Lerma, 27 de
Junio del 2012
SÍ,
SÍ CREEMOS EN LA VIRGEN MARÍA
Una de las preguntas que con
frecuencia la hacen a uno es, "¿Creen
ustedes en la Virgen María?" A veces he respondido, "Sí, creemos de tal grado que tratamos
de obedecer el único mandato bíblico. Ella mandó a que se hiciera todo lo que
decía Jesús." Pero, ¿qué en
realidad nos dice la Biblia acerca de ella?
LA
BIBLIA Y LA MADRE DE JESÚS
Los pasajes principales que se
refieren a María son: (Lucas 1-2,
8:19-21, 11:27-28, Mateo 1-2, 12:16-50, Juan 2:1-11, 19:25-27, Marcos 3:20-21,
31-35, Hechos 1:14 y Gálatas 4:4). Los escritores apostólicos usan el nombre de María 21 veces; más de la
mitad de ellas ocurre en Lucas 1-2 (12
veces) mientras que el evangelio de Juan no la menciona por nombre ni
siquiera una sola vez.
Encontramos
algo parecido en relación al nombre "virgen" aparece tres veces, una vez en Mateo 1:23 citando la
profecía de (Isaías 7:14) y dos veces en (Lucas 1:27) en el mismo
versículo.
Las
tres son referencias a ella antes del nacimiento de Jesús,
y no se le llama ella virgen después del
parto. Ni una sola vez es llamada
"esposa" de José. María se
refiere a sí misma como "sierva,"
dos veces, y el ángel Gabriel la llama
"muy favorecida."
El
nombre más usado para referirse a ella es "MADRE" y aparece
treinta-tres veces. Mateo y Juan lo utilizan diez veces cada uno,
y Lucas también diez veces en el primero y segundo capítulo. Casi
siempre la referencia es a "su
madre" o a "tu
madre," porque la gente habla de la madre de Jesús a Él o acerca de
ella.
Tres
veces el texto sagrado dice explícitamente la "MADRE DE JESÚS" (Juan
2:1, 3; Hechos 1:14) y una vez la "madre
del Señor" (Lucas 1:43).
En
ninguna de las treinta-tres veces aparece el nombre "MADRE" en la
boca de Jesús. En los evangelios la expresión que Jesús siempre usó fue
"mujer" (Juan 2:4; 19:26) y el apóstol Juan lo menciona estas dos
veces.
En total hay ocho referencias a ella
como "mujer", y es la
única forma que utiliza el apóstol Pablo, el escritor de los textos más
antiguos del Nuevo Testamento (Gálatas
4:4).
ESTAS
SON LAS ÚNICAS FORMAS INDISCUTIBLES
Para
referirse a ella en el Nuevo Testamento Son:
1.- MADRE (33 veces),
2.- MARÍA (21 veces),
3.- MUJER (8 veces) y
4.- VIRGEN (3 veces),
5.- SIERVA O ESCLAVA (2 veces) y
6.- MUY FAVORECIDA O LLENA DE GRACIA
(1 ves).
No
hay otro título bíblico para ella después del nacimiento de Jesús y no se
menciona el nacimiento de María. El nombre de María es la forma griega para
"MIRIAM", que en hebreo puede significar "FUERTE".
En total hay unas sesenta y ocho (68) referencias a ella en el Nuevo Testamento, y la forma de referencia
principal -- casi el 50 por ciento de
las veces -- es la de madre.
TAMBIÉN
EN LAS PROFECÍAS MESIÁNICAS principales que la mencionan (Isaías
7:14; Miqueas 5:2-4; Génesis 3:15), lo hacen en relación al
nacimiento de un Hijo especial que sería un rey o gobernante justo de paz. Su relación maternal con su Hijo le da a
Su madre su principal importancia en los escritos bíblicos. Era la madre
del Hijo de Dios.
EN
LOS EVANGELIOS, como Marcos, probablemente el primero que se escribió, tiene cuatro referencias a ella, una vez como María y tres veces como madre,
mientras Juan, el último en ser escrito, no usa su nombre ni una sola vez, pero
se refiere a ella diez veces como madre y dos como mujer.
Los otros dos evangelios son los que
tienen la vasta mayoría de las referencias a ella, y son los que tienen las
narraciones de infancia de Jesús.
De
los dos, Lucas demuestra un interés especial en ella (y en la participación de
otras mujeres), porque en toda probabilidad María
fue la fuente principal de estas narraciones infantiles de Jesús.
Gráficamente,
mencionan solamente un encuentro de Jesús con su madre durante su ministerio
público mientras que Juan menciona dos otras ocasiones y EN CADA CASO ELLA
ESTÁ SUJETA A LA VOLUNTAD DEL HIJO.
Es
muy notable que los apóstoles la relacionen principalmente como madre de Jesús;
la gracia divina y soberana la seleccionó para este propósito.
LE DIO VIDA HUMANA AL SER HUMANO QUE
LLAMAMOS NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO.
ERA
EL INSTRUMENTO PERSONAL DE DIOS para lograr la encarnación (Juan 1:14);
el Verbo se encarnó en ella. Como madre es testigo de la humanidad de
Jesús y a la vez de su origen divino.
Esta
maternidad de María es lo que señala su importancia en el evangelio y le da un
privilegio exaltado, favorecido y bendito sobre otros seres humanos.
Por
eso Elizabeth la proclamó, "Bendita tú entre las mujeres" (Lu 1:42).
Las escenas de la vida de
peregrinación de esta madre se llevaron a cabo en una ciudad de las montañas de
Judá, en Nazaret, en Belén, en Egipto, en el templo de Jerusalén y el viaje de
regreso a Nazaret, en Caná, en Galilea, en el monte Calvario y en el aposento
alto en Jerusalén.
Las
primeras escenas ocurrieron con la Anunciación de la concepción virginal del
Mesías y en la última en Jerusalén adorando a su Hijo junto a los demás
discípulos de la iglesia primitiva. Su vida en la Biblia comenzó en relación
con su Hijo; también la terminó de la misma manera, y la vivió siempre en su
sombra.
Por
eso se deriva su grandeza como madre, mujer, virgen y sierva de su íntima
relación con el Hijo que fue concebido de forma milagrosa.
COMO
MADRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO NOS PUSO UN EJEMPLO EXCELENTE DE FE CRISTIANA
QUE MERECE SER IMITADO
María
fue, es y siempre será un modelo de fe cristiana tanto para las mujeres como
para los hombres.
¿CÓMO
FUE ESA MADRE EJEMPLAR Y MODELO DE LA FE? Su ejemplo puede ser analizado en su
relación con Dios, con su familia y con otros de la comunidad.
SU
RELACIÓN CON DIOS
Fue
una mujer de fe que oraba, adoraba y conocía muy bien la Biblia. Posiblemente
se encontraba en oración en su casa cuando se le apareció el ángel Gabriel con
la promesa la cual ella creyó. Pero
definitivamente la oración de ella en un momento de crisis personal cuando
llegó a la casa de Elizabeth, su parienta, demuestra que era una mujer de fe
acostumbrada a la oración.
Su extensa oración, la “Magníficat” (cántico y una oración) en
Lucas 1:46-55, es a la vez una
meditación, un himno de regocijo mesiánico y de alabanza a Dios por su gran
poder, santidad, misericordia y fidelidad a ella y a su pueblo.
EXPRESA
SU GOZO POR SER EXALTADO SIENDO UNA SIMPLE ESPOSADA
A
UN POBRE CARPINTERO YA LLEGANDO A SER LA MADRE DEL MESÍAS.
POR
ESO SERÍA BIEN AVENTURADA POR GENERACIONES
Luego, con reverencia se refiere a
la historia de la redención en relación con su pueblo y los propósitos divinos
de la salvación. Pero la nota central gira
en torno a la misericordia de Dios para los humildes y pobres de Israel.
Además, esta oración contiene muchas
citas del Antiguo Testamento que era la Biblia de ella. Especialmente se ve que
memorizaba pasajes de los Salmos aunque hace referencia también a los libros
proféticos e históricos, a la ley, y a la sabiduría. Así María demuestra que tenía un conocimiento cabal de todas las
Sagradas Escrituras. Esto es un buen ejemplo para todos nosotros.
DEMOSTRABA
SU FE EN ADORACIÓN. Obedecía la ley llevando a Jesús
para ser dedicado y circuncidado en el templo como niño. También (Lucas 2:41) hace claro que cada año
ella obedecía la ley viajando a Jerusalén para la fiesta de la pascua. Si ella hacía todo esto, no podemos menos
que pensar que iba todos los sábados a la sinagoga para adorar a Dios en
comunidad de fe y estudiar las Santas Escrituras.
Otra
característica de su relación con Dios fue su humildad y su disposición a
obedecerle, a pesar de que Dios le pidió una cosa muy difícil para una
jovencita-señorita.
El ángel Gabriel se le apareció, y
le dijo que iba a concebir y a dar a luz a un Hijo. Eso fue incomprensible para
ella ya que no vivía con ningún hombre. Sin embargo, después de escuchar, con
una actitud humilde y obediente, inclinó su cabeza en sumisión a Dios,
diciendo, "He aquí, la sierva del
Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra" (Lucas 1:38).
Estaba dispuesta arriesgar a toda su
reputación y su futura felicidad matrimonial con su prometido -- aún más,
estaba dispuesta a arriesgar su propia vida, porque la ley de Moisés permitía
apedrear a las mujeres acusadas de adulterio (y evidentemente al principio no se lo creería José). Sin embargo,
humildemente abrazó de todo corazón la promesa, y se consagró totalmente como
"esclava" de Dios.
Como
madre ejemplar acompañó a su esposo al templo el octavo día de haber nacido su
Hijo. Los
dos fueron a la dedicación y circuncisión de Jesús y conforme a la ley
sacrificaron dos palomas. NO FUE
PARA UN BAUTIZO SINO PARA DEDICAR AL NIÑO JESÚS A DIOS (Lucas 2:21-32). Ambos
padres fueron.
Este ejemplo nos muestra claramente
que la religión no es solamente para las mujeres, los niños y los viejos. Ambos padres iban todos los años inclusive
el año que a la edad de DOCE AÑOS JESÚS TENÍA SUFICIENTES AÑOS PARA UNIRSE
OFICIALMENTE A LA RELIGIÓN.
Luego,
juntos la participación en el acto regular de la adoración era una de las
actividades más importantes de toda la familia,
pues no enviaban a ninguno de sus hijos en representación de ellos; tampoco
ella fue sola con su hijo, sino fueron todos los miembros de la familia juntos.
Así que ella supo relacionarse con toda
la familia de manera que hubo participación de todos.
Era una mujer de tanta fe que supo sufrir mucho sin alejarse de Dios.
No se amargó, y no culpó o maldijo a su Señor. Demostró ser fuerte ante la
tribulación tal como indica su nombre
María en hebreo.
ANTES
DE SUS NUPCIAS SUFRIÓ LA AMENAZA DE SER UNA DIVORCIADA
Según la costumbre de la época,
romper un compromiso de noviazgo se exigía un divorcio formal. Dio a luz en un
establo entre los animales lejos de su casa -- no en un hospital con toda la
atención médica que conlleva -- y tuvo su parto después de un largo viaje,
desde Nazaret hasta Belén, de más de un día tal vez viajando encima de un burro.
¿Será que ese viaje provocó los dolores
de parto y el nacimiento en Belén? En ese caso no ocurrió según los planes de
los padres, sino sí, conforme a los planes que Dios había anunciado mucho
antes. ¡Qué sufrimiento!
Como exilado tuvo que huir a Egipto,
un país extraño que hablaba otro idioma y tenía otras costumbres religiosas,
porque el Rey Herodes quería matar a su Hijo. Y como si todo eso no fue
suficiente sufrimiento, se le murió su amoroso y dedicado esposo, el sostén
moral y protector de la familia, el que ganaba el pan de cada día.
En
efecto, el evangelio de Lucas menciona a «los padres» de Jesús cuando éste ya
cuenta con 12 años (Lucas 2:41-50), pero no se menciona a José de Nazaret en
los Evangelios canónicos durante el ministerio público de Jesús, por lo que se
presume que murió antes de que éste tuviera lugar.
Se enviudó, pero gracias a Dios
tenía al Hijo Jesús para ayudarla trabajando y con todos los asuntos de la
familia. Pero su Hijo es especial, el Hijo de la promesa, se hizo un fanático
religioso. Tan fanático era que abandonó
el seno del hogar en Nazaret y viajaba dondequiera criticando públicamente la
religión de su madre, que a la vez era la religión tradicional de la familia.
Tan fanático era que un choque
violento entre los sacerdotes y autoridades religiosas y Jesús era inevitable.
Aun cuando parecía que su corazón iba a romperse por su Hijo, acompañó a los
hermanos de Jesús para hablar con Jesús y meterle razón, pero su Hijo
públicamente rehusó reconocerla a ella como su madre.
Jesucristo
dijo que todos los que hacían su voluntad eran su madre y hermanos.
¡Qué fanaticismo! (Marcos
3:32-35) “Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y
tus hermanos están afuera, y te buscan. El les respondió diciendo: ¿Quién es mi
madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él,
dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad
de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre”.
Pero
lo que partió su alma, fue cuando los soldados romanos arrestaron a su Hijo ya
famoso, y lo condenaron a la pena de muerte.
Como a un criminal común y corriente
fue condenado a una muerte cruel e injusta ante los ojos de todos, a morir
colgado en una cruz durante la fiesta sagrada de la Pascua. ¡Qué vergüenza para la madre de Jesús!
Tenía una vida llena de preocupaciones familiares y de trabajo por la cual su fe fue probada por espada, escándalo,
disensiones y contradicciones. Pero a pesar de padecer todos estos dolores y
angustias nunca se alejó de Dios, nunca lo culpó, nunca lo maldijo, nunca se
amargó. Siempre sabía sufrir con humildad y reverencia. ¡QUÉ EJEMPLO MÁS BONITO
PARA NOSOTROS! Venga lo que venga, amemos a Dios como ella.
SU
RELACIÓN CON SU FAMILIA
SU
RELACIÓN CON SU ESPOSO FUE IRREPROCHABLE. Le
acompañó al exilio cuando por medio de Herodes tenían que abandonar su patria y
vivir en el extranjero por varios años. Y cuando por fin podían regresar a
Nazaret, no dejó de estar a su lado.
Trabajaba
al lado de él como una ayuda idónea. Como carpintero
tal vez José tenía su taller en su patio o en un cuarto de la casa y necesitaba
la cooperación de ella para reparar muebles o hacerlos, o tal vez para aguantar
algo para poder serruchar, martillar o pegar las patas de un mueble. Si él trabajaba en una aldea griega
cercana, ella gustosamente preparaba las cosas esenciales para su viaje diario
ida y vuelta de la casa. Tal vez debido a la vejez José tenía que hacer
algo que él ya no tenía la fuerza de hacerlo solo. En tal caso ella siempre estuvo a su lado, aun para trabajar con las
exigencias del gobierno imperial de Roma. Le acompañó a Belén en estado de preñez, o a pie o sobre un burro, para
registrarse en el censo, aun cuando en toda probabilidad José pudo haber
cumplido con las disposiciones de la ley sin ella. También viajaba con él a
Jerusalén anualmente a la fiesta de la Pascua, aunque la ley exigía la
presencia sólo de los varones. PUSO UN
EJEMPLO IRREPROCHABLE COMO ESPOSA.
SU
TRATO CON TODA LA FAMILIA TAMBIÉN FUE IRREPROCHABLE.
Fue una madre amorosa que confiaba en su Hijo. Lo hacía aun cuando el Hijo fue
niño y tenía sólo doce años de edad. Al emprender el viaje de regreso a Nazaret
después de llevarlo al templo de Jerusalén, no sentía la necesidad de estar
siempre vigilándole. Confiaba en Jesús,
y aunque no lo veía, sentía que estaba seguro, pues era un joven responsable.
Creía que El estaba con la caravana con otros parientes, porque siempre
demostraba ser confiable. Pero después
de un día, descubrió que no estaba con ellos, pues ahora Jesús demostraba ser
MÁS RESPONSABLE A SU PADRE CELESTIAL QUE A SU MADRE TERRENAL.
Aun esa experiencia sorprendente
angustiosa y desagradable en el momento, por el susto y la inconveniencia que
les causó, no destruyó su confianza en su Hijo, aunque sí lo hizo meditar más
en su destino (Lucas 2:51). Seguía confiando en Jesús a pesar de que a
veces no le entendía (Lucas 2:50), y evidentemente no la defraudó otra vez
antes de cumplir la edad de treinta años.
A esa edad en una boda en Caná, Jesús
le respondió en forma sorprendente. Ella estaba confiada de que Jesús
resolvería el dilema de la falta de vino, por eso tomando iniciativa propia sin
que nadie le pidiera a interceder por ellos y debido a su confianza con Jesús y
a la vez su responsabilidad como anfitriona en la boda, le pidió ayuda.
Estaba segura que la ayudaría. Siempre la había ayudado en el pasado. ¿Por
qué no habría de hacerlo en ese momento? Por eso ella le hizo una petición
personal, pero la respuesta de Jesús le sorprendió: “Jesús le dijo: ¿Qué tienes
conmigo, mujer? Aún no ha venido mi
hora.” No le dijo ni siguiera "madre" sino mujer, un apodo respetuoso
pero mucho más impersonal (Jn 2:4).
Y
¿qué significaba esa pregunta enigmática? Fue dirigida a ella indudablemente debido a
una debilidad de María como madre. Como muchas madres han querido que el cordón
umbilical se quedara intacto, evidentemente ella estaba demasiado lenta en
cortarlo, en dejar a su Hijo independizarse como el Mesías, y Jesús no podía
esperar más.
Ya tenía treinta años de edad, le
quedaba poco tiempo para cumplir su misión en la vida. Con toda franqueza le
indicó que ya no podía obedecer a ella, que no podría preocuparse siempre por
los problemas de su madre.
YA
TENÍA QUE ATENDER DE VERDAD LOS NEGOCIOS DE SU PADRE CELESTIAL. Se
le aproximaba su hora final, pero aun no había llegado. Esta misma debilidad se
vio en ella también cuando acompañó a los hermanos de Jesús que creían que éste
se había vuelto loco. A pesar de esas
palabras que herían su corazón, seguía confiando en él para la solución del
problema de la boda, demostrándolo por medio de su orden que dio a sus siervos,
la única orden de ella en la Biblia, "Hagan todo lo que él les diga"
(Juan 2:5).
A
pesar de esta debilidad era una mujer que merecía el mejor cuidado posible de
su Hijo. Su amor maternal, su confianza y lealtad serían premiadas al final.
Cuando estaba junto a la cruz en la agonía final de Jesús, su Hijo no la negó,
sino se acordó de ella en medio de todos los dolores y sufrimientos de ambos. Se la encargó al mejor "hijo"
posible (Juan 19:26-27). Y ella lo merecía, porque ya de verdad se
encontraba confiando en su Hijo -- no en términos de ser un Hijo para resolver
los problemas personales y familiares, sino como el Mesías prometido para
resolver los problemas del pecado del mundo.
Si
mereció ser honrada por su lealtad a su Hijo en la hora de su muerte, también
nosotros debemos honrarla como una madre ejemplar de fe y como el medio humano
a través del cual el Eterno Dios Jehová hizo que su hijo amado Jesús tuviera
carne.
SU
RELACIÓN CON OTROS
Sobre
todo como mujer y madre, ejemplar cristiana se destacó la característica de ser
discreta con otros. Se mantuvo en silencio casi hermético acerca de la concepción virginal
de Jesús. No se jactaba o comentaba a cualquiera acerca de la conversación con
el ángel y la obra del Espíritu Santo en ella.
También tomó la precaución de llamar
a José "padre" al hablar
de él con Jesús (Lucas 2:48), y evidentemente los hermanos de Jesús
creían que lo era también. Debido a esta discreción de ella, todos los
aldeanos de Nazaret creían que José fue el padre de Jesús (Juan 6:42) y por eso lo identificaban como el Hijo del carpintero (Mateo 13:55).
Ella
sabía cuando callarse y cuando hablar; sabía en quien confiar y en quién no. Si
hubiera hablado de esa experiencia tan íntima,
¿qué hubiera pensado la gente de ella?
¿Qué era adúltera? ¿Qué había tenido relaciones extramaritales con algún
hombre, tal vez con algún soldado romano?
Pero
sí, sabía a quién divulgar los secretos más íntimos.
Los comunicó en privado con Elizabeth, su parienta, durante los tres meses que
vivió con ella. Sin embargo, esto ocurrió en íntima confianza y en privado
solamente varios días después de estar en cinta.
Aparentemente
por años los más íntimos de la familia fueron los únicos que sabían su secreto.
Eso y otras cosas más los guardaba en su corazón (Lu 2:51). Pero después supo en quien más confiar. Confió en el
Apóstol Lucas, y probablemente en Mateo también, porque los dos en sus
evangelios lo comunicaron a todos nosotros. Y así nos damos cuenta del ejemplo
sensato de esta doncella discreta.
También
era una persona dispuesta a asumir responsabilidades como líder en la
comunidad. Así fue su disposición cuando celebraron las bodas de Caná. Aceptó
el encargo de anfitriona, vigilando a que todo marchara bien en la recepción.
Pero cuando surgió un problema, sabía a quién acudir para resolverlo.
Nos dio el ejemplo de siempre acudir a su Hijo para conseguir ayuda para los
problemas de la vida y en especial en el matrimonio. Fue precisamente en Caná donde demostró que sabía dar buenos consejos y
órdenes prácticas (Juan 2:5). A pesar de la respuesta enigmática de Jesús,
sin sentirse ofendida, ordenó a los trabajadores a obedecerle en todo. Este es un consejo y un mandato que
nosotros también debemos obedecer. Todo lo que Jesús nos dice debemos cumplir
de corazón.
ERA
TAMBIÉN UNA MADRE VIRTUOSA QUE SABÍA HACER DECISIONES CORRECTAS.
Antes de casarse hizo la decisión
correcta de ser la esclava de Dios. Dio su consentimiento libre y obediente
de concebir al Hijo de Dios; nació esta decisión de un acto supremo de su fe.
Hizo la decisión correcta de estar siempre al lado de José. Hizo la decisión
correcta de comunicar el problema del vino a Jesús.
PERO
LA DECISIÓN QUE INDUDABLEMENTE FUE LA MÁS DIFÍCIL DE TODA SU VIDA FUE LA DE
CAMBIAR SU RELIGIÓN.
Sus padres la habían inculcado en una fe
y religión tradicional. Era la religión madre de la familia de ella y de su
esposo. Fue criada en la religión de
toda la familia. Pero tuvo que hacer una decisión de cambiar su religión o
rechazar a su Hijo como el Mesías, Señor y Salvador personal.
PERO
TOMÓ LA DECISIÓN CON FE Y VALOR. DECIDIÓ QUE IBA A ADORAR SÓLO A JESÚS. Así que el último acontecimiento narrado por Lucas sobre ella, el
último evento de su vida que está escrito en la Biblia, fue la experiencia de
asociarse con la nueva secta de los
cristianos que se reunían en el aposento alto después de la resurrección de
Jesús (Hch 1:12-14). Estuvieron unánimes en oración en espera del Espíritu
Santo -- no solamente ella y otras mujeres y los apóstoles sino también los
hermanos de Jesús.
Ella
como miembro de la nueva comunidad de fe fue obediente al Mesías,
esperando el descenso del Espíritu sobre ellos para darles poder especial.
Ella
también con sus oraciones imploraba la venida del Espíritu Santo en su vida,
aunque ya la había cubierto a ella en un momento con su poder como el ángel
Gabriel dijo (Lucas 1:35).
SÍ, SÍ CREEMOS EN LA VIRGEN
MARÍA. En
los días de Jesús era una mujer incomparable. Definitivamente creemos en
ella, aunque no aceptamos las tradiciones de adórala ni cultos y prenderle
veladoras.
NOSOTROS
CREEMOS TODO LO QUE LOS APÓSTOLES ESCRIBIERON EN LOS LIBROS BÍBLICOS BAJO LA
INSPIRACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO. Era una gran mujer, una mujer santa, bendita y virtuosa.
¿De
otra manera hubiera Dios haberla escogido entre todas sus parientes para ser la
madre del Mesías, el Hijo del hombre y el Hijo de Jehová Dios? ¿Permitiría Dios
a otra clase de mujer llevar al Mesías en su vientre por nueve meses?
Era una madre única, porque fue escogida por Dios para una función única en la
historia de la redención. Nadie más
ha tenido el privilegio de llevar en su vientre al Mesías del mundo.
Sí,
creemos que era una gran mujer, una madre dedicada y humilde y una madre muy
favorecida.
Sí,
fue una sierva especial de Dios, y creemos que debemos imitarla en nuestras
propias vidas.
Si
todo el mundo la imitara, tendríamos un mundo mucho mejor en
que vivir, y
Si
todos viéramos a ella en estos términos positivos,
más personas que la honran y son devotas a ella abrirían sus oídos y corazones
para obedecer su orden y escuchar todo
el evangelio de Cristo.
Muchas de estas personas que nos
preguntan si creemos en ella se sienten ligados a ella más emocional que
teológicamente, y por su contenido el evangelio de Lucas es el preferido a
recomendar para la lectura de estas personas que la aman a ella.
ESTUDIO en Lerma
por:
Pr. Víctor R.
Preciado Balderrama
http://viclaly5757.blogspot.com/?spref=fb
viclaly5757.blogspot.com
Buen día les invito con mucho respeto a visitar el
BLOGSPOT que Dios me ha regalado y que, con mucho amor he puesto algunos
estudios que Dios me ha regalado en revelación, Efesios 3:8.
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