Predica; 18 de Noviembre de 2018
LA RESTURACIÓN DEL REINO
INCONMOVIBLE DE JESUCRISTO
El
gran propósito de Jehová Dios al enviar a Jesús en su Divina encarnación fue para
el establecimiento de su Reino por medio de Jesucristo,
pero antes de que pudiera ser debidamente establecido se tenía que dar un
fuerte temblor con el fin de que las sombras del judaísmo dieran lugar a la
sustancia. ¿Qué es el Reino de Dios? Es el Reino Inconmovible de Jesucristo: (Hebreos 12:27-29) “27 Y esta frase:
Aún una vez, indica la remoción de
las cosas MOVIBLES, como
cosas hechas, para que queden
las INCONMOVIBLES. 28 Así
que, recibiendo nosotros un REINO
INCONMOVIBLE, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole
con temor y reverencia; 29
Porque nuestro Dios es Fuego
consumidor”. La aparición del Mesías hizo necesaria la total disolución
de toda la economía judaica: Las
instituciones levíticas fueron cumplidas en Jesucristo, ellas habían alcanzado
su propósito, lo cual fue solemnemente representado por el velo rasgado en el
templo, y 40 años más tarde por la total destrucción del templo. No
obstante, era difícil convencer a los hebreos cristianos que este era el caso,
y, por lo tanto, el autor acudió al
argumento que dio en EL (Hebreos
12:18-24) “18 Porque no os habéis acercado al monte
que se podía palpar, y que
ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, 19 al
sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron
rogaron que no se les hablase más, 20
porque no podían soportar lo que se
ordenaba: Si aún una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada
con dardo; 21 y tan terrible era lo
que se veía, que Moisés dijo: Estoy
espantado y temblando; 22
sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios Vivo, Jerusalén la Celestial, a la compañía de
muchos millares de ángeles, 23
a la congregación de los primogénitos que están
inscritos en los Cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos
hechos perfectos, 24 a Jesús el Mediador del NUEVO PACTO,
y a la sangre rociada que habla mejor
que la de Abel”. Y a la
exhortación que dio en EL (Hebreos
12:26) “La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha
prometido, diciendo: Aún una vez, y
conmoveré no solamente la tierra, sino también el Cielo”. Esto es
evidente en las palabras de (Hebreos
12:27) “Y esta frase: Aún una vez,
indica la remoción de las cosas
movibles, como cosas hechas, para
que queden las inconmovibles”. El cristianismo es la última cosa que
Dios tiene para esta tierra.
El último gran cambio de la dispensación
se hizo cuando el Señor Jesús dio el Evangelio al mundo, por esta razón Pedro
pudo decir: (1 Pedro 4:7) “Mas el
fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración”,
porque Dios ha hablado su última Palabra a la humanidad. También Juan dijo: (1 Juan 2:18) “Hijitos, ya es el último
tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido
muchos anticristos; Por esto conocemos que es el último tiempo”, lo cual
muestra que no es cierto que otra dispensación deba seguir a la actual. (V. 27) “Y esta frase: Aún una vez…”;
Aquí nuestro Padre Celestial explica la declaración de (Hageo 2:6) “Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los
cielos y la tierra, el mar y la tierra seca”. Acompáñenme por favor a
leer el Libro de: (Hebreos 12:26) “La
voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la
tierra, sino también el cielo”. Las cosas inmateriales y espirituales
del cristianismo, dice Pablo, “no son hechas de manos” (2 Corintios 5:1) “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre,
este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un Edificio, una casa no hecha de manos,
eterna, en los Cielos”; (Hebreos 12:28)
“Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y
mediante ella sirvamos a Dios, agradándole con temor y reverencia”. Estamos
bajo el gobierno espiritual de Jesucristo, a quien Jehová Dios ha ungido y
establecido como Rey a Jesucristo: (Salmo
2:6) “Pero YO he puesto MI REY
Sobre Sion, Mi Santo Monte”. (Colosenses
2:11) “En ÉL también fuisteis
circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el
cuerpo pecaminoso carnal, en la
circuncisión de Cristo”, El
carácter esencial de este Reino, a diferencia de todos los demás, es
inamovible, es eterno y permanente.
Al
comienzo de la historia humana el Reino de Dios fue manifestado en esta tierra,
por lo que no había necesidad de orar “venga tu Reino”. El Reino de Dios fue establecido en
Edén, y todas las añadiduras que fluyen de la sujeción a su dominio fueron
entonces disfrutadas. La supremacía de Dios fue reconocida gustosa y espontáneamente
por todas sus criaturas. Pero el pecado entró, y se produjo un cambio radical.
El hombre rechazó el Reinado de Jehová Dios. Al transgredir sus mandamientos, Adán rechazó su Soberanía.
De este modo, al hacer caso a las sugerencias de la serpiente, el reino de satanás
se estableció en este mundo (Mateo
12:26) “Y si satanás echa fuera a satanás, contra sí mismo está dividido;
¿cómo, pues, permanecerá su reino?”. Desde la Caída ha habido dos imperios
trabajando en esta tierra: “El mundo”
y el “Reino de Dios”. Los
que forman parte del primero, NO le pertenecen a Dios, y los que pertenecen al
segundo, profesan sujeción a ÉL. Por favor vallamos a ver un ejemplo en
la vida de Gedeón; Donde fue la esfera particular del Reino de Dios sobre la
tierra, el dominio donde su autoridad fue manifestada en una forma especial (Jueces 8:23) “Mas Gedeón respondió: No
seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará: Jehová señoreará sobre vosotros”; También veamos a este otro
ejemplo de vida del rey Nahas: (1 Samuel
12:12) “Y habiendo visto que Nahas rey de los hijos de Amón venía contra
vosotros, me dijisteis: No, sino que
ha de reinar sobre nosotros un rey; Siendo así que Jehová vuestro Dios era vuestro rey”; Por
favor sigamos viendo otro ejemplo en el Libro de: (Oseas 13:9,10) “9 Te
perdiste, oh Israel, más en MÍ está tu ayuda. 10 ¿Dónde está tu rey, para que te guarde con todas tus ciudades; Y
tus jueces, de los cuales dijiste: Dame rey y príncipes?”; etc.) Pero la
sujeción a Jehová Dios por medio de Jesucristo, incluso allí, era, de parte de
la nación como un conjunto, parcial y breve.
Vino
muy pronto el tiempo cuando Jehová tuvo que decir a su siervo Samuel:
(1 Samuel 8:7) “Y dijo Jehová a
Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; Porque NO te han desechado a ti, sino a MÍ me han desechado, para
que NO REINE sobre ellos”. Entonces Jehová Dios señaló a reyes humanos
en Israel como sus representantes. Mientras el pacto sinaítico continuó en
vigor Jehová se mantuvo como su Rey (Éxodo
19:6) “Y vosotros me seréis un
reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a
los hijos de Israel”. Jehová Dios fue el rey que “hizo fiestas de bodas para su
HIJO Jesucristo”: (Mateo 22:2 al 6) “2 El
Reino de los Cielos es semejante a un Rey que hizo fiesta de bodas a su Hijo;
3 y envió a sus siervos a llamar a
los convidados a las bodas; Mas éstos no quisieron venir. 4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados:
He aquí, he preparado mi comida; Mis toros y animales engordados han sido
muertos, y todo está dispuesto; Venid a las bodas. 5 Mas ellos, sin hacer
caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; 6 y otros, tomando a
los siervos, los afrentaron y los mataron”. Aunque Saúl,
David y sus sucesores dañaron el carácter real, y por lo tanto, en parte fue
oscurecido el GOBIERNO DIVINO, el Reinado de Jehová Dios no fue abolido (2 Crónicas 13:8) “Y ahora vosotros tratáis de resistir al
REINO de Jehová en mano de los hijos de David, porque sois muchos, y
tenéis con vosotros los becerros de oro que Jeroboam os hizo por dioses”. El trono en el que Salomón se sentó fue
llamado “El trono del Reino de Jehová” (1 Crónicas 28:5) “Y de
entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se
siente en el trono del REINO de Jehová sobre Israel”. La naturaleza y
el carácter del Reino por venir fue representado bajo las figuras y formas de
aquellas cosas materiales con las cuales la gente estaba familiarizada y por
aquellos objetos que eran venerados en el judaísmo.
La creación del reino espiritual e
inamovible de Jesucristo fue el tema y objetivo de todo lo que los profetas
declararon (Lucas 1:69y70) “69 Y nos levantó un poderoso Salvador en
la casa de David su siervo, 70 Como
habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio”; y
(Daniel 2:24) “Después de esto fue
Daniel a Arioc, al cual el rey había puesto para matar a los sabios de
Babilonia, y le dijo así: No mates a los sabios de Babilonia; llévame a la
presencia del rey, y yo le mostraré la interpretación”. (Daniel 2:44) “Y en los días de estos reyes el Dios del Cielo
levantará un Reino que no será jamás destruido”. (Salmo 93:1) “Jehová reina; se vistió de magnificencia; Jehová se
vistió, se ciñó de Poder. Afirmó también el mundo, y no se moverá”. Afirmó
también el mundo (es decir, el mundo venidero de (Hebreos 2:5) “Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero,
acerca del cual estamos hablando”. El nuevo mundo traído por Jesucristo, y no
se moverá, este pasaje es paralelo a (Hebreos
12:28y29) “28 Así que,
recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella
sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; 29 porque nuestro Dios es fuego consumidor”. Pero, aunque fue
claramente revelado a través de los profetas que el Señor Jesús, sería el Mesías,
un Rey con un imperio universal, la mayor parte de los descendientes naturales
de Abraham se entretuvieron con una concepción errónea de la aparición de Jesús
y de la verdadera naturaleza de Su Reino; y este error produjo la más
perniciosa influencia sobre sus temperamentos y conductas cuando se dio Su primera
venida a esta tierra.
El
sentido en el que ellos miraban a las profecías mesiánicas halagaba su orgullo
y fomentaba su carnalidad. Ignoraban sus
necesidades espirituales y se hinchaban con una falsa persuasión de que Dios
estaba muy interesado en sus peculiares intereses terrenos por ser descendientes
carnales de Abraham (Juan 8:39y41) “Respondieron
y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de
Abraham, las obras de Abraham haríais”. De allí que la vida humilde, la Sana Doctrina de Cristo y los santos reclamos del Señor Jesús
fueron amargamente rechazados por ellos (Juan 8:48y59) “48
Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que
tú eres samaritano, y que tienes
demonio? 59 Tomaron
entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del
templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue”; (Lucas 19:14) “Pero sus
conciudadanos le aborrecían, y enviaron
tras ÉL una embajada, diciendo: No
queremos que éste reine sobre nosotros”. Aunque Jehová Dios había hecho
muchos anuncios a través de los profetas de Israel que el Mesías ocuparía el OFICIO REAL, Jehová Dios dio indicios claros de que ÉL
sería muy diferente a los monarcas de la
tierra (Isaías 53:2) “Subirá
cual renuevo delante de ÉL, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en ÉL, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo
para que le deseemos”. Aunque el dominio y reinado del Mesías había
sido descrito a través de símbolos materiales, se había dejado claridad que su
reino no sería de este mundo. Jehová Dios por medio de Zacarías lo predijo: (Zacarias 9:9) “He aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando
sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”. Cuán diferente fue el esplendor que asumieron los soberanos de la
tierra. Qué contraste entre su asno y los magníficos carros reales. La
pobreza que caracterizó el aspecto real de Jesús era una evidencia de que su Reino
no sería temporal. Jesucristo no es solamente “Rey de los santos” (Apocalipsis 15:3) “Y cantan el cántico
de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor Dios Todopoderoso; Justos
y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos”, sino también, “Rey de
las naciones” (Jeremías 10:7) “¿Quién
no te temerá, oh Rey de las naciones? Porque a ti es debido el temor; porque entre todos los sabios de las
naciones y en todos sus reinos, no
hay semejante a TI”. Jesucristo
Reina sobre toda la humanidad, y sobre
todos aquellos que no se someten a Él como Redentor, los cuales estarán frente a ÉL como Juez.
(Salmo 2:9) “Los quebrantarás con
vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás”. Ahora bien, el Reino
de Jesucristo, considerado en sus aspectos espiritual e interno, dice nuestro Padre
Celestial, es “RECIBIDO” por los creyentes, esto es, ellos
participan de sus privilegios y bendiciones. Como el Reino de Jesucristo
no es de este mundo, sino “CELESTIAL”
(2 Timoteo 4:18) “Y el Señor me librará de toda obra mala, y
me preservará para su Reino Celestial. A ÉL sea Gloria por los siglos de los siglos. Amén”. Desde el lado Divino,
entran a través de la vivificación del Espíritu Santo, porque, (Juan 3:3) “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que
no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Desde el lado
humano, ellos entran cuando arrojan las armas de su rebelión y toman el yugo de
Jesucristo sobre ellos, porque (Juan 18:3) “Judas, pues, tomando una
compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los
fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas”. (Mateo 18:3) “y dijo: De cierto os
digo, que si no os volvéis y os
hacéis como niños, no
entraréis en el Reino de los Cielos”. Esto es cuando trasladamos
nuestra lealtad de satanás a Jesucristo, que pudimos decir: (Colosenses 1:13) “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado
al Reino de su amado Hijo”. Aquellos que han recibido el Evangelio con
un corazón honesto han sido admitidos y han sido hechos participantes del Reino
de Jesucristo. “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible”. Definamos qué es lo que hemos recibido en
nosotros. La palabra “recibiendo” significa que obtenemos este reino de
otro: (1 Tesalonicenses 2:12) “Y os
encargábamos que anduvieseis como es
digno de Dios, que os llamó a su Reino y Gloria”.
(Santiago 2:5) “Hermanos míos
amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a
los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del Reino
que ha prometido a los que le aman?”. (Mateo
25:34) “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para
vosotros desde la fundación del mundo”.
Al afirmar que se trata de un Reino
“que no se puede mover”, nuestro Padre Celestial enfatiza una vez más la gran
superioridad del cristianismo sobre el judaísmo, y también muestra que el Reino
de Jesucristo es diferente a todos los reinos en la tierra, los cuales están
sujetos a convulsiones y conmociones. Este “reino inconmovible” no es más que otro nombre para las “cosas inconmovibles” que “permanecen”. Este Reino es la
sustancia y realidad de lo que fue tipificado en la economía mosaica. Hemos
recibido un Reino que no será movido, ni da lugar a una nueva dispensación. El
canon de la Escritura es ahora completo, el Espíritu de la profecía ha cesado,
el misterio de Dios ha sido consumado. Él ha puesto su última mano sobre esto.
Predicador de la Sana Doctrina de Cristo: Víctor.
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