miércoles, 25 de noviembre de 2015

RECIBE CIEN VECES MÁS AHORA EN ESTE TIEMPO

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“17 Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 18 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. 19 Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. 20 El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. 21 Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. 22 Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. 23 Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! 24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas! 25 Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. 26 Ellos se asombraban aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 27 Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, más para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios. 28 Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido. 29 Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, 30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas,  madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna. 31 Pero muchos primeros serán postreros, y los postreros, primeros”.

La Palabra de Dios nos enseña claramente acerca del tema de la restitución. Existen dos clases de restitución en la Biblia. De la que quiero tratar en este artículo es aquella obra poderosa que Dios quiere hacer en la vida de aquellos que a pesar de haber sido fieles e íntegros han sido temporalmente despojados y han perdido algo injustamente. Estoy hablando de la Unción de restitución.

Escrito está en la Sana Doctrina de Cristo, acerca de la Unción de restitución y lo encontramos en (Marcos 10:28-30) “28 Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido. 29 Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, 30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna”.

Para entender lo que Jesús estaba diciendo debemos en primer lugar definir lo que significa la palabra “restituir”. El diccionario la define como “Devolver una cosa a su dueño; restablecer una cosa en su estado anterior; volver al lugar de donde había salido.” Restituir significa, devolver, restaurar, reivindicar.

Si somos detallistas en la lectura del pasaje inicial notaremos que Jesús dijo que nadie que haya dejado todo por el Señor y la causa del evangelio se quedará sin recibir la unción de restitución.


La promesa de restitución de Jesús es del ciento por uno, o sea, ¡Un interés del 10,000 por ciento! Ahora bien, todo esto no ha venido fácil o en forma gratuita. Hubo un precio que pagar, porque para que se me devuelva algo, primero tuve que haber perdido algo injustamente; para que se me restaure algo, primero tuve que haber sido dañado injustamente; para que se me reivindique, primero tuve que ser eliminado, desplazado, rechazado, quitado de algún lugar o posición injustamente. Todo este proceso de despojo produce heridas, dolor, angustia, frustración, vergüenza, lágrimas, tristeza, debido a que las pérdidas no fueron voluntarias, como un acto de renuncia, sino involuntarias donde se perdió lo que no se quería perder. La angustia interior y muchas veces la confusión crecen debido a que todo eso nos ha pasado precisamente por ser fieles a Jesucristo nuestro Rey.

En la Sana Doctrina de Cristo en la Palabra de Jehová Dios nos dice que el causante de semejante pérdida es el mismo diablo. En (Juan 10:10) “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Se lo describe como ladrón que viene para hurtar, matar y destruir. El diablo quiere robarle al cristiano fiel, quiere matarlo lentamente y destruirlo totalmente. El enemigo utiliza algunas veces a personas incrédulas para cumplir su plan pero muchas veces utiliza aún a aquellos que se dicen cristianos, por eso ten mucho cuidado cuando.

Cada acto de las vidas de aquellos hombres y mujeres fieles que aman a Dios está en manos del Señor y todo lo que les pasa es para bien (Romanos 8:28) “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Pero muchas veces el Señor permitirá, con un propósito especial, que podamos experimentar perdidas injustas temporales, para posteriormente glorificar su Nombre y enviar la Unción de restitución.

Existen muchas cosas que podemos perder por nuestra fidelidad a Cristo. En (2Timoteo 1:15) “Ya sabes esto, que me abandonaron todos los que están en Asia, de los cuales son Figelo y Hermógenes”. Leemos a Pablo abandonado por sus hermanos y amigos. Nosotros también por la causa de Cristo podemos perder amistades y hermanos en la fe. La santidad para muchos es detestable. Podemos perder también nuestro buen nombre, testimonio y reputación.
En (Hechos 25:7) “Cuando éste llegó, lo rodearon los judíos que habían venido de Jerusalén, presentando contra él muchas y graves acusaciones, las cuales no podían probar”. De menciona la frase “falsas acusaciones” que podemos recibir por cumplir fielmente nuestro ministerio; en (1 Corintios 4:10-21) “10 Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados.11 Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. 12 Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. 13 Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos. 14 No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados. 15 Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio. 16 Por tanto, os ruego que me imitéis. 17 Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas

partes y en todas las iglesias. 18 Más algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiese de ir a vosotros. 19 Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos. 20 Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. 21 ¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?”. Nos muestra como los siervos de Dios pueden sufrir injustas calumnias, acusaciones sobre sus propias vidas y ministerios.
(Mateo 10:34-39) “34 No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. 35 Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; 36 y los enemigos del hombre serán los de su casa. 37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; 38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. 39 El que halla su vida,  la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará”. Nos enseña que aún podemos perder la buena relación con los familiares más cercanos a causa de nuestra fidelidad y santidad y por no participar de acciones pecaminosas.

(2Corintios 11:23-29) “23 ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.)  Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. 25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; 26 en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27 en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; 28 y además de otras cosas,  lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. 29 ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?”. Nos habla que nuestra salud y economía pueden desmejorarse por servir al Señor.

En (1Corintios 16:9) “se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios”. Aquel que todo lo ve y procede con justicia tiene una salida para todo aquel que ha padecido y sido despojado injustamente por ser fiel al Señor y a la causa del Evangelio. La recompensa de Dios para todos ellos es la Unción de restitución.
El alcance de la restitución es doble: Aquí en la tierra o en el cielo. Aquí en la tierra es donde se nos asegura la restitución del mil por ciento de interés. En el cielo no necesitaremos nada pues allí estaremos completos de todo pero aún así existe una restitución celestial.

El Espíritu Santo en este tiempo quiere restituir sobrenaturalmente buena reputación a aquellos siervos fieles que injustamente han perdido su buen nombre por causa de la difamación y calumnia; quiere restituir ministerios a aquellos que lo han perdido debido a las mentiras y acusaciones infames; quiere restituir ministerios a aquellos que se quedaron sin gente en sus congregaciones debido a acusaciones falsas y sin fundamento. Dios quiere restituir económicamente a aquellos que han padecido severamente por años debido al cumplimiento del llamado del Altísimo; Dios quiere sanar físicamente también a aquellos valientes que por la dureza de la batalla espiritual han quedado frágiles y débiles.



¡Dios es un Dios de restitución! Es por eso que en (2Timoteo 1:12) “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día”. El padecer por ser fieles a Cristo no debe ser causa de vergüenza. La Palabra de Dios refleja en varios episodios al Señor de la restitución. La vida de José, entre otros, nos dará una perspectiva diferente de lo que estamos atravesando actualmente y a la vez aliento y fe para creer que sobre nosotros se derramara la Unción de restitución.

La historia de José se relata en Génesis caps. 37 al 50. José debido a su inexperiencia cometió el error de contar sus sueños a sus hermanos, los cuales le envidiaron aun más y decidieron sacárselo de encima. Primero lo tiran en un pozo seco, luego lo sacan de allí y pensaron que vendiéndolo como esclavo a los ismaelitas todo se solucionaría. Aquí a José se le quita involuntariamente la vida familiar y el calor de hogar y sufre una gran perdida emocional. Luego es vendido a Egipto y comprado por una persona influyente, donde lo coloca al cuidado de sus cosas personales. Aquí a José se le robó su personalidad y privó del legítimo derecho de vivir en libertad. A pesar de esos duros golpes José continuaba siendo fiel a Dios y contaba con el favor del Señor. Su ferviente deseo de ser fiel al Señor le lleva a ser acusado de acoso sexual por una mujer adultera y perversa. José de esclavo “libre” pasa a ser un esclavo en la cárcel. Humanamente hablando todo se había terminado para el… pasaría el resto de sus días confinado una cárcel. Aquí José sufrió la perdida de su integridad. Fue acusado y calumniado injustamente y no teniendo manera de defenderse tuvo que callar y ser encarcelado. Solo José podría decirnos todo lo que pasaba por su mente y las luchas interiores que el estaría padeciendo. Todo esto le pasaba, no por ser desobediente e infiel a Dios, ¡sino por ser absolutamente fiel al Señor!

Esto es lo que confunde a muchos hoy también y se derrumban para siempre. No pueden entender lo que les está sucediendo y en vez de ver la mano del enemigo intentando eliminarlos de la carrera espiritual, comienzan a culpar a Dios de sus desdichas. Es en este punto crucial donde, si seguimos a pesar de todo siendo fieles, avanzaremos hacia la Unción de Restauración o nos quedaremos por siempre en el lago cenagoso de la frustración. En tiempos así, solo la fe puede hacernos “ver” la realidad espiritual que se viene sobre nuestras vidas. ¡La medida de nuestro despojo será la medida de nuestra restitución!.

En un momento determinado, por cierto planeado por Dios, Faraón necesita la interpretación de unos sueños. Nadie de los magos y sabios de la época pudieron interpretarlos. De repente, alguien conversando con Faraón se acuerda que tiempo atrás cuando el estuvo en la cárcel, José le ayudó a interpretar un sueño y le dio el significado exacto. Ese relato produjo en Faraón el deseo de mandar a llamar a José para que le interpretara los suyos. Aquí estamos presenciando como la Unción de restauración comenzó a derramarse sobre la vida de José. Note que eso sucedió de repente, sin aviso. José se levanto esa mañana y mirando entre las rejas, un día mas en la cárcel, cuando en realidad ese seria el día de la restitución. Así sucederá en nuestras vidas. Cuando menos Usted lo espere, Dios irrumpirá con poder y glorificara Su nombre sobre su vida. A Dios le agrada mucho manifestarse de repente (Hechos 2:2; 16:26) “2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los

cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron”. Eso si, siempre el “de repente” de Dios viene precedido por obediencia y fidelidad continua al Señor aquí en la tierra, pues las bendiciones de Dios siempre son para los que deciden ser fieles a cualquier precio.

Volviendo al relato de José, analizaremos a continuación cuales fueron los resultados de haber recibido de Dios la Unción de restitución:

1. Dios restituyo la reputación y buen testimonio, así como también su vida económica. (Génesis 41:40-43) dice: “40 Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernara todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tu. 41 Dijo además faraón a José: He aquí yo te he puesto por sobre toda la tierra de Egipto. 42 Entonces Faraón quito su anillo de su Mano, y lo puso en la mano de José, y Lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello, 43 y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de el: ¡Doblad la rodilla!; y los puso sobre toda la tierra de Egipto”. José pasó de ser un esclavo ignorado a un hombre libre exaltado; pasó de comer y vestir lo peor a vivir con las comodidades de un rey.

2. DIOS RESTITUYO SU AUTORIDAD. Leemos en el (V. 42) que Faraón le puso su anillo, como sinónimo de poder e influencia. José pasó de ser un “don nadie” a ser un hombre respetado por todos; pasó de ser un hombre humillado a ser un hombre exaltado por Dios. El Señor lo levantó a la medida exacta de lo que Él le había prometido años atrás en sus sueños. Los cumplimientos de los sueños de Dios en nuestras vidas siempre vienen acompañados de mayor autoridad e influencia espiritual.

3. DIOS RESTITUYO SU NOMBRE. Leemos en (Génesis 41:45a) “Y llamó Faraón el nombre de José, Safnat-Panea; …”. Ya no iba a ser más “el pobre Josecito” despreciado, pisoteado y desconocido sino alguien apreciado y reconocido.

4. DIOS RESTITUYO SU VIDA SENTIMENTAL. Leemos también en (Gén. 41:45b) “…y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto”. ¡Cuanta presión había sobre los hombros de este joven valiente, obediente y fiel al Señor! El ser íntegros y fieles no nos exime de tener que batallar con pensamientos “naturales y reales”, los cuales será necesario aprender a dominarlos y vencerlos para que no apaguen nuestra fe.

5. DIOS RESTITUYO SU CORAZÓN HERIDO. Con todo lo que había padecido, sufrido injustamente seguramente había heridas interiores abiertas, necesitadas del toque sanador del Señor. Es por eso que Dios haría en el una obra completa. Como fruto del amor con su esposa nació el primer hijo, Manasés, (Gen 41:51) “Y llamó José el nombre del primogénito, Manasés; porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo (es decir, todo lo que había sufrido), y toda la casa de mi padre (todo lo que le hicieron sus hermanos).

A menos que Dios quite sobrenaturalmente ese dolor interior, suture nuestras heridas producidas por la injusticia recibida y nos de la gracia de perdonar a todos los que nos dañaron no podremos disfrutar la restitución del Señor. ¡Gloria a Dios que la restitución exterior viene acompañada también de sanidad interior!


6. DIOS RESTITUYO LOS TIEMPOS DE SEQUÍA, DESIERTO Y ESTERILIDAD. No hace falta entrar en detalles para darse cuenta que todo el período que va de la etapa del rechazo de sus hermanos hasta el minuto final que estuvo en la cárcel, fue un tiempo de sequedad, desierto total y espeluznante esterilidad. Es por eso que el segundo hijo que tuvo con su esposa fue llamado “Efraín” (Gen 41:52) “Y llamó el nombre del segundo, Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción” ¿Dónde fue fructificado José? En la tierra donde fue afligido. ¡Esto es ni más ni menos la restitución que Dios da aquí en la tierra! Es por eso que el (Salmo 27:13,14) dice: “13 Hubiera yo desmayado, sino creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes 14  Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová”. Es verdad, ¡Sin la gloriosa promesa de la Unción de restitución desmayaríamos, pero bendito sea el Nombre de nuestro Dios Jehová que es nuestra Torre fuerte!

7. DIOS RESTITUYO SU VIDA FAMILIAR. Solo un Dios de justicia como el Señor puede hacer esto. Leemos a partir del Cáp. 42 como sus hermanos, sin saberlo, vienen en busca de ayuda a Egipto debido a la hambruna desatada sobre la faz de la tierra. Dios usó la necesidad de sus “enemigos” para encaminar las cosas hacia la restitución familiar entre José y sus hermanos. Es por eso que José les dice a sus hermanos, cuando experimento la Unción de restitución, en (Gen 45:7,8) “7 Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación. 8 Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa,  y por gobernador en toda la tierra de Egipto”. La Unción de restitución viene acompañada también de felicidad familiar. Divisiones y rupturas del pasado se transforman milagrosamente en unión y armonía. Esto bien puede ser para la vida familiar, una congregación local o dondequiera que haya habido anteriormente envidias, celos, calumnias, acusaciones y menosprecio. ¡Así es la mano restituidora del Señor!

¡Ruego a Jehová Dios a través de nuestro Señor Jesucristo que a medida que vayas leyendo, el Espíritu Santo le recuerde situaciones semejantes a las de José en su propia vida y a la vez le de certeza que la Unción de restitución esta a las puertas de su vida!

La Unción de restauración es una obra sobrenatural del Espíritu Santo pero ella necesita, para manifestarse, que nosotros hagamos algo muy importante. No me refiero a mantener nuestra integridad y fidelidad, la cual es el requisito básico para ser candidatos seguros a la Unción de restitución. En (Éxodo 22:1-15) encontraremos la respuesta. Allí Jehová Dios deja estipulada las leyes de restitución. En los (VV. 2,4 y 7) aparece una frase importante: “si el ladrón fuera hallado…”. Para que la ley de restitución operase era necesario primero hallar al ladrón. Cuando eso sucedía éste tenia que hacer algo para con la persona dañada: 1) (V. 3) “El ladrón hará completa restitución” 2) (VV. 4 y 7) “pagara el doble”

Si el ladrón era apresado tendría, no sólo hacer restitución, sino también devolver el doble de lo que había robado. Dijimos antes que el ladrón es el diablo, que viene para hurtar, matar y destruir (Juan 10:10a) “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir”.


Ahora bien, ¿Dónde encontrarlo? (1 Pedro 5:8) nos da la respuesta: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”.
El enemigo anda alrededor nuestro esperando que nos salgamos de la cobertura espiritual para darnos su zarpazo. Ahora es nuestra oportunidad de atraparlo. Lo que tenemos que hacer, si anhelamos recibir la Unción de restauración es tomar la autoridad de Cristo y atarlo en el Nombre del Señor. Esta acción espiritual, hará que automáticamente se suelte y venga la Unción de restauración sobre nuestras vidas. La restitución, por cierto, no viene del Diablo porque nosotros no queremos nada que provenga de él. Nuestra restitución viene de Jehová Dios  cuando sometidos a Dios resistimos al enemigo y es atrapado y atado. Allí él dejará en el piso todo lo que nos robó por años. Cuando eso suceda, Dios tomará cada una de las cosas robadas y derramará sobre ellas la Unción de restitución, la cuales llegará a nuestras vidas y con la doble bendición del Señor. ¿Puedes entender lo glorioso que esta por suceder en tu vida?

Recibe en este día, en el Nombre de Jesús, esta palabra de Dios como un “rhema” (palabra específica, en una situación específica para alguien específico). (Joel 2:25-27) “25  Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros. 26 Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado. 27 Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado”.

La Unción de restitución es prometida antes del derramamiento poderoso del Espíritu Santo (Joel 2:28) “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones”. Este es tiempo de creerle a Jehová Dios como nunca, porque su más increíble y poderosa obra está por llegar para restituir el buen nombre que hemos perdido debido a las injustas calumnias y traiciones; para restituir iglesias y ministerios que fueron severamente golpeados y menospreciados; para restituir la economía y la salud desgastada; para restituir las relaciones familiares e interpersonales, etc. Este es el tiempo de Dios, mis hermanos y hermanas, Jehová Dios que todo lo ve es el que va a restituir cada una y todas las cosas que el enemigo te ha robado. ¡Recibe en esta hora la Unción de restitución y comienza a darle toda la gloria al Señor!

PREDICA en Lerma por: PASTOR Víctor R. Preciado Balderrama
Hola hermanos les saludo con mucho amor en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, y con un solo propósito de que sean edificados sus vidas y sus ministerios, me gozo el saludarles y el que Dios me dé la oportunidad de servirles si me lo permiten, y con todo respeto a su doctrina o denominación, mi único interés es que corra la Sana Doctrina de Cristo, estoy ofreciendo:
MATERIALES BÍBLICOS GRATIS Todo es completamente gratis, como escritor de estos materiales te voy a dar los originales para que tú le pongas el nombre de tu Iglesia o tu ministerio o le hagas las modificaciones que a ti te parezcan convenientes. Mi interés es que me des la oportunidad de servirles pues me queda muy claro que mi llamado no es de ser titular sino el de servir y que la Sana Doctrina de Cristo corra como un río poderoso arroyando toda basura de ignorancia.
Por favor si les interesan estos materiales escríbanme pidiéndomelos a cualquiera de los siguientes correos, y con mucho gusto y en el amor a Cristo se los enviaré inmediatamente sin cuestionar nada y que el Espíritu Santo los dirija y los lleve por buen camino, solo les pido en este mismo amor NO LO VENDAN: lo recibes de gracia dalo de gracia.
También les invito con mucho respeto a todas sus creencias a visitar el BLOGSPOT que Dios me ha regalado y que, con mucho amor he puesto algunos estudios que Dios me ha regalado en revelación, Efesios 3:8.
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