómo aprenderemos por nuestra
propia experiencia si no la reconocemos nuestra? En la prueba de
nuestra fe, a veces pensamos que Dios nos ha abandonado. Lo cierto es que nuestro proceder nos ha alejado de Él. Ninguna parte del andar por la fe es mas
difícil que la de recorrer el camino del arrepentimiento. Pero con fe, haremos a un lado el obstáculo del
orgullo y suplicaremos misericordia a Dios. Simplemente nos entregamos a Jesucristo.
Predicador de la Sana Doctrina de Cristo: Víctor.
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