miércoles, 20 de noviembre de 2019

¿EDIFICAS SOLO O CON JEHOVÁ DIOS?


Predica; 14 de Abril de 2019
¿EDIFICAS SOLO O CON JEHOVÁ DIOS?
Edificar tiene un significado muy amplio en lo material, pero también en lo espiritual; En nuestra vida hay cosas que nos edifican y otras que no, existen claramente proyectos en nuestra vida que queremos edificar y llevar adelante. Y por supuesto, nos dedicamos a edificar nuestro hogar, pero ¿Podemos hacerlo solos? Nuestro Padre Celestial, por medio de este salmo 127, nos aconseja claramente: (Salmo 127:1) "Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia". Quiero comentarles acerca de lo que he notado en mi vida, todo cuanto he emprendido está mal si no lo he hecho de acuerdo al Sagrado Manual, y que, todo lo que dicen las Sagradas Escrituras…, -absolutamente todo lo que dicen las Sagradas Escrituras ES VERAZ- (Proverbios 16:9)El corazón del hombre piensa su camino; Mas Jehová endereza sus pasos”. Me he pasado noches preocupado sin dormir, me he pasado a veces trabajando o estudiando cosas que no debía hacerlo... Lo mejor que hay, es que Jehová Dios nos guíe, por medio de: Jesucristo, El Espíritu Santo y su Palabra Escrita. Ahora en cada proyecto que se me ha cruzado por la cabeza le ruego a Jehová Dios, le suplico…: Padre amoroso, Jehová Dios de los Ejércitos, si es tu VOLUNTAD, que se dé, si no, por favor, NO lo permitas, para que NO invierta tiempo en vano. He trabajado en algunos proyectos que se me han ocurrido, que pudieran ser negocio, y no me funcionaron pese a trabajar hasta de noche, y en otras que las dejé casi por hacer, se ve que NO era la voluntad de Dios, porque NO hubo provisión de Dios y nunca multiplicó ni tampoco proveyó. Es bueno tener paz, es bueno pedirle a Dios, nuestro Padre Celestial, que enderece nuestros caminos, y que hagamos todo lo posible por ser su amado, un amado de Dios, y no un hijo desobediente del Padre, o preocupados y tristes agobiados por algo. Atención, por favor, hermanos porque nos va hacer muy bien si nos guiamos, con el Manual Divino, para hacer lo que a Jehová Dios le agrada y lo que no le agrada, y descansaremos en el Amado.

En muchas ocasiones tenemos planes perfectamente trazados, los recursos dispuestos, todo muy bien cronometrado; Pero lamentablemente nos encontramos dando vueltas en círculos, una y otra vez, y en el mismo lugar donde comenzamos. La pregunta es: ¿Cuánto estamos tomando en cuenta a Dios en nuestros planes, en nuestros proyectos? Es muy importante, comenzar bien el camino, y no que nos encontrásemos con Dios a la mitad de él, sino empezarlo juntos. Edificar, va más allá de esto, es además de caminar, también trabajar en conjunto con Jesucristo; Jehová Dios conoce los anhelos de nuestro corazón, y sabe que es aquello que queremos, incluso antes que lo digamos (Salmos 1:6) “Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá”. Tengamos en cuenta a nuestro Padre Celestial, como parte integral de nuestros proyectos; Como partícipe de un nuevo pacto, NO podemos actuar de forma ajena e ignorar que Dios también tiene planes para nuestra vida tenemos que estar dispuestos a dejar de lado nuestros propios anhelos por completo, y en su lugar que sean los planes de Dios los que se cumplan en nuestra vida. De ser así, seguramente saldremos ganando, porque Dios tiene grandes planes para nuestra vida. A través del profeta Jeremías el Señor nos dice: (Jeremías 29:11) “Porque YO sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Podemos encontrar, que para muchas personas puede ser un poco chocante esto, renunciar a lo que más anhelo, por los nuevos planes que Dios tiene para mí; Lo que ocurre es que, en este periodo de renuncia, también obra una acción de entrega, y de esta manera Dios NO quiere destruir tus sueños ni quitarte aquello que tanto anhelas, sino que desea multiplicarlo y dárnoslo en una forma mucho mejor, y con un beneficio imperecedero que es la vida Eterna; Tal como nos dice en el Libro de: (Mateo 19:29) “Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”. Aliarnos con Jehová Dios para edificar nuestros sueños, siempre será un proyecto que con seguridad nos llevará a un buen puerto; No importa como luzcan nuestros planes, tal vez tengamos el presupuesto exacto y todos los cálculos hechos; Pero andando el camino solos, y deseando construir a "nuestra propia imagen y semejanza" no nos exime del gran riesgo de fracasar, Dios no desea que fracasemos. Confiemos hoy nuestro camino a Dios, aunque nuestro corazón sienta desmayar, permitámosle hablar por un momento a nuestra vida, y recordar que estamos recorriendo el camino juntos, y que la obra que Jesucristo ha empezado, no descansara hasta verla terminada (Filipenses 1:6) “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Es de mucha importancia poner toda nuestra confianza en Jesucristo como nuestro Señor.

En todos nuestros planes, es de mucha importancia, saber hablar y oír a Dios, por medio de nuestras oraciones, especialmente cuando estamos queriendo hacer alguna edificación o algún plan donde queremos que Jehová Dios esté, involucrado, porque hay ruidos que impiden oír a Jehová Dios, para hacer una oración provechosa hay que favorecer el silencio. Es una condición indispensable para oír y encontrarnos con Dios. Y más que propiciar un silencio exterior hay que propiciar el interior; Hay que ELIMINAR TODOS LOS RUIDOS que intervienen negativamente en la oración, ruidos que distraen o, incluso, impiden realizar la oración: (Mateo 6:6) “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; Y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.

El silencio interior es el más importante y difícil de conseguir, pero un verdadero encuentro con Dios nos da el silencio a nuestra alma. Es importante conocer los ruidos que también podríamos llamar “INTERIORES” para superarlos en la serenidad. Son ruidos silenciosos que, aunque no salgan a flote, anidan en la profundidad de la mente de todos nosotros como personas. Son ruidos que, incluso, a la larga nos van enfermando. Mencionemos algunos: EL RUIDO DEL ODIO: Este sentimiento hace imposible la oración, pues la persona no tiene vida espiritual: (Deuteronomio 1:45) “Y volvisteis y llorasteis delante de Jehová, pero Jehová no escuchó vuestra voz, ni os prestó oído”. EL RUIDO DE LA CRÍTICA A DIOS: Cuando le reprochamos a Dios lo malo que nos pasa o vemos. (Zacarías 7:11,12)11 Pero NO quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír; 12 Y pusieron su corazón como diamante, para NO OÍR la ley ni las Palabras que Jehová de los Ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; Vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los Ejércitos”. Este ruido silencioso nos hace callar al ser una actitud de reproche, crea distancias y elimina deseos de diálogo con Dios. Con un sentimiento de disgusto contra Dios se impide entablar un diálogo sereno. EL RUIDO DEL RENCOR: El enfado por algo o contra alguien, si no se elimina a tiempo, se puede convertir en rencor. Este ruido es negativo hasta para la salud física y mental. Aquí conviene recordar que una condición previa para la oración es tener un corazón reconciliado (Isaías 59:1,2) “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; 2 pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír”. EL RUIDO DEL ORGULLO: Este ruido silencioso es exceso de amor propio, un amor hacia los propios méritos por lo que la persona se cree superior a las demás o no necesitada de Dios: (1 Samuel 16:7) “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”. EL RUIDO DE LA ENVIDIA: Este ruido silencioso hace que no se alabe a nadie ni se hable bien de alguien. Es un ruido que desconoce los propios talentos negando la acción de Dios en la propia vida, esto crea tensión contra Él: (Proverbios 23:17,18) 17 No tenga tu corazón envidia de los pecadores, antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo; 18 Porque ciertamente hay fin, y tu Esperanza NO será cortada”. EL RUIDO DEL MIEDO: Impide confiar en Dios y en su providencia. Incluso se cree que a Dios no le importamos: (Josué 1:8,9)8 Nunca se apartará de tu boca este LIBRO de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está ESCRITO; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. 9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; NO temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”. EL RUIDO DE LAS PREOCUPACIONES: Estas circunstancias absorben la atención. No hay la debida cercanía con Dios, hay incomunicación pues las preocupaciones generan inquietud: (Filipenses 4:6,7)6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. EL RUIDO DE LA DEBILIDAD: Es prácticamente el silencio de la impotencia. Se cree que la oración no es posible, o que sea ineficaz. No se sabe qué hacer o decir en la oración y se decide no hacerla: (Salmos 73:26) “Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre”. EL RUIDO DE LA ACOMODACIÓN EN EL PECADO: El recuerdo del propio pecado y/o la complacencia o la instalación en el mismo es un ancla que nos impide elevarnos a Dios, o sintonizarnos con Él (Salmos 19:12) “¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos”. (Isaías 29:15) “¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?”. EL RUIDO DE LA VANIDAD: La inclinación a amoldarnos a la mentalidad del mundo y a sus frivolidades acaparan la atención y hacen que la oración sea inviable al no considerarla algo prioritario en la vida: (Gálatas 6:3) “Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña”. (Juan 15:4,5)4 Permaneced en MÍ, y YO en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en MÍ. 5 YO SOY LA VID, vosotros los pámpanos; El que permanece en MÍ, y YO en él, éste lleva mucho fruto; Porque separados de MÍ nada podéis hacer”. EL RUIDO DEL PROPIO PASADO PERSONAL: Un pasado en el que no se ha tenido experiencia ni de Dios ni de oración. Además, el recuerdo de los errores del pasado crea un desasosiego e inquietud interior: (Isaías 65:16) “El que se bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos”. EL RUIDO DE LAS FANTASÍAS: Una imaginación desbordada que no se controla genera fantasías de todo tipo que impiden escuchar la voz de Dios: (Jeremías 23:16,17)16 Así ha dicho Jehová de los Ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; Os alimentan con vanas esperanzas; Hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová. 17 Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros”. (Job 27:11,12)11 Yo os enseñaré en cuanto a la mano de Dios; No esconderé lo que hay para con el Omnipotente. 12 He aquí que todos vosotros lo habéis visto; ¿Por qué, pues, os habéis hecho tan enteramente vanos?”. Conviene recordar estos ruidos y detectar otros tantos para luego reconocerlos como un problema, porque sólo de esta manera podemos hacer algo para superarlos y favorecer la oración. La parábola del sembrador muestra claramente la razón por la cual nos estancamos y dejamos de crecer en diferentes áreas de nuestra vida, aún siendo personas fieles dentro de la iglesia: (Lucas 8:5 al 8) 5 El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron. 6 Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. 7 Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. 8 Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga”. Para que Dios pueda levantar algo grande dentro de cada uno de nosotros, es necesario que Él trabaje primero en nuestro interior, por esta razón es muy importante determinarnos en lo que resta de este año ser buena tierra. El fruto, los resultados, las conquistas no dependen de las circunstancias, no dependen de nuestra edad o de nuestra cuenta bancaria, dependen de nuestra confianza en Dios y en Su obra. Es tiempo de entrenar nuestros oídos para oír la voz de Dios. Empecemos por nuestro corazón, dejemos que Su Palabra nos limpie, nos forme y nos haga unas personas con carácter firme, estaremos en las mejores manos.

Los sueños, metas y acciones son tremendamente buenos, pero para asegurarnos de que éstos nos den buenos resultados debemos de primero consultar a DIOS para así confirmar que lo que hacemos va acorde con Su Voluntad: (2 Pedro 3:17) “Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que, arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza”. No hagamos nada sin consultar a DIOS, no nos arriesguemos a fracasar por no contar con Su Aprobación, ya que esto nos frustrará y nos hará correr el riesgo de que cuando nos llegue nuestra verdadera oportunidad no estemos preparados, sin embargo, las cosas nos saldrán bien a su debido momento si dejamos que DIOS sea Quien dirija nuestros caminos. DIOS está dispuesto a bendecir toda obra de nuestras manos, ÉL quiere que todo lo que hagamos sea de bien y que nos ayude a bien, pero es necesario tener en cuenta que ÉL debe de aprobar lo que hacemos para que esto sea así.

Nuestro trabajo para nuestro Padre Celestial, nunca va a quedar en la nada. Quizás No vamos a ser importantes para todo el mundo, y quizás no podamos determinar nuestro valor interno por lo que alguien piense de nosotros, tampoco esperemos que siempre nos den gracias y nos aplaudan, coloquémonos en la brecha y nunca nos movamos porque nuestro trabajo en el señor no es vano: (1 Corintios 15:58) “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”. Cuando oramos uno por los otros nos ayuda estar firme, cuando evangelizamos nos fortalecemos. Estemos firmes y en constante crecimiento no nos quedemos estáticos, movámonos al próximo nivel no permitamos que el nivel anterior sea un obstáculo para ir al próximo. No permitamos que nuestra actitud religiosa nos haga sentir cómodos y realizados en un mismo nivel, no tendremos más gloria al menos que tengamos otro nivel de gloria, un nivel de gloria siempre viene porque tienes que olvidarte, del nivel que queda atrás. (Gálatas 6:9,10) “9 No nos cansemos, pues, de hacer bien; Porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”. No gastemos nuestras en cosas que no tienen valor. (Hebreo 6:10 al 12)10 Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia SU NOMBRE, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. 11 Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la Esperanza, 12 a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”. Él no se olvida de ningún detalle de los que temen a Jehová, el Señor tiene un libro con sus memorias.

En muchas ocasiones creemos que lo que hacemos no tiene un gran valor, quizá porque nadie se da cuenta de lo que hicimos con tanto esfuerzo o quizá porque no recibimos ni una sola felicitación por la obra que llevamos a cabo. Y es que vivimos en un mundo hoy en día en donde ya no se suele reconocer el trabajo, el esfuerzo o la dedicación que alguien tenga para realizar determinado trabajo. Estamos tan acostumbrados a una rutina y a veces pareciéramos maquinas que hacemos todo por pura programación. Las Sagradas Escrituras nos recuerdan algo importante: (Colosenses 3:23,24) “23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”. En muchas ocasiones mi Linda, esposa LALY y un servidor hemos hecho algunas tareas para nuestro Señor Jesucristo y no recibimos ni unas gracias, ni una palabra que nos animara a seguir haciéndolo, sin embargo, comprendimos, que lo que hacemos no lo hacemos para encontrar el favor o la aprobación humana, sino más bien para agradar a aquel que un día creyó en nosotros, aquel que un día nos busco, nos llamo, nos perdono y nos dio una nueva vida. Hoy quiero que dejes de pensar en dejar de hacer lo que haces para el Señor Jesucristo, quita de tu mente que lo que haces no tiene importancia, por muy humilde que sea tu servicio, por muy pequeño que creas que es tu privilegio, ¡¡SÍGUELO HACIENDO!!!, porque si eres fiel en lo poco, Dios te pondrá en lo mucho, a Él nada se le escapa, Él está pendiente de cada detalle y está muy feliz de ver como tu vida ha cambiado y ahora le sirves a Él. Si el hombre no reconoce tu esfuerzo o tu trabajo para el Señor, ¡NO TE PREOCUPES!, Dios si ha tomado en cuenta todo lo que has hecho, estás haciendo y lo que harás para Él, y Él a su debido tiempo te recompensara por el esfuerzo, dedicación y pasión con la que le sirves. (Apocalipsis 2:19) “Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras”.

SI JEHOVÁ NO EDIFICARE LA CASA: Tenemos que entender, que el trabajo del hombre tiene su lugar, pero al final de cuentas es de poco uso sin la obra y la bendición de Dios. Sin el trabajo y la obra de Dios, en vano trabajan los que la edifican. Ninguna construcción de casa, o de lo que planeemos hacer será exitosa si dejamos a Jehová Dios fuera. Como hemos podido ver hombres construyendo solo su casa, con gran cuidado y a un gran costo, solo para verlas caer a pedazos ¡Porque Dios fue olvidado! Es posible que la casa edificada aquí sea de hecho la familia. También podría significar la cría de una familia, especialmente porque esta sección precede una unidad donde la familia es enfatizada como una recompensa de Dios (Salmo 127:3 al 5) “3 He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. 4 Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud. 5 Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta”. En los Libros de Génesis en adelante, es usual el referirse a la familia como CASA de la misma manera en que nos referimos a una familia prominente como DINASTÍA (2 Sam 7:27) “Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta súplica”. SI JEHOVÁ NO GUARDARE LA CIUDAD: Los guardias tenían su función y debían de permanecer en vela, pero el trabajo y la bendición de Dios es necesaria para realmente proteger la ciudad. Edifica la casa… vela la guardia: Es especialmente significativo saber que es tanto edificar una casa como velar por una ciudad. Es necesario entender que, aunque Dios acepta e incluso ordena los esfuerzos y la participación del ser humano, en su obra y sus Bendiciones son mucho más importantes. POR DEMÁS ES QUE OS LEVANTÉIS DE MADRUGADA: Entendemos que Jehová Dios no habla en contra del trabajo duro, porque muchos de sus Proverbios alaban al trabajador que se levanta temprano (Proverbios 6:6 al 11) “6 Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; 7 La cual, no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, 8 Prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. 9 Perezoso, ¿Hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? 10 Un poco de sueño, un poco de dormitar, y cruzar por un poco las manos para reposo; 11 Así vendrá tu necesidad como caminante, y tu pobreza como hombre armado”. Desde el primer versículo de este Proverbio, podemos entender que la intención de nuestro Padre Celestial, es que la confianza que muchos de nosotros ponemos en nuestro trabajo duro, genera ansiedad que demuestra que dependemos de nosotros mismos, no de Dios. Por favor veamos un último ejemplo en la vida del rey Josafat: (2 Crónicas 20:2) “Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en Hazezon-tamar, que es En-gadi”. El rey Josafat se enfrentó a un grande peligro. Le llegó la mala noticia al oído y por eso el temor. (2 Crónicas 20:3) “Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá”. Entonces hizo oración junto con todo Judá. (2 Crónicas 20:6) “y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal FUERZA y PODER, que no hay quien te resista?”. En todo esto vemos que el anhelo de Josafat era obtener el favor de Dios. Estuvieron todos los hombres de Judá en ayuno e hicieron oración a fin de confesar unidos sus pecados y pedir socorro a Jehová. Confesaron su entera “DEPENDENCIA” de Dios. Decía Josafat en su oración a Dios: Aunque Josafat tenía disponible un gran ejército y bien disciplinado dice: (2 Crónicas 20:12) “¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos”. Jeremías reconoce la soberanía y el dominio de la PROVIDENCIA DIVINA. (Jeremías 10:23) “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos”. No estamos a nuestra propia disposición sino bajo la dirección de Dios; Los acontecimientos se desarrollan con mucha frecuencia de forma extraña para nosotros, contraria a todas nuestras expectativas. Es cierto que somos responsables de nuestros actos, pero también somos muchas veces empujados por las circunstancias. El hombre es moralmente débil y no siempre posee la fuerza necesaria para vencer la tentación y dirigir sus pasos rectamente. ¡Depende enteramente de Jehová Dios! (Juan 3:27) “Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada si no le fuere dado del cielo”. Dependemos de Dios para lo que Él tiene para nosotros; Pero no nos paremos donde no somos llamados ni capacitados, pues nos hará daño. Jesús iba a ser guiado en su ministerio terrenal, no haría más de lo que el Padre le permitiría hacer, por tal razón Él dijo: (Juan 3:34) “Porque el que Dios envió, las Palabras de Dios habla; Pues Dios no da el Espíritu por medida”. Jehová Dios es el que tiene dominio de todo y Él es el que edifica y guarda porque en la vida todos pasamos, Él es Dios y no tiene fin. Dependamos de Él en todo si queremos que nos vaya bien. Si Jehová no edifica la casa en vano uno trabaja. Y no queremos trabajar en vano, pues queremos agradar al que nos amó y nos salvó llevando mucho fruto en toda buena obra. Amén.
Predicador de la Sana Doctrina de Cristo: Víctor. Si usted no tiene la intención de guardar esta hoja, tenga la amabilidad de entregarla a otra persona interesada. Para la difusión gratuita entre cristianos, se permite fotocopiar esta hoja (por favor no cambiar el texto).

No hay comentarios.: