LA
SANA DOCTRINA DE CRISTO NOS ENSEÑA CÓMO HACER UN BUEN CIMIENTO PARA EL GRAN
TEMPLO DE JEHOVÁ DIOS
¿Verdad que siempre que edificamos, lo
más importante es el cimiento? Pero hay gente que piensa lo contrario, es por
esta razón que existen tantos fracasos llenos de lamentaciones que ya no tienen
caso, por esta razón dice Jesús en la biblia:
(Mat 7:26) “Pero cualquiera que me
oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que
edificó su casa sobre la arena; 27
y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu
contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina”. La Sana Doctrina de Cristo
nos enseña que seamos entendidos a la Palabra Escrita como lo dice por medio de
Daniel: (Daniel 12:3,10) “3 Los
entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan
la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. 10 Muchos serán limpios, y
emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los
impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán”. (Proverbios 4:18) “Mas la senda de los justos es como la luz de la
aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. La integridad es el valor más importante para la correcta cimentación
del Gran Templo de Jehová Dios en los corazones de los entendidos que practican
la justicia tal como lo dice Jehová Dios.
La
verdad es que tenemos que orar mucho, para que nuestro Padre Celestial nos de
entendimiento de su Palabra para ponerla por obra (Efesios 1:17-23) “17
Para que el Dios de nuestro Señor
Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él, 18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis
cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria
de su herencia en los santos,19 y
cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según
la operación del poder de su fuerza, 20
la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra
en los lugares celestiales, 21 sobre
todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se
nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; 22 y sometió todas las cosas bajo sus
pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23 la cual es su cuerpo, la plenitud de
Aquel que todo lo llena en todo”.
Deseo
tratar siete principios de la integridad que espero nos inspiren para que este
atributo propio de Jesucristo, para que sea un rasgo de carácter fundamental en
nuestra vida. La integridad es el
cimiento de nuestro carácter dónde Jesucristo por medio del Espíritu Santo
quiere edificar un Gran Templo en nuestro corazón, para que el Espíritu Santo restaure
necesita poner todo nuevo, para que así el Santo Espíritu de Jehová Dios y el
de Jesucristo moren en nuestro corazón. Porque
nuestras vidas hasta ahora tiene los
cimientos con cuarteaduras y si
edificamos sobre estos cimientos debilitados por sus rajaduras que han sido según la carne tal como lo dice
la Sana Doctrina de Cristo en: (Gálatas
5:16,17) “16 Digo, pues: Andad en
el Espíritu, y no satisfagáis
los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la
carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y
éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”.
Entonces
tenemos estas dos alternativas (1) Hacer todo lo posible por reforzarlos y edificar un templo
de mucho menos peso y grandiosidad que lo que previamente se había esperado. (2) desechar todos los años de esfuerzo y trabajo de lo mal que
nos han enseñado y hemos aprendido de las religiones en donde hemos andado
antes, porque es necesario quitar
todo y reemplazar el cimiento
con uno de Palabra Pura y Verdadera, Sana Escritura que es lo óptimo para este
Gran Templo para Jehová Dios, porque tiene que soportar el gran peso de su
Santidad; (1Corintio 3:16,17) “16
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el
Espíritu de Dios mora en vosotros? 17
Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el
templo de Dios, el cual sois
vosotros, Santo es”.
Esto
dijo Jehová Dios por medio del profeta Isaías:
(Isaías 57:15) “Porque así dijo el
Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo
habito en la altura y la Santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu,
para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”. Lo confirma Dios en el libro de los Hechos (Hechos
7:48-50) “48 si bien el Altísimo
no habita en templos hechos de mano, como dice el profeta: 49 El cielo es mi trono, y la tierra el estrado de mis pies. ¿Qué
casa me edificaréis? dice el Señor; ¿O cuál es el lugar de mi reposo? 50 ¿No hizo mi mano todas estas cosas?”.
(Hechos 17:24,25) “24 El Dios que hizo el mundo y todas
las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos
humanas, 25 ni es honrado por manos de hombres, como si
necesitase de algo; pues ÉL es quien da a todos vida y aliento y todas las
cosas”.
(Efesios
2:19-22) “19 Así que ya no sois extranjeros ni
advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de
Dios, 20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo
Jesucristo mismo, 21 en
quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo
en el Señor;22 en quien vosotros
también sois juntamente edificados
para morada de Dios en el Espíritu”.
(Juan
14:17-24) “21 El que tiene
mis mandamientos, y los
guarda, ése es el que me ama;
y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
22 Le dijo Judas (no el Iscariote):
Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? 23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi Palabra guardará; y mi Padre
le amará, y vendremos a él, y
haremos morada con él. 24 El que no me ama, no guarda mis
palabras; y la palabra que habéis
oído no es mía, sino del Padre que me envió”.
El
Gran Templo es porque tendrá que soportar el Gran peso de la Santidad de Jehová
Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo. La integridad es el
cimiento sobre el cual se edifican el carácter y una vida semejante a la de Jesucristo.
Si en ese cimiento hay fisuras, entonces
no soportará el peso de otros atributos propios de Jesucristo que deben
edificarse sobre él. ¿Cómo podemos ser humildes si carecemos de la integridad
para reconocer nuestras propias debilidades? ¿Cómo podemos cultivar la
caridad hacia los demás si no somos totalmente honrados en nuestros tratos con
ellos? ¿Cómo podemos arrepentirnos y ser
limpios si sólo le decimos al pastor una parte de la verdad? La integridad
está a la raíz de toda virtud.
Las
vidas nuevas en Cristo son como las matemáticas;
Cuando comienzas a hacer una suma incorrectamente, cuanto más pronto lo
reconozca, y te detengas y la vuelvas a comenzar, más rápido podrás seguir. Asimismo, no podemos seguir adquiriendo de
manera honesta otras virtudes cristianas hasta que en primer lugar hagamos de
la integridad el cimiento importante de nuestras vidas. En algunos casos,
esto tal vez requiera que pasemos por el doloroso proceso de arrancar el
cimiento actual edificado sobre el engaño y reemplazarlo, piedra por piedra,
con un cimiento de integridad. Sin embargo, se puede hacer.
La integridad no es hacer solamente lo que es
lícito, sino aquello que sea moral o vaya de acuerdo con las enseñanzas de
Cristo. Quizás sea
lícito cometer adulterio, tal vez sea lícito tener relaciones físicas antes del
matrimonio, quizás sea lícito decir chismes; pero ninguna de esas acciones es
moral ni propia de Cristo. La integridad no es sólo adherirse al código legal;
es también adherirse a un código moral más elevado. (Efesios 4:13-16) “13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la
fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un
Varón Perfecto, a la medida
de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera
de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean
con astucia las artimañas del error, 15
sino que, siguiendo la verdad en amor,
crezcamos en todo en aquel que es la
cabeza, esto es, Cristo, 16
de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las
coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro,
recibe su crecimiento para ir
edificándose en amor”.
La integridad toma decisiones basadas en implicaciones
eternas. Cuando perdemos la verdadera visión de Dios en
nuestras vidas entonces perdemos la perspectiva eterna; nuestro
destino no son las palmaditas en nuestro hombro y que nos digan hooo, que bien,
y que obtengamos buenas calificaciones, sino llegar a ser como Jesucristo. ¿De
qué sirve ser aceptados a la sociedad de prestigio, si perdemos nuestra
exaltación en el proceso? Cada vez que
alguien hacemos trampas, cambiamos nuestra primogenitura por un guiso de
lentejas (Génesis 25:29–34) “29 Y guisó Jacob un potaje; y volviendo
Esaú del campo, cansado, 30 dijo a Jacob: Te ruego que me des a
comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto, fue llamado su
nombre Edom.31 Y Jacob respondió: Véndeme
en este día tu primogenitura. 32 Entonces
dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la
primogenitura?33 Y dijo Jacob:
Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. 34 Entonces Jacob dio a Esaú pan y del
guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así
menospreció Esaú la primogenitura”. Con
su falta de visión, ha optado tener un billete hoy en vez de una riqueza
infinita en la vida venidera.
La
integridad no es de mirar a corta distancia; no es sólo un cambio provisional de conducta; es un
cambio permanente de naturaleza. (1Corintios 2:14-16) “14 Pero
el hombre natural no percibe las
cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las
puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 15 En cambio el espiritual juzga todas
las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 16
Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros
tenemos la mente de Cristo”. (2Corintios
2:14-17) “14 Mas a Dios gracias,
el cual nos lleva siempre en triunfo
en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. 15 Porque para Dios somos grato olor de Cristo en
los que se salvan, y en los que se pierden; 16 a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos
olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente? 17 Pues no somos como muchos, que medran falsificando la Palabra de Dios, sino que,
con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo”.
El
cambiar nuestra naturaleza, y no sólo nuestro
comportamiento, se ve facilitado al tener la perspectiva eterna de que somos
hijos de Dios, de que tenemos en nuestro interior una chispa de Su divinidad, y
de que mediante la Expiación podemos llegar a ser como Jesucristo: el modelo
perfecto de la integridad. (Efesios
2:1-3) “1 Y Él os dio vida
a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
2 en los cuales anduvisteis en otro
tiempo, siguiendo la corriente de
este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu
que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en
los deseos de nuestra carne, haciendo
la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos
por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”.
La integridad es dar a conocer toda la Verdad y
nada más que la Verdad que es la Sana Doctrina de Cristo. Creo firmemente que nuestro
Padre Celestial es Bueno que puede tolerar nuestras debilidades y errores,
siempre que demostremos un deseo y un esfuerzo por arrepentirnos.
De esto se trata la Expiación; pero no
creo que fácilmente tolere un corazón engañoso o una lengua mentirosa. Si tú
tienes dificultad para obedecer entonces te falta integridad. (Hch. 5:29) “Respondiendo
Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los
hombres”. (Gálatas 3:1-5) “1 ¡Oh
gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para
no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente
entre vosotros como crucificado? 2
Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de
la ley, o por el oír con fe? 3 ¿Tan
necios sois? ¿Habiendo comenzado por
el Espíritu, ahora vais a
acabar por la carne? 4 ¿Tantas cosas habéis padecido en vano?
si es que realmente fue en vano.5
Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo
hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?”.
En la integridad no hay pretextos ni excusas de las
que tenemos siempre. Hay
cierta nobleza en el hombre o en la mujer que reconoce sus debilidades y se
responsabiliza de ellas sin excusas ni pretextos. Muchos
de nosotros ponemos excusas para no hacer la obra de Dios. Al igual cuando
cometemos algún pecado ponemos excusas o pretextos para no admitir que hemos
fallado.
ALGUNOS
EJEMPLOS de quienes pusieron excusas para no aceptar su error.
Desde el principio de la creación
vemos las excusas del hombre cuando falla. (Gen.3:12,13)
“12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del
árbol, y yo comí.
13
Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la
mujer: La serpiente me engañó, y comí”.
1.
Él hombre echó la culpa a Dios. Su excusa fue. “LA MUJER QUE TÚ ME DISTE”. V.12.
2.
La mujer echó la culpa a la serpiente. Su excusa fue “LA SERPIENTE ME ENGAÑO”.
V.13. Ninguno de los dos acepto su
culpa, pero Dios los culpo directamente a ellos, sus excusas no los
justificaron.
Abraham. “POR MIEDO”. V.11. (Gen.20:2,11) “2 Y dijo
Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana. Y Abimelec rey de Gerar envió y tomó a
Sara. 11 Y Abraham respondió: Porque
dije para mí: Ciertamente no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por
causa de mi mujer”. Cuando Abraham mintió, y Abimelec lo enfrento, Abraham se excusó.
Igualmente,
Isaac.
(Gen.26:7) “7
Y los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer; y él respondió:
Es mi hermana; porque tuvo miedo de decir: Es mi mujer; pensando que tal vez
los hombres del lugar lo matarían por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso
aspecto. 9 Y llamó Abimelec a Isaac,
y dijo: He aquí ella es de cierto tu mujer. ¿Cómo, pues, dijiste: Es mi
hermana? E Isaac le respondió: Porque dije: Quizá moriré por causa de ella”. Cuando mintió al decir que su esposa era su
hermana su excusa fue. “EL TEMOR”. V.9.
Pero eso no era excusa para mentir y que otros pecaran.
Moisés puso muchas excusas cuando Dios lo
llamo para que fuera a sacar al pueblo de Israel de Egipto, veamos:
1.
¿Quién soy yo? Ex.3:11.
2.
¿Cuál es su nombre? Ex.3:13.
3.
¿Y si no me creen? Ex.4:1.
4.
¿Nunca he sido hombre elocuente? Ex.4:10.
Él
rey Saúl, también puso excusas cuando no obedeció al mandamiento de Dios.
(1Sam.15:21,24,25) “21
Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para
ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal. 24 Entonces Saúl dijo a Samuel:
Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus
palabras, porque temí al pueblo y
consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado, 25 y vuelve conmigo para que adore a
Jehová”. Su excusa fue “EL PUEBLO”. Él echó la culpa al pueblo. “POR
TEMOR AL PUEBLO Y ESCUCHAR SU VOZ”. V.24. pero tampoco Dios acepto su excusa.
Como
los de la parábola de la gran cena. (Lucas.14:15-24)
“15 Oyendo esto uno de los que
estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en
el reino de Dios. 16 Entonces Jesús
le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. 17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los
convidados: Venid, que ya todo está preparado.
18
Y todos a una comenzaron a excusarse.
El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que
me excuses.19 Otro dijo: He comprado
cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. 20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por
tanto no puedo ir. 21 Vuelto el
siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de
familia, dijo a su siervo: Ve pronto por
las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los
cojos y los ciegos. 22 Y dijo el
siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. 23 Dijo el señor al siervo: Ve
por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi
casa. 24 Porque os digo que
ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena”. Todos comenzaron a excusarse:
1-
Uno que había comprado un terreno.
2-
Él otro que había comprado cinco yuntas de bueyes.
3-
Él otro que se había casado. Todos pusieron excusas.
NOSOTROS
TAMBIÉN CAEMOS EN MUCHAS EXCUSAS O PRETEXTOS.
Cuando
no nos reunimos.
(Heb.10:23) “Mantengamos firme, sin fluctuar, la
profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió”. Ponemos muchos pretextos. “El
trabajo-Enfermedad- Cansancio- Algún mandado urgente- O que algún familiar nos
visitó de lejos y no podíamos dejarlo solo”. Todo esto es solo excusas para no reunirnos.
La
predicación.
(Mat.28:18-20) “18 Y Jesús se acercó y les habló
diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a
todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo; 20 enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”.
También ponemos muchas excusas para
no ir a predicar como No tengo tiempo- No sé cómo hablarles a las
personas de Cristo- No sé leer- Estoy cansado. No hay excusas para no predicar el evangelio. (1 Cor.9:16,17) “16 Pues si anuncio el
evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta
necesidad; y ¡ay de mí si no
anunciare el evangelio! 17 Por
lo cual, si lo hago de buena voluntad,
recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido
encomendada”.
Cuando
pecamos muchos ponen la excusa de satanás me la puso difícil- No pude resistir la
tentación- Era muy grande la tentación. Todo es excusa para no admitir su culpa del
pecado que cometió, ninguna tentación es sobre humana. (1 Cor.10:13) “No os
ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no
os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también
juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. ¿Por qué no decir? “Yo quise pecar, pero
ahora me arrepiento”.
Cuando
muchos se retiran de la iglesia y se van al mundo ponen excusas como “Los hermanos no me
quieren- No me visitan- No me saludan- Son indiferentes conmigo-No me quieren
ayudar- Él hermano tiene algo contra mí”. Pero la verdad es que ya no quieren seguir
a Cristo, pero como no quieren aceptarlo les echan la culpa a otros, pensando
que así están justificados, engañándose ellos mismos. (Gálatas 6:3) “Porque
el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña”. (1Corintios 3:18) “Nadie se engañe a sí
mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante,
para que llegue a ser sabio”.
Cuando
nos comprometemos en alguna actividad de la iglesia
“Y cuando llega el día decimos hoy no puedo mañana si- Tengo que ir hacer un
mandado”- Cuando ya habíamos dado nuestra palabra. Son solamente excusas
nuestro “SI DEBE SER SI, NUESTRO NO DEBE SER NO”. (Mat.5:37) “Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que
es más de esto, de mal procede”; (2
Cor.1:17-20) “17 Así que, al
proponerme esto, ¿usé quizá de ligereza? ¿O lo que pienso hacer, lo pienso
según la carne, para que haya en mí Sí y No? 18 Mas, como Dios es fiel, nuestra palabra a vosotros no es Sí y
No. 19 Porque el Hijo de Dios,
Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí, Silvano
y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él; 20 porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén,
por medio de nosotros, para la gloria de Dios”; (Sant.5:12) “Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el
cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea
sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación”.
Si
hemos dicho “SI” cumplamos no pongamos excusas creyendo que estamos bien. (Ec.5:4-6)
“4 Cuando a Dios haces promesa, no
tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que
prometes. 5 Mejor es que no
prometas, y no que prometas y no cumplas. 6
No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue
ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya
la obra de tus manos?”. La integridad es guardar nuestros convenios
y compromisos, aun cuando no sea conveniente. La integridad es el valor para hacer lo
correcto a pesar de las consecuencias y la inconveniencia que nos cauce el
servirle a Jehová Dios.
Ejemplos
de personas que pecaron y no pusieron excusas o pretextos por su pecado.
David
con Betsabe.
(2Sam.12:13) “Entonces dijo David a Natán: Pequé contra
Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no
morirás”. David no echa la culpa a
Betsabe, por bañarse en un lugar donde pudiera ser vista por alguien. (2 Sam.11:2) “Y sucedió un día, al caer
la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la
casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual
era muy hermosa”. Si no que acepto su
culpa de haber pecado contra Dios. Muchos caen en fornicación y
adulterio y dicen “Es que ella me sedujo, o ella me provoco”. Todo es excusas. O cuando codiciamos. (Mat.5:28) “Pero
yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con
ella en su corazón”. Decimos es que
estaba desnuda- o es que usa faldas muy cortas o vestidos muy ajustados. David
no echo la culpa a nadie, solo a él.
Acán
peca,
pero no puso excusas, él acepto su pecado. (Josue.7:20)
“Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente
yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho”.
Pedro
no echo la culpa a nadie cuando negó al Señor. (Mat.26:75)
“Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes
que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente”.
Acepto su culpa no puso excusas
diciendo. Es que me provocaron, o me iban a matar, o todos estaban contra mí.
Judas
no puso excusas cuando vendió al Señor. (Mat.27:4) “diciendo: Yo he
pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a
nosotros? ¡Allá tú!”. Él dijo “HE PECADO ENTREGANDO SANGRE INOCENTE”. Miremos
que dijo “HE PECADO”. No dijo
Hemos pecado, porque ustedes me
indujeron a entregarlo. Él acepto su culpa.
Él
Hijo pródigo.
(Lucas.15:18-20) “18
Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y
contra ti. 19 Ya no soy digno de ser
llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo
vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello,
y le besó”. Él acepto su culpa dijo “HE PECADO CONTRA EL CIELO Y CONTRA TI”.
Él no echa la culpa a nadie, no puso pretexto como. Bueno mi padre tiene la culpa, por haberme hecho caso y haberme dado la
herencia, si no me hubiera hecho caso yo no estaría aquí. Él no puso excusas.
La
gente que oyó la predicación de Pedro (Hechos.2:37) “Al oír esto, se
compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones
hermanos, ¿qué haremos?”. No pusieron excusas. No dijeron es que los sacerdotes, y los ancianos nos indujeron a pedir a
Barrabas”. (Marcos.15:11) “Mas
los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase más
bien a Barrabás”. Ellos no pusieron ese pretexto, si no que aceptaron su culpa.
Muchos
fallan y no aceptan su culpa,
y ponen excusas o pretextos, pero esto no los justifica.
Porque tendrán que pagar por su pecado. Al
igual nosotros, aunque pongamos excusas por nuestros pecados no vamos a ser
justificados. Pagaremos por nuestras fallas. (2 Cor.5:10) “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos
ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho
mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”. Otros fallamos y es
necesario que aceptemos nuestra culpa, sin poner excusas o pretextos, es lo que
nosotros debemos de hacer cuando fallemos, aceptemos nuestra culpa humildemente
y corrijamos nuestra falla. Una de las
más grandes necesidades para aquellos en el ministerio de hoy día es que los
ministros de Dios anden en la integridad. Él nos ha llamado ser diferente
del mundo, no tanto en nuestra apariencia sino en nuestro carácter. Porque el mundo tanto falta la integridad,
cuando la demostramos en nuestro camino diario, esto nos aparta del mundo y
ayuda demostrar el carácter de Jesucristo en los cristianos verdaderos.
(Salmo
15:1-5) “1 Jehová,
¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? 2 El que anda en integridad y hace
justicia, y habla verdad en su corazón. 3
El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche
alguno contra su vecino. 4 Aquel a
cuyos ojos el vil es menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová. El
que, aun jurando en daño suyo, no por eso cambia; 5 Quien su dinero no dio a usura,
ni contra el inocente admitió cohecho. El que hace estas cosas, no resbalará
jamás”. Jehová: ¿Quién habitará en tu Tabernáculo?, ¿Quién morará en tu Monte
Santo? Esta es una pregunta trascendental en la vida de todo cristiano. Y la
respuesta la encontramos en el mismo Salmo 15. ¿Quiénes estarán en la
Iglesia perfecta de Jesucristo? 1. El
que anda en integridad. 2. El que
hace justicia. 3. El que habla
verdad. 4. El que no calumnia. 5. El que no hace mal a su prójimo. 6. El que presta sin interés. 7. El que no acepta soborno.
EL QUE ANDA EN INTEGRIDAD:
La integridad- Significa,
ser intachable que no le falta a ninguna de sus partes, el integro- Es un
hombre que busca lo Perfecto- Maduro- Completo en Cristo. Delante de Dios. (Deuteronomio.18:13) “Perfecto serás
delante de Jehová tu Dios”.
Esta
perfección solo se logra a través de la Biblia. (2 Timoteo.3:16-17) “16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y
útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
EL
QUE HACE JUSTICIA: La
Justicia- Es un sentimiento de rectitud y equidad que gobierna nuestra
conducta. Debemos de practicar la justicia. (Ezequiel.18:8,9) “8 que no
prestare a interés ni tomare usura; que de la maldad retrajere su mano, e
hiciere juicio verdadero entre hombre y hombre, 9 en mis ordenanzas
caminare, y guardare mis decretos para hacer rectamente, éste es justo; éste
vivirá, dice Jehová el Señor”.
EL
QUE HABLA VERDAD: Siempre
hablemos la verdad cueste lo que cueste, no hablamos mentira para escarparnos
de algún problema que tengamos, o salir del paso. Ninguna mentira procede de la
verdad. (1Juan.2:21) “No os he escrito como si ignoraseis la verdad,
sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad”. Si
somos hijos de Dios, ninguna mentira saldrá de nuestra boca.
EL QUE NO CALUMNIA: La palabra Calumnia- Significa
acusación falsa hecha maliciosamente contra alguien para causar daño y
perjudicar a alguien. No debemos de practicar este pecado. (Leviticos.6:2) “Cuando una persona pecare e hiciere prevaricación
contra Jehová, y negare a su prójimo lo encomendado o dejado en su mano, o bien
robare o calumniare a su prójimo”.
EL QUE NO HACE MAL A SU PROJIMO: Hagamos el bien, ya que Dios nos va a
recompensar por esta obra, no busquemos nuestro propio bien, sino el de los
demás. (1 Corintios.10:24) “Ninguno
busque su propio bien, sino el del otro”.
EL
QUE PRESTA SIN INTERES: Cuando
prestemos no prestemos por interés, sino hagámoslo para hacer el bien, y ayudar
a la persona que tiene problema. Debemos de prestar sin desesperación a que nos
paguen. (Lucas.6:34,35) “34 Y si prestáis a aquellos de quienes
esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a
los pecadores, para recibir otro tanto. 35 Amad, pues, a vuestros
enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro
galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los
ingratos y malos”.
EL
QUE NO ACEPTA SOBORNO: Por este
pecado del soborno las leyes no se cumplen con rectitud, como deben cumplirse,
ya que los jueces, la policía, los abogados se prestan para este pecado del
soborno y no cumplen las leyes rectamente. No debemos permitir el soborno. ¿Por
qué? El soborno ciega los ojos. (Exodo.23:8) “No recibirás
presente; porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras de
los justos”; (Deuteronomio.16:19) “No tuerzas el derecho; no hagas
acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los
sabios, y pervierte las palabras de los justos”; (Eclesiastes.7:7) “Ciertamente
la opresión hace entontecer al sabio, y las dádivas corrompen el corazón”.
La santidad nunca fue, y ni es bien
vista en el mundo, es más, es causa de burla y es combatida con sus maldades,
iniquidades y con toda clase de abominaciones. Si queremos un día morar con
Cristo por toda la eternidad, debemos permitir que el Espíritu Santo, nos vaya
santificando cada día más. AMEN
PREDICADOR
DE LA SANA DOCTRINA DE CRISTO: Pastor Víctor Ramón Preciado Balderrama; Mi interés es que me des la oportunidad de servirles pues me
queda muy claro que mi llamado no es de ser titular sino el de servir y que la
Sana Doctrina de Cristo corra como un río poderoso arroyando toda basura de
ignorancia. Por favor si les interesan estos materiales escríbanme pidiéndomelos a
cualquiera de los siguientes correos, y con mucho gusto y en el amor a Cristo
se los enviaré inmediatamente sin cuestionar nada y que el Espíritu Santo los dirija y los lleve por buen camino, solo
les pido en este mismo amor NO LO
VENDAN: lo recibes de gracia dalo de gracia.
http://viclaly5757.blogspot.com/?spref=fb viclaly5757.blogspot.com
https://www.bible.com/es/bible/149/jhn.6.rvr1960
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