31
de Julio de 2016
LOS
QUE AMAN A DIOS, TODAS LAS COSAS LES AYUDAN A BIEN
(Romanos
8:28) “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas
las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
INTRODUCCIÓN:
Cuando tu crees en Jesucristo entonces la obra de convencimiento del Espíritu
Santo, entra en función en tu vida aquí en la tierra, es algo que solamente Él
Espíritu
Santo puede hacer en la vida de cada ser humano. A pesar de que los discípulos
le preguntaron a Jesús acerca de su muerte (Juan
13:36) “Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿A dónde vas? Jesús le respondió: A
donde yo voy, no me puedes seguir ahora; más me seguirás después”; (Juan 14:5) “Le dijo Tomás: Señor, no
sabemos a dónde vas; ¿Cómo, pues, podemos saber el camino?”, nunca cuestionaron su significado.
Mayormente se preocupaban por ellos
mismos. Si Jesús se iba, ¿Qué pasaría con ellos? Jesús dijo (Juan 16:5-7) “5
Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde
vas? 6 Antes, porque os he dicho
estas cosas, tristeza ha llenado
vuestro corazón. 7 Pero yo
os digo la verdad: Os conviene que yo
me vaya; porque si no me
fuera, el Consolador no
vendría a vosotros; más si me
fuere, os lo enviaré”.
Por medio de la Sana Doctrina de Cristo aprendimos que existen dos tristezas,
aunque se parecen en su efecto, en el cuerpo, pero son muy distintas: (2Corintios
7:10) “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento
para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte”.
¿POR
QUÉ FUE CONVENIENTE QUE SE FUERA JESÚS?
1) Jesús solamente podía estar en un
lugar, en cambio por medio del Espíritu Santo puede estar en todas partes al
mismo tiempo.
2) Jesús podía estar con ellos, pero por
medio del Espíritu Santo podía estar dentro de ellos.
3) Además, mientras oramos, el
Espíritu Santo intercede dentro de nosotros. (Romanos 8:26) “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra
debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el
Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Es tanto el dolor
en tu alma que en lugar de hablar solo salen sollozos y gemidos que el Espíritu
Santo es quien interpreta todos los deseos que tengamos ante Jehová Dios, los
cuales son, a menudo, más de lo que pueden expresar las palabras.
El
Espíritu Santo que escudriña los corazones puede captar tus pensamientos en tu
mente y la voluntad de tu alma, que es el centro de todas las emociones, e
interpreta tus gemidos. (Salmos 51:17)
“Los sacrificios de Dios son el espíritu
quebrantado; Al corazón
contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”. Por esta razón cuando tú estás quebrantado,
ni siquiera puedes hablar, lo único que sale de tu garganta son gemidos y
sollozos que el Espíritu Santo, intercede ante Dios y el enemigo no vence. Entonces
al irse Jesús de Nazaret significó, que podría estar presente en todo el mundo
mediante el Espíritu Santo.
EL
ESPÍRITU SANTO VINO A CONVENCERNOS DE PECADO (Juan16:8) “Y cuando Él
venga, convencerá al mundo de pecado,
de justicia y de juicio”. Rehusar a
creer en Jesucristo es no obedecerlo en lo que él nos está mandado (Juan16:9)
“De pecado, por cuanto no creen en mí”. (Juan
3:36) “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en El Hijo no verá la vida, sino que
la ira de Dios está sobre él”. Jesucristo nos manda hacer todo lo que le agrada
al Padre, si estás haciendo cualquier cosa que le desagrada al Padre Celestial
entonces estas en pecado, rehusando en
creer que Jesús tomó sobre sí mismo todos los pecados de la humanidad
de una vez por todas viniendo a esta tierra en la carne para morir en una cruz
en rescate de nuestra vida.
Rehusar
a creer en su sacrifico es cuando conoces, pero no la pones en práctica:
(Hebreos 10:26,27) “26 Porque si pecáremos voluntariamente
después de haber recibido el Conocimiento de la Verdad, ya no queda más
sacrificio por los pecados, 27 sino
una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a
los adversarios”. Jehová Dios sabía
que había sólo una manera de redimir a la humanidad para Sí mismo de una vez
por todas. Que sólo podía hacerse mediante el envío de Su Hijo,
Jesucristo, a la tierra para vivir una vida sin pecado y morir en la cruz, como
el sacrificio de una vez por todas, por todos los pecados de la humanidad.
Rehusar
a creer a la Revelación de su Palabra Escrita (Romanos 3:22-26)
“22 la justicia de Dios por medio de
la fe en Jesucristo, para todos los que creen en Él. Porque no hay diferencia, 23 por
cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios, 24
siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es
en Cristo Jesús, 25 a quien Dios
puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su
justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados
pasados, 26 con la mira de
manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea el justo, y el que
justifica al que es de la fe de Jesús”. Las
Sagradas Escrituras dicen que toda la gente ha pecado contra Dios,
quebrantando Sus mandamientos (esto es, mintiendo, robando, deseando tener lo
que otro tiene, teniendo sexo fuera del matrimonio, etc.). Hasta un sólo pecado
cometido contra Jehová Dios es suficiente para separarnos de Él por la
eternidad.
Entonces
el Espíritu Santo obra en la vida del ser humano que escogió Jehová Dios,
acusándolo para convencerlo de que es un pecador y que necesita arrepentirse
corazón, no con un sentimiento de resentimiento porque luego lo vuelve a hacer,
sino con arrepentimiento genuino es aquí donde el Espíritu Santo ayuda a dar
frutos dignos de arrepentimiento. El Espíritu Santo expone tu pecado. Él Espíritu Santo te lo muestra. Él
Espíritu Santo puede hacer esto trayendo a tu mente algún pecado particular que
hayas cometido. Él Espíritu
Santo puede hacer que te sientas tiste; tanto que te hace sentir la culpa de ese pecado. Las Sagradas Escrituras dicen: En
(Juan 8:9) “Pero ellos, al oír esto,
acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos
hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio”. Esta es la obra del Espíritu Santo,
convencer de pecado a tu alma y tu propia mente conciencia. El Espíritu
Santo Por medio de las Sagradas Escrituras te confronta con la Verdad Escrita,
en tu mente, hasta que llegues a estar convencido de que tienes un corazón
profundamente pecaminoso, y que estés dispuesto a decir dentro de ti mismo: Estoy
arruinado y perdido. No me puedo salvar a mí mismo. Esta es la primera obra del Espíritu Santo convencer de pecado, convencerte
de que eres un pecador por naturaleza.
EL
ESPÍRITU SANTO VINO A CONVENCERNOS DE JUSTICIA (Juan 16:8) “Y cuando Él
venga, convencerá al mundo de pecado, de
justicia y de juicio”. Porque es muy justo que nuestro Señor Jesucristo
esté a la Diestra de Jehová Dios, por el sacrificio que hizo y porque siempre
busco hacer todo lo que le grada al Padre. (Juan
16:10) “de justicia, por
cuanto voy al Padre, y no me veréis más”. Esto significa que el Espíritu Santo
nos convencería de que Jesús es una persona justa. Él no era ni es blasfemo o
un engañador malvado, como cuando lo decían al escoger entre Él y Barrabas. En
el día de Pentecostés, el Espíritu Santo convenció a muchas de las personas que
Jesús era en realidad una persona justa.
Pedro
dijo: (Hechos 2:22,23) “22 Varones israelitas, oíd
estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las
maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de Él,
como vosotros mismos sabéis; 23 a
éste, entregado por el determinado consejo y anticipado Conocimiento de Dios,
prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole”. El Espíritu
Santo nos muestra, que cuando vinimos a Jesucristo, Su perfecta, justicia sin
pecado es puesta a nuestra cuenta y tú te arrepientes y no lo vuelves hacer, eres
hecho justo ante la vista de Jehová Dios, de modo que Jehová Dios perdona tu
pecado, solo por la justicia de Cristo, que derramó su Sangre para este
propósito.
No
podemos estar en la presencia de Dios si no somos criminales perdonados.
La justicia no es un esfuerzo humano
sino un don divino. (Romanos 5:17) “Pues
si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida
por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don
de la justicia”. Qué gran promesa para
los que amamos a Jesucristo: Podemos reinar sobre el poder del pecado, sobre la
amenaza de la muerte y los ataques de satanás. La vida eterna es nuestra ahora
y por siempre si obedecemos su Palabra Escrita. Podemos vencer en el nombre de
Jesús la tentación en el Poder y la protección de Jesucristo.
La
justicia nos hace aceptos delante de Jehová Dios (Efesios 1:5-10)
“5 En amor habiéndonos predestinado
para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo,
según el puro afecto de su voluntad,
6 para alabanza de la gloria de su
gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, 8 que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia,
9 dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su
beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 10 de reunir todas las
cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos,
como las que están en la tierra”. A través de su muerte, Jesús pagó
el precio para liberarnos de nuestra esclavitud al pecado. (Ef. 1:6) “…Nos hizo aceptos en el Amado” significa que Dios nos
aceptó por gracia a pesar de que no lo merecíamos. Ahora pertenecemos a su Amado
Hijo.
EL
ESPÍRITU SANTO VINO A CONVENCERNOS DE JUICIO, porque Jesucristo es nuestro Abogado y Él es Justo
(Juan 16:8) “Y cuando Él venga,
convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. Él Espíritu
Santo convence al mundo que satanás ya fue sentenciado y condenado. Jesucristo
tomó sobre sí mismo todos los pecados de la humanidad viniendo a esta tierra y
cargó los pecados del mundo en la Cruz, y puso remedio perfectamente por el
derramamiento de Su Sangre hasta la muerte. (Colosenses 2:13-15) “13
Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra
carne, os dio vida juntamente con Él, perdonándoos
todos los pecados, 14 anulando el acta de los decretos que
había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando
sobre ellos en la cruz”. La cruz es la victoria suprema sobre satanás,
porque la Sangre de Cristo fue el precio de nuestro rescate. Antes de creer en
Cristo, nuestra naturaleza era mala, desobedecíamos, nos rebelábamos e
ignorábamos a Dios. El cristiano, ahora, tiene una nueva naturaleza. Dios ha
crucificado la antigua naturaleza rebelde y la remplaza con una nueva
naturaleza amorosa.
Dios nos declara inocentes y ya no
vivimos bajo el poder del pecado si no bajo el poder del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo da testimonio de que
Jesús nos ha salvado con Su Sangre derramada en la cruz. Juicio pasado, en el
cual satanás fue juzgado y vencido en la cruz (Col.2:9-11) “9 Porque en
Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, 10 y vosotros estáis completos en Él, que es la cabeza de todo principado
y potestad. 11 En Él también fuisteis circuncidados
con circuncisión no hecha a mano,
al echar de vosotros el cuerpo
pecaminoso carnal, en la
circuncisión de Cristo”. El diablo ya ha sido juzgado. Este juicio será llevado a cabo pronto.
Jehová Dios lo dice en (Apocalipsis 20:10) “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre,
donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche
por los siglos de los siglos”. Lo que Juan vio proféticamente. El diablo ya ha
sido juzgado. Es una conclusión que él será lanzado al Lago de Fuego. El diablo
está simplemente esperando que se ejecute su juicio. El diablo es como un
hombre sentenciado a muerte, esperando por la cámara de gas de tormento eterno
en el Infierno.
EL
ESPÍRITU SANTO VINO A CONVENCERNOS DE LA VERDAD QUE ESTÁ ESCRITA. (Juan 16:13)
“Pero cuando venga el Espíritu de
Verdad, Él os guiará a toda
la Verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará
todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. La Verdad acerca de Jesucristo. (Juan 16:14,15) “14 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.
15 Todo lo que tiene el Padre es mío;
por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”. La Verdad a la que nos
guía el Espíritu Santo quien es Jesucristo y quien es Dios Padre.
El Espíritu también nos ayuda a
discernir acerca del futuro entre el bien y el mal. (Juan 16:13) “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará
a toda la Verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo
lo que oyere, y os hará saber las
cosas que habrán de venir”. Jesús dijo que el Espíritu Santo les diría:
La naturaleza de su misión. La oposición a la que se enfrentarían. El resultado
final de sus esfuerzos. Los discípulos no entendieron por completo estas
promesas hasta que el Espíritu Santo vino después de la muerte y resurrección
de Jesucristo. Entonces el Espíritu
Santo Reveló Verdades a los discípulos que ellos Escribieron en los libros que
ahora forman parte de las Sagradas Escrituras.
Hay
pues una fuerza Poderosa, en la cual debemos confiar y a la cual hemos de
acudir: (Proverbios
18:10) “Torre fuerte es el Nombre
de Jehová; A Él correrá el justo, y será levantado”. Y como nuestro
Padre Celestial es bueno le podemos pedir el Espíritu Santo. (Lucas 11:13) “Pues si vosotros, siendo
malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que
se lo pidan?”. Y Jesucristo lo afirma diciendo: (Juan 14:13,14) “13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi Nombre, lo haré, para
que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14
Si algo pidiereis en mi Nombre, yo lo haré”. El Espíritu Santo nos ilumina abre
nuestro entendimiento, nuestra inteligencia y hace posible lo que de otro modo
sería imposible. Él nos guía hacia la luz. El Espíritu Santo es a quien debemos
abandonarnos, seguros que ha de llevarnos a Jesucristo y Él al Padre Celestial.
Les
recuerdo que las lenguas angelicales no son entendidas (1Corintios 14:2) “Porque
el que habla en lenguas no habla a
los hombres, sino a Dios;
pues nadie le entiende,
aunque por el Espíritu habla misterios”.
Pero aquí se habla de diferentes lenguas e idiomas porque en este momento había
muchos que hablaban muy distintos unos de los otros, y así fue el primer
discurso de Pedro, asistido por el Espíritu Santo, para que entendieran todos
los que en este momento estaban en ese lugar el mensaje. (Hechos 2:5-11) “5
Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su
propia lengua. 7 Y estaban
atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no
son galileos todos estos que hablan?
8
¿Cómo, pues, les oímos nosotros
hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9 Partos,
medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia,
en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 en Frigia y Panfilia, en Egipto
y en las regiones de África más allá
de Cirene, y romanos
aquí residentes, tanto judíos como
prosélitos, 11 cretenses y árabes, les oímos
hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios”. Y este es el mensaje que Jehová Dios habló por medio del apóstol
Pedro: (Hechos 2:36,37) “36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de
Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho
Señor y Cristo. 37 Al oír esto, se
compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones
hermanos, ¿qué haremos?”. Jehová Dios siempre tiene propósitos y el propósito
era que se arrepintieran, es por esta razón que el Espíritu Santo no nomás
estaba haciendo que todos entendieran en su propio idioma, sino que lo más
importante que estaba sucediendo en ese momento era que a 3,000 personas, las
estaba convenciendo de pecado: (Hechos
2:41) “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se
añadieron aquel día como tres mil personas”. Jesucristo murió en la Cruz para pagar por nuestros pecados. Su
Sangre puede lavar todos nuestros pecados. El Espíritu Santo te señala que
vallamos a Jesucristo. Dice en (1Juan
1:9) “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Creemos que Jesús y su
crucifixión son el amor de Dios que nos ha salvado como pecadores. Y ahora Él
te está hablando a ti para que recibas la vida eterna creyendo en la salvación
que Jesús ha dado atreves de su sacrificio en la cruz. Ahora es el tiempo oportuno
cuando la obra de convencimiento del
Espíritu Santo está todavía en acción aquí en la tierra, porque llegara
un tiempo donde ya no tendrás oportunidad, buscaras a Jehová Dios pero ya no lo
hallaras.
EL
ESPÍRITU SANTO VINO A CONVENCERNOS DE QUE LAS PALABRAS QUE SALEN DE NUESTRA
BOCA TIENEN PODER:
Con demasiada frecuencia nos vemos
envueltos en dificultades por no medir el alcance de nuestras palabras.
En medio del problema desearíamos tener en nuestras manos la posibilidad de
regresar el tiempo para corregir el error, sin embargo, está fuera de nuestro
alcance. Lo que decimos, queda
dicho. Al referirse a la responsabilidad que debemos asumir con
nuestras palabras, las Sagradas Escrituras dicen: (Proverbios 18:21) “La muerte y la vida están en poder de la
lengua, y el que la ama comerá de sus frutos”. El Versículo deja planteados dos aspectos de suma importancia. El primero,
que la responsabilidad de
todo cuanto expresamos es únicamente nuestra. La decisión de qué decimos o no, es de cada uno. De ahí que el mismo Autor Jehová Dios,
Santo y Sagrada Palabra Escrita nos advertido: (Proverbios 10:19) “En las muchas palabras no falta pecado;
Mas el que refrena sus labios es prudente”. Y también: (Proverbios 13:3) “El que guarda su boca guarda su alma;
Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad”.
El
segundo aspecto que amerita tener en cuenta es que todo aquello que decimos DESENCADENA
CONSECUENCIAS,
POSITIVAS O NEGATIVAS. Revisemos
mentalmente aquellas personas que están a nuestro alrededor y a quienes generalmente les va mal, o
al menos, dejan sentadas las bases para un permanente fracaso. Analicemos
cómo se expresan. Descubriremos
que sus palabras favoritas son: ¿Está de acuerdo que hagamos esta
actividad, donde te hemos incluido? “No”;
¿Qué te parece lo que propuso el pastor?
“Mal”; ¿Cómo consideras tu vida ahora?
“En Derrota”; ¿Crees que los pastores puedan evangelizar este pueblo? “Imposible”; ¿Podrá establecer una
empresa de reino? “Muy difícil”; entre
otras; ¿Cómo ves este día nublado y lluvioso? “horrible”.
Nuestra
forma de establecer contacto con quienes se encuentran alrededor es con
palabras. Las expresiones trazan un puente con el interlocutor.
El apóstol Pablo escribió en su carta
a los Romanos algo de sumo interés: (Romanos
10:8) “Mas ¿Qué dice? Cerca de ti
está la palabra, en tu boca
y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos”.
Cuando hablamos, testimoniamos
aquello de lo que tenemos convencimiento. El Señor Jesús enseñó a un grupo de sus contradictores: (Mateo 12:34) “¡Generación
de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca”.
¿Se dan cuenta de la importancia de medir todo cuanto decimos? ¿Había pensado
alguna vez en esto?
De
acuerdo con la fe es expresada con palabras (Hebreos 11:1)
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se
ve”. Nuestro Señor Jesucristo insiste en
que permanezcamos firmes en esta convicción: (Marcos 11;24) “Por tanto, os
digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”. Hasta allí tenemos todo claro, me imagino
por lo que ya hasta aquí hemos estudiado de la Sana Doctrina de Cristo.
Pero vamos a algo trascendental: Expresar nuestra fe. Hay dos ejemplos
sencillos. El primero, cuando
Jesús iba de camino con sus discípulos. (Mateo 21:19) “Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella,
y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de
ti fruto. Y luego se secó la higuera”. Observe
que el Señor le habló a la higuera dándole una sentencia. Y el milagro ocurrió.
Igual
con un prodigio que tuvo lugar cuando Pedro y Juan iban al templo a la hora de
la oración. Allí encontraron un hombre cojo de nacimiento. Dependía de la
caridad pública, y como tal, les extendió la mano: (Hechos 3:1-7)
“1 Pedro y Juan subían juntos al
templo a la hora novena, la de la oración. 2
Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta
del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que
entraban en el templo. 3 Este,
cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le
diesen limosna. 4 Pedro, con Juan,
fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. 5
Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. 6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni
oro, pero lo que tengo te doy; en el
nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. 7 Y tomándole por la mano
derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos”.
La fe de los apóstoles estuvo acompañada de una confesión pública... y el
milagro se produjo.
Palabras y milagros en su vida
Tenga
presente este concepto: creer
y confesar. No que siempre deba ser así, pero mirando las Sagradas
Escrituras, es un hecho que ha sido eficaz cuando se aplicó este principio.
Manifiesten fe con su corazón y exprésela con lo que habla.
PREDICADOR
DE LA SANA DOCTRINA DE CRISTO: Pastor Víctor Ramón Preciado Balderrama; Mi interés es que me des la oportunidad de servirles pues me
queda muy claro que mi llamado no es de ser titular sino el de servir y que la
Sana Doctrina de Cristo corra como un río poderoso arroyando toda basura de
ignorancia. Por favor si les interesan estos materiales escríbanme pidiéndomelos a
cualquiera de los siguientes correos, y con mucho gusto y en el amor a Cristo
se los enviaré inmediatamente sin cuestionar nada y que el Espíritu Santo los dirija y los lleve por buen camino, solo
les pido en este mismo amor NO LO
VENDAN: lo recibes de gracia dalo de gracia. 52 (722) 336-1411
https://viclaly5757.blogspot.com https://www.bible.com/es/bible/149/jhn.6.rvr1960
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