lunes, 22 de enero de 2018

EL HIJO SIEMPRE SE PARECE AL PADRE

21 de Enero de 2018
EL HIJO SIEMPRE SE PARECE AL PADRE
No es raro que alguien le diga a un niño o niña: “¡Eres igualito a tu papá!”. Además, los hijos suelen imitar lo que ven hacer a su papá. ¿Y nosotros? ¿Podemos imitar también a nuestro Padre Celestial, Jehová? Aunque no lo vemos, percibimos sus hermosas cualidades contemplando la creación, así como estudiando la Sana Doctrina de Cristo en su Palabra Escrita, reflexionando en lo que leemos, especialmente en las Enseñanzas y el ejemplo de su Hijo, Jesucristo (Juan 1:18) “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, ÉL le ha dado a conocer”; (Rom. 1:20) “Porque las cosas invisibles de ÉL, su Eterno Poder y Deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”. Por lo tanto, reflejar la gloria de Jehová es algo que está a nuestro alcance. (2 Corintios 3:18) “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la Gloria del Señor, somos transformados de Gloria en Gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”. Antes de crear a Adán y Eva, Dios sabía que los seres humanos serían capaces de cumplir su Voluntad, reflejar su personalidad y glorificarlo (Génesis 1:26,27)26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Al manifestar las cualidades de nuestro Creador, los cristianos tenemos el gran honor de reflejar la gloria de Dios. Y esto es algo que todos podemos lograr, sin importar nuestra raza, origen cultural o nivel educativo. ¿Por qué? Porque (Hech. 10:34,35) “34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, 35 sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia”. Sin embargo, el que hace la excepción eres tú, que quieres vivir sin Dios, en tus actividades diarias

Quiero en este momento captar tu atención, porque quiero que se analicen cada uno de Ustedes, por medio de esta ilustración que le he titulado CONGRUENCIA: ¿Es Jesucristo más grande que un carro? ¿Es Jesucristo más grande que un camión? ¿Es Jesucristo más grande que un tren? ¿Es Jesucristo más grande que tú? Quiero hacerles otra pregunta: ¿Cuantos de Ustedes ya recibieron a Jesucristo en su corazón? Entonces, si recibiste a Jesucristo que es mucho más grande que tú; Por qué no sobresale de ti; Por qué, a simple vista veo que tú eres, el que sobresale; Y a lo que se ve tu eres el gigante, y no Jesucristo. Según las Sagradas Escrituras dicen así: (2Corintios 5:17) “De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. Y como hasta aquí he enseñado que solo lo que está Escrito se debe de creer, entonces; Me preguntaron, ¿Pastor Víctor, donde dice en la biblia que NO se debe de fumar? La respuesta es que es verdad que en la biblia no lo dice, pero si dice que si lo puedes hacer: (Apocalipsis 22:11) “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía”. Así que, cuando fumas te vuelves inmundo(a) y Jehová Dios te dice pues si te agrada la inmundicia entonces se inmundo(a) todavía. El caso es que se tiene que ver, cuando Jesucristo está en cualquier ser humano, porque Él es muy, pero muy Grande, mucho más grande que todo lo que tú puedas considerar grande.

Es tan importante que nos esforcemos, en los cambios que va haciendo Jesucristo, en nuestras vidas, y todo funciona de esta manera: (Juan 3:30)Es necesario que ÉL crezca, pero que yo mengüe”. La forma de ser que teníamos tiene que cambiar paulatinamente (no es instantáneo) y de gloria en gloria seremos transformados. No mirándonos a nosotros mismos (somos subjetivos). No mirando al de al lado (su aspecto o cómo actúa) sino más bien mirar al blanco de perfección que es Jesucristo. Tenemos que estar cambiando de gloria en gloria, hasta que logremos esta medida: (Efesios 4:13) “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un Varón Perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. (Romanos 8:29) “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que ÉL sea el primogénito entre muchos hermanos”; (2 Corintios 3:18) “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”. Habla de transformarnos: que es hacernos igual a la forma de Jesucristo.
  
Es transformar el verdadero “Yo” que es la combinación tus rasgos con los cuales nacemos que incluye fortalezas y debilidades. Esto se le llama carácter que se encarga de tu temperamento y personalidad: (1 Pedro 3:4) “Sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”, implica la mente, las emociones, la voluntad influenciadas por nuestras experiencias, nuestra educación, creencias, etc. En, Gálatas 5:22,23 DICE QUE EL FRUTO DEL ESPÍRITU ES: Amor, Gozo, Paz, Paciencia, Fe, Benignidad, Bondad, Mansedumbre, Templanza. Nuestro carácter debe ir cediendo para dar lugar al carácter de Jesucristo. El carácter, es lo que perciben los demás, la exteriorización de nuestro yo que NO siempre es auténtica. Estos dos Versículos, muestran un temperamento lleno del Espíritu Santo, que tiene nueve características que Jesucristo manifestó.

Esta es la Voluntad de Dios para nuestras vidas que, aunque conservemos nuestros rasgos naturales, no seamos dominados por nuestra debilidad. TENGAMOS PRESENTE ESTO: Tenemos un carácter presente y el Espíritu Santo lo irá transformando hasta llegar a la meta: ser como Jesucristo. (Filipenses 3:12-14) “12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”; (1Juan 5:20) “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna”. Una de las cualidades de Jehová Dios es ser Omnipresente, Jehová Dios es tan inmenso que nada lo puede contener; tal vez por esta cualidad, Jehová Dios puede estar en todo lugar. Toda la creación cabe en Él, por esta razón Escrito Está en: (Salmos 139:7-12) “7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? 8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. 9 Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, 10 Aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. 11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. 12 Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz”. Estas palabras nos aseguran y nos afirman que Jehová Dios está en todo lugar, que nada podemos hacer para contenerlo; sin embargo, para demostrar al ser humano, físico, finito y limitado cuánto lo ama su Creador, decidió un día venir a morar en un lugar específico, sin dejar de cubrir toda su creación. Lo hizo para que sus hijos amados pudieran darse cuenta cuánto los ama y para que se sintieran seguros. Además, demostrar otra de sus cualidades: la humildad.

Jehová Dios es el Espíritu (2 Corintios 3:17)Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. Y ha comenzado una obra en cada uno de nosotros y esta obra la está continuando a desarrollando por medio de Jesucristo que empieza en tu corazón y el Espíritu Santo, convenciéndote de pecado y lo perfeccionará hasta el día Jesucristo vuelva. Hermanos, hemos sido predestinados para que seamos hechos conformes a la imagen de Jesucristo, el Hijo de Dios. Amados, el Espíritu que hemos recibido es un espíritu de Poder que actúa en nosotros poderosamente en conformidad con la Voluntad de Jehová Dios; Él nos transforma diariamente para que asumamos la imagen de Cristo… la imagen espiritual por supuesto. Escrito está: (2 Corintios 13:3) “pues buscáis una prueba de que habla Cristo en mí, el cual no es débil para con vosotros, sino que es Poderoso en vosotros”, de hecho, Jehová Dios nuestro Padre Celestial, que es Espíritu es Poderoso en nosotros para hacer que nuestro carácter sea semejante al carácter de Jesucristo. Ahora, tenemos un hombre exterior y un hombre interior; el primero es de carne y huesos y lo vemos desgastarse, siendo corruptible, mientras que el segundo es espiritual así dice su Palabra: (2 Corintios 4:16) “Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”, así nos lo dice nuestro Creador por medio del apóstol Pablo.

Nuestra alma que es nuestro hombre o mujer interior, que está en cada uno de los creyentes, que ya han recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, entonces ya ha empezado la renovación, mientras que el exterior se ha mantenido sin cambios, de hecho nosotros, cuando hemos nacido de nuevo no hemos cambiado la imagen del cuerpo, ya que nuestra altura, nuestro peso y nuestras características físicas no han cambiado, pero lo que ha cambiado profundamente es nuestro carácter espiritual, de hecho, para nuestros viejos amigos del mundo nos hemos convertido en irreconocibles; se nos ha dicho, después de haber nacido de nuevo, por los que nos conocían en otro tiempo: Te desconozco’, ‘Eres otra persona’ ‘Ya no eres el mismo’; en cuanto a la apariencia física, no han notado ningún cambio, pero en cuanto a la forma de hablar y la conducta han visto tal renovación para quedarse sorprendidos.

Para que esto suceda hay algo que debemos estar muy abiertos en nuestras mentes para reconocer nuestros errores y arrepentirnos cuando Jehová Dios nos hable. Tenemos este ejemplo que nos habla de cómo la semilla muere para desarrollar el fruto: (Juan 12:24) “De cierto, de cierto os digo, que, si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. Nuestro yo irá desapareciendo para dar lugar a la vida de Cristo en nosotros; El Espíritu de Jesucristo, crecerá y nosotros menguaremos dando lugar al Espíritu de Jesucristo que prevalecerá sobre nuestra personalidad. Las debilidades de nuestra vieja naturaleza y que son un estorbo para la buena relación que debemos de tener con nuestro Padre y Dios, serán modificadas con el fin de hacernos aptos para la obra. No es simplemente que he abandonado un vicio, sino que en mí se manifiesta una nueva forma de vivir. Siempre contaré con la ayuda del Espíritu Santo para consolarme y enseñarme actuando sobre mi conciencia.

Existen casos donde la conciencia se ha cauterizado (Hebreos 3:7-9) “7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, 8 No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, 9 Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, y vieron mis obras cuarenta años”. Es el tiempo perfecto, que debemos de auto-examinarnos, para que nuestras oraciones, no sean rechazadas por nuestro Padre Celestial, porque Él no oye al pecador que no está dispuesto arrepentirse: (Salmo 66:17-20) “17 A ÉL clamé con mi boca, y fue exaltado con mi lengua. 18 Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado. 19 Mas ciertamente me escuchó Dios; Atendió a la voz de mi súplica. 20 Bendito sea Dios, que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia”; Ver nuestras debilidades como pecado (1 Juan 1:9) “Si confesamos nuestros pecados, ÉL es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”; Y pedirle a Jehová Dios, que nos llene con su Gloria para poder transformar nuestra naturaleza, y que el Espíritu Santo nos convenza de todo lo que Dios quiere que cambiemos. (2 Corintios 10:3-6)3 Pues, aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; 4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino Poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el Conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, 6 y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta”. nos dice que llevemos todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo y enfrentemos con la Palabra de Dios las mentiras de satanás que quiere que pensemos que no podremos cambiar. (Filipenses 4:13) dice que: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Y en (1 Corintios 6:17) dice que: “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con ÉL”.

Nuestro Padre Celestial nos dice esto por medio del apóstol Pablo, acerca del hombre nuevo y todo lo que se trate de ser una nueva persona la vamos aprender de Jesucristo, pues es Él el modelo a seguir: (Efesios 4:20-24) “20 Mas vosotros NO habéis aprendido así a Cristo, 21 si en verdad le habéis oído, y habéis sido por ÉL enseñados, conforme a la Verdad que está en Jesús. 22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la Justicia y Santidad de la Verdad”; esto significa que para vivir con justicia y piadosamente en medio de esta generación maligna y perversa, es necesario conocer la Verdad, que por medio de la Sana Doctrina de Cristo cada uno de nosotros ya tenemos bastante conocimiento, pero, ¿de qué manera se llega a conocer la Verdad? Un día Jesús dijo a los Judíos que habían creído en Él: (Juan 8:31-32) “31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en ÉL: Si vosotros permaneciereis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará libres”; En primer lugar, observen que Jesús dijo estas palabras a los Judíos que habían creído en Él, y no a las personas que todavía no creían en Él; ahora, para un creyente perseverar en la Palabra de Cristo significa seguir creyendo y obedeciendo la la Palabra Escrita, seguir a meditarla y seguir observándola, y al hacerlo conocerá la Verdad, que procede de la justicia, la santidad y la libertad.
Si ya recibiste a Jesucristo en tu corazón, entonces como cristianos ya ha empezado el proceso de reflejar la Gloria de Jehová. Jehová Dios por medio del apóstol Pablo, escribió: (2 Cor. 3:18) “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la Gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”. Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio, su rostro resplandecía, porque Jehová había hablado con él (Éxo. 34:29,30) “29 Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios. 30 Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él”. Por supuesto, los cristianos no hemos vivido esa experiencia, y nuestra cara no resplandece literalmente. No obstante, sí irradiamos gozo cuando hablamos con el prójimo acerca de Jehová, sus cualidades y su maravilloso propósito para la humanidad. Al igual que los espejos de metal pulido de la antigüedad, los ungidos y los demás cristianos reflejamos la gloria de Dios en nuestra vida y nuestro ministerio (2 Corintios 4:1) “Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos”. Por esta razón, cada uno de nosotros tenemos que preguntarnos: ¿Estoy reflejando la Gloria de Jehová con mi conducta cristiana y mi constancia en la predicación del Reino?
Jehová Dios odia el pecado, y lo mismo debe decirse de nosotros. Por tanto, en lugar de ver cuánto podemos acercarnos a un pecado sin cometerlo, tenemos que poner tierra de por medio. Por ejemplo, un pecado del que debemos alejarnos al máximo es la apostasía, pues nos haría indignos de glorificar a Dios (Deut. 13:6-9) “6 Si te incitare tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, tu hija, tu mujer o tu amigo íntimo, diciendo en secreto: Vamos y sirvamos a dioses ajenos, que ni tú ni tus padres conocisteis, 7 de los dioses de los pueblos que están en vuestros alrededores, cerca de ti o lejos de ti, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo de ella; 8 no consentirás con él, ni le prestarás oído; ni tu ojo le compadecerá, ni le tendrás misericordia, ni lo encubrirás, 9 sino que lo matarás; tu mano se alzará primero sobre él para matarle, y después la mano de todo el pueblo”. Les recuerdo que esto es el ejemplo que tenemos a la luz de las Sagradas Escrituras y que por supuesto no vamos a matar a nadie, pero vemos con que gravedad Dios mira estas acciones. Así pues, evitemos por completo a los apóstatas y a quienes, afirmando ser cristianos, deshonran a Dios, aunque sean miembros de nuestra familia (1 Cor. 5:11) “Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis”. No ganamos nada intentando refutar las afirmaciones de los apóstatas o de quienes critican a la Sana Doctrina de Cristo, diciéndonos que somos muy religiosos por el hecho de obedecer a Dios y su Palabra. De hecho, ni siquiera estaría bien tratar de enterarnos de sus argumentos, sea que aparezcan en publicaciones escritas, en Internet o en cualquier otro medio, pues esto pondría en peligro nuestra espiritualidad (Isaías 5:20) “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!”, y (Mateo 7:6) “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen”. Predicador de la Sana Doctrina de Cristo: Víctor. Si usted no tiene la intención de guardar esta hoja, tenga la amabilidad de entregarla a otra persona interesada. Para la difusión gratuita entre cristianos, se permite fotocopiar esta hoja (por favor no cambiar el texto). 

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