lunes, 1 de agosto de 2016

LOS QUE AMAN A DIOS, TODAS LAS COSAS LES AYUDAN A BIEN

31 de Julio de 2016
LOS QUE AMAN A DIOS, TODAS LAS COSAS LES AYUDAN A BIEN
(Romanos 8:28) “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.

INTRODUCCIÓN: Cuando tu crees en Jesucristo entonces la obra de convencimiento del Espíritu Santo, entra en función en tu vida aquí en la tierra, es algo que solamente Él Espíritu Santo puede hacer en la vida de cada ser humano. A pesar de que los discípulos le preguntaron a Jesús acerca de su muerte (Juan 13:36) “Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿A dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; más me seguirás después”; (Juan 14:5) “Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿Cómo, pues, podemos saber el camino?”, nunca cuestionaron su significado. Mayormente se preocupaban por ellos mismos. Si Jesús se iba, ¿Qué pasaría con ellos? Jesús dijo (Juan 16:5-7) “5 Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? 6 Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. 7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré”. Por medio de la Sana Doctrina de Cristo aprendimos que existen dos tristezas, aunque se parecen en su efecto, en el cuerpo, pero son muy distintas: (2Corintios 7:10) “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte”.

¿POR QUÉ FUE CONVENIENTE QUE SE FUERA JESÚS?
1) Jesús solamente podía estar en un lugar, en cambio por medio del Espíritu Santo puede estar en todas partes al mismo tiempo.
2) Jesús podía estar con ellos, pero por medio del Espíritu Santo podía estar dentro de ellos.
3) Además, mientras oramos, el Espíritu Santo intercede dentro de nosotros. (Romanos 8:26) “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Es tanto el dolor en tu alma que en lugar de hablar solo salen sollozos y gemidos que el Espíritu Santo es quien interpreta todos los deseos que tengamos ante Jehová Dios, los cuales son, a menudo, más de lo que pueden expresar las palabras. El Espíritu Santo que escudriña los corazones puede captar tus pensamientos en tu mente y la voluntad de tu alma, que es el centro de todas las emociones, e interpreta tus gemidos. (Salmos 51:17) “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”. Por esta razón cuando tú estás quebrantado, ni siquiera puedes hablar, lo único que sale de tu garganta son gemidos y sollozos que el Espíritu Santo, intercede ante Dios y el enemigo no vence. Entonces al irse Jesús de Nazaret significó, que podría estar presente en todo el mundo mediante el Espíritu Santo.

EL ESPÍRITU SANTO VINO A CONVENCERNOS DE PECADO (Juan16:8) “Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. Rehusar a creer en Jesucristo es no obedecerlo en lo que él nos está mandado (Juan16:9) “De pecado, por cuanto no creen en mí”. (Juan 3:36) “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en El Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”. Jesucristo nos manda hacer todo lo que le agrada al Padre, si estás haciendo cualquier cosa que le desagrada al Padre Celestial entonces estas en pecado, rehusando en creer que Jesús tomó sobre sí mismo todos los pecados de la humanidad de una vez por todas viniendo a esta tierra en la carne para morir en una cruz en rescate de nuestra vida.
Rehusar a creer en su sacrifico es cuando conoces, pero no la pones en práctica: (Hebreos 10:26,27) “26 Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el Conocimiento de la Verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, 27 sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios”. Jehová Dios sabía que había sólo una manera de redimir a la humanidad para Sí mismo de una vez por todas. Que sólo podía hacerse mediante el envío de Su Hijo, Jesucristo, a la tierra para vivir una vida sin pecado y morir en la cruz, como el sacrificio de una vez por todas, por todos los pecados de la humanidad.

Rehusar a creer a la Revelación de su Palabra Escrita (Romanos 3:22-26) “22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en Él. Porque no hay diferencia, 23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús”. Las Sagradas Escrituras dicen que toda la gente ha pecado contra Dios, quebrantando Sus mandamientos (esto es, mintiendo, robando, deseando tener lo que otro tiene, teniendo sexo fuera del matrimonio, etc.). Hasta un sólo pecado cometido contra Jehová Dios es suficiente para separarnos de Él por la eternidad.

Entonces el Espíritu Santo obra en la vida del ser humano que escogió Jehová Dios, acusándolo para convencerlo de que es un pecador y que necesita arrepentirse corazón, no con un sentimiento de resentimiento porque luego lo vuelve a hacer, sino con arrepentimiento genuino es aquí donde el Espíritu Santo ayuda a dar frutos dignos de arrepentimiento. El Espíritu Santo expone tu pecado. Él Espíritu Santo te lo muestra. Él Espíritu Santo puede hacer esto trayendo a tu mente algún pecado particular que hayas cometido. Él Espíritu Santo puede hacer que te sientas tiste; tanto que te hace sentir la culpa de ese pecado. Las Sagradas Escrituras dicen: En (Juan 8:9) “Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio”. Esta es la obra del Espíritu Santo, convencer de pecado a tu alma y tu propia mente conciencia. El Espíritu Santo Por medio de las Sagradas Escrituras te confronta con la Verdad Escrita, en tu mente, hasta que llegues a estar convencido de que tienes un corazón profundamente pecaminoso, y que estés dispuesto a decir dentro de ti mismo: Estoy arruinado y perdido. No me puedo salvar a mí mismo. Esta es la primera obra del Espíritu Santo convencer de pecado, convencerte de que eres un pecador por naturaleza.

EL ESPÍRITU SANTO VINO A CONVENCERNOS DE JUSTICIA (Juan 16:8) “Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. Porque es muy justo que nuestro Señor Jesucristo esté a la Diestra de Jehová Dios, por el sacrificio que hizo y porque siempre busco hacer todo lo que le grada al Padre. (Juan 16:10) “de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más”. Esto significa que el Espíritu Santo nos convencería de que Jesús es una persona justa. Él no era ni es blasfemo o un engañador malvado, como cuando lo decían al escoger entre Él y Barrabas. En el día de Pentecostés, el Espíritu Santo convenció a muchas de las personas que Jesús era en realidad una persona justa.
Pedro dijo: (Hechos 2:22,23) “22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de Él, como vosotros mismos sabéis; 23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado Conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole”. El Espíritu Santo nos muestra, que cuando vinimos a Jesucristo, Su perfecta, justicia sin pecado es puesta a nuestra cuenta y tú te arrepientes y no lo vuelves hacer, eres hecho justo ante la vista de Jehová Dios, de modo que Jehová Dios perdona tu pecado, solo por la justicia de Cristo, que derramó su Sangre para este propósito.
No podemos estar en la presencia de Dios si no somos criminales perdonados.
La justicia no es un esfuerzo humano sino un don divino. (Romanos 5:17) “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia”. Qué gran promesa para los que amamos a Jesucristo: Podemos reinar sobre el poder del pecado, sobre la amenaza de la muerte y los ataques de satanás. La vida eterna es nuestra ahora y por siempre si obedecemos su Palabra Escrita. Podemos vencer en el nombre de Jesús la tentación en el Poder y la protección de Jesucristo.

La justicia nos hace aceptos delante de Jehová Dios (Efesios 1:5-10) “5 En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, 8 que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, 9 dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra”. A través de su muerte, Jesús pagó el precio para liberarnos de nuestra esclavitud al pecado. (Ef. 1:6) “…Nos hizo aceptos en el Amado” significa que Dios nos aceptó por gracia a pesar de que no lo merecíamos. Ahora pertenecemos a su Amado Hijo.

EL ESPÍRITU SANTO VINO A CONVENCERNOS DE JUICIO, porque Jesucristo es nuestro Abogado y Él es Justo (Juan 16:8) “Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. Él Espíritu Santo convence al mundo que satanás ya fue sentenciado y condenado. Jesucristo tomó sobre sí mismo todos los pecados de la humanidad viniendo a esta tierra y cargó los pecados del mundo en la Cruz, y puso remedio perfectamente por el derramamiento de Su Sangre hasta la muerte. (Colosenses 2:13-15) “13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con Él, perdonándoos todos los pecados, 14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”. La cruz es la victoria suprema sobre satanás, porque la Sangre de Cristo fue el precio de nuestro rescate. Antes de creer en Cristo, nuestra naturaleza era mala, desobedecíamos, nos rebelábamos e ignorábamos a Dios. El cristiano, ahora, tiene una nueva naturaleza. Dios ha crucificado la antigua naturaleza rebelde y la remplaza con una nueva naturaleza amorosa.
Dios nos declara inocentes y ya no vivimos bajo el poder del pecado si no bajo el poder del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo da testimonio de que Jesús nos ha salvado con Su Sangre derramada en la cruz. Juicio pasado, en el cual satanás fue juzgado y vencido en la cruz (Col.2:9-11) “9 Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, 10 y vosotros estáis completos en Él, que es la cabeza de todo principado y potestad. 11 En Él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo”. El diablo ya ha sido juzgado. Este juicio será llevado a cabo pronto. Jehová Dios lo dice en (Apocalipsis 20:10) Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”. Lo que Juan vio proféticamente. El diablo ya ha sido juzgado. Es una conclusión que él será lanzado al Lago de Fuego. El diablo está simplemente esperando que se ejecute su juicio. El diablo es como un hombre sentenciado a muerte, esperando por la cámara de gas de tormento eterno en el Infierno.

EL ESPÍRITU SANTO VINO A CONVENCERNOS DE LA VERDAD QUE ESTÁ ESCRITA. (Juan 16:13) “Pero cuando venga el Espíritu de Verdad, Él os guiará a toda la Verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. La Verdad acerca de Jesucristo. (Juan 16:14,15) “14 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. 15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”. La Verdad a la que nos guía el Espíritu Santo quien es Jesucristo y quien es Dios Padre.
El Espíritu también nos ayuda a discernir acerca del futuro entre el bien y el mal. (Juan 16:13) “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la Verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. Jesús dijo que el Espíritu Santo les diría: La naturaleza de su misión. La oposición a la que se enfrentarían. El resultado final de sus esfuerzos. Los discípulos no entendieron por completo estas promesas hasta que el Espíritu Santo vino después de la muerte y resurrección de Jesucristo. Entonces el Espíritu Santo Reveló Verdades a los discípulos que ellos Escribieron en los libros que ahora forman parte de las Sagradas Escrituras.

Hay pues una fuerza Poderosa, en la cual debemos confiar y a la cual hemos de acudir: (Proverbios 18:10)Torre fuerte es el Nombre de Jehová; A Él correrá el justo, y será levantado”. Y como nuestro Padre Celestial es bueno le podemos pedir el Espíritu Santo. (Lucas 11:13) “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”. Y Jesucristo lo afirma diciendo: (Juan 14:13,14) “13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi Nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14 Si algo pidiereis en mi Nombre, yo lo haré”. El Espíritu Santo nos ilumina abre nuestro entendimiento, nuestra inteligencia y hace posible lo que de otro modo sería imposible. Él nos guía hacia la luz. El Espíritu Santo es a quien debemos abandonarnos, seguros que ha de llevarnos a Jesucristo y Él al Padre Celestial.

Les recuerdo que las lenguas angelicales no son entendidas (1Corintios 14:2) “Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios”. Pero aquí se habla de diferentes lenguas e idiomas porque en este momento había muchos que hablaban muy distintos unos de los otros, y así fue el primer discurso de Pedro, asistido por el Espíritu Santo, para que entendieran todos los que en este momento estaban en ese lugar el mensaje. (Hechos 2:5-11) “5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. 7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?
8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios”. Y este es el mensaje que Jehová Dios habló por medio del apóstol Pedro: (Hechos 2:36,37) “36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. 37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?”. Jehová Dios siempre tiene propósitos y el propósito era que se arrepintieran, es por esta razón que el Espíritu Santo no nomás estaba haciendo que todos entendieran en su propio idioma, sino que lo más importante que estaba sucediendo en ese momento era que a 3,000 personas, las estaba convenciendo de pecado: (Hechos 2:41) “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas”. Jesucristo murió en la Cruz para pagar por nuestros pecados. Su Sangre puede lavar todos nuestros pecados. El Espíritu Santo te señala que vallamos a Jesucristo. Dice en (1Juan 1:9) “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Creemos que Jesús y su crucifixión son el amor de Dios que nos ha salvado como pecadores. Y ahora Él te está hablando a ti para que recibas la vida eterna creyendo en la salvación que Jesús ha dado atreves de su sacrificio en la cruz. Ahora es el tiempo oportuno cuando la obra de convencimiento del Espíritu Santo está todavía en acción aquí en la tierra, porque llegara un tiempo donde ya no tendrás oportunidad, buscaras a Jehová Dios pero ya no lo hallaras.

EL ESPÍRITU SANTO VINO A CONVENCERNOS DE QUE LAS PALABRAS QUE SALEN DE NUESTRA BOCA TIENEN PODER: Con demasiada frecuencia nos vemos envueltos en dificultades por no medir el alcance de nuestras palabras. En medio del problema desearíamos tener en nuestras manos la posibilidad de regresar el tiempo para corregir el error, sin embargo, está fuera de nuestro alcance. Lo que decimos, queda dicho. Al referirse a la responsabilidad que debemos asumir con nuestras palabras, las Sagradas Escrituras dicen: (Proverbios 18:21) “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos”. El Versículo deja planteados dos aspectos de suma importancia. El primero, que la responsabilidad de todo cuanto expresamos es únicamente nuestra. La decisión de qué decimos o no, es de cada uno. De ahí que el mismo Autor Jehová Dios, Santo y Sagrada Palabra Escrita nos advertido: (Proverbios 10:19) En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente”. Y también: (Proverbios 13:3) “El que guarda su boca guarda su alma; Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad”.

El segundo aspecto que amerita tener en cuenta es que todo aquello que decimos DESENCADENA CONSECUENCIAS, POSITIVAS O NEGATIVAS. Revisemos mentalmente aquellas personas que están a nuestro alrededor y a quienes generalmente les va mal, o al menos, dejan sentadas las bases para un permanente fracaso. Analicemos cómo se expresan. Descubriremos que sus palabras favoritas son: ¿Está de acuerdo que hagamos esta actividad, donde te hemos incluido? “No”; ¿Qué te parece lo que propuso el pastor? “Mal”; ¿Cómo consideras tu vida ahora? “En Derrota”; ¿Crees que los pastores puedan evangelizar este pueblo? “Imposible”; ¿Podrá establecer una empresa de reino? “Muy difícil”; entre otras; ¿Cómo ves este día nublado y lluvioso? “horrible”.

Nuestra forma de establecer contacto con quienes se encuentran alrededor es con palabras. Las expresiones trazan un puente con el interlocutor.
El apóstol Pablo escribió en su carta a los Romanos algo de sumo interés: (Romanos 10:8) “Mas ¿Qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos”. Cuando hablamos, testimoniamos aquello de lo que tenemos convencimiento. El Señor Jesús enseñó a un grupo de sus contradictores: (Mateo 12:34) “¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca”. ¿Se dan cuenta de la importancia de medir todo cuanto decimos? ¿Había pensado alguna vez en esto?

De acuerdo con la fe es expresada con palabras (Hebreos 11:1) “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Nuestro Señor Jesucristo insiste en que permanezcamos firmes en esta convicción: (Marcos 11;24) “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”. Hasta allí tenemos todo claro, me imagino por lo que ya hasta aquí hemos estudiado de la Sana Doctrina de Cristo. Pero vamos a algo trascendental: Expresar nuestra fe. Hay dos ejemplos sencillos. El primero, cuando Jesús iba de camino con sus discípulos. (Mateo 21:19) “Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera”. Observe que el Señor le habló a la higuera dándole una sentencia. Y el milagro ocurrió.

Igual con un prodigio que tuvo lugar cuando Pedro y Juan iban al templo a la hora de la oración. Allí encontraron un hombre cojo de nacimiento. Dependía de la caridad pública, y como tal, les extendió la mano: (Hechos 3:1-7) “1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. 2 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. 3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. 4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. 5 Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. 6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. 7 Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos”. La fe de los apóstoles estuvo acompañada de una confesión pública... y el milagro se produjo.
Palabras y milagros en su vida

Tenga presente este concepto: creer y confesar. No que siempre deba ser así, pero mirando las Sagradas Escrituras, es un hecho que ha sido eficaz cuando se aplicó este principio. Manifiesten fe con su corazón y exprésela con lo que habla.

PREDICADOR DE LA SANA DOCTRINA DE CRISTO: Pastor Víctor Ramón Preciado Balderrama; Mi interés es que me des la oportunidad de servirles pues me queda muy claro que mi llamado no es de ser titular sino el de servir y que la Sana Doctrina de Cristo corra como un río poderoso arroyando toda basura de ignorancia. Por favor si les interesan estos materiales escríbanme pidiéndomelos a cualquiera de los siguientes correos, y con mucho gusto y en el amor a Cristo se los enviaré inmediatamente sin cuestionar nada y que el Espíritu Santo los dirija y los lleve por buen camino, solo les pido en este mismo amor NO LO VENDAN: lo recibes de gracia dalo de gracia. 52 (722) 336-1411
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