domingo, 11 de junio de 2017

LAS COSAS DE ARRIBA, SE BUSCAN CON LA SANA DOCTRINA DE CRISTO

11 de Junio de 2017
LAS COSAS DE ARRIBA, SE BUSCAN CON LA SANA DOCTRINA DE CRISTO
Quedando revestidos con la nueva naturaleza, al haber aceptado a Jesucristo, y dejando morir la antigua naturaleza. Debe de cambiar nuestra conducta moral y ética al dejar que Jesucristo viva en nosotros, de modo que pueda moldearnos hacia lo que debemos ser, es decir, semejantes a Jesucristo, porque Él es la Imagen exacta del Padre Celestial. Existen cuatro muy importantes prioridades en ésta nueva Naturaleza Divina, en nuestras vidas: 1) La Vida Divina demanda una buena relación con Jehová Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo. 2) La Vida Divina demanda una buena relación con tu familia. 3) La Vida Divina demanda, una buena relación con todos en la Iglesia. 4) La Vida Divina demanda, una buena relación con los de tu trabajo. En esta Enseñanza por medio del capítulo 3 de Colosenses, veremos cómo nos explica Jehová Dios por medio del apóstol Pablo, la verdadera conducta cristiana demandada por las Sagradas Escrituras, para nuestra relación para con el Padre Celestial, Jesucristo, y El Espíritu Santo; Para con nuestra familia; Para con los hermanos de la iglesia, y con respecto al trabajo.
1) La Vida Divina demanda una BUENA RELACIÓN CON JEHOVÁ DIOS, JESUCRISTO Y EL ESPÍRITU SANTO. Comenzaremos leyendo éstos primeros ocho versículos: (Colosenses 3:1-8) “1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, 2 a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. 3 Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, 4 habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, 5 a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la Palabra Verdadera del Evangelio, 6 que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en Verdad, 7 como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros, 8 quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu”. La base para un andar celestial, por medio de la Naturaleza Divina, es el hecho de la unión con Jesucristo en la resurrección espiritual, (nacer de nuevo). Nuestra unión es espiritual, de ahí que nuestro andar o modo de vida, ha de ser también celestial.
Debemos quitar de nosotros toda PRÁCTICA DE MALDAD E INMORALIDAD. Luego podremos encomendarnos a nosotros mismos lo que Jesucristo enseña. Por medio del apóstol Pablo, nuestro Padre Celestial, nos demanda que tengamos compromiso con Él, Jesucristo y el Espíritu Santo, por el hecho de ser creyentes y nos insta a permanecer fieles a la confesión de fe. Debemos despojarnos de la vieja vida y revestirnos de la nueva forma de vivir que Jesucristo nos da y dejarnos guiar por el Espíritu Santo. Buscar las cosas de arriba: Significa luchar por poner las prioridades celestiales en la práctica diaria. Preferir lo que es eterno antes que lo temporal: (Filipenses 4:8) “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. Si de Verdad morimos en Cristo, entonces luchemos en el Nombre de Jesucristo para vencer todo deseo carnal, por este mundo como el de una persona muerta: Esta verdad nos da una perspectiva diferente en nuestras vidas aquí en la tierra. Debiéramos considerarnos muertos e insensibles a la fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia.
ASÍ COMO LAS RAMAS ENFERMAS DE UN ÁRBOL, estas prácticas deben ser cortadas antes de que nos destruyan. Debemos hacer cada día una decisión concienzuda para quitar cualquier cosa que sostenga o alimente estos deseos y depender del poder del Espíritu Santo. Poner la mira en las cosas de arriba: Significa mirar la vida desde la perspectiva de Jehová Dios y hacer lo que a Él le agrada. Este es el antídoto para el materialismo. Obtenemos la perspectiva apropiada de los bienes materiales cuando los vemos de la misma manera en que Jehová Dios los ve. (Stg 4:3,4) “3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. Cuanto más consideremos al mundo a nuestro alrededor de la manera en que Dios lo hace, tanto más viviremos en armonía con Él. No debemos apegarnos demasiado a aquello que es solo temporal: (1Timoteo 6:6-11) “6 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; 7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. 11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre”. Nuestro servicio y conducta no ganan nuestra salvación, pero son consecuencia de ella. Estemos tranquilos que nuestra salvación es segura y vivamos cada día para Jesucristo. El Nombre de Jesucristo hay Poder para ayudarnos a vivir por Él ahora, y nos da esperanza para el futuro: Él vendrá otra vez. En lo que queda de este capítulo, Pablo explica cómo deberían vivir los cristianos ahora, a fin de estar preparados para el regreso de Cristo.
2) La Vida Divina demanda una BUENA RELACIÓN CON TU FAMILIA: Al leer los versículos de, (Colosenses 3:18-21) dicen así: “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten”. Las esposas tienen que actuar sobre la base de dos principios: 1) Sumisión a sus esposos (Génesis 3:16) “A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”. 2) Lo adecuado y decoroso en el Señor (Efesios 5:22) “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor”; y (1 de Pedro 3:1) “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas”. Las esposas deben de sujetarse en todo a sus maridos, según la ordenanza de Dios esta sujeción debe ser absoluta. En las cosas pecaminosas, las cuales están en contra y Jehová Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo, las esposas no deben obedecer a sus maridos; sin embargo, ellas deben seguir sujetas a ellos.
Podemos contemplar esto, en la experiencia de los tres compañeros del Profeta Daniel (Daniel 3:18-23) “18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. 19 Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. 20 Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. 21 Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. 22 Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. 23 Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo”. En una situación similar, ellos desobedecieron la orden del rey de Babilonia de adorar la imagen, aun así, podemos ver que ellos permanecieron sujetos a la autoridad del rey.
CON RESPECTO A LOS MARIDOS, podemos contemplar el amor de Cristo por la Iglesia. (1Pedro 3:7) “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo”. Y debido a ese ejemplo los maridos debemos de estar dispuestos a pagar un precio, aún a morir por nuestras esposas. Vemos pues, que la autoridad del hombre sobre la mujer se funda en su amor, amor que debe ser tal que lo lleve aún a arriesgar su vida por ella.
CON LA RELACIÓN DE LOS HIJOS Y PADRES. Todos los hijos necesitan aprender a obedecer a sus padres y al mismo tiempo, honrarlos. (Éxodo 20:12) “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”. La promesa de Dios a los hijos que obedecen y honran a sus padres, se refiere a ser prósperos en bendiciones materiales y tener larga vida en esta tierra, es decir que pueden llegar a ser ancianos y cumplir sus días (Salmos 90:10) “Los días de nuestra edad son setenta años;
Y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos”. Obedecer en el Señor a sus padres, se refiere a que se obedezca por parte de los hijos a sus padres, en tanto que los mandatos de estos, estén de acuerdo a la voluntad y la Palabra de Dios. Ya que por cierto ningún hijo está obligado a obedecer a un padre cuyas órdenes sean irrazonables o contrarias a los mandamientos de la Santa Escritura. CON REFERENCIA A LOS PADRES, se recomienda no provocarlos a ira, es decir no tratarlos cruelmente ya que, con esto, no solo se conseguirá endurecerlos, sino que se desesperen en sus pecados. (Efesios 6:4) “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”, se aconseja criar a sus hijos en la disciplina y amonestación del Señor. (Prov. 3:12) “Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere”. (Prov. 13:24) “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige”. (Prov. 29:15,17) “15 La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. 17Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma”.
Sin embargo, la manera en que los hijos se desarrollan, depende esencialmente de la misericordia de Dios, El cual pone en cada persona, el querer y el hacer por Su soberanía divina.
3) La Vida Divina demanda, UNA BUENA RELACIÓN CON TODOS EN LA IGLESIA: Con respecto a nuestra vida cristiana, en relación con los hermanos de la Iglesia (creyentes) tanto en nuestra localidad como universalmente, leemos en los versículos del (Col 3:9-17) “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”. Mentir los unos a los otros interrumpe la unidad y destruye la confianza. Echa abajo las relaciones y puede conducir a serios conflictos en una iglesia. Por esta razón no exageremos ni hagamos correr un rumor o chisme. Comprometámonos a decir la verdad entre nosotros. Entendamos que los que estudiamos la Sana Doctrina de Cristo estamos en un programa de educación continua. Cuanto más conocemos del Padre, de Jesucristo y del Espíritu Santo en la obra, mayor será el cambio en nuestras vidas para ser imagen y semejantes a Jehová Dios. Ya que este proceso es de por vida, nunca deberíamos dejar de aprender y obedecer. No hay justificación para quedarse atrás, sino más bien, una motivación para enriquecernos al crecer en Él. Esto requiere práctica, revisión, paciencia y concentración para mantenernos en concordancia con su Perfecta Voluntad.
CON RESPETO A LA IGLESIA CRISTIANA, no debemos tener barreras de nacionalidad, raza, educación, nivel social, riqueza, sexo y poder. Jesucristo derribó todas las barreras y acepta a toda persona que viene a Él. Nada debe de impedir que hablemos de Jesucristo o que aceptemos a alguien en nuestra Congregación (Efesios 2:14-16) “14 Porque ÉL es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades”. Los cristianos deberíamos de abocarnos a la tarea de construir puentes y no muros, puesto que somos miembros de la familia de Dios y partes del mismo Cuerpo. (Efesios 4:3-6) “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos”. Debemos de recordar que Dios ha dado a su Iglesia una enorme responsabilidad: Hacer discípulos en todas las naciones (Mateo 28:19,20) “19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el NOMBRE del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Juntos podemos obedecerle mejor de lo que lo haríamos en forma individual. Trabajando juntos, como el cuerpo de Cristo, podemos expresar la plenitud de Él.

Las Sagradas Escrituras nos ofrecen una estrategia para ayudarnos a vivir para nuestro Padre y Dios cada día: Imitar el espíritu perdonador y misericordioso de Jesucristo (Col. 3:12,13) “12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”; Dejar que el amor guíe nuestra vida (Col. 3:14) “Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto”; Permitir que la paz de Jesucristo gobierne nuestro corazón y Ser siempre agradecidos (Col. 3:15) “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos”; Tomar en cuenta la Palabra de Dios siempre (Col. 3:16) “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales”; Vivir como representantes de Jesucristo (Col. 3:17) “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de ÉL”. La clave para perdonar a otros es recordar lo mucho que Dios nos perdonó. Pensar en el perdón y el amor infinito de Dios puede ayudarnos a amar y perdonar a otros. También debemos de recordar las Palabras del Señor Jesucristo en donde nos ilustra la amplitud del perdón que debemos de conceder a nuestros hermanos (Mateo 18:21,22) “21 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”. Hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús: Esto significa dar honor a Cristo en cada aspecto y actividad de nuestro diario vivir. Como cristianos, nosotros representamos al Señor Jesús siempre: Dondequiera que vayamos o en lo que digamos. (1 Pedro 2:12) “manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras”.
4) La Vida Divina demanda, UNA BUENA RELACIÓN CON LOS DE TU TRABAJO:
Para finalizar este capítulo, Podemos ver las instrucciones que se dan a los cristianos, con respeto al trabajo; leemos en los versículos de (Colosenses 3:22-25) “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas”.
En los tiempos del apóstol Pablo, cuando escribió esta epístola, los esclavos eran comprados por sus amos y los amos tenían derecho sobre sus vidas. Algunos esclavos y algunos amos llegaron a ser hermanos en la iglesia. Como hermanos en la iglesia, eran iguales y no había distinción entre ellos (Colosenses 3:11) “donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos”, pero en casa, los que eran esclavos todavía estaban obligados a obedecer a los hermanos que eran sus amos según la carne.
El servicio de los empleados, debe de ser constante y no meramente en su presencia, cuando su ojo (el del patrón) está sobre ellos, como lo hacen los sirvientes hipócritas e infieles, los cuales no consultan a sus conciencias en ninguna parte ni tiempo de su trabajo. A los trabajadores se les dice que deben de hacerlo adecuadamente como si su amo fuera Jesucristo mismo.

Predicador de la Sana Doctrina de Cristo: Víctor. Si usted no tiene la intención de guardar esta hoja, tenga la amabilidad de entregarla a otra persona interesada. Para la difusión gratuita entre cristianos, se permite fotocopiar esta hoja (por favor no cambiar el texto).

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