|
“LA
LETRA MATA MAS EL ESPÍRITU VIVIFICA”
Cuando
hemos estado enfatizando la importancia de aprender más de la Palabra, de
aumentar el Conocimiento de las Sagradas Escrituras,
de CRECER en la Sana Doctrina
de Cristo para adquirir la Sabiduría de Jehová Dios. Cuando Estudiamos,
las Sagradas Escrituras, por medio de la Sana Doctrina de Cristo, y con la
ayuda del Espíritu Santo, tendremos un correcto entendimiento de lo que está
Escrito, porque la Sana Doctrina de Cristo nos ayudará a no salirnos de lo que
está en las Sagradas Escrituras ya que ésta Doctrina es la que Nuestro Padre
Celestial, le dio a su Hijo Jesucristo que nos la Enseñara; Veamos algunos
testimonios de nuestro Señor Jesucristo: (Hch.
10:36) “Dios envió mensaje
a los hijos de Israel, anunciando el
Evangelio de la paz por medio de Jesucristo; Éste es Señor de todos”. (Juan 3:31) “El que de ARRIBA VIENE, ES SOBRE TODOS; El que es de la tierra, es
terrenal, y cosas terrenales habla; EL QUE VIENE DEL CIELO, es
sobre todos”. (Juan 5:30) “No puedo YO hacer nada por mí mismo;
Según oigo, así juzgo;
Y Mi Juicio es Justo, porque NO busco MI Voluntad, sino la Voluntad del que me envió, la
del Padre”. (Juan 7:15-18) “15 Y se maravillaban los judíos,
diciendo: ¿Cómo sabe éste letras,
sin haber estudiado? 16 Jesús les respondió y dijo: Mi Doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. 17 El que quiera hacer la Voluntad de
Dios, conocerá si la Doctrina es de
Dios, o si YO hablo por mi
propia cuenta. 18 El que
habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; Pero el que busca la Gloria
del que le envió, éste es verdadero,
y no hay en él injusticia”. (Juan 8:28)
“Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces
conoceréis que YO SOY, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así
hablo”. (Juan 12:49 y 50) “49 Porque YO NO he Hablado por Mi propia cuenta; El Padre que me envió, ÉL
me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de Hablar. 50
Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo
como el Padre me lo ha dicho”. (Juan
14:10 y 24) “10 ¿No crees que Yo Soy en el Padre,
y El Padre en Mí? Las palabras que YO os hablo, NO las Hablo por mi propia cuenta,
sino que el Padre que mora en Mí,
ÉL hace las obras. 24 El que no me
ama, no guarda mis Palabras; Y la
Palabra que habéis oído NO es mía, sino
del Padre que me envió”. (Juan
17:8 y 14) “8 porque las palabras que me diste, les he dado; Y ellos las recibieron, y han conocido Verdaderamente que salí de
Ti, y han creído que tú me
enviaste. 24
Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde YO
estoy, también ellos estén conmigo, para que vean Mi Gloria que me has dado;
Porque me has amado desde antes de la fundación del mundo”. Entonces como podemos comprobar por
nosotros mismos, en las Sagradas Escrituras, nos damos cuenta que,
muchísimas enseñanzas en muchísimos Seminarios y Universidades Teológicas, se
instruyen y aprenden que, por medio de las Ciencias exactas de la rama de
Teología, podemos aprender, que Dios piensa y también a interpretar su Palabra
de acuerdo al contexto en la época en que se escribieron, las costumbres, el
carácter del escritor, en fin una serie de mentiras; Porque la Verdad, es que
el único Actor de toda la Escritura Sagrada es Jehová Dios, el único Carácter
es el de Él, porque nadie Escribió lo que quiso, sino lo que por medio del
Espíritu Santo, le fue inspirado que Escribiera. (2 Pedro 1:19 al 21) “19
Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar
atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día
esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; 20 entendiendo primero esto, que
ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 21 porque nunca la profecía fue traída
por voluntad humana, sino que los
santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.
(2 Timoteo 3:16) “Toda la Escritura
es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia”. Entonces, la Palabra de Dios Escrita es Buena, siempre y
cuando esté siendo enseñada por medio de la Sana Doctrina de Cristo, y con la
condición de que el Espíritu Santo esté guiando, cuando estamos Escudriñando
las Sagradas Escrituras. Pongámoslo de ésta forma: ¡¡¡Todo conocimiento sin sustento en las Sagradas Escrituras es
falso!!! Y, además, el sustento NUNCA debe de ser bueno, si se da
como tal, medio versículo, o uno, o dos, aislados
versículos, debe, de tener como sustento, un GRAN, CONTEXTO
de las Sagradas Escrituras.
Nunca
debemos de perder ésta regla de Oro para escudriñar las Sagradas Escrituras: (Efesios 4:13)
“Hasta que todos lleguemos a la
unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a UN
VARÓN PERFECTO, a la medida
de la estatura de la plenitud de Cristo”. Para empezar, primeramente, para, llegar a la unidad de la fe,
tenemos que estar dentro de la Sana
Doctrina de Cristo. En segundo lugar, tenemos que tener el conocimiento
de Jesucristo, y les recuerdo que en su testimonio Escrito dice que, de Él, no
es la Doctrina, sino del Padre que le envió. Y, en tercer lugar, para poder
llegar a la medida del Varón Perfecto se consigue solamente y exclusivamente
por ésta Enseñanza: (2Juan 1:9)
“Cualquiera que se extravía, y NO
PERSEVERA en la Doctrina de Cristo, no tiene a Dios; EL QUE PERSEVERA en la Doctrina
de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo”. Creo con toda sinceridad, que si
no estos Estudiando las Sagradas Escrituras, por medio de la Sana Doctrina de
Cristo, estás en el camino equivocado y tu fe está siendo mal cimentada.
De entrada, quiero decirte que el
Conocimiento de las Sagradas Escrituras, es básico para poder experimentar una
saludable vida cristiana, de otra manera seríamos víctimas fáciles del enemigo
y de nuestra propia carne. Y, Si, el Conocimiento de las Sagradas Escrituras,
fuera malo, entonces ¿Qué tendríamos que hacer con ella? Les diré qué: ESTUDIARLA, por medio de la Sana
Doctrina de Cristo, y digo esto porque ya a todo le llaman “sana doctrina”, y te aclaro NO ES SANA sí, hay
interpretación de seres humanos en medio de la Enseñanza, esto sería doctrinas
de hombres. ¡Bendito Conocimiento es este! De la Sana Doctrina de Cristo. Si el
Conocimiento de las Sagradas Escrituras, fuera malo, entonces ¿Cómo podríamos
Obedecer? Les diré qué: ESTUDIARLA, porque gracias a Dios, ¡Bendito
conocimiento es este! (1 Corintios 8:1) “En
cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos Conocimiento. El Conocimiento envanece, pero
el amor edifica”. Muchos de los
cristianos en la actualidad se refugian y justifican con aquello de que “el
Espíritu les lleva a toda verdad” o que, “aun en las noches les enseña su
conciencia”, defendiéndose, diciendo que sólo con el celo por Dios es
suficiente, haciendo de la ignorancia ésta Palabra: (Juan 5:39) “Escudriñad
las Escrituras; Porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la Vida
Eterna; Y ellas son las que dan Testimonio de Mí”. Quizás muchos lo han
aprendido de la boca de su pastor que es de los legalistas de lo que ellos
llaman la “sana doctrina”. Otros
quizás en algún congreso “profético de avivamiento y de milagros”, o en algún
libro de alguno de esos falsos apóstoles actuales de la “prosperidad”, quien sabe. Lo que sí sé, es que reconocer que el
conocimiento de la Palabra de Dios es sumamente importante, para conocer a
Jehová Dios; Porque¨, ¿Cómo es posible conocer a nuestro Padre Celestial, si no
es por Su Palabra? Pero veamos, qué es lo que en realidad enseña, Jehová Dios
por medio del apóstol Pablo a todos nosotros, poniendo el ejemplo de los corintios, que eran, sumamente
engreídos muchos de ellos.
Ahora
veamos lo que nuestro padre Celestial nos habla por medio del apóstol Pablo, cuando
empleó esta frase: “La letra mata, el espíritu vivifica”,
y nos daremos cuenta que nada tiene que ver con lo que todos estos cristianos
tibios y desinteresados realmente en las cosas de Dios quieren decir, o
aquellos que son ignorantes y andan un tanto confundidos.
Cuando el apóstol Pablo, Escribe a los
corintios, y en ese contexto, primeramente, les hace defensa de su ministerio.
Veamos el texto: (2 Corintios 3:4 al 6)
“4 Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; 5 NO
que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, 6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un NUEVO PACTO, NO de la letra, sino del espíritu; Porque
la letra mata, más el Espíritu Vivifica”. Sabemos de la dureza
de muchos de aquellos corintios, y de cómo eran tan fácilmente moldeables, a la
doctrina de los falsos apóstoles de aquel tiempo, tal y como ocurre ahora. Nada
ha cambiado. Por esta razón, nuestro Padre Celestial nos da este ejemplo de la
vida de Pablo, cuando hace una defensa de la fe y de su ministerio como canal
de expresión y ENSEÑANZA de
la fe. Esta confianza de Pablo,
insiste él, no es en sí mismo, sino en Dios, y en ese sentido exime su
debilidad como hombre falible con honestidad ante nosotros los lectores de este
último tiempo. Pablo confiaba tanto en Dios que, en su llamado, nos
dice una Verdad, que quizás algo oculta a los ojos de ellos, engreídos muchos
de ellos (1 Corintios 4:8) “Ya
estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis,
para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!”. Esta Verdad es que ÉL y los que
estaban con ÉL, fueron constituidos por Dios “ministros competentes de
un nuevo pacto…” cómo vimos arriba de éste párrafo, en el V-6.
Este
“NUEVO PACTO” es el que todos conocemos.
Es el PACTO de Dios hacia los hombres
por Jesucristo, y en Jesucristo.
Por medio del apóstol Pablo nos dice a todos que él fue escogido por Dios para
dar a conocer esta BENDICIÓN DIVINA.
Este “NUEVO PACTO” es
efectivo en misericordia hacia el creyente, porque suministra el perdón de Dios, cosa que el anterior pacto NO hacía. En
cambio, la “LETRA”, entendemos aquí, que se refiere a
la ley y su exigencia de cumplimiento, no podía cumplir su requisito más básico de amor y misericordia:
Al perdonar al pecador. Por lo tanto, Cuando nuestro Padre Celestial nos habla por medio del apóstol Pablo,
“De un Nuevo Pacto, NO de la
Letra, sino del espíritu” en: 2 Corintios 3:6, se está refiriendo a
esto mismo. El Nuevo Pacto es el del Espíritu, el antiguo pacto es el de la
letra, es decir, la ley mosaica. Hasta aquí ya podemos entender mejor el
sentido de lo que ahora acabaremos de ver y comprender.
La letra no es en sí las Sagradas
Escrituras, no es el conocimiento de las Sagradas Escrituras, no es en sí la
Palabra Escrita. La letra a la que se refiere, nuestro Padre Celestial, por
medio del apóstol Pablo, es la Ley en
su exigencia de cumplimiento por parte del hombre, exigencia que jamás nadie
pudo cumplir, por esta razón, que
la letra, mata (V-6). Ahora
les pregunto ¿La letra mata? Sí. LA LETRA, exige santidad de Jehová Dios Santo a una humanidad caída. MATA, porque produce muerte, ya
que NADIE excepto Jesús, pudo
cumplir con estas exigencias Divinas. La LETRA MATA de DOS maneras: Resulta en una
muerte en vida. Tenemos el ejemplo del mismo Pablo antes de conocer a
Jesús. Él pensaba que agradaba a Dios porque
buscaba el cumplir con la letra de la ley, pero estaba muerto en sus
pecados, como él mismo lo dice: (1
Timoteo 1:13) “Habiendo yo sido
antes blasfemo, perseguidor e injuriador; Mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en
incredulidad”. Resulta en
muerte espiritual eterna. Por su misma incapacidad de salvar, la letra
(la ley exigida) enviaba a aquel que pretendía justificarse por el cumplimiento
de la misma a la perdición eterna: (Romanos
10:2 al 4) “2 Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios,
pero no conforme a ciencia. 3 Porque ignorando la justicia de Dios,
y procurando establecer la suya
propia, no se han sujetado a
la justicia de Dios; 4
porque el fin de la ley es Cristo,
para justicia a todo aquel que cree”.
Entendiendo
más sobre el propósito de la Ley, por medio del ejemplo de la vida del apóstol
Pablo en el Libro de: (Romanos 7:7 al 11) “7 ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna
manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; Porque tampoco conociera la codicia,
si la ley no dijera: No codiciarás. 8 Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; Porque sin la ley el pecado está muerto.
9 Y yo sin la ley vivía en un
tiempo; Pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. 10 Y hallé que el mismo mandamiento que
era para vida, a mí me resultó para muerte; 11 Porque el pecado, tomando
ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató”. Es
una realidad en éste tiempo que haya
creyentes de índole judaizante que tengan la Ley como algo incluso superior a
Cristo, y aún en cierto modo se avergüencen de este Nombre, cuando fue
Él, Jesucristo, el único que
pudo cumplir con este Divino requisito indispensable de santidad, (Colosenses 2:13 al 17) “13 Y a
vosotros, estando muertos en pecados
y en la incircuncisión de vuestra
carne, os dio vida juntamente
con ÉL, perdonándoos todos
los pecados,14 Anulando el acta de los decretos
que había contra nosotros,
que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 15
y despojando a los principados y a
las potestades, los exhibió
públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. 16 Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a
días de fiesta, luna nueva o días de reposo, 17 todo lo cual es sombra
de lo que ha de venir; Pero el cuerpo es de Cristo”. NO para sí mismo ya que era Jesucristo
Justo, sino para nosotros,
los que esperamos en Él.
La
Ley revela lo que hay en el hombre. Pero la Ley no conoce la misericordia.
De ahí que mata. Mata, o más bien declara la muerte del hombre, quien es
incapaz de cumplirla en sí o por sí mismo. La Ley básicamente resume la
exigencia de un Dios Santo. En los
comienzos del siglo XX estuvieron caracterizados por una actividad muy dinámica
del movimiento pentecostal en todo México. Los evangelistas de cruzadas y
grandes campañas al aire libre parecían seguir un patrón marcado de la creencia
de que si eres bautizado por el Espíritu Santo debes de hablar lenguas. No cabe
duda que fueron años en los que miles de personas oyeron por primera vez la predicación de las Sagradas Escrituras, de
alguien sin sotana. Alguien podría resumir algunos aciertos de dicho movimiento
pentecostal; Sin embargo, uno de sus
mayores, sino el más grande de sus desaciertos, fue haber enarbolado una
bandera con la siguiente consigna: “LA MUCHA LETRA MATA, PERO EL
ESPÍRITU VIVIFICA”. Lo acomodaron así porque como es de costumbre de los
pentecostales, es tomar poquito de aquí y poquito de allá para
formar su propia versión, veamos de donde tomaron esta herejía: (Hechos
26:24y25) “24 Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo:
Estás loco, Pablo; Las muchas letras
te vuelven loco. 25 Mas él
dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y
de cordura”. Y lo combinaron con otra parte de (2 Corintios 3:6) “el cual asimismo nos hizo ministros competentes
de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; Porque la letra mata, más el Espíritu Vivifica”.
En todas partes y en todos los tiempos
ha existido siempre el mismo problema de no reconocer al siervo de Dios, cómo
autoridad, en nuestras vidas, veamos un ejemplo en la vida y ministerio del
apóstol Pablo. En corinto había disputas internas entre ellos y Pablo les habla
diciendo: (1 Corintios 1:10y11) “10
Os ruego, pues, hermanos, por el Nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa,
y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo
parecer. 11 Porque he sido
informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas”.
Para el momento en que la segunda carta es escrita ya había un problema
adicional, muchos habían ido con
cartas de recomendación como judíos y supuestamente recomendados por los doce,
(al parecer algunos creían que Pablo no
podía ser reconocido como Apóstol por no ser de los doce). El judaísmo estaba haciendo todo por
mantener las tradiciones propias de su religión mezcladas con el cristianismo
naciente. Así estoy, mis hermanos que les traigo la Sana Doctrina de
Cristo, y les enseño que todos somos iguales, porque todos somos un Cuerpo,
cómo Iglesia; Esto es verdad, pero también es verdad que Jesucristo me ha dado
Autoridad sobre todos Ustedes cómo siervo de Dios: (Hebreos 13:17) “Obedeced
a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; Porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; Para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es
provechoso”. Así también, Pablo apela al argumento de que él no
necesitaba una carta de recomendación para ser aceptado porque sus cartas eran
ellos mismos. La prueba de que él era evidentemente un apóstol
llamado por Cristo era que ellos se habían convertido (1 Corintios 1:4 al 9) “4 Gracias doy a mi Dios siempre por
vosotros, por la Gracia de Dios que
os fue dada en Cristo Jesús; 5
porque en todas las cosas fuisteis
enriquecidos en ÉL, en toda
Palabra y en toda Ciencia;
6 así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, 7 de tal manera que nada os falta en
ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; 8 el
cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.
9 Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su
Hijo Jesucristo nuestro Señor”. Si Pablo no era reconocido como
Apóstol, entonces su conversión no pudo ser genuina.
Por
lo tanto;
Mi carta, de recomendación al igual que el apóstol Pablo, porque
no existe ninguna diferencia, porque es la misma fe preciosa, mi
prueba de apostolado, son Ustedes en su conversión.
NO, necesito al igual que Pablo, otra carta, expedida por hombres en esta
tierra, al mismo tiempo les deja saber que dicha carta es Escrita por Jesucristo
por medio del Espíritu Santo y que del “PAPEL”,
el papel, son sus propios corazones, en contraste con la ley
que sus enemigos querían introducir de manera encubierta. (2 Corintios 3:1 al 3) “1 ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a
nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación
para vosotros, o de recomendación de vosotros? 2 Nuestras cartas sois
vosotros, Escritas en
nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; 3 siendo
manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, Escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios Vivo;
No en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón”.
Ahora con ésta evidencia de Las Sagradas Escrituras te pregunto, por tu propio
bien, estabilidad y equilibrio en tu vida espiritual: ¿Me reconoces cómo tu apóstol y pastor? Esto se llama cobertura espiritual cuando Dios
está madurando al movimiento apostólico con la Palabra profética más segura: (Efesios 6:17) “Y tomad el yelmo de la
salvación, y la Espada del Espíritu,
que es la Palabra de Dios”. No queremos ni necesitamos una
formalidad religiosa que apaga el fuego de Dios, pero sí necesitamos la
Sana Doctrina de Cristo que nos da forma, un protocolo establecido que pueda
permitir que fluya lo que es de Dios y al mismo tiempo impedir a los que solo
quieren dañar. Una de las cosas
necesarias es la cobertura espiritual.
Predicador de la Sana Doctrina de Cristo: Víctor. Si usted no tiene la
intención de guardar esta hoja, tenga la amabilidad de entregarla a otra
persona interesada. Para la difusión gratuita entre cristianos, se permite fotocopiar
esta hoja (por favor no cambiar el texto).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario