domingo, 27 de diciembre de 2015

LA SANA DOCTRINA DE CRISTO NIEGA TAJANTE, TERMINANTE E IRREBATIBLE, EL LIBRE ALBEDRÍO, PERO DIOS NOS DA LA CAPACIDAD DE DECISIÓN

LA SANA DOCTRINA DE CRISTO NIEGA TAJANTE, TERMINANTE E IRREBATIBLE, EL LIBRE ALBEDRÍO, PERO DIOS NOS DA LA CAPACIDAD DE DECISIÓN
Todo proviene del interior de la persona quien es la que dirige tu vida y toma estas decisiones según prefiere. Y aunque podríamos decir que esta “programación” que se encuentra grabada en cada persona puede ser ‘cambiada’ verdaderamente nunca podrá ser totalmente eliminada. Los genes y las características de herencia que cada persona trae al momento de nacer así como la formación de cada individuo le acompañaran hasta el día de su muerte. Aunque algunas decisiones pueden ser forzadas en las personas, tan pronto estas pueden escoger por sí mismas escogerán aquello que prefieren. (2 Corintios 4:3,4) “3 Pero si nuestro Evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del Evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. (Proverbios 16:33) “La suerte se echa en el regazo; Mas de Jehová es la decisión de ella”. Aunque todas estas demandas de Jehová Dios son claras en la Escritura, también es muy claro que el “hombre natural” nunca obedece fielmente a este llamado de Jehová Dios. Esta es en resumidas cuentas en la vida del pueblo de Dios.
Veremos en este estudio si el hombre puede o no puede escoger a Dios y creer el mensaje del evangelio libremente. Para saber esto debemos de ir a la Sana Doctrina de Cristo en, la Biblia. Allí veremos qué es lo que Jehová Dios mismo dice con respecto a este tema. Por supuesto, es lógico y natural pensar que el ambiente donde la persona ha sido criada o donde se ha desarrollado tiene alguna influencia sobre sus decisiones en cuanto a la fe en Jesucristo, la religión y en cuanto a Jehová Dios. Muchos cristianos (y no cristianos) han llegado a la conclusión de que las personas tienen la capacidad de recibir o rechazar el evangelio basado en el “libre albedrío”. Pero aunque esto parezca una solución razonable y aceptable y hasta tenga apariencia de ser bíblica, lo cierto es que un estudio cuidadoso de la Escritura no nos enseña que tal interpretación sea cierta. Existen razones por las cuales las personas (Cristianas) defienden y creen en el libre albedrío de los seres humanos en cuanto a su relación con la fe y el evangelio.
La mayoría de las personas naturales dicen creer en el "libre albedrío", que es la supuesta capacidad de escoger a Dios, pero en la clara exposición de la Sana Doctrina de Cristo en la Biblia, que se opone al concepto del libre albedrio, porque Jesucristo por medio de Juan nos lo aclara: (Juan 6:44,45) “44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. 45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de Él, viene a mí”. Es por esto que añadió (Juan 6:64,65) “64 Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. 65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre”. Te recuerdo que el ser humano está muerto en sus delitos y pecados y escrito está que el hombre no tiene la capacidad de salvarse por sí mismo, al menos que nuestro Padre Celestial haga una obra de regeneración y cambio en su corazón, ¿Tienes tu alguna idea de lo que esto significa? Creo que tú encontrarás mucha superstición en este tema. El albedrío es honrado como el gran poder del alma humana, el cual es completamente libre para dirigir nuestras vidas. Pero, ¿de qué es libre? Y, ¿cuál es su poder?
Nadie niega que el ser humano tenga una voluntad; esto es, una facultad de elegir lo que él desea decir, hacer, y pensar. Pero, ¿alguna vez has reflexionado en la lamentable debilidad de su voluntad? A pesar de que tú tengas la habilidad para tomar una decisión, tú no tienes el poder para llevar a cabo tu propósito. El albedrío puede planear un curso de acción, pero el albedrío no tiene el poder para llevar a cabo su propósito. (Job 34:4) “Escojamos para nosotros el juicio, conozcamos entre nosotros cuál sea lo bueno”. (Deuteronomio 11:26-28) “26 He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: 27 la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, 28 y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido”. (Deuteronomio 30:19,20) “19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; 20 amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a Él; porque Él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar”.
(Josué 24:15) “Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”. Es difícil pensar que hubiese alguien que no quiera servir a Jehová Dios, pero aun así, la Palabra deja abierta la puerta a esa posibilidad. Tú y tu casa deben de servir a Jehová; Imita el ejemplo de Josué, quien como jefe de su casa, y a pesar de ser comandante del ejército, nos da ejemplo de cómo servir a Jehová Dios incondicionalmente. Sin importar que está sucediéndote en este momento y aunque estés en el desierto pasando por estreches económica, se valiente y fiel proclamando su Santo y Bendito Nombre de Jehová Dios, porque sus promesas te van a alcanzar y pronto estarás en la tierra prometida si eres fiel y verdadero, (Mateo 6:10) “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”.
Los hermanos de José lo odiaban. Ellos lo vendieron para ser un esclavo. Pero Dios utilizó sus acciones para hacerlo un gobernante sobre ellos mismos. Ellos eligieron su curso de acción para dañar a José. Pero Dios en Su poder, dirigió los eventos para el bien de José. José dijo, (Génesis 50:20) “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo”. Y ¿cuántas de tus decisiones son miserablemente frustradas? Puedes elegir ser un millonario, pero es muy probable que la providencia de Dios lo impida. Tu puedes decidir ser un erudito, pero la mala salud, un hogar inestable, o la falta de recursos pueden frustrar tu voluntad. Tú puedes elegir ir de vacaciones, pero en lugar de eso un accidente automovilístico puede enviarte al hospital.
Al decir que su albedrío es libre, ciertamente no significa que éste determine el curso de su vida. Tú no escoges la enfermedad, la pena, la guerra, y la pobreza que han arruinado su felicidad. Tú no escogiste tener enemigos. Si el albedrío del hombre es tan poderoso, ¿por qué no eliges vivir por siempre? Pero tú debes morir. Las grandes circunstancias que moldean tu vida no pueden agradecer a tu albedrío. Tú no seleccionas tu estatus social, color e inteligencia, etc.
Cualquier reflexión sobre tu experiencia producirá la conclusión, (Proverbios 16:9) "El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos". Más que ensalzar el albedrío humano, deberíamos humildemente loar al Señor cuyos propósitos dan forma a nuestras vidas. Como Jeremías confesó, (Jeremías 10:23) "Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos".
Sí, tú puedes elegir lo que tú quieres, y tú puedes planear lo que harás. Pero tu voluntad no es libre para llevar a cabo nada contrario a los propósitos de Jehová Dios. Tampoco tiene ningún poder para alcanzar sus metas, sino aquellas, las cuales Jehová Dios te permita. La próxima vez que estés tan apasionado con tu propio albedrío, recuerda la parábola de Jesús acerca del hombre rico. El hombre rico dijo: (Lucas 12:18-21) “18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”. Él fue libre para planear, pero no libre para llevar a cabo, así es contigo.
Pero la libertad de albedrío es citada como un factor importante al tomar decisiones morales. Es dicho que el albedrío del hombre es libre para elegir entre el bien y el mal, Pero, de nuevo debemos preguntarnos, ¿de qué somos libres? Y ¿qué es libre de elegir el albedrío del hombre? el albedrío del hombre es su poder para elegir entre alternativas. Su albedrío decide sus acciones de un número de opciones. Tú tienes la facultad para dirigir tus propios pensamientos, palabras y actos. Sus decisiones no están creadas por una fuerza exterior, sino dentro de ti mismo. Ningún hombre es obligado a actuar contrariamente a su albedrío, ni forzado a decir lo que él no desea. Su albedrío guía sus acciones.
Aun así, esto no significa que el poder para decidir está libre de toda influencia. Ustedes toman elecciones basadas en su entendimiento, sus sentimientos, sus gustos y disgustos, y sus deseos. En otras palabras, ¡su albedrío no está libre de ti mismo! Sus elecciones están determinadas por tu propia personalidad básica. El albedrío no es independiente de su naturaleza, sino esclavo de ésta. Sus elecciones no moldean su personalidad, sino su personalidad guía a sus elecciones. El albedrío es algo parcial a lo que tú sabes, sientes, amas y deseas. Tú siempre eliges sobre la base de tu determinación, de acuerdo a la condición de tu corazón.
Es justo por esta razón, que tu albedrío no es libre para hacer el bien. Tu albedrío es el sirviente del corazón y su corazón es malo (Génesis 6:5) “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”; (Romanos 3:12) “Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Ninguna fuerza obliga al hombre a pecar en contra de su voluntad, pero los descendientes de Adán son tan perversos que siempre eligen lo pecaminoso.
Sus decisiones están moldeadas por su entendimiento, y la Sana Doctrina de Cristo en la Biblia dice de todos los hombres (Romanos 1:21) “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”. El hombre solo puede ser justo cuando desea tener comunión con Dios. Pero, (Romanos 3:11) “No hay quien entienda.
No hay quien busque a Dios”. Sus apetitos anhelan pecado, y así no pueden elegir a Dios. Elegir el bien es contrario a la naturaleza humana. Si ustedes eligen obedecer a Dios, esto será el resultado de un impulso externo. Pero ustedes son libres para elegir, por lo tanto su elección está esclavizada a su propia naturaleza malvada.
Un ejemplo: Si tuviéramos a una paloma y a un águila y si pusiéramos alpiste y carne fresca el águila nunca comería alpiste, y ni la paloma comería carne. Esto es debido a que su naturaleza que dicta la selección. Así es con el hombre. El albedrío del hombre es libre de fuerzas externas, pero no de la inclinación de la naturaleza humana. Esta inclinación es en contra de Dios. Las fuerzas de decisión del hombre son libre para elegir cualquier cosa que el corazón humano dicta, por lo tanto, no hay posibilidad de que un hombre elija agradar a Dios, sin un trabajo previo de la gracia divina.
Lo que la mayor parte de la gente da a entender por libre albedrío, es la idea de que el hombre es, por naturaleza, neutral y por lo tanto, capaz de elegir entre el bien y el mal. Esto simplemente no es verdad. El albedrío humano y el total de la naturaleza humana están inclinados continuamente solo al mal. Jeremías preguntó: (Jeremías 13:23) “¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?”. Es imposible. Es contrario a la naturaleza. Así, los hombres desesperadamente necesitan la transformación sobrenatural de su naturaleza, de otra manera, sus albedríos son esclavizados para elegir el mal.
No puede haber duda, que recibir a Jesucristo es un acto de albedrío humano, es a menudo llamado fe, pero ¿cómo vienen los hombres a recibir voluntariamente al Señor? ¿Pero cómo puede ser esto? Recibir a Jesucristo significa creer en todo lo que Él dice. Como lo muestra en la Palabra Escrita en (Juan 8:41-45) “41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. 43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. 45 Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis”. Jesús deja en claro. Este padre maligno odia la verdad y da la misma predisposición en su corazón por naturaleza. ¿Cómo brinca el albedrío del hombre para elegir creer en lo que la mente humana aborrece y niega?
Además, recibir a Jesucristo, significa abrazarlo como a un Señor esto es beneficiarnos de Él, depender de Él para pactar paz con Jehová Dios por su sacrifico e intercesión. La sana Doctrina de Cristo por medio del apóstol Pablo nos dice que la mente con la cual nacimos es contraria a todo lo que tenga que ver con Dios (Romanos 8:7,8) “7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios”. ¿Cómo puede el albedrío escapar a la influencia de la naturaleza humana con la cual nació, con una violenta enemistad a Jehová Dios? Sería insano para el albedrío elegir la paz, cuando cada hueso y gota de sangre clama por rebelión a la Verdad de la Sana Doctrina de Cristo. (Efesios 2:1-3) “1 Y Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”.
Entonces también, recibir a Jesús significa darle la bienvenida como a un Rey en nuestras vidas. Significa elegir obedecerle en cada orden, confesar Su derecho a reinar nuestra vida, y adorarlo ante su trono. Pero la mente humana, las emociones y los deseos, todos gritan: (Lucas 19:14,27) “14 Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros. 27 Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí”. Si mi ser completo odia Su verdad, odia Su gobierno, y odia la paz con Dios, ¿Cómo puede mi albedrío ser responsable para recibir a Jesús? ¿Cómo puede tal pecador tener fe?
No es el albedrío del hombre, sino la Gracia de Dios, la que debe ser agradecida, por darle a un pecador un nuevo corazón. A menos que Jehová Dios cambie el corazón, cree un nuevo espíritu de paz, de veracidad y de sumisión, el hombre no elegirá recibir a Jesucristo y la vida eterna en Él. Un nuevo corazón debe ser dado antes de que un hombre crea, o de lo contrario, el albedrío del humano estará esclavizado sin esperanza a la malvada naturaleza humana -aún en el asunto de la conversión. Jesús dijo: (Juan 3:6,7) “6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”. A menos que tú lo hagas, nunca verás su reino.
(Juan 1:12,13) “12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. Así como su albedrío no es responsable de su venida a este mundo, tampoco es responsable por el nuevo nacimiento. Es Su Creador con quien tienes que estar agradecido por tu vida. Y si cualquier hombre está en Cristo, Él es una nueva creación (2 Corintios 5:16,17) “16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. 17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. ¿Quién eligió alguna vez ser creado? Cuando Lázaro se levantó de los muertos, él eligió responder al llamado de Cristo, pero no eligió regresar a la vida. Así que Jehová Dios por medio del apóstol Pablo dijo en (Efesios 2:4,5) “4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 5 Mas El que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu”. La fe es el primer acto de un albedrío hecho nuevo por el Espíritu Santo. Recibir a Jesucristo es un acto humano, tanto como lo es el respirar, pero Jehová Dios debe dar primero vida.
El albedrío está en las cadenas de una naturaleza humana malvada. Los que exaltan el libre albedrío como una gran fuerza se están adhiriendo a una raíz de orgullo. El hombre, caído en pecado, está completamente sin ayuda y sin esperanza. El albedrío del hombre no ofrece esperanza. Fue el albedrío quien puso en desobediencia al hombre, eligiendo la fruta prohibida la que nos trajo a la miseria.
La poderosa Gracia de Jehová Dios por sí misma ofrece liberación por medio de su Hijo Jesucristo. Láncese sobre la misericordia de Jehová Dios para la salvación, pida a Jesucristo el Espíritu de la Gracia que pueda hacer morar un nuevo espíritu dentro de Ustedes.
El “libre albedrío” es enseñado en muchas congregaciones y evangélicas como parte de su teología de salvación. Esta doctrina no es nueva. Es una fábula cimentada en filosofía barata. Filosofía Maniqueista. (Religión fundada por el príncipe persa Manes (216-277) según la cual existen dos principios reguladores del universo, el Bien y el Mal, que se encuentran en constante lucha y oposición, y a los que denomina la Luz y las Tinieblas, respectivamente. Tras un largo período de tiempo la lucha se saldará con la victoria definitiva de la Luz sobre las Tinieblas. El término maniqueísmo se utiliza también habitualmente para referirse a la actitud de quienes consideran que todo es bueno o malo en términos absolutos, sin establecer ningún tipo de matiz o cualquier otra consideración).
He aquí una breve lista de Reformadores, Puritanos y teólogos Reformados y lo que pensaron acerca del libre albedrío:
Lutero (1483-1546)
"El libre albedrío es un término vacío".
"El libre albedrío no puede querer hacer el bien y por necesidad sirve al pecado".
"Esto es claramente el atribuir divinidad a libre albedrío”.
"Francamente confieso que, para mí, incluso si pudiera ser, no quisiera que me den el libre albedrío'.
Calvino (1509-1564)
“Los Papistas mantienen que el hombre, a través de su libre albedrío retorna a Dios, y en este punto esta nuestra más grande contienda con ellos hasta este día”
“Referente a esta palabrería payasa del libre albedrío es suficientemente rechazado a través de toda la escritura”.
“La Fe es un regalo especial de Dios, el cual no procede de nuestro libre albedrío.”
“que la filosofía ética del libre albedrío este lejos de la mente Cristiana”.
“ningún libre albedrío puede resistir la voluntad de Dios para salvar”.
CONFESIÓN DE FE WESTMINSTER: DEL LIBRE ALBEDRÍO
Dios ha dotado a la voluntad del hombre con aquella libertad natural, que no es forzada ni determinada hacia el bien o hacia el mal, por ninguna necesidad absoluta de la naturaleza.
SIGLO 16 William Tyndale: (1414-1572) “Ellos van y elaboran el libre albedrío con los filósofos paganos y dicen que el libre albedrío es la causa porque Dios escogió y no a otro, contrario a todas las escrituras.
John Knox: "el consentimiento general de toda secta es que Dios (por su pre conocimiento, consejo y sabiduría) no ha asegurado elección ni tampoco una certera reprobación pero que cada hombre se elige y reprueba el mismo por su propio libre albedrío el cual, según ellos, tienen para hacer bien o mal. Todas estas cosas inventadas por sus propios cerebros y refinadas por las más finas de sus ideas, cuando en realidad ellas son las más podridas herejías de Pelagio las cuales hace mucho tiempo Agustín las refuto.
SIGLO 17 Henry Ainswort (1571-1622): “aceptamos que el libre albedrío es para el mal y está en toda la naturaleza del hombre, creemos que el libre albedrío para el bien es de la gracia y la regeneración”.
Daniel Featley: (1582-1645): “muchos hombres tienen mucho libre albedrío y se toman mucha libertad hoy en día en avanzar y sostener la doctrina del libre albedrío”.
John Preston: (1587-16238): “No por el poder del libre albedrío, pero por la infusión de la gracia de Su Espíritu”.
Pierre de Moulin (1568-1658): "está confirmado desde las Escrituras que un hombre no regenerado es totalmente destituido del poder y la libertad de su voluntad, en esas cosas que pertenecen a la fe y la salvación”.
John Owen: (1616-1683): "todo el veneno pelagiano del libre albedrío es una clara exaltación del Viejo ídolo del libre albedrío dentro del trono de Dios…es un producto del decadente estado del Cristianismo” “El libre albedrío es una deformada querida naturaleza corrupta, la amada auto concebida de mentes tenebrosas”.
William Jenkyn (1613-1685): "la inclinación del corazón del hombre para creer y perseverar son los frutos de los decretos eternos de Dios, y no de los frutos naturales del hombre depravado y de su frágil y decadente libre albedrío”.
John Trapp (1601-1669): "los amigos del libre albedrío son los enemigos de la gracia”.
Thomas Watson (1620-1686): "esta corona del libre albedrío es caída de nuestra cabeza y si el propósito de Dios es salvarnos entonces no es libre albedrío”.
Francis Turretin: (1623-1687): "la palabra “libre albedrío” también llamado auto determinación poder no aparece en las Escrituras. (1 Corintios 7:37) “Pero el que está firme en su corazón, sin tener necesidad, sino que es dueño de su propia voluntad, y ha resuelto en su corazón guardar a su hija virgen, bien hace” no significa libre albedrío.
SIGLO 18 Matthew Henry (1662-1714): "Los consejos y decretos de Dios no se doblegan a la débil y caprichosa voluntad del hombre”.
Augustus Toplady (1740-1778): “el libre albedrío del hombre no le puede curar, ni siquiera un dolor de diente, o un dedo herido, y sin embargo el hombre piensa en su locura que él tiene el poder de curar su alma”.
George Whitefield (1714-1770): “un hombre es nada, el solo tiene el libre albedrío de ir al infierno, pero nadie puede ir al cielo, hasta que Dios haga el trabajo en él. Y tú deshonras a Dios al negar la elección. Tu abiertamente haces que la salvación dependa, no en la gracia de Dios pero el libre albedrío del hombre”.
SIGLO 19 Charles Spurgeon (1834-1892): "Iré hasta Martín Lutero fue, donde él dice, si algún hombre suscribe algo de la salvación al hombre, aun lo menos, no conoce nada de la gracia y él no ha conocido Jesucristo correctamente”
CONCLUSIÓN: La evidencia es clara e irrefutable, todos los Reformadores y los Puritanos creyeron y mantuvieron que el "libre albedrío es contrario a las Escrituras. La Fe Reformada es la doctrina bíblica, es decir la Sana Doctrina de Cristo fundamentada en las Escrituras. El libre Albedrío es una doctrina humana y diabólica que le quita el poder y la soberanía absoluta a Dios y pone al hombre, pecador y caído como el "artífice de su propio destino".
PREDICADOR DE LA SANA DOCTRINA DE CRISTO: Pastor Víctor Ramón Preciado Balderrama; Mi interés es que me des la oportunidad de servirles pues me queda muy claro que mi llamado no es de ser titular sino el de servir y que la Sana Doctrina de Cristo corra como un río poderoso arroyando toda basura de ignorancia. Por favor si les interesan estos materiales escríbanme pidiéndomelos a cualquiera de los siguientes correos, y con mucho gusto y en el amor a Cristo se los enviaré inmediatamente sin cuestionar nada y que el Espíritu Santo los dirija y los lleve por buen camino, solo les pido en este mismo amor NO LO VENDAN: lo recibes de gracia dalo de gracia.
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jueves, 24 de diciembre de 2015

LA IGLESIA NECESITA SANA DOCTRINA PARA PODER ENFRENTAR LAS COMPLEJIDADES DE LA VIDA Y DE LA FE

LA IGLESIA NECESITA SANA DOCTRINA PARA PODER ENFRENTAR LAS COMPLEJIDADES DE LA VIDA Y DE LA FE.
¿Qué es la sana doctrina?
La doctrina es “enseñanza escritural de verdades teológicas”[1]. Añadir el término sano a doctrina aguza la definición con las ideas de “saludable” o “adecuado”[2]. Por tanto, una definición de lo que la Biblia quiere decir cuando habla de sana doctrina es la siguiente: 
La sana doctrina es la enseñanza bíblica y adecuada de verdades teológicas que llevan a la salud espiritual y a vidas transformadas tanto de los individuos como de la iglesia.
La sana doctrina debe ser el contenido de cada sermón, de cada estudio bíblico, de cada canción y de cada libro que leamos en la iglesia. Y debemos amarla. Aquí hay 8 razones por qué hacerlo:
1. Debemos amar la sana doctrina porque Dios ama la sana doctrina.
Las Escrituras ordenan que los líderes  “retengan la palabra fiel que es conforme a la enseñanza” y que “sean capaces también de exhortar con sana doctrina y refutar a los que contradicen” (Tito 1:9). La sana doctrina fluye de las palabras de Dios y de su voluntad revelada en las Escrituras. Dios nos dio Su Palabra y sana doctrina para que podamos conocerle, amarle, obedecerle, y enseñar a otros acerca de Él y de lo que Él ha hecho por nosotros en Cristo. Amémosla porque le amamos a Él.
2. Debemos amar la sana doctrina porque hace madurar tanto a los individuos como a la iglesia.
La doctrina que no es sana trastorna la fe, extravía a la gente, y finalmente nos hace perder el tiempo, como le sucedió al pastor Fernando. Enseñar sana doctrina lleva a la madurez espiritual, tanto en individuos como en la iglesia en su conjunto (Efesios 4:11-14). Conforme nos alimentamos de sana doctrina, vamos teniendo menos gusto por la teología que da comezón de oír pero que luego nos deja insatisfechos y necesitados de lo que verdaderamente necesitamos. La sana doctrina hace crecer nuestra fe y nos lleva a invertir el tiempo sabiamente para Cristo y Su Reino, haciendo madurar a la gente y a la iglesia a la imagen de Cristo.
3. Debemos amar la sana doctrina porque fluye del evangelio.
En 1 Timoteo 1:11, Pablo dice que la sana doctrina es “según el glorioso evangelio del Dios bendito”. El evangelio es un mensaje para ser proclamado y enseñado. La sana doctrina es la sustancia de la verdadera enseñanza del evangelio. Nuestro amor por el evangelio debería estar fuertemente atado con el amor por la sana doctrina, ya que comunica las verdades del evangelio que traen salvación a los oyentes (1 Timoteo 4:16).
4. Debemos amar la sana doctrina porque nos lleva a la santidad.
1 Timoteo 1:10 nos dice que existe una forma de vivir que es contraria a la sana doctrina. La doctrina correcta está ligada a la manera correcta de vivir, y esto es lo que quiere decir Pablo cuando habla del “pleno conocimiento de la verdad que es según la piedad” (Tito 1:1). La sana doctrina nos enseña acerca de un Dios santo y que está airado con el pecado, pero que nos ama lo suficiente como para sacrificar a Su Hijo en nuestro favor, para librarnos de ese pecado. La sana doctrina de un Dios santo produce gente santa.
5. Debemos amar la sana doctrina porque nos guarda de la falsa doctrina.
Las Escrituras apuntan a tres fuentes de doctrina: los demonios (1 Timoteo 4:1), los hombres (Mateo 15:9), y Dios mismo (Tito 2:10). La sana doctrina fluye de Dios mismo, y es incorruptible y dadora de vida. La sana doctrina es un ancla de verdad que nos guarda de ser “llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina” (Efesios 4:14). El amor por la sana doctrina será un “escudo de verdad” contra las mentiras y las doctrinas del enemigo, que son rampantes hoy día, incluso en muchas iglesias.
6. Debemos amar la sana doctrina porque nos lleva a la acción.
Las Escrituras preparan a los hombres y a las mujeres para toda buena obra (2 Timoteo 3:17). Del mismo modo, una enseñanza sana de las doctrinas de las Escrituras cataliza tanto el servicio como el testimonio, al instalar una convicción profunda y un gozo real en la vida de los cristianos. Escuchar la verdad de las Escrituras enseñada claramente exaltará la misericordia y la gracia de Dios, lo cual hará que estemos agradecidos y obedezcamos Sus mandamientos para ser luz en el mundo y proclamar el evangelio, “adornando la doctrina de Dios nuestro Salvador” (Tito 2:7-10).
7. Debemos amar la sana doctrina porque esto significa amar a Cristo mismo.
Nada me hace tener que contenerme como cuando escucho a los cristianos decir: “no necesito doctrina, ¡solamente quiero amar a Jesús!”. Esta gente no entiende que la doctrina es la que nos habla de Jesús, que es la Verdad hecha carne (Juan 14:6). Jesús vino a predicar (Marcos 1:38). Su predicación incluía comunicar doctrina que proclamaba quién es Él y cómo deben vivir sus discípulos en relación con Él y con el mundo.
8. Debemos amar la sana doctrina porque al final nos lleva a la adoración.
Contemplar las verdades acerca de Dios y Sus obras entre los hombres nos hace maravillarnos con asombro de su bondad (Salmos 107). La adoración no es solamente el resultado de la doctrina: es la razón por la que la doctrina existe. Pablo ejemplifica esto concluyendo una de las porciones más ricas de las Escrituras en cuanto a doctrina con la siguiente doxología: ”¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33).
Dios quiere que la sana doctrina llene la iglesia con creyentes santos, que exalten y proclamen a Cristo y que maduren diariamente en el conocimiento de Dios y la obediencia a Él. 
El pastor Fernando ha aprendido mucho desde que dejó de predicar el mensaje de prosperidad y comenzó a centrarse en enseñar las Escrituras. Aunque mucha gente ha abandonado la iglesia, nuevas personas han venido, ansiosas por escuchar la vedad. Los adolescentes que solían sentarse en la parte de atrás de la iglesia y enviar mensajes de texto durante el servicio se han movido ahora a las filas de adelante y han comenzado a servir y a alcanzar su comunidad. Este es un cuadro de la sana doctrina en acción. Enseñar sana doctrina es importante.
El lugar donde comienza la sana doctrina
Aunque estudiar doctrina en la iglesia local es una forma fantástica de crecer, quizás lo más importante que podemos hacer diariamente es estudiar las Escrituras con fidelidad y cuidado. Conforme hemos entrenado a pastores en el programa Pastores Entrenando a Pastores, hemos visto que a menudo el crecimiento en la sana doctrina viene cuando la Palabra derriba las doctrinas que no son sanas, que están enraizadas en un marco teológico defectuoso, en valores culturales específicos, o simplemente en no leer las Escrituras en su adecuado contexto histórico, bíblico y literario.
Prestemos atención al mandamiento de Pablo en 2 Timoteo 1:13 y “retengamos la norma de las sanas palabras que hemos oído, en la fe y en el amor en Cristo Jesús”.