EL OBJETIVO DE NUESTRA NUEVA VIDA EN CRISTO JESÚS
Nuestra debilidad es nuestro mayor recurso para demostrar
el Poder de Jehová Dios y su Amor. Nuestro poder es más que una
muestra de nuestra debilidad. Cuando calificamos debilidad vemos que
tiene que ver con deber, un deber que no tenemos la fuerza y el coraje para
demostrar y actuar. Cuando mucho solo podemos decir “Échale ganas”. Ser vencedor de la carne es el objetivo de nuestra
nueva vida en Cristo Jesús, con las fuerzas y el Poder del Espíritu Santo, a
través de una vida espiritual. He
escuchado hermanos decir que “la carne es dura”, en el sentido de que no se
puede vencer. La situación
actual es que vemos personas que tienen problemas espirituales o ataduras
carnales, los cuales les parece
que nunca podrán vencer o cambiar su forma, manera de “vivir”.
Unos cargan con estos problemas desde su niñez, adolescencia o cuando fueron
adultos. Pero después de haber conocido la verdad, piensan que esa situación es
“imposible” de resolver. ¿Podemos vencer la carne y sus pasiones? ¿Y si no lo
hacemos que puede ocurrir? ¿Que pues haremos? ¿Cómo podemos lograrlo?
(1 Pedro 1:13-25) “”.
A partir de que conocimos a Jesucristo, nuestra vida cambió. De una vida sin esperanza y sin sentido; Ahora tenemos una esperanza nueva,
estamos llenos de su gloria, del Poder de Jehová Dios que está en nosotros y
sabemos que tenemos la Esperanza que el mundo no tiene. Es por esto que tenemos
que vivir de acuerdo a esta vocación con la cual hemos sido llamados. Tenemos
una vida bien preparada gracias a Jehová Dios que por medio de Jesucristo que
nos trajo, su Sana Doctrina de Cristo. Para estar listos para la batalla de nuestro
diario vivir: (1 Pedro 1:13) “13 Por tanto, ceñid
los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea
manifestado”. Todo cristiano tiene que estar
preparado para la batalla del presente. "Ceñir los lomos de nuestro
entendimiento". Jehová Dios por
medio de Pedro nos dice que no tenemos que contentarnos con una fe mediocre.
Tenemos que conocer lo que, Dios tiene para nosotros, ya que es nuestra única
defensa para vencer en la batalla contra el enemigo. Conocer las Sagradas Escrituras que es la Palabra de Dios, que es
una espada de dos filos.
Tener un buen juicio, no depende que tanto te prepares, sino de Dios. Tenemos que
ser constantes, perseverantes y firmes en lo que creemos. Los entusiasmos repentinos nos confunden. Tenemos que tener equilibrio
espiritual (Eclesiastés 7:16)
“No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de
destruirte?”. Que es la base para que
nuestra fe sea verdadera. Y tenemos que tener estabilidad espiritual, y es la que
obtenemos por medio de la Sana Doctrina de Cristo, en Jesucristo (Salmo 20:7,8; Gálatas 5:1) “7 Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; Mas
nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria. 8 Ellos
flaquean y caen, más nosotros
nos levantamos, y estamos en pie. 1 Estad, pues, firmes en
la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud”. Pongamos
toda nuestra esperanza en Jesucristo. Porque
si vivimos en esta esperanza es que soportamos las pruebas del presente.
Para el cristiano lo mejor siempre está por venir. Podemos vivir agradecidos
por la misericordia del pasado, enfrentando
el desafío del presente y con la esperanza que en Jesucristo todavía lo mejor esta
por llegar.
Tenemos una forma de vivir
diferente, como hijos obedientes. Ser
elegidos por Cristo es disfrutar de un gran privilegio pero también asumir una
gran responsabilidad. Obedientes
a nuestro Padre. La
obediencia trae felicidad. En
un mundo donde nadie quiere obedecer a nadie, nosotros nos declaramos obedientes a Jehová Dios. (1Pedro 1:14) “como hijos obedientes, no os
conforméis a los deseos
que antes teníais estando en vuestra
ignorancia”. No vivir conforme a nuestros deseos. Sin Dios uno no tiene
nadie a quien dirigir la vista con esperanza, ni tender los brazos buscando
ayuda. La sociedad es una sociedad
dominada por el deseo desenfrenado. Hoy, el HEDONISMO
(Doctrina ética
que identifica el bien con el placer, especialmente con el placer a través de
tus sentidos e inmediato) esta es la razón de la vida de la mayoría de las personas.
Es por esto que buscan cada vez más, cosas que puedan satisfacer estos deseos
que nunca llegan a ser lo suficientemente plenos. Hablar de virginidad es algo
que suena a chiste. Los vicios, la pornografía, las malas palabras, el engaño y
demás cosas son cosa común en nuestro tiempo. Nosotros como cristianos podemos
ser libres, ya no vivir como esclavos, para poder disfrutar de quienes somos en
Cristo Jesús.
Vivir de una manera completamente santa. (1Pedro 1:15,16) “15 sino, como aquel que
os llamó es Santo, sed también
vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque Escrito está:
Sed santos, porque Yo Soy Santo”. Tenemos que ser santos se refiere a ser diferentes como nuevas creaturas
en Jesucristo con una mente de Cristo. Somos diferentes, porque somos elegidos
para una tarea en el mundo y para un destino diferente. Estamos para llevar la
gloria de Dios, para reproducir la vida de Dios, la pureza de Dios, el amor de
Dios.
En nuestra nueva vida reconocemos la Paternidad de Jehová Dios. Nuestra vida muestra reverencia a Dios en TODO
momento. (1Pedro 1:17-21) “17 Y si invocáis por Padre
a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo
de vuestra peregrinación; 18 sabiendo que fuisteis rescatados de
vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles,
como oro o plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo,
como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por
amor de vosotros, 21 y mediante el cual creéis en Dios,
quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza
sean en Dios”. Hemos obtenido el conocimiento y
estamos aprendiendo a ser reverentes al estar conscientes de que nos hallamos
en la presencia de Jehová Dios en todo momento. Al salir de nuestro egoísmo, podemos amar a nuestros hermanos como
Cristo nos amó a nosotros. Tratamos
de estar en paz con todos. Tomamos
a los demás como superiores a nosotros mismos. Servimos a nuestro prójimo.
Somos libres para amar
sinceramente, con corazón puro y con todas nuestras fuerzas. Porque hemos
vuelto a nacer por la Palabra de Dios. (1Pedro
1:22-25) “22 Habiendo purificado vuestras
almas por la obediencia a la
Verdad, mediante el Espíritu,
para el amor fraternal no fingido, amaos
unos a otros entrañablemente, de
corazón puro; 23 siendo renacidos, no de simiente
corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre. 24 Porque:
Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae; 25
Mas la Palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la Palabra que por el Evangelio
os ha sido anunciada”. Nuestro nuevo
nacimiento es de naturaleza espiritual. Fuimos creados por la Palabra creadora
de Jehová Dios. Por esta razón debemos de vivir llenos del Espíritu Santo. Porque
somos renacidos por Jehová Dios por lo que la vida de Dios está en Jesucristo.
La gran característica de Jehová Dios es el Amor, y el cristiano tiene en su
vida el amor de Dios por los hombres.
LA CARNE ES DÉBIL. Muchos entienden que el problema o la razón de su
situación personal es “externa”
muchos creen, que se dan las cosas
porque son bombardeados, por ejemplo: Los programas de televisión, los
compañeros de trabajo o escuela, familiares, otros. Pero la realidad es que el problema comienza por y en nosotros
mismos. Las Sagradas
Escrituras dicen en (Romanos 7:21-25) “21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que
el mal está en mí. 22 Porque según el hombre interior,
me deleito en la ley de Dios;
23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado
que está en mis miembros. 24 ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de
este cuerpo de muerte? 25 Gracias
doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente
sirvo a la ley de Dios, mas con
la carne a la ley del pecado”. Tenemos que comenzar, aceptando como
realidad, que el problema se origina
en nosotros mismos, y debemos dejar, el tratar de justificarle a Dios,
la razón por la cual no podemos vencer nuestros deseos carnales.
Estar en Jesucristo es lo más importante y esto significa
obedecer las Sagradas Escrituras. (Romanos 8:37) “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores
por medio de aquel que nos amó”. Hay varios puntos importantes que deben ser
observados cuando se estudian las Sagradas Escrituras cundo hablan, respecto a
la vida espiritual o en el Espíritu. 1)
No es una opción sino una orden.
2) No es solamente para los que ejercen cargos o tienen
responsabilidades. (Romanos 8:1)
“Ahora, pues, ninguna condenación hay
para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la
carne, sino conforme al Espíritu”.
En otras palabras para que se destruyan las consecuencias del pecado, primero
tiene que ser destruido su poder, su fuerza, su capacidad de esclavizar. (Romanos 8:2) “Porque la ley del
Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la
muerte”. Así como el pecado y la
muerte reinan en aquellos que no conocen a Cristo, el Espíritu y Cristo reina y permanecen en los verdaderos
creyentes. ANDAR EN EL
ESPÍRITU. También debemos estar
conscientes que el verbo “andar” es
sinónimo de “vivir”. La vida cristiana no consiste en buenas intenciones,
ni en meros deseos; tampoco en persuasiones académicas, ni en abstracciones
teológicas. Esta vida es eminentemente objetiva. (Gálatas 5:25) “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el
Espíritu”.
La verdadera
vida espiritual no se limita a orar, leer las Sagradas Escrituras, cantar,
asistir a la congregación y trabajar arduamente. Ésta consiste en la presencia
del Espíritu de Jehová Dios, por medio de Jesucristo, ejerciendo un control, que
desplaza y vence al pecado, para que se manifiesten las cosas que son
agradables a Dios. (Rom 8:5) “Porque
los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del
Espíritu, en las cosas del Espíritu”. Jehová
Dios por medio del apóstol Pablo habla de aquellos “que son del Espíritu”.
Lo cual es indicativo de que primero uno está en el Espíritu o Él toma el
control de uno; inmediatamente
después se empieza a pensar en las cosas del Espíritu, y luego a ocuparse en
las cosas del Espíritu (Rom 8:6)
“Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es
vida y paz”. Uno no puede ocuparse en
las cosas del Espíritu sin pensar en ellas, y no puede pensar en estas
cosas si Jesucristo no ha tomado el control por el Espíritu. Esto implica la participación de todas
las facultades del alma: la razón, las emociones y las determinaciones
(decisiones). Ser guiado por el Espíritu de Dios es la orientación
total de la vida a través del Espíritu Santo, quien produce en uno
nuevos conceptos, orientaciones diferentes, inclinaciones muy distantes a las
anteriores, nuevos objetivos
y propósitos, valores e ideales
acordes a la voluntad de Dios.
El creyente verdadero no puede tener doble identidad; ser él y
además cristiano; la carnal y
la espiritual. La vida en el Espíritu no es un uniforme para ocasiones
especiales; no son experiencias intermitentes, estados circunstanciales o
esporádicos. Ocuparse de lo
espiritual o vida espiritual es la expresión genuina de la vida cristiana.
(Efesios 5:19,20) “19 hablando entre vosotros con salmos,
con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros
corazones; 20 dando siempre gracias
por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. Jehová Dios por medio del apóstol Pablo
exhorta a estar llenos del Espíritu Santo, y luego, a hablar con
salmos, himnos y cánticos espirituales. Quien
está lleno del Espíritu Santo cantará y hablará de las cosas del Espíritu.
El Espíritu Santo no sólo te convence, a cada uno de
nosotros, también da conciencia y convicción de
esta nueva identidad con Jehová Dios. Uno no puede ser hijo de Dios y
no saberlo. El Espíritu Santo nos indica todo lo que implica esta relación con nuestro
Padre Celestial. (Romanos 8:9,10) “9 Mas vosotros no vivís según la carne,
sino según el Espíritu, si es que el
Espíritu de Dios mora en vosotros. Y
si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él. 10 Pero si Cristo está en vosotros, el
cuerpo en verdad está muerto a causa
del pecado, más el espíritu vive a causa de la justicia”. Aquí hay dos afirmaciones fuertes que
garantizan al creyente ser propiedad de Dios: el creyente no vive según la
carne (naturaleza humana o terrenal; deseos o pasiones), y el cuerpo está muerto en referencia al
pecado. Esto es, solamente quienes son propiedad exclusiva de Dios, y
en quienes el Espíritu ha hecho su morada (casa, residencia) tienen victoria
sobre el pecado. Esto significa que
ser cristiano no consiste solamente en hacer una confesión de fe y abrazar la
Sana Doctrina de Cristo cómo creencia, sino en tener una experiencia transformadora que nos hace vencer el
pecado de afuera (externo) que se presenta como una tentación, y el pecado de
adentro (interno) que se manifiesta como una fuerza. (Romanos 8:11) “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en
vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos
mortales por su Espíritu que mora en
vosotros.
AYUDA ESPIRITUAL. (Romanos 8:26,27)
“26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra
debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero
el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos indecibles. 27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del
Espíritu, porque conforme a
la Voluntad de Dios intercede por los santos”. Es importante notar que
cuando el texto dice que el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, no se refiere
a situaciones de tentación o para salir de apuros cuando hemos provocado un
problema, sino que se refiere a la ayuda que nos presta cuando nos acercamos a
Dios. Es una ayuda para alcanzar los niveles espirituales a los cuales Dios
desea llevar al creyente. La vida en
el Espíritu es mucho más que mantener una guerra sin cuartel con aquello que es
pecaminoso. ¿Cómo logramos
esa vida espiritual? Veamos estos ejemplos: (Hebreos 10:16) “Este
es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones,
y en sus mentes las escribiré”. La Palabra
de Dios se tiene que poner (atesorar, guardar, retener) en EL CORAZÓN del
creyente, y esto tiene dos propósitos: 1) La palabra se convierte en deseo. (Salmo 119:11) “En mi corazón he guardado tus dichos, para no
pecar contra ti”. (Daniel 1:8) “Y Daniel propuso en su corazón no
contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él
bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse”. (Salmo 51:10) “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un
espíritu recto dentro de mí”. (Jeremías
11:20) “Pero, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas con justicia, que
escudriñas la mente y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque ante ti
he expuesto mi causa”. (Proverbios 21:2)
“Todo camino del hombre es recto en su propia opinión; Pero Jehová pesa los corazones”.
AMOR A DIOS. Es de vital importancia que si amas a Dios lo ames por quién es Él y no
por conveniencia por lo que te da o por lo que te puede dar si le obedeces.
(Juan 14:23,24) “23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará;
y mi Padre le amará, y vendremos
a él, y haremos morada con él. 24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la Palabra que habéis oído no es mía,
sino del Padre que me envió”.
(Romanos 8:37) “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel
que nos amó”.
(Gálatas 5:24) “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y
deseos”.
(2 Corintios 10:4) “porque las armas de nuestra milicia no son carnales,
sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas”.
(Gálatas 2:20) “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo
en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el
cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”.
(Santiago 1:12) “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque
cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha
prometido a los que le aman”.
Predicador de la Sana Doctrina de Cristo: Víctor.
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