LA SANA DOCTRINA DE
CRISTO TE MUESTRA DONDE ESTÁ TU BENDICIÓN
(Números 13:17-20) “17
Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid
al monte, 18 y observad la tierra
cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; 19 cómo es la tierra habitada, si es buena
o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas
fortificadas; 20 y cómo es el
terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y
tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras uvas”.
INTRODUCCIÓN:
Hoy
quiero hablarles de nuestro padre y el cumplimiento de sus pactos con nosotros
sus hijos. Para esto he tomado como un ejemplo a seguir a CALEB. UN ESPÍA DIFERENTE. Él fue escogido entre la tribu de Judá
para ser su representante entre los doce espías enviados por Moisés para
observar y reconocer la tierra y las gentes de Canaán. Al volver, debido al
miedo y a la falta de fe en Jehová, de los doce espías, diez recomendaron que
fuera mejor no tomar posesión de la tierra.
Caleb y Josué formaron
la minoría. Caleb era valiente. (Números 13:30) “Entonces Caleb hizo callar al
pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella;
porque más podremos nosotros que ellos”.
Caleb No veía las
dificultades más veía la bendición
(Números 14:6,7) “6 Y Josué hijo de
Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la
tierra, rompieron sus vestidos, 7 y hablaron a toda la congregación de
los hijos de Israel, diciendo: La tierra
por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena”.
Mientras
el resto de los espías a excepción de Josué, vieron la tierra, reconocieron que
era buena, y ciertamente era como Dios anuncio, FLUIA LECHE Y MIEL. Sin embargo
todos vieron las dificultades, todos vieron a los habitantes de la tierra, que
eran como gigantes, se atemorizaron porque ellos confiaban en su propia fuerza
y no confiaban en Dios. Pero Caleb no miraba las dificultades, el miraba que la
tierra era tal cual Dios la había anunciado. El veía que cada palabra de Dios
se cumplía, entonces Caleb sabía que
solamente tenía que enfocarse en la bendición que Dios estaba prometiendo.
Su
confianza estaba puesta en Jehová de los Ejércitos. (Números 14:8,9) “8 Si
Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. 9 Por tanto, no seáis rebeldes contra
Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como
pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los
temáis”.
EL PACTO DE DIOS CON
QUIENES SON FIELES A EL.
(Deuteronomio 1:34-36)
“34 Y oyó Jehová la
voz de vuestras palabras, y se enojó, y
juró diciendo: 35 No verá hombre
alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de
dar a vuestros padres, 36 excepto
Caleb hijo de Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y a sus
hijos; porque ha seguido fielmente a Jehová”. Hermanos, si le crees a Dios y eres fiel a el puedes tomar sus promesas
y hacerlas tuyas!
(Deuteronomio 1:37,38)
“37 También contra
mí se airó Jehová por vosotros, y me dijo: Tampoco tú entrarás allá. 38 Josué hijo de Nun, el cual te sirve,
él entrará allá; anímale, porque él la
hará heredar a Israel”.
LOS PACTOS DE DIOS SON
PARA QUIENES SON FIELES.
Cuantas
veces he oído, porque no puedo surgir? porque todo me pasa a mí? Porque soy tan
fatal? Analízate. Estúdiate, no será que has reclamado en contra del Dios que
te ha dado todo? no será que has faltado a su santidad? No será que has pecado
y no quieres confesar? No será que te has dejado llevar por la mayoría?
LA
PALABRA DE DIOS Y SUS PROMESAS ESTÁN AHÍ, ESPERANDO SER COBRADAS POR NOSOTROS,
Cuando Dios dice que hará algo, lo hará, él lo hará. O yo le creo a Dios cada
una de sus promesas en su Palabra!!! (2Co
1:20) “porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por
medio de nosotros, para la gloria de Dios”.
CALEB LE PRESENTO LAS
SUYAS TAMBIÉN.
(Josué 14:6-11) “6
Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb, hijo de Jefone
cenezeo, le dijo: Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, varón de Dios, en
Cades-barnea, tocante a mí y a ti. 7
Yo era de edad de cuarenta años
cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le traje noticias como lo sentía en mi
corazón. 8 Y mis hermanos, los que
habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo
cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. 9
Entonces Moisés juró diciendo: Ciertamente la tierra que holló tu pie será para
ti, y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a
Jehová mi Dios. 10 Ahora bien,
Jehová me ha hecho vivir, como él dijo,
estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas
palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy
soy de edad de ochenta y cinco años. 11
Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi
fuerza para la guerra, y para salir y para entrar”.
Si nosotros nos
sentimos cansados y débiles, con esta actitud queridos hermanos, ni soñemos que
Dios pondrá bendiciones en nuestras manos.
Con
esta actitud no mereces tener nada extra porque si más te dan, más te vas a
cansar EL QUE QUIERA COBRAR BENDICIONES
DE DIOS DEBE TENER LAS FUERZAS PARA RECIBIRLAS Y CUMPLIR SU PARTE TAMBIÉN!.
LA ACTITUD CORRECTA
ES:
Si
tú has sido fiel, si tú has guardado la Palabra de Dios, si tú has permanecido
día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año. Sin dudar que
Dios bendice y te dará lo que dijo que te dará. Entonces Dios te lo dará!!
(Josué 14:12) Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día;
porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades
grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová
ha dicho Cuando lo está pidiendo? AHORA.
Tú no recibes tus bendiciones porque no estás listo a dejar tus pecados
AHORA.
CALEB ESTA PIDIENDO LO
MEJOR DE LO MEJOR
(Josué 14:13,14) “13 Josué entonces le bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a
Hebrón por heredad. 14 Por tanto,
Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por
cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel”. Caleb No estaba
buscando un lugar tranquilo para pasar los últimos años de su vida avanzada. El
jubilarse estaba lejos de su mente. Todo el territorio que solicitó no lo había
conquistado completamente. Había allí todavía algunos hombres gigantes del
pueblo anaceo con sus ciudades "grandes y fortificadas" (vs. 12).
Someter un territorio así
no sería fácil.
Pero de acuerdo con su madurez espiritual, Caleb pensaba más en la promesa de
Dios para poseer toda la Tierra y en su Dios que era fiel y Poderoso para
cumplir su promesa que en la dificultad.
Hay una cuota de
esfuerzo pero la montaña será tuya!!!
Hay un monte que Dios
tiene para ti. HAY PROMESA esperando por ti.
¿Cómo
se sienten hoy? ¿Sienten que es demasiado tarde? Que el tiempo se ha pasado,
que ya no quedan fuerzas, que las ganas de Soñar se han "caducado";
Dios te dice hoy, da el paso, decide tomar esa montaña y conquistarla,
posiblemente esté llena de gigantes pero Dios está contigo; probablemente te
invaden pensamientos diciendo, ya es tarde, "se te paso el tren";
Dios te dice hoy, que está contigo, disponte a pelear por lo que sueñas, porque
la batalla es tuya ( 2 Crónicas 20:15)
“Y dijo: Oid, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat.
Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan
grande; porque no es vuestra la guerra, sino de Dios”. No teman hermanos, porque si existen gigantes problemas, el Poder de
nuestro Dios lo es aún mucho más, creámosle y tomemos nuestras bendiciones
quien dice amen.
Caleb fue un hombre
que, en medio de la oposición y grandes retos, demostró ser íntegro, capaz y
perseverante. Hoy,
como nunca antes, la mies del Señor requiere de creyentes y, sobre todo, de
servidores firmes, íntegros, que sirvan de ejemplo para otros. Caleb lo fue, tú también lo podrás ser.
¿Estarás dispuesto a ser usado por Dios? Si recordamos el tamaño de Goliat
y el peso de la armadura que llevaba, fácilmente nos podremos imaginar lo que
habrá sido tener que enfrentar a un pueblo como el de ellos. ¿Por qué Caleb eligió justamente esta
tierra? Existen 3 razones: 1.
buscaba el lugar de la experiencia con Dios, 2. de la comunión con Dios y 3.
de las promesas de Dios. Vamos a analizar estas razones.
1. BUSCABA EL LUGAR DE
LA EXPERIENCIA CON DIOS
La
actitud de Caleb era consecuente con su testimonio. No eran meras palabras las
que dijo al volver de espiar la tierra: “Si Jehová se agradare de nosotros, él
nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel.
Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra;
porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y
con nosotros está Jehová; no los temáis”. Él tenía la fe y la iniciativa para
conquistar la tierra. Y ésta era la petición que hizo.
Algunos
son muy rápidos de lengua en prometer hacer muchas cosas, pero cuando les toca
cumplirlas salen corriendo. Justamente éste fue el caso de Pedro. Le dijo a su
amado Maestro que estaba dispuesto a ir con Él a la cárcel o inclusive hasta la
muerte si fuera necesario. Pero, sólo poco tiempo después, lo estaba negando
frente a una criada. Muchos son los que
dicen lo que habría que hacer para que la situación de la iglesia mejore, pero
cuando se les pide que lo hagan, se esconden detrás de muchas excusas. Caleb no
era así. Él había experimentado a Dios al recorrer la tierra. Lo había
experimentado al dar testimonio de ella y tener que enfrentar al pueblo entero,
pero también quería experimentar al Señor en la conquista de la misma. ¡Cuántas preciosas experiencias con Dios se
pierden aquellos que no se involucran en la obra de Dios! Sin lugar a dudas
habrá luchas y problemas, pero la experiencia de ver a Dios actuar en medio de
todo esto y dar fruto es algo que hace ver insignificante la oposición que pudo
haber existido. La experiencia de caminar con Dios es algo único que podemos experimentar.
¡Haz lo mismo y experimentarás a Dios!
2. BUSCABA EL LUGAR DE
COMUNIÓN CON DIOS
¿Por
qué Caleb quería Hebrón a toda costa? Si había preciosas y fértiles llanuras,
lugares donde había leche y miel, ¿por qué no elegir la bella llanura de Sarón
o la fértil llanura del Jordán? ¿Por qué elegir un lugar escarpado, montañoso y
además muy defendido por poderosos enemigos? Hebrón significa “comunión”, “unión”. Era el lugar donde Abraham
había levantado su tienda y, de tanto cultivar la comunión con Dios, fue
llamado “amigo de Dios” así lo podemos leer en (Gn.13:18) “Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el
encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová”. Caleb
buscaba este lugar de comunión y unión cercana con Dios. No es que Caleb no
pudiera tener comunión con Dios en otro lugar. De hecho, es evidente que sí la
tenía. Pero quería estar en el lugar donde Dios ya se había manifestado, donde
había crecido espiritualmente su ancestro Abraham. Fue en este lugar que
Abraham fue justificado por la fe que tenía, y en donde tuvo un diálogo fluido
con el Señor.
Él
anhelaba este lugar de reunión con Dios. Le pasaba como a los hijos de Coré, de
los cuales leemos en (Sal. 84:1,2 y 4)
que cantaban: “1 ¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos!
2 Anhela mi alma y aun ardientemente
desea los atrios de Jehová. Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo. 4 Bienaventurados los que habitan en tu
casa; perpetuamente te alabarán”. (Sal.
84:5-7) sigue diciendo: “5
Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus
caminos. 6 Atravesando el valle de
lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques. 7 Irán de poder en poder; verán a Dios
en Sión”. ¿No tenemos ahí la clave del
poder de Caleb? En la comunión con el Señor, en Su presencia, recibía la
fortaleza para soportar tantos problemas y enfrentar a los más poderosos
enemigos.
Ahí se encuentra la
clave para una vida victoriosa.
Estas victorias sólo son posibles en el lugar de comunión con el Dios. Pero
para esto hay que tomar una decisión. Tiene que haber una prioridad. En su momento, Lot eligió la fértil llanura
del Jordán donde se encontraban las ciudades de Sodoma y Gomorra, cuya
perversión tan grande las llevó a la destrucción. En cambio, Abraham se
quedó, justamente, en la zona de Hebrón como leímos en (Gn.13:18). La elección de los hijos de Coré fue, según dice en el (Sal. 84:10-12) “10 Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios que habitar en las
moradas de maldad. 11 Porque sol y
escudo es Jehová Dios; gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los
que andan en integridad. 12 Jehová
de los ejércitos, dichoso el hombre que en ti confía”.
Esta fue la
experiencia de Abraham, de Caleb y de muchos otros, pero también puede ser la
tuya. Para esto se requiere una decisión: “quiero estar en la presencia de
Dios”; “voy a buscarla a toda costa, y va a ser mi prioridad”. Por esto Dios te pregunta: ¿no
estarás descuidando tu altar diario, ese tiempo de comunión a solas con el
Señor estudiando la Biblia y orando? ¿Realmente amas el estar en la casa de
Dios, en el lugar de reunión y comunión con Dios y otros hermanos? Existen
muchas cosas que fácilmente nos quitan la vista de estos dos aspectos de la
comunión con Dios. Pero cuanto más los descuidemos, menos tendremos el poder
que experimentaba Caleb y la bendición que obtuvo Abraham.
Hemos estudiado ya que
Caleb al elegir la tierra montañosa, escarpada y llena de enemigos, buscaba el
lugar de la experiencia y la comunión con Dios. Pero también: Buscaba el lugar
de las promesas de Dios
3. Así como Hebrón fue
el lugar de comunión con Dios de Abraham, también lo fue de las promesas y del
pacto de Dios. Fue
en este lugar que Dios hizo el pacto con Abraham prometiéndole una descendencia
tan numerosa como las estrellas en el cielo, y también le garantizó esta tierra
como heredad así lo leemos en (Gn.15:5 y
7) “5 Y lo llevó fuera, y le
dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le
dijo: Así será tu descendencia. 7 Y
le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar
esta tierra”. Era nada menos que la
tierra de la promesa. Como ya vimos, Caleb confiaba en Dios y sus promesas, la
cual se refiere, específicamente, a esta región y al pueblo de gigantes que la
habitaba.
Y vemos en (Dt. 9:1-3)
“1 Oye, Israel: tú
vas hoy a pasar el Jordán, para entrar a desposeer a naciones más numerosas y
más poderosas que tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; 2 un pueblo grande y alto, hijos de los
anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién se sostendrá
delante de los hijos de Anac? 3
Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego
consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y
los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho”.
¡Qué
promesa tan extraordinaria! Como llama de fuego en medio de un bosque de pinos,
así el Señor iba a actuar en contra de estos gigantes. Ésta era la promesa en
la cual confiaba Caleb. Él quería ver
cumplirse esta promesa. Quería ser partícipe de este cumplimiento. Quería estar
en el lugar de la promesa.
¡Nos perdemos tantas
bendiciones por no buscar y aplicar las promesas de Dios a nuestra vida! Caleb
no las quería perder, y no las perdió. Se aferró a las promesas de Dios como
Jacob cuando luchaba con el Señor, y las obtuvo.
LA OPOSICIÓN
Hebrón es un símbolo
de lo que Dios puede y quiere hacer en la vida de cada persona que esté
dispuesta a enfrentarse en la lucha con los gigantes interiores. El pueblo
había sido rescatado de la esclavitud egipcia y ahora se encontraba en la
tierra prometida, disfrutando de sus bendiciones. Pero todavía existían enemigos allí que tenían que ser eliminados,
tierras que todavía faltaban ser conquistadas. Caleb recibe el apoyo de
Josué para conquistar esta ciudad. La ciudad es conquistada y en vez de ser la
Quiriat-Arba - la “ciudad de Arba”, el padre de esta raza de gigantes, pasa a
llamarse Hebrón, o sea, “comunión, unión”. ¡Vaya
qué cambio! Antes era una ciudad de gigantes, una ciudad que infundía miedo.
Es igual ahora siempre va haber una
oposición y está en nosotros no darle importancia a los gigantes problemas si
no poner atención a las promesas que Dios ya nos dio.
Hebrón, Era bélica y,
como tal, saturada por la maldad.
Pero cuando fue derrotada se convirtió en una ciudad de comunión. Y no sólo
esto, sino que se transformó en una “ciudad de refugio”. Las “ciudades de
refugio” eran 6 localidades distribuidas estratégicamente por todo el
territorio de Israel. Tenían la función
de proteger a las personas que, por accidente, habían dado muerte a alguien.
Estas
personas se podían refugiar allí del vengador de sangre que, como se
acostumbraba en aquél entonces, iba detrás del homicida para vengar al pariente
muerto. En esa ciudad de refugio estaba protegido hasta que el asunto era
juzgado.
Tenemos
en esta historia un precioso paralelo con la vida cristiana. Josué significa
“Salvador”, al igual que Jesús. Una vez salvos por la sangre de Jesús, ya
tenemos la promesa de la vida eterna, ya tenemos una nueva vida. Empezamos a
caminar en el camino del Señor y a gozar de las bendiciones de pertenecer a la
familia de Dios. Pero, aunque seamos creyentes, pueden seguir existiendo
lugares que todavía no pasaron al dominio de Jesucristo. Existen gigantes que nos infunden miedo, nos causan problemas y todavía
tienen bajo su domino algunas áreas de nuestra vida. Lógicamente, esto no
sólo quita la posibilidad de más bendiciones, sino que es una fuente continua
de conflictos, divisiones y deshonra para el nombre de Dios.
¿QUIÉNES ERAN ESTOS
HIJOS DE ANAC QUE CREABAN TANTA OPOSICIÓN? Eran tres gigantes llamados: “SESAI, AHIMÁN Y TALMAI” según
(Jos.15:14) “Y Caleb echó de allí a los tres hijos de Anac, a Sesai,
Ahimán y Talmai, hijos de Anac.”.
Y como paralelo, me quisiera referir a tres gigantes que tienen que ser
quitados de la vida de los creyentes.
PRIMERO: EL GIGANTE
DEL ORGULLO
Es interesante que
Anac signifique: “cuello largo” o “largo de cuello”. Miraban a los demás siempre desde arriba, en sentido literal.
Pero lamentablemente,
todavía existen muchos creyentes de “cuello largo”, que se ven como superiores
a los demás.
Demuestran su orgullo y egocentrismo en sus actitudes, palabras, gestos, ropa
que usan, amigos que frecuentan, etc. Quisiera
haceres una pregunta bien práctica. De los hermanos de la iglesia, ¿cuáles
son con los que buscas tener más cercanía? ¿Son los de mejor posición social,
poder adquisitivo, los de mayor influencia, buena presencia o más populares? ¿O
son los que tienen lo justo para vivir, los humildes, los que son despreciados
por los demás? Está claro que podemos y
debemos buscar una buena relación con todos, pero muchas veces nos dejamos
llevar por los parámetros que busca el mundo.
Pregúntate, el domingo
pasado, después de
la reunión, ¿con quién te quedaste hablando? ¿Ya invitaste a tu casa al hermano
más pobre de tu iglesia, a ése que no podrá retribuirte el favor? Si todavía no
lo has hecho, quizás tengas un “cuello largo”.
No es en vano que la
Sana Doctrina de Cristo por medio del apóstol Santiago, en su carta, dedique
trece versículos para tratar el tema de la parcialidad. Lo introduce en (Santiago 2:1) diciendo:
“Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin
acepción de personas”. Luego pone el
ejemplo de la entrada a la reunión de un hombre pobre y de uno rico.
Enseguida se busca la cercanía del rico y el pobre es despreciado. El juicio de
un Dios que no hace acepción de personas es tajante, y lo leemos en (Santiago 2:9,13) “9 si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis
convictos por la ley como transgresores. 13
Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y
la misericordia triunfa sobre el juicio”. Puede ser también que el orgullo se
manifieste en tu carácter iracundo o
susceptible. Apenas no te tienen en cuenta o te pasan por alto, ya pones el
grito en el cielo, o te retraes herido, no queriendo hablar ni ver a nadie. Quizás tu carácter iracundo hiera a muchas
personas. Entonces, ¡entrégalo al Señor! Así habrá un gigante menos que lastime
a los demás.
El
orgullo, o la vanidad, es un gigante que a muchos siervos han hecho perder el
fruto de su ministerio. Da tanta pena ver a siervos de Dios alardeando con el
tamaño de sus iglesias, el impacto de sus actividades, etc. Así es con el orgullo y la humildad. La
humildad trae fruto, pero la vanidad es juzgada. La Biblia dice en (1 Pedro 5:5) “Dios resiste a los
soberbios, y da gracia a los humildes”.
SEGUNDO GIGANTE ES DE
LA AVARICIA
Este segundo gigante
que causa un sinfín de problemas es, entonces, la avaricia. Evidentemente sigue siendo un
problema muy grande para el creyente en general. Vivimos en una sociedad de
consumo. La publicidad nos bombardea por todos lados mostrándonos las cosas
como si fueran imprescindibles para nuestra vida.
La avaricia es un
pecado que es difícil de confrontar porque, en general, falta la evidencia o no
se toma tan en serio. En realidad, el problema no es el dinero sino el amor al
dinero. Jesús dijo enfáticamente: (Mt.6:24) “Ninguno puede servir a dos
señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y
menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”.
Si la avaricia es tu
gigante, pide perdón ahora mismo al Señor y deposita todo en Sus manos. Y
llegamos así al tercer gigante, que es:
EL TERCER GIGANTE DE
LA IMPUREZA
Este
tercer gigante ha destruido el testimonio de muchos creyentes. Aparte de la
curiosidad innata del hombre, la pornografía lo lleva a un alivio fácil y a la
afirmación masculina. En la pantalla o en las revistas, bellas mujeres están
dispuestas a darles todos los gustos. Pero la repetición de la exposición a
estas imágenes trae adicción, y ésta es una de las adicciones más difíciles de
dejar. Según nos enseñan la Sana
Doctrina de Cristo en las Escrituras, en (1 Timoteo 2:9,10) la vestidura de la mujer que busca agradar
a Dios debe ser “9 Asimismo que
las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado
ostentoso, ni oro, ni perlas, ni
vestidos costosos, 10 sino con
buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”.
Pero la impureza no
está sólo en lo que vemos y vestimos. La impureza en sí empieza en los
pensamientos. Por esto, en
(2 Corintios 10:3-6) “3 Pues aunque andamos en la carne, no
militamos según la carne; 4 porque
las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la
destrucción de fortalezas, 5
derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de
Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, 6 y estando prontos para castigar toda
desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta”. No le demos lugar a los pensamientos impuros.
El gigante de la
impureza tiene que ser combatido con todas las armas. Es muy probable que no
puedas lidiar solo con el asunto. Cuánto más tiempo estés con Dios, Su Palabra
y la comunión con creyentes espirituales, menor será la probabilidad de caer en
la tentación.
El
apóstol Juan resume los aspectos con los cuales el creyente es tentado con: los deseos de la carne (la impureza), los deseos de los ojos (la avaricia), y la vanagloria de la
vida (el orgullo) esto lo podemos leer
en (1 Jn. 2:16) “Porque todo lo
que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la
vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”.
Por lo tanto, la
búsqueda del reconocimiento público, la avaricia y la impureza son los GIGANTES de los cuales se tienen que cuidar
todos aquellos que quieren ser siervos de Dios. Cuando hubo alguna caída en
pecado de un líder, siempre ha sido en una de estas áreas.
Por lo tanto, ¿todavía
permites que el gigante del orgullo, de la avaricia o de la impureza maneje tu
vida? Entonces sigues permitiendo una zona de conflicto porque, con esta
actitud, quizás sin darte cuenta, hieras a muchas personas. Lo más triste es que todavía sigue
siendo territorio ocupado por el enemigo, y con esto causas deshonra al Señor y
te pierdes muchas bendiciones. satanás hará cualquier cosa con tal que no
vivamos en toda la plenitud de la vida celestial, de comunión con Dios. Debemos estar muertos al mundo para gozar
de la plenitud de la vida celestial.
Recién cuando los
gigantes son erradicados de nuestra vida, ésta se podrá convertir de “Ciudad de
Arba” en “Ciudad de comunión, y de refugio”. Entonces no sólo tendrás una comunión mucho más
profunda con el Señor sino que también la tendrás con tus hermanos. Tu
testimonio trascenderá, y la gente se acercará para encontrar refugio. Las almas heridas, despreciadas y con
necesidad acudirán a ti, porque sabrán que serán escuchadas, valoradas y
recibirán la ayuda justa. Tu vida será un lugar de bendición.
Hebrón,
más tarde, fue la ciudad elegida para coronar a David por rey sobre Judá. Allí
gobernó 7 años y medio hasta que fue hecho rey sobre todo Israel y pasó a
gobernar desde Jerusalén. Cuando se
quiten los gigantes los enemigos de Dios el Rey de reyes estará sobre el trono
y esto será de bendición para nosotros y para los demás.
¿No quisieras ser un
“Hebrón”, espiritualmente hablando? Ya sabes lo que tienes que hacer. Con la
ayuda de nuestro Señor Jesucristo, ¡quita los gigantes de tu vida!
Predicador: Pastor
Víctor Ramón Preciado Balderrama
Hola
hermanos les saludo con mucho amor en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, y
con un solo propósito de que sean edificados sus vidas y sus ministerios, me
gozo el saludarles y el que Dios me dé la oportunidad de servirles si me lo
permiten, y con todo respeto a su doctrina o denominación, mi único interés es
que corra la Sana Doctrina de Cristo
https://www.facebook.com/milibertadorviene
http://viclaly5757.blogspot.com/?spref=fb
viclaly5757.blogspot.com
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