San
Mateo Atenco, Domingo, 04 de Agosto de 2013
LA
SANA DOCTRINA ES PIEDRA DE TROPIEZO PARA LA MAYORÍA
Se cuenta la
historia de un rey que quería enseñarle a su pueblo buenas costumbres. Cierta
noche, dejó en medio del camino una enorme piedra, y luego se dispuso a
observar a los que pasaban. El
primero en pasar fue un carnicero que iba al trabajo. Se tropezó contra
la piedra. Echando maldiciones, continuó por su camino.
El
segundo en pasar fue un vendedor.
Cuando la rueda de su carreta pegó contra la piedra, dijo: ¡A qué tonto se le
habrá ocurrido dejar esta enorme piedra aquí! Y siguió por su camino. Las cosas
siguieron iguales durante el resto del día, hasta que, por la tarde, una muchacha humilde iba regresando
a la casa después de un largo día de trabajo.
Viendo la enorme
piedra, pensó: "Ya oscurece, y
alguien se podría lastimar con esa piedra. Mejor la voy a mover, para que nadie
se lastime". Agachándose, empezó a mover la piedra, que estaba algo
pesada. Para su sorpresa, había algo debajo de la piedra - una caja de madera.
Cuando levantó la caja, descubrió que estaba más pesada que la piedra - porque
estaba llena de monedas de oro. El rey había dejado la caja como premio para la
primera persona que moviera la piedra.
Observemos, en
esta pequeña historia, las diferentes funciones de la piedra, dependiendo de
las diferentes reacciones de las personas. Muchos se tropezaron contra la
piedra, que sólo les ocasionó molestias. Una persona, en cambio, investigó más
a fondo la piedra. Para ella, fue de gran bendición. La Biblia nos habla de una
Piedra que, dependiendo de nuestra reacción, puede también tener uno de dos
efectos en nuestra vida.
Leamos acerca de
esta piedra en (Romanos 9:30-10:3) “30 ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia,
han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; 31 más Israel, que iba tras una ley de
justicia, no la alcanzó. 32 ¿Por
qué? Porque iban tras ella no por fe,
sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo,
33 como está escrito: He aquí pongo
en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; Y el que creyere en él, no
será avergonzado. 1
Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel,
es para salvación. 2 Porque yo les
doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. 3 Porque ignorando la justicia de Dios, y
procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de
Dios”.
La
Sana Doctrina de Cristo por medio del apóstol Pablo nos sigue explicando por
qué el pueblo de Israel, después de 2.000 años de preparación, no había
reconocido al Salvador prometido cuando El llegó.
En el proceso de la salvación, nunca se
ha salvado nadie simplemente por pertenecer a cierto grupo racial o religioso.
(Isa
28:15,16) “15 Por cuanto habéis dicho: Pacto
tenemos hecho con la muerte, e hicimos convenio con el Seol; cuando pase el
turbión del azote, no llegará a nosotros,
porque hemos puesto nuestro refugio en la mentira, y en la falsedad nos
esconderemos;
16
por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por
fundamento una piedra, piedra probada,
angular, preciosa, de cimiento estable;
el que creyere, no se apresure”.
Así
como Dios no acepta a nadie simplemente porque pertenece a cierto grupo racial,
El tampoco rechaza a nadie simplemente porque pertenece a cierto grupo racial. Desde el día de Pablo hasta hoy, un remanente del pueblo judío sí aceptó
las buenas nuevas. Sin embargo, para la mayoría, Jesús se convirtió en una piedra de tropiezo - así como lo es para
muchas personas hoy en día.
Miremos en (Romanos 9:33), donde se combinan dos
versos de Isaías. La piedra puesta en Sión - es decir, en medio del pueblo de
Dios - causa dos reacciones. Algunos
tropiezan y caen, mientras que otros confían y se mantienen firmes. ¿De dónde
la diferencia? La diferencia nace de dos diferentes caminos para llegar a
Jesucristo. Dependiendo del camino por el cual llegas a El, El podrá hacerte
tropezar, o podrá ser tu seguridad. El
error que cometía la mayoría de los judíos - y que comete mucha gente religiosa
hoy en día también - es seguir el camino de la ley.
Una de las ideas
comunes en el pueblo judío era que el intento de guardar los mandamientos de
Dios era suficiente para merecer la vida eterna. Otra idea era que el conocimiento de las leyes de Dios era esencial
para la salvación; por lo tanto, las personas que no conocían la ley de Dios -
es decir, toda la gente no-judía - no tenía esperanza de alcanzar la vida
eterna.
¿Habrá
gente hoy en día que piensa lo mismo?
Yo me he y sigo topado con muchos de
ellos. Me dicen cosas como: "Creo que voy a ir al cielo porque siempre
trato de ser una buena
persona". ¿Escuchaste la palabra
que dicen? Trato. Como los judíos que creían que el intento es suficiente.
Otras
personas dicen: "Me gusta escuchar la Palabra de Dios". ¿Te das
cuenta? Como el pueblo judío, creen que con escuchar y conocer, ya han logrado
algo. Vamos a ver cómo responde la Biblia
a estas ideas. Pensemos primeramente en
la persona que siempre trata de obedecer, para ganarse el cielo.
Miremos (Romanos 9:31,32) “31 más Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. 32 ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley,
pues tropezaron en la piedra de tropiezo”. ¿Qué
sucedió con los que buscaban acercarse a Dios portándose bien? ¡Fracasaron!
Tropezaron con la Piedra de tropiezo. ¿Por
qué? Porque querían lograrlo por medio de las obras, no por medio de la fe.
Pensémoslo por un momento. Si
nosotros pudiéramos agradar a Dios portándonos bien y haciendo cosas buenas, ¿Por qué murió Jesucristo?
Si
tú y yo podemos ser lo suficientemente buenos como para llegar a Dios por
nuestra propia cuenta, entonces Jesús no tuvo por qué morir en la cruz.
Hubiera sido mejor que Jesús se quedara en el cielo, disfrutando de la
adoración de los ángeles. Si tú y yo podemos ganarnos el cielo, ¡su muerte se vuelve innecesaria! Fue un
desperdicio.
Es por este
motivo que Jesús y su Sana doctrina, se convierte en Piedra de tropiezo para
todos los que se tratan de acercar a Dios por medio de las obras. La mayoría de
los judíos tropezó porque pensaban que sus esfuerzos por obedecer la ley que
Dios les había dado eran suficientes para asegurar su favor. Para ellos, la muerte de Jesucristo era innecesaria,
sin sentido.
Su
forma de pensar se parece a la de quienes creen que entrarán al cielo porque
siempre tratan de obedecer los Diez Mandamientos. Esos
mandamientos son parte de la misma ley que los judíos trataban de obedecer,
pero Pablo aquí nos dice que eso no es suficiente.
Si
tú y yo podemos lograr que Dios nos acepte portándonos bien, la muerte de
Jesucristo se vuelve innecesaria. Me ha
tocado hablar con muchas personas que reconocen que Jesús murió por nosotros,
pero no entienden por qué. Dicen que
Jesús murió para demostrarnos el amor de Dios. Esto es cierto, pero no es
suficiente. También dicen que Jesús murió para enseñarnos a morir. ¡La gente supo morir perfectamente bien por
miles de años antes de que Jesús viniera al mundo!
Ninguna
de éstas es razón suficiente para que Jesús dejara la gloria del cielo y se
sometiera a la muerte cruel y degradante de la cruz.
La única razón suficiente es que Jesús murió porque tú y yo necesitamos un
Substituto, alguien que muriera en nuestro lugar. Jesús no es sólo un ejemplo para nosotros, aunque debemos de seguir su
ejemplo. Es un sacrificio por nuestro pecado.
Si
no comprendemos esto, entonces Jesús se convierte en piedra de tropiezo para
nosotros. No comprendemos por qué murió, y no
le damos el lugar que El se merece al centro de nuestra vida. Si tú estás
tratando de llegar a Dios haciendo cosas buenas, Jesús se va a convertir en una
piedra de tropiezo para ti - por más que
creas que Jesús murió, no vas a comprender por qué.
Jesús
también se convierte en piedra de tropiezo para los que tratan de llegar a Dios
por medio de las ganas. Observa (Romanos 10:2) “Porque yo les doy
testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia”.
Pablo
testifica de su amado pueblo judío que ellos tenían celo por Dios, pero su celo
no se basaba en el conocimiento de la Sana doctrina de Cristo.
En otras palabras, tenían muchas ganas de quedar bien con Dios, pero no habían
comprendido cómo lograrlo.
La
palabra que se traduce "conocimiento" no se refiere solamente a saber
algo. No es sólo tener información, sino tener comprensión. Es entender.
El pueblo judío tenía mucha información
acerca de Dios; conocían bien su ley, pero
no habían entendido su propósito. Tenían malentendidos, aunque
sinceros.
(2Co
3:15) “Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto
sobre el corazón de ellos”.
(Ef
4:18) “teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por
la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón”.
Hoy
en día, hay una idea muy común. Es la idea de que lo único que cuenta es la
sinceridad. Si tú sinceramente buscas a Dios,
no importa cómo lo haces; El te aceptará. Lo interesante es que no aplicamos
esta idea en otras áreas de la vida.
Si
cruzamos la calle, miramos antes de cruzar; ¡no pensamos que nuestra sinceridad
nos protegerá del tráfico! La Biblia nos enseña que el celo - las ganas, la
sinceridad - no es suficiente. A pesar de que la mayoría de los judíos
buscaba
a Dios con mucho celo, tropezaron con la Piedra porque ignoraron la verdad.
No importa la devoción que sientes ni la fuerza de tus sentimientos si no van
de acuerdo con la verdad de la Sana Doctrina de Cristo en la Palabra de Dios.
Si
las buenas obras no son suficientes y las ganas no son suficientes, ¿qué es
suficiente? Sólo Cristo. Si tratamos de
llegar mediante las obras o el celo, tropezaremos. En cambio, si confiamos en
Cristo, no seremos defraudados. La última frase del verso (Romanos 9:33) lo dice con claridad “33como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y
roca de caída; Y el que creyere en él,
no será avergonzado”.
Es
sólo cuando llegamos a Cristo reconociendo que El es el único sacrificio por
nuestro pecado, el único que merece ser el Señor de nuestra vida, el único que
nos puede llevar a Dios que El deja de ser piedra de tropiezo y se convierte en
un fundamento sólido para nuestra vida.
La
confianza en Jesucristo - la decisión de
entregarnos a Jesús, dependiendo de Jesús para nuestro destino y para la vida
en el presente - es lo que transforma la Piedra de tropiezo en una Roca firme.
Es al confiar en Jesús que se convierte en la base sólida para nuestra vida.
Si estamos
confiando en Jesús, no seremos defraudados - ni en esta vida, ni en el día del
juicio final. Nada más es suficiente. ¡Sólo Cristo! Te pregunto: ¿Has llegado a
confiar en Jesús? ¿Mantienes tu confianza?
Predica
en Lerma por: Pastor Víctor Ramón Preciado Balderrama
Hola hermanos les saludo con mucho amor
en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, y con un solo propósito de que sean
edificados sus vidas y sus ministerios, me gozo el saludarles y el que Dios me
dé la oportunidad de servirles si me lo permiten, y con todo respeto a su
doctrina o denominación, mi único interés es que corra la Sana Doctrina de Cristo, estoy ofreciendo:
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escritor de estos materiales te voy a dar los originales para que tú le pongas
el nombre de tu Iglesia o tu ministerio o le hagas las modificaciones que a ti
te parezcan convenientes. Mi interés es
que me des la oportunidad de servirles pues me queda muy claro que mi llamado
no es de ser titular sino el de servir y que la Sana Doctrina de Cristo corra
como un río poderoso arroyando toda basura de ignorancia.
Por favor si les interesan estos
materiales escríbanme pidiéndomelos a cualquiera de los siguientes correos, y
con mucho gusto y en el amor a Cristo se los enviaré inmediatamente sin
cuestionar nada y que el Espíritu Santo
los dirija y los lleve por buen camino, solo les pido en este mismo amor NO LO VENDAN: lo recibes de gracia dalo de
gracia.
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viclaly5757.blogspot.com
viclaly_57_57@yahoo.com
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