02
de Octubre de 2016
JESUCRISTO
NOS ENSEÑA EL FUNDAMENTO DE JEHOVÁ DIOS QUE ESTÁ FIRME
EL
FUNDAMENTO ES LA SANTIFICACION: Ahora como
Cristianos somos adoptados como hijos de Jehová Dios y llamados a vivir en
santidad (Efesios 1:3-5) “3 Bendito
sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4 según nos escogió en ÉL antes de la fundación del mundo, para que
fuésemos santos y sin mancha delante de ÉL, 5 en Amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su Voluntad”. (1 Pedro 1:13-16) “13 Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo
en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 14 como hijos obedientes, no os
conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15 sino, como aquel que os llamó es
santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos,
porque YO SOY SANTO”. Es un deber con nuestro Nuevo Padre
permanecer santos y esto se logra andando en santa y piadosa manera de vivir (2
Pedro 3:11,12) “11 Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa
y piadosa manera de vivir, 12
esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los
cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se
fundirán!”; Y No conforme a los deseos
de la carne (Gálatas 5:19-24) “19
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación,
inmundicia, lascivia, 20 idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías, 21 envidias, homicidios,
borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os
amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no
heredarán el reino de Dios. 22 Mas
el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales
cosas no hay ley. 24 Pero los que
son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”; Tal vez para el mundo, la Santidad del
creyente no existe, para casi
todo aquel que no es un verdadero convertido a Jesucristo, ser santo es una
idea casi remota, imposible, ridícula, fanática y se relaciona con una vida
aburrida.
Las
Sagradas Escrituras nos dicen que Jehová Dios habita en las alturas (cielo) y
la santidad (también se refiere a su pueblo). (Isaías 57:15)
“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo Nombre
es el Santo: Yo habito en la altura y
la Santidad, y con el
quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los
humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”. Es decir que hoy Dios y su Santidad no
habita en templos hechos por manos humanas, ni en objetos, sino en el corazón, dónde
se encuentra su alma de los verdaderos Cristianos hijos del Padre Celestial, estos
son su templo; luego es una mentira decir que Dios es y está en todos, en una
piedra, una vela, un crucifijo y hasta en la parte de enfrente de alguna congregación.
(Hechos 17:24,25) “24 El Dios
que hizo el mundo y todas las cosas que en ÉL hay, siendo Señor del cielo y de
la tierra, no habita en templos
hechos por manos humanas, 25
ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues ÉL es
quien da a todos vida y aliento y todas las cosas”. Y en verdad el único Santo de los Santos es Jehová Dios, pero la
santidad es un camino de superación y crecimiento, perfecta para nuestra alma renovando
nuestra manera de pensar y así el cuerpo pueda estar bien. (1 Tesalonicenses
5:23) “Y el mismo Dios de paz os
santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo,
sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”, que comienza con el primer paso, y para
esto hay que darlo con mucha firmeza, porque, solo cuando aceptamos a
Jesucristo en nuestro corazón como único Señor y suficiente salvador y nos
apartamos del pecado; parece una tarea difícil pero el prometió ayudarnos.
En este proceso de perfeccionamiento que comienza con el temor piadoso a Jehová
Dios. Es Jesucristo el que nos va a guiar, a dar toda la ayuda y la fortaleza
para vencer; (Flp 4:13) “Todo lo puedo
en Cristo que me fortalece”. Hay que
orar y leer las Sagradas Escrituras que es la Palabra, de nuestro Padre
Celestial dándonos las instrucciones. Tenemos que ser sensibles a la Voz de nuestro
Dios para conocer que es o no pecado, para distinguir entre lo inmundo y lo
limpio entre lo santo y lo profano (Ezequiel 44:23) “Y enseñarán a mi
pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a
discernir entre lo limpio y lo no limpio”.
La
santificación requiere de andar en continua obediencia y aplicando la Palabra Escrita
de Dios en nuestras vidas; si nos tropezamos nos debemos de levantar
y seguir caminado les recuerdo que somos hijos de Dios en Cristo Jesús:
(Romanos 8:1) “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en
Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”.
Debemos confiar en la obra de Jesucristo
en el Calvario y reconocer la imposibilidad de agradar a Dios en la carne.
No podemos jugar con las cosas de
nuestro Santo Padre Celestial. La falta de santidad abre la puerta de nuestro
ser a influencias malignas que nos dejaran marcados, y el pago que recibimos
por el pecado es la muerte (Romanos 6:20-23)
“20 Porque cuando erais esclavos del
pecado, erais libres acerca de la justicia. 21 ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os
avergonzáis? Porque el fin de ellas
es muerte. 22 Más ahora que habéis sido libertados del
pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la
santificación, y como fin,
la vida eterna. 23 Porque la paga del pecado es muerte,
más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.
La
Santidad es un requisito
del que no debemos de descuidarnos nunca; (Heb 12:12-14) “12 Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas
paralizadas; 13 y haced sendas
derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que
sea sanado. 14 Seguid la paz con
todos, y la santidad, sin la
cual nadie verá al Señor”. (2 Timoteo 2:19-21) “19 Pero el fundamento
de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos;
y: Apártese de iniquidad todo aquel que
invoca el Nombre de Cristo. 20
Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino
también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos
viles. 21 Así que, si alguno se
limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor,
y dispuesto para toda buena obra”. Las
Sagradas Escrituras hacen énfasis referente a esta actitud, porque es una orden
que nuestro Padre Celestial da para que su pueblo sea santo.
Es
necesario ser santos para estar en la presencia de Jehová Dios y si no lo
entendemos, entonces no podemos ser santos; porque no sabemos cómo se es santo;
y para poder ser santo tenemos que saber cómo se comporta un santo, cómo
camina, cómo trabaja y cómo vive un santo. Nuestra vida tiene que estar
dirigida bajo este término, bajo este precepto. Y el mejor ejemplo en nuestro
Señor Jesucristo: (1Pe 2:21-25) “21 Pues
para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; 22
el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 23 quien cuando le maldecían, no
respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la
causa al que juzga justamente; 24
quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que
nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya
herida fuisteis sanados. 25 Porque
vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y
Obispo de vuestras almas”. Es muy importante entender que lo primero que hay
que comenzar es alejándote de las tradiciones del mundo, (Col 2:8) “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y
huecas sutilezas, según las tradiciones
de los hombres, conforme a
los rudimentos del mundo, y no según Cristo”. (Stg 4:4) “¡Oh almas
adúlteras! ¿No sabéis que la amistad
del mundo es enemistad contra
Dios? Cualquiera, pues, que
quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. Esto
no quiere decir que tenemos que andar en el aire para ser santos no
necesitamos separarnos de la tierra, tenemos que pisarla y convivir con los
pecadores. Pero tenemos que ver cómo
lo vamos a hacer de acuerdo a lo que la Palabra de Dios dice respecto a
lo que es ser santo dentro de un mundo que es pecador. Jesucristo cuando llegó a esta tierra nos enseñó cómo vivir en
santidad viviendo en medio de un pueblo terriblemente pecador.
(Lev
20:26,27) “26 Habéis, pues, de serme santos, porque YO JEHOVÁ SOY SANTO, y os he
apartado de los pueblos para que seáis míos. 27 Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se
entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre
ellos”. Jehová Dios define la
santidad como una separación. Tenemos que separarnos del mundo y sus
tradiciones, pero no se trata de que se pongan en una cápsula de cristal o en
una burbuja de vidrio para que no respiren la inmundicia; NO, lo que quiere
decir es que nosotros tenemos que diferenciar perfectamente nuestra vida, de la
vida de los que nos rodean. No
tenemos que ser influenciados ni por las palabras, ni por los actos del mundo;
tenemos que tener perfectamente bien definido como es que Jehová Dios quiere
que vivamos en el trabajo donde estamos, no importa lo que hagamos siempre y
cuando lo que hagamos glorifique a Dios; no importa, tampoco importa quién me
rodee, con tal de que esté haciendo
la Voluntad del único Dios Verdadero. (Rom 12:2) “No os
conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación
de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la Buena
Voluntad de Dios, agradable
y Perfecta”. (Juan 8:29) “Porque el que me envió,
conmigo está; no me ha dejado solo el
Padre, porque yo hago siempre
lo que le agrada.
Nosotros
necesitamos saber exactamente cómo hacer todo lo que le agrada a Jehová Dios, que
le agrade lo que estoy haciendo, que le agrade lo que veo, que le agrade lo que
hablo, esa es nuestra responsabilidad. Nosotros
sabemos la voluntad de Dios leyendo las Sagradas escrituras, porque es ahí
donde vamos a encontrar cuales son las normas de la vida del santo, no esperes
que aquí lo digamos todos los domingos, porque no es posible; se le van a acabar las oportunidades, la
vida y no va a entender cómo se vive dentro de un mundo pagano en santidad.
Si está ansioso de que llegue el día
domingo para que en la iglesia le digan cuáles son las normas por las que tiene
que regirse para vivir en la semana hasta el otro domingo, está mal.
Tenemos
el ejemplo con Abram, cuando Jehová Dios lo primero que
hizo con él fue separarlo diciéndole: "Sal
de tu tierra y de tu parentela". (Génesis
12:1-3) “1 Pero Jehová había
dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a
la tierra que te mostraré. 2 Y haré
de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás
bendición. 3 Bendeciré a los que te
bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas
las familias de la tierra.”. Era un área donde dominaban los caldeos, ¿Por qué
no lo podía tratar ahí? Porque Dios
tenía que separarlo de toda la influencia que tenía en ese momento, en esa situación, y en ese lugar; para
poder tratar exactamente cómo es que Él quería a su pueblo. Entonces Dios tiene que hacer leyes para
separar perfectamente al pueblo de Dios del pueblo que no lo era, y así es como se distingue el pueblo de
Dios, por medio de seguir principios del cielo, no principios de la tierra.
Y cuando Dios les enseña por medio de la ley como es que quiere que sus hijos
vivan, el pueblo toma esa ley y la aplica a su vida, y así el pueblo de Israel
se diferenciaba de los demás pueblos que los rodeaban. En esta época de Gracia también es la única forma de que nosotros
podamos impactar al mundo, a través de nuestra vida.
La
santidad duele, por lo tanto, ser santo no es nada fácil.
Si lo fuera, las iglesias estarían llenas, pero el ser santo es solamente para
valientes, para gentes que realmente merecen que se les voltee a ver. Ustedes puede querer estar en santidad,
pero no cualquiera lo es, porque estar en santidad necesitamos actuar. La
santidad requiere tu esfuerzo, tu valentía, tu entereza; y tenemos que
participar. Hay una guerra que se está
peleando continuamente cuando entra la santidad a nuestra mente, porque
comienza queriendo estar en santidad y luego ya se encuentra en la corriente
comenzando a ser participante de la santidad.
Hay
tres cosas que necesitamos saber: Que se está
peleando continuamente en la santidad; hay
un pleito entre tres frentes; entre
Dios, la carne y usted. Y hoy estamos peleando todos todo el tiempo; estamos peleando con Dios, porque
queremos seguir en el mundo, hablando, trabajando y haciendo lo que el mundo
hace; aunque seamos ya participantes de la santidad, siempre estamos
peleándonos con Dios, porque el Señor Jesucristo le dice que haga una cosa y tu
quiere hacer lo contrario, aunque sea un "poquito"; y sabiendo que
necesitamos la presencia y el consejo de Dios todavía estamos peleándonos.
Con
la carne es lo mismo, la carne le dice una cosa y usted hace otra. Son tres
pleitos que tenemos que vencer, porque de ti depende que seas participante de
la santidad o dejes de serlo; no depende de Dios ni de nadie, sino de ti. Tu decides quién va a ganar.
Cuando le demos la oportunidad a Jehová Dios que ponga en nosotros sus
preceptos. La Palabra de Dios es la
única que puede hacer que tú te acerque más a los principios divinos.
Otro
ejemplo lo tenemos con Saulo que después de este encuentro lo conocemos como el
apóstol Pablo,
(Hechos 26:16-18) “16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he
aparecido a ti, para ponerte por
ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, 17 librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, 18 para que abras sus
ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de satanás
a Dios; para que reciban,
por la fe que es en Mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados”.
Para
que tu puedas ser santificado necesitas tener fe,
de lo contrario no puedes ser santificado. Pero los santificados comienzan con
el primer paso: Teniendo fe para
poder entrar a la corriente del Espíritu Santo, y entonces poder decir que
estamos en un proceso de santificación. (Colosenses 1:15-23) “15
Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16 Porque en ÉL fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las
que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean
principados, sean potestades; todo fue creado por medio de ÉL y para ÉL. 17 Y ÉL es antes de todas las cosas, y todas las cosas en ÉL subsisten; 18 y ÉL es la cabeza del
cuerpo que es la iglesia, ÉL que es
el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la
preeminencia; 19 por cuanto agradó
al Padre que en ÉL habitase toda
plenitud, 20 y por medio de ÉL reconciliar consigo todas las cosas,
así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la
paz mediante la sangre de su cruz. 21
Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra
mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado 22 en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros
santos y sin mancha e irreprensibles delante de ÉL; 23 si en verdad
permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del
Evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está
debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro”.
Cuando
uno de nosotros decimos que Jesucristo está en nuestro corazón esto implica que
estamos obedeciendo su Palabra Escrita iremos como lo dice Jesucristo:
(Lucas 6:46) “¿Por qué me llamáis,
Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?”. Podemos seguir en el proceso de la
santidad si permanecemos creyendo que Jesucristo vive en nuestro corazón, que Jesucristo
nos retiró todas las malas influencias; creyendo que Dios sigue viéndome como
un barro sin forma, que puede hacer algo honorable, honroso. EXISTEN TRES COSAS que Jehová
Dios marca y nos advierte para que tengamos mucho cuidado, y sobre todo mucho
discernimiento a través de las Sagradas Escrituras (Mateo 7:21-29) “21 No
todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre
que está en los cielos. 22
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos
en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y
entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
24 Cualquiera, pues, que me oye
estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su
casa sobre la roca. 25 Descendió
lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y
no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le
compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27 y descendió lluvia, y vinieron ríos,
y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue
grande su ruina. 28 Y cuando terminó
Jesús estas palabras, la gente se
admiraba de su doctrina; 29 porque les enseñaba como quien tiene
autoridad, y no como los escribas”.
La santidad como ya dijimos se
obtiene a través de un proceso, todos los procesos tienen una forma de
ejecutarse, tienen una metodología y una línea de ensamble, pero esto también
es un proceso que nosotros tenemos que conocer. (Efesios 5:24-27) “24
Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén
a sus maridos en todo. 25 Maridos,
amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí
mismo por ella, 26 para
santificarla, habiéndola purificado
en el lavamiento del agua por la Palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no
tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”.
Para
obtener la santidad primero hay que permanecer, no hay que llegar y luego irse,
y después de cuatro o cinco meses regresa, no.
Se mete a la línea de ensamble y empieza otra vez el trámite de santificación,
y no crea que puede entrar y salir, por ejemplo: si ustedes no permanecen en el camino, si se caen, viene otro y lo
levanta, y lo vuelve a poner para que siga. No, no se puede, tiene que
empezar desde atrás nuevamente, porque las cosas que se cayeron, quién sabe si
sean de la misma calidad que hace tres o cuatro años. Si ustedes quieren ser participantes de la santidad no deje de
estarse congregando, no se salgan del proceso pensando que mañana puede
regresar como si nada.
Para
que Dios acepte el producto terminado que sale de la fábrica, necesita ser 100%
de la calidad. Dios no va aceptar una calidad al "ahí se va", al fin
que somos mexicanos, y en México todo se acepta. No, los estándares que nos
rigen son los divinos, y las empresas que hay en el cielo son 100% de calidad.
(1
Tesalonicenses 4:1-7) “1 Por lo demás, hermanos, os rogamos y
exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros
cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más. 2 Porque ya sabéis qué instrucciones os
dimos por el Señor Jesús; 3 pues la voluntad de Dios es vuestra
santificación; que os apartéis de fornicación; 4 que cada uno de
vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; 5 no
en pasión de concupiscencia, como
los gentiles que no conocen a Dios; 6 que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el
Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado. 7 Pues no nos ha llamado Dios a
inmundicia, sino a santificación”.
Cuando existe un buen siervo de Dios
en cualesquier congregación éste no va a estar diciendo que sigan a Cristo
porque él es imperfecto, sino que con valentía se pone como ejemplo de que si
se puede vivir en santidad como lo podemos ver es este ejemplo, (1Tesa 1:6) “Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y
del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del
Espíritu Santo, 7 de tal manera que
habéis sido ejemplo a todos
los de Macedonia y de Acaya que han creído”.
Obviamente
entonces, la clave del buen servidor y de la madurez espiritual no es cuán
grandiosos somos; sino cómo y cuánto estamos siguiendo a Jesucristo, nuestro
ejemplo supremo. ¿Cuánto le estamos permitiendo a Jesucristo ser el Señor de
nuestras vidas? ¿Estamos persiguiendo ardientemente el conocimiento y la
experiencia de la vida de Cristo como lo
hizo el apóstol Pablo? (2 Corintios 6:14-18) “14
No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene
la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial?
¿O qué parte el creyente con el
incrédulo? 16 ¿Y qué acuerdo
hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del
Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y
ellos serán mi pueblo. 17 Por lo
cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo
inmundo; Y yo os recibiré, 18 Y seré
para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor
Todopoderoso”.
¡Qué
responsabilidad!
¿Sugiere que la gente debe
seguirme? CORRECTO. Esta es la forma, nos guste o no. Como lo indica
este pasaje, la cuestión es: ¿A Quién estamos siguiendo? Jehová dios habla por medio del apóstol Pablo:
“Sed imitadores de mí” (síganme). Pero rápidamente agrega: “…así como yo de
Cristo”. (1Cor 11:1) “Sed imitadores de mí, así como yo de
Cristo”.
PREDICADOR
DE LA SANA DOCTRINA DE CRISTO: Pastor Víctor Ramón Preciado Balderrama; Mi interés es que me des la oportunidad de servirles pues me
queda muy claro que mi llamado no es de ser titular sino el de servir y que la
Sana Doctrina de Cristo corra como un río poderoso arroyando toda basura de
ignorancia. Por favor si les interesan estos materiales escríbanme pidiéndomelos a
cualquiera de los siguientes correos, y con mucho gusto y en el amor a Cristo
se los enviaré inmediatamente sin cuestionar nada y que el Espíritu Santo los dirija y los lleve por buen camino, solo
les pido en este mismo amor NO LO
VENDAN: lo recibes de gracia dalo de gracia. 52 (722) 336-1411
https://viclaly5757.blogspot.com https://www.bible.com/es/bible/149/jhn.6.rvr1960
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