martes, 5 de enero de 2016

LA SANA DOCTRINA DE CRISTO NOS ENSEÑA CÓMO HACER UN BUEN CIMIENTO PARA EL GRAN TEMPLO DE JEHOVÁ DIOS

LA SANA DOCTRINA DE CRISTO NOS ENSEÑA CÓMO HACER UN BUEN CIMIENTO PARA EL GRAN TEMPLO DE JEHOVÁ DIOS
¿Verdad que siempre que edificamos, lo más importante es el cimiento? Pero hay gente que piensa lo contrario, es por esta razón que existen tantos fracasos llenos de lamentaciones que ya no tienen caso, por esta razón dice Jesús en la biblia: (Mat 7:26) “Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina”. La Sana Doctrina de Cristo nos enseña que seamos entendidos a la Palabra Escrita como lo dice por medio de Daniel: (Daniel 12:3,10) “3 Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. 10 Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán”. (Proverbios 4:18) “Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. La integridad es el valor más importante para la correcta cimentación del Gran Templo de Jehová Dios en los corazones de los entendidos que practican la justicia tal como lo dice Jehová Dios.

La verdad es que tenemos que orar mucho, para que nuestro Padre Celestial nos de entendimiento de su Palabra para ponerla por obra (Efesios 1:17-23) “17 Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él, 18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,19 y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, 20 la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, 21 sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; 22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”.

Deseo tratar siete principios de la integridad que espero nos inspiren para que este atributo propio de Jesucristo, para que sea un rasgo de carácter fundamental en nuestra vida. La integridad es el cimiento de nuestro carácter dónde Jesucristo por medio del Espíritu Santo quiere edificar un Gran Templo en nuestro corazón, para que el Espíritu Santo restaure necesita poner todo nuevo, para que así el Santo Espíritu de Jehová Dios y el de Jesucristo moren en nuestro corazón. Porque nuestras vidas hasta ahora tiene los cimientos con cuarteaduras y si edificamos sobre estos cimientos debilitados por sus rajaduras que han sido según la carne tal como lo dice la Sana Doctrina de Cristo en: (Gálatas 5:16,17) “16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”.

Entonces tenemos estas dos alternativas (1) Hacer todo lo posible por reforzarlos y edificar un templo de mucho menos peso y grandiosidad que lo que previamente se había esperado. (2) desechar todos los años de esfuerzo y trabajo de lo mal que nos han enseñado y hemos aprendido de las religiones en donde hemos andado antes, porque es necesario quitar todo y reemplazar el cimiento con uno de Palabra Pura y Verdadera, Sana Escritura que es lo óptimo para este Gran Templo para Jehová Dios, porque tiene que soportar el gran peso de su Santidad; (1Corintio 3:16,17) “16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, Santo es”.

Esto dijo Jehová Dios por medio del profeta Isaías: (Isaías 57:15) “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la Santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”. Lo confirma Dios en el libro de los Hechos (Hechos 7:48-50) “48 si bien el Altísimo no habita en templos hechos de mano, como dice el profeta: 49 El cielo es mi trono, y la tierra el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor; ¿O cuál es el lugar de mi reposo? 50 ¿No hizo mi mano todas estas cosas?”. (Hechos 17:24,25) “24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, 25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues ÉL es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas”.

(Efesios 2:19-22) “19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, 20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;22 en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu”.

(Juan 14:17-24) “21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. 22 Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? 23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi Palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. 24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió”.

El Gran Templo es porque tendrá que soportar el Gran peso de la Santidad de Jehová Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo. La integridad es el cimiento sobre el cual se edifican el carácter y una vida semejante a la de Jesucristo. Si en ese cimiento hay fisuras, entonces no soportará el peso de otros atributos propios de Jesucristo que deben edificarse sobre él. ¿Cómo podemos ser humildes si carecemos de la integridad para reconocer nuestras propias debilidades? ¿Cómo podemos cultivar la caridad hacia los demás si no somos totalmente honrados en nuestros tratos con ellos? ¿Cómo podemos arrepentirnos y ser limpios si sólo le decimos al pastor una parte de la verdad? La integridad está a la raíz de toda virtud.

Las vidas nuevas en Cristo son como las matemáticas; Cuando comienzas a hacer una suma incorrectamente, cuanto más pronto lo reconozca, y te detengas y la vuelvas a comenzar, más rápido podrás seguir. Asimismo, no podemos seguir adquiriendo de manera honesta otras virtudes cristianas hasta que en primer lugar hagamos de la integridad el cimiento importante de nuestras vidas. En algunos casos, esto tal vez requiera que pasemos por el doloroso proceso de arrancar el cimiento actual edificado sobre el engaño y reemplazarlo, piedra por piedra, con un cimiento de integridad. Sin embargo, se puede hacer.
La integridad no es hacer solamente lo que es lícito, sino aquello que sea moral o vaya de acuerdo con las enseñanzas de Cristo. Quizás sea lícito cometer adulterio, tal vez sea lícito tener relaciones físicas antes del matrimonio, quizás sea lícito decir chismes; pero ninguna de esas acciones es moral ni propia de Cristo. La integridad no es sólo adherirse al código legal; es también adherirse a un código moral más elevado. (Efesios 4:13-16) “13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un Varón Perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15 sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”.

La integridad toma decisiones basadas en implicaciones eternas. Cuando perdemos la verdadera visión de Dios en nuestras vidas entonces perdemos la perspectiva eterna; nuestro destino no son las palmaditas en nuestro hombro y que nos digan hooo, que bien, y que obtengamos buenas calificaciones, sino llegar a ser como Jesucristo. ¿De qué sirve ser aceptados a la sociedad de prestigio, si perdemos nuestra exaltación en el proceso? Cada vez que alguien hacemos trampas, cambiamos nuestra primogenitura por un guiso de lentejas (Génesis 25:29–34) “29 Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo,  cansado, 30 dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto, fue llamado su nombre Edom.31 Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. 32 Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?33 Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. 34 Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura”. Con su falta de visión, ha optado tener un billete hoy en vez de una riqueza infinita en la vida venidera.

La integridad no es de mirar a corta distancia; no es sólo un cambio provisional de conducta; es un cambio permanente de naturaleza. (1Corintios 2:14-16) “14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”. (2Corintios 2:14-17) 14 Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. 15 Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; 16 a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente? 17 Pues no somos como muchos, que medran falsificando la Palabra de Dios, sino que, con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo”.

El cambiar nuestra naturaleza, y no sólo nuestro comportamiento, se ve facilitado al tener la perspectiva eterna de que somos hijos de Dios, de que tenemos en nuestro interior una chispa de Su divinidad, y de que mediante la Expiación podemos llegar a ser como Jesucristo: el modelo perfecto de la integridad. (Efesios 2:1-3) “1 Y Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos,  y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”.

La integridad es dar a conocer toda la Verdad y nada más que la Verdad que es la Sana Doctrina de Cristo. Creo firmemente que nuestro Padre Celestial es Bueno que puede tolerar nuestras debilidades y errores, siempre que demostremos un deseo y un esfuerzo por arrepentirnos. De esto se trata la Expiación; pero no creo que fácilmente tolere un corazón engañoso o una lengua mentirosa. Si tú tienes dificultad para obedecer entonces te falta integridad. (Hch. 5:29) “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”. (Gálatas 3:1-5) “1 ¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? 2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? 3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? 4 ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano.5 Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?”.

En la integridad no hay pretextos ni excusas de las que tenemos siempre. Hay cierta nobleza en el hombre o en la mujer que reconoce sus debilidades y se responsabiliza de ellas sin excusas ni pretextos. Muchos de nosotros ponemos excusas para no hacer la obra de Dios. Al igual cuando cometemos algún pecado ponemos excusas o pretextos para no admitir que hemos fallado.

ALGUNOS EJEMPLOS de quienes pusieron excusas para no aceptar su error.
Desde el principio de la creación vemos las excusas del hombre cuando falla. (Gen.3:12,13) “12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí”.
1. Él hombre echó la culpa a Dios. Su excusa fue. “LA MUJER QUE TÚ ME DISTE”. V.12.
2. La mujer echó la culpa a la serpiente. Su excusa fue “LA SERPIENTE ME ENGAÑO”. V.13. Ninguno de los dos acepto su culpa, pero Dios los culpo directamente a ellos, sus excusas no los justificaron.

Abraham. “POR MIEDO”. V.11. (Gen.20:2,11) “2 Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana. Y Abimelec rey de Gerar envió y tomó a Sara. 11 Y Abraham respondió: Porque dije para mí: Ciertamente no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer”. Cuando Abraham mintió, y Abimelec lo enfrento, Abraham se excusó.
Igualmente, Isaac. (Gen.26:7) “7 Y los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer; y él respondió: Es mi hermana; porque tuvo miedo de decir: Es mi mujer; pensando que tal vez los hombres del lugar lo matarían por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso aspecto. 9 Y llamó Abimelec a Isaac, y dijo: He aquí ella es de cierto tu mujer. ¿Cómo, pues, dijiste: Es mi hermana? E Isaac le respondió: Porque dije: Quizá moriré por causa de ella”. Cuando mintió al decir que su esposa era su hermana su excusa fue. “EL TEMOR”. V.9. Pero eso no era excusa para mentir y que otros pecaran.
Moisés puso muchas excusas cuando Dios lo llamo para que fuera a sacar al pueblo de Israel de Egipto, veamos:
1. ¿Quién soy yo? Ex.3:11.
2. ¿Cuál es su nombre? Ex.3:13.
3. ¿Y si no me creen? Ex.4:1.
4. ¿Nunca he sido hombre elocuente? Ex.4:10.

Él rey Saúl, también puso excusas cuando no obedeció al mandamiento de Dios. (1Sam.15:21,24,25) “21 Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal. 24 Entonces Saúl dijo a Samuel:  Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado, 25 y vuelve conmigo para que adore a Jehová”. Su excusa fue “EL PUEBLO”. Él echó la culpa al pueblo. “POR TEMOR AL PUEBLO Y ESCUCHAR SU VOZ”. V.24. pero tampoco Dios acepto su excusa.

Como los de la parábola de la gran cena. (Lucas.14:15-24) “15 Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios. 16 Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. 17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado.
18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses.19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. 20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. 21 Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. 22 Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. 23 Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. 24 Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena”. Todos comenzaron a excusarse:
1- Uno que había comprado un terreno.
2- Él otro que había comprado cinco yuntas de bueyes.
3- Él otro que se había casado. Todos pusieron excusas.

NOSOTROS TAMBIÉN CAEMOS EN MUCHAS EXCUSAS O PRETEXTOS.
Cuando no nos reunimos. (Heb.10:23) “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió”. Ponemos muchos pretextos. “El trabajo-Enfermedad- Cansancio- Algún mandado urgente- O que algún familiar nos visitó de lejos y no podíamos dejarlo solo”. Todo esto es solo excusas para no reunirnos.
La predicación. (Mat.28:18-20) “18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. También ponemos muchas excusas para no ir a predicar como No tengo tiempo- No sé cómo hablarles a las personas de Cristo- No sé leer- Estoy cansado. No hay excusas para no predicar el evangelio. (1 Cor.9:16,17) “16 Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! 17 Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada”.

Cuando pecamos muchos ponen la excusa de satanás me la puso difícil- No pude resistir la tentación- Era muy grande la tentación. Todo es excusa para no admitir su culpa del pecado que cometió, ninguna tentación es sobre humana. (1 Cor.10:13) “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. ¿Por qué no decir? “Yo quise pecar, pero ahora me arrepiento”.

Cuando muchos se retiran de la iglesia y se van al mundo ponen excusas como “Los hermanos no me quieren- No me visitan- No me saludan- Son indiferentes conmigo-No me quieren ayudar- Él hermano tiene algo contra mí”. Pero la verdad es que ya no quieren seguir a Cristo, pero como no quieren aceptarlo les echan la culpa a otros, pensando que así están justificados, engañándose ellos mismos. (Gálatas 6:3) “Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña”. (1Corintios 3:18) “Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio”.

Cuando nos comprometemos en alguna actividad de la iglesia “Y cuando llega el día decimos hoy no puedo mañana si- Tengo que ir hacer un mandado”- Cuando ya habíamos dado nuestra palabra. Son solamente excusas nuestro “SI DEBE SER SI, NUESTRO NO DEBE SER NO”. (Mat.5:37) “Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede”; (2 Cor.1:17-20) “17 Así que, al proponerme esto, ¿usé quizá de ligereza? ¿O lo que pienso hacer, lo pienso según la carne, para que haya en mí Sí y No? 18 Mas, como Dios es fiel, nuestra palabra a vosotros no es Sí y No. 19 Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él; 20 porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios”; (Sant.5:12) “Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación”.
Si hemos dicho “SI” cumplamos no pongamos excusas creyendo que estamos bien. (Ec.5:4-6) “4 Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. 5 Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. 6 No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?”. La integridad es guardar nuestros convenios y compromisos, aun cuando no sea conveniente. La integridad es el valor para hacer lo correcto a pesar de las consecuencias y la inconveniencia que nos cauce el servirle a Jehová Dios.

Ejemplos de personas que pecaron y no pusieron excusas o pretextos por su pecado.
David con Betsabe. (2Sam.12:13) “Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás”. David no echa la culpa a Betsabe, por bañarse en un lugar donde pudiera ser vista por alguien. (2 Sam.11:2) “Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa”. Si no que acepto su culpa de haber pecado contra Dios. Muchos caen en fornicación y adulterio y dicen “Es que ella me sedujo, o ella me provoco”. Todo es excusas. O cuando codiciamos. (Mat.5:28) “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. Decimos es que estaba desnuda- o es que usa faldas muy cortas o vestidos muy ajustados. David no echo la culpa a nadie, solo a él.
Acán peca, pero no puso excusas, él acepto su pecado. (Josue.7:20) “Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho”.
Pedro no echo la culpa a nadie cuando negó al Señor. (Mat.26:75) “Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente”. Acepto su culpa no puso excusas diciendo. Es que me provocaron, o me iban a matar, o todos estaban contra mí.
Judas no puso excusas cuando vendió al Señor. (Mat.27:4) “diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú!”. Él dijo “HE PECADO ENTREGANDO SANGRE INOCENTE”. Miremos que dijo “HE PECADO”. No dijo
Hemos pecado, porque ustedes me indujeron a entregarlo. Él acepto su culpa.

Él Hijo pródigo. (Lucas.15:18-20) “18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”. Él acepto su culpa dijo “HE PECADO CONTRA EL CIELO Y CONTRA TI”. Él no echa la culpa a nadie, no puso pretexto como. Bueno mi padre tiene la culpa, por haberme hecho caso y haberme dado la herencia, si no me hubiera hecho caso yo no estaría aquí. Él no puso excusas.
La gente que oyó la predicación de Pedro (Hechos.2:37) “Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?”. No pusieron excusas. No dijeron es que los sacerdotes, y los ancianos nos indujeron a pedir a Barrabas”. (Marcos.15:11) “Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase más bien a Barrabás”. Ellos no pusieron ese pretexto, si no que aceptaron su culpa.

Muchos fallan y no aceptan su culpa, y ponen excusas o pretextos, pero esto no los justifica. Porque tendrán que pagar por su pecado. Al igual nosotros, aunque pongamos excusas por nuestros pecados no vamos a ser justificados. Pagaremos por nuestras fallas. (2 Cor.5:10) “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”. Otros fallamos y es necesario que aceptemos nuestra culpa, sin poner excusas o pretextos, es lo que nosotros debemos de hacer cuando fallemos, aceptemos nuestra culpa humildemente y corrijamos nuestra falla. Una de las más grandes necesidades para aquellos en el ministerio de hoy día es que los ministros de Dios anden en la integridad. Él nos ha llamado ser diferente del mundo, no tanto en nuestra apariencia sino en nuestro carácter. Porque el mundo tanto falta la integridad, cuando la demostramos en nuestro camino diario, esto nos aparta del mundo y ayuda demostrar el carácter de Jesucristo en los cristianos verdaderos.

(Salmo 15:1-5) “1 Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? 2 El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón. 3 El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche alguno contra su vecino. 4 Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová. El que, aun jurando en daño suyo, no por eso cambia; 5 Quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente admitió cohecho. El que hace estas cosas, no resbalará jamás”. Jehová: ¿Quién habitará en tu Tabernáculo?, ¿Quién morará en tu Monte Santo? Esta es una pregunta trascendental en la vida de todo cristiano. Y la respuesta la encontramos en el mismo Salmo 15. ¿Quiénes estarán en la Iglesia perfecta de Jesucristo? 1. El que anda en integridad. 2. El que hace justicia. 3. El que habla verdad. 4. El que no calumnia. 5. El que no hace mal a su prójimo. 6. El que presta sin interés. 7. El que no acepta soborno.
EL QUE ANDA EN INTEGRIDAD: La integridad- Significa, ser intachable que no le falta a ninguna de sus partes, el integro- Es un hombre que busca lo Perfecto- Maduro- Completo en Cristo. Delante de Dios. (Deuteronomio.18:13) “Perfecto serás delante de Jehová tu Dios”.
Esta perfección solo se logra a través de la Biblia. (2 Timoteo.3:16-17) “16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
EL QUE HACE JUSTICIA: La Justicia- Es un sentimiento de rectitud y equidad que gobierna nuestra conducta. Debemos de practicar la justicia. (Ezequiel.18:8,9) “8 que no prestare a interés ni tomare usura; que de la maldad retrajere su mano, e hiciere juicio verdadero entre hombre y hombre, 9 en mis ordenanzas caminare, y guardare mis decretos para hacer rectamente, éste es justo; éste vivirá, dice Jehová el Señor”.
EL QUE HABLA VERDAD: Siempre hablemos la verdad cueste lo que cueste, no hablamos mentira para escarparnos de algún problema que tengamos, o salir del paso. Ninguna mentira procede de la verdad. (1Juan.2:21) “No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad”. Si somos hijos de Dios, ninguna mentira saldrá de nuestra boca.
EL QUE NO CALUMNIA: La palabra Calumnia- Significa acusación falsa hecha maliciosamente contra alguien para causar daño y perjudicar a alguien. No debemos de practicar este pecado. (Leviticos.6:2) “Cuando una persona pecare e hiciere prevaricación contra Jehová, y negare a su prójimo lo encomendado o dejado en su mano, o bien robare o calumniare a su prójimo”.
EL QUE NO HACE MAL A SU PROJIMO: Hagamos el bien, ya que Dios nos va a recompensar por esta obra, no busquemos nuestro propio bien, sino el de los demás. (1 Corintios.10:24) “Ninguno busque su propio bien, sino el del otro”.
EL QUE PRESTA SIN INTERES: Cuando prestemos no prestemos por interés, sino hagámoslo para hacer el bien, y ayudar a la persona que tiene problema. Debemos de prestar sin desesperación a que nos paguen. (Lucas.6:34,35) “34 Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto. 35 Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos”.
EL QUE NO ACEPTA SOBORNO: Por este pecado del soborno las leyes no se cumplen con rectitud, como deben cumplirse, ya que los jueces, la policía, los abogados se prestan para este pecado del soborno y no cumplen las leyes rectamente. No debemos permitir el soborno. ¿Por qué? El soborno ciega los ojos. (Exodo.23:8) “No recibirás presente; porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos”; (Deuteronomio.16:19) “No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos”; (Eclesiastes.7:7) “Ciertamente la opresión hace entontecer al sabio, y las dádivas corrompen el corazón”.
La santidad nunca fue, y ni es bien vista en el mundo, es más, es causa de burla y es combatida con sus maldades, iniquidades y con toda clase de abominaciones. Si queremos un día morar con Cristo por toda la eternidad, debemos permitir que el Espíritu Santo, nos vaya santificando cada día más. AMEN

PREDICADOR DE LA SANA DOCTRINA DE CRISTO: Pastor Víctor Ramón Preciado Balderrama; Mi interés es que me des la oportunidad de servirles pues me queda muy claro que mi llamado no es de ser titular sino el de servir y que la Sana Doctrina de Cristo corra como un río poderoso arroyando toda basura de ignorancia. Por favor si les interesan estos materiales escríbanme pidiéndomelos a cualquiera de los siguientes correos, y con mucho gusto y en el amor a Cristo se los enviaré inmediatamente sin cuestionar nada y que el Espíritu Santo los dirija y los lleve por buen camino, solo les pido en este mismo amor NO LO VENDAN: lo recibes de gracia dalo de gracia.
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