lunes, 23 de noviembre de 2015

POR MEDIO DE LA SANA DOCTRINA DE CRISTO APRENDEREMOS ACERCA DEL FUEGO

POR MEDIO DE LA SANA DOCTRINA DE CRISTO
APRENDEREMOS ACERCA  DEL FUEGO

El evangelio de Lucas del Capítulo 12 nos deja un tanto preocupados. ¡Y está muy bien que así sea! Jesús habla con símbolos llamativos de su destino y de su misión. Algunos grupos judíos de la época. Ellos insistían en la inminencia de la llegada de Dios que salvaría a su pueblo y castigaría a sus enemigos. Esto dijo nuestro Señor Jesucristo, con sus palabras. (Lucas 12:49-53) “49 Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido? 50 De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla! 51 ¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión. 52 Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres. 53 Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra”.

Las preguntas que surgen ante este texto son: ¿Cómo puede decir Jesús que no ha venido a traer paz, sino división? ¿No es la paz una de las grandes esperanzas humanas que sólo Dios, en Jesús, puede derramar definitivamente? Jesús se refiere aquí a las consecuencias de su llegada y de su mensaje. No todos lo aceptan porque Dios es al mismo tiempo luz que ilumina y fuego que juzga, que purifica y que destruye el mal. Sin luz no podemos caminar hacia el amor de Dios, pero con luz quedan al descubierto también nuestras malas acciones. El fuego que se utiliza para extraer los metales preciosos también hace que se manifieste con claridad la escoria, que antes estaba disimulada, mezclada, escondida. No es que Jesús pretenda provocar la división, es el pecado que tan arraigado que está en el mundo el que hace que nos rebelemos a la Sana Doctrina de Cristo expuesta en la Palabra Escrita en la biblia. Deseamos el Amor de Dios y su justicia, pero al mismo tiempo nuestro corazón nos atrae a seguir como si Dios no existiera, como si no tuviésemos que dar cuenta de nuestras malas acciones.

En aquel tiempo, bautizarse y entrar en la comunidad cristiana era una decisión radical que cambiaba toda la vida. Hoy, las cosas no son tan diferentes; tus familiares te ven raro, fanático y hasta enemigo. Para nosotros, por tanto, este texto tan duro puede ser un aviso para que nos planteemos el rumbo de nuestras decisiones de cada día. No se trata de generar divisiones y polémica allí donde vayamos, claro que no. Pero sí tenemos que provocar conflicto con nuestro propio pecado, con nuestras comodidades, con nuestros egoísmos, y también, con las estructuras de pecado de la sociedad que se infiltran por todas partes por medio de las tradiciones del mundo.

Por medio de la Sana Doctrina de Cristo examinémonos, las luces y sombras de nuestra vida y nuestro entorno y pedirle a Jesucristo el fuego del Espíritu Santo que nos purifique de la escoria y haga brillar el oro que Dios ha puesto en nuestra alma. Que importante reconocer que Jesús nos trajo ese fuego de amor que transforma nuestro corazón y lo purifica en medio de las contradicciones de este mundo.
Jesucristo nos invita a vivir en su Reino de justicia y nosotros por lo tanto debemos dar una respuesta con nuestros actos: ser justos con nuestras familias, trabajo y un ejemplo en la congregación, etc., aunque esto provoque en algunas personas envidia, negación, persecución y rechazo; pero la verdad de vivir con Dios me hace libre de todo esto.
No nos es fácil pero Jesucristo nos fortalece día con día. Ánimo y fuertes en la fe a todos los que procuramos colaborar en el Reino de Dios. En las Escrituras se habla de muchas clases de fuego, pero uno de ellos, el fuego de Dios en los creyentes, debe ser atendido y avivado en estos días de apostasía. (Lucas 3:15-17) “15 Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo, 16 respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 17 Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará”.

Nuestro Señor Jesucristo, es el mismo de ayer, hoy y por los siglos. No hay ni una sombra de variación en su persona ni en su obra gloriosa. (Santiago 1:17) “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”. Te bendecimos, Jehová Dios y a nuestro Señor Jesucristo. Nosotros sabemos que no hay Dios fuera de ti. ¡La Gloria y honra sea para tu Bendito Nombre! Que no hay Salvador fuera de nuestro Señor Jesucristo. ¡Gracias, Señor Jesucristo! Que tu Santo Espíritu me de Poder esta mañana para compartir tu Palabra. Ayuda, Señor Jesucristo, a tu siervo para compartir y a tu pueblo para que tu Poderosa Palabra sea sembrada en corazones fértiles para que den mucho fruto. ¡Bendito y Santo eres tú, Jehová Dios! Y ¡Bendito es el nombre de nuestro Señor Jesucristo!

Jesucristo dijo que había venido a la tierra a echar fuego sobre la tierra. El fuego está asociado con Jesucristo, está asociado con Jehová Dios de distintas maneras en la Escritura. Todos conocemos la historia de Moisés y la zarza. Cuando la zarza ardía y Moisés se acercó y Dios le habló desde la zarza ardiendo. (Éxodo 3:2) “Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía”.
El profeta Ezequiel, cuando ve la visión del trono de Dios en: (Ezequiel 1:13) “Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que andaba entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos”. También Isaías, vio: (Isaías 6:6,7) “6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado”. Porque hay fuego delante de Dios.

El profeta Habacuc lo dice con estas palabras, con respecto también al trono de Dios: (Habacuc 3:3-6) “3 ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia?  Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan. 4 Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia. 5 Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis. 6 Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas”.

El fuego está asociado con el Poder, con la Majestad, con la Autoridad de Jehová Dios.
Juan, cuando vio al Señor Jesús en la isla de Patmos, dice: (Apocalipsis 1:14,15) “14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; 15 y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas”.
El fuego en la Sana Doctrina de Cristo en la Escritura también está asociado con la prueba. En Isaías dice: (Is. 43:2) “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”. Porque cuando Jehová Dios está con nosotros, ni el fuego puede arder en nosotros. Hay fuegos de prueba. (1Pe 4:12,13) “12 Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, 13 sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría”. Esto ocurre en el mundo entero: hay una prueba permanente sobre todos los hijos de Dios. Y en el primer siglo, una prueba de fuego y de persecución había sobre la iglesia de Dios.

PERO TAMBIÉN NUESTRA FE ES PROBADA. (1Pe 1:6-9) “6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro,  el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, 8 a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo,  aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; 9 obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas”.

En el libro de Daniel se registra el caso de tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego. Ellos declararon: (Daniel 3:16-18) “16 Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. 17 He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. 18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado”. Ellos pasaron por el fuego, pero no se quemaron, ni olor a humo salió en ellos.
También en Corintios dice: (1Corintios 3:13) “la obra de cada uno se hará manifiesta;  porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará”. El fuego de prueba revelará la realidad de la obra de cada uno, de la fe de cada creyente. El fuego de Dios, el fuego de la prueba viene sobre cada creyente.

HAY UN FUEGO TAMBIÉN QUE ES UN FUEGO DE APROBACIÓN. Cuando Elías el profeta desafió a los falsos profetas, a los baales, él los desafió que el Dios que respondiera con fuego, ése fuera Dios. (1Reyes 18:36-39) “36 Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel,  sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. 37 Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. 38 Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. 39 Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!”. Ustedes conocen la historia, todos los artificios que hicieron los falsos profetas y no hubo respuesta. ¡Cómo iba a haber respuesta, si Baal no es Dios! Sin embargo Elías, cuando le tocó su turno, puso el altar, lo edificó, puso la leña, puso el buey descuartizado, hizo una zanja alrededor, la llenó con agua. Cuando Elías oró, fuego del cielo descendió y consumió el holocausto, porque nuestro Dios responde. Nuestro Dios es real, vivo, verdadero. ¡Bendito sea su Nombre de Jehová Dios!

Veamos cuando Moisés consagró a los sacerdotes. Cuando fue consagrado Aarón y hubo una reunión solemne: (Lv. 9:23,24) “23Y entraron Moisés y Aarón en el tabernáculo de reunión, y salieron y bendijeron al pueblo; y la gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo. 24Y salió fuego de delante de Jehová, y consumió el holocausto con las grosuras sobre el altar; y viéndolo todo el pueblo, alabaron, y se postraron sobre sus rostros”.

Nuestro Dios es "fuego consumidor", dice en: (Hebreos 12:29) “porque nuestro Dios es fuego consumidor”. El fuego está asociado con Jehová Dios, el fuego de aprobación. Cuando Dios aprueba, responde con fuego desde el cielo.
Hay otra clase de fuego que también está muy cercano en nuestro conocimiento de la Sana Doctrina de Cristo. Todos hemos leído o alguna vez escuchado en los días de Abraham, cuando fuego del cielo cayó sobre las ciudades impenitentes, sobre las ciudades pecadoras, Sodoma y Gomorra. Fuego descendió, y en un instante fueron consumidas, y el humo de la ciudad subió como el humo de un gran horno. Porque el fuego del juicio de Dios se dejó caer en aquel tiempo.

(Hebreos 10:26,27) “26 Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, 27 sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios”.
¡horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! ¡Ay de aquel que ataca al Dios vivo, porque nuestros Dios es fuego consumidor!
El Señor Jesús habló también del fuego eterno. (Mat 25:41) “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. Hay un lago de fuego (Ap. 20:15) “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”. Todos los soberbios, todos los altivos, todos aquellos inteligentes, los filósofos de nuestros días, irán a parar allí, todos los que no se arrepintieron.

El fuego de Dios en los creyentes. Esto nos interesa: la provisión de Dios para los creyentes, el fuego que te enciende a ti y que me enciende a mí, ¡esto nos interesa hoy día! (Jeremías 20:7-9) “7 Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. 8 Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día. 9 Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude”.

Hermanos, recordemos la palabra que leímos al principio: "Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido?". El fuego del Señor se mete en lo más profundo de nosotros. Cuando está de verdad el fuego de Dios en una persona, no está solamente tocado en la parte externa suya, no es sólo un entusiasmo emocional que dura como un suspiro. Es algo mucho más profundo: ¡a los huesos mismos! El fuego del Señor se mete dentro de nosotros. Este fuego es capaz de prevalecer por sobre la ansiedad del profeta. Jeremías, al ver que el mundo se le venía encima, al ver que había que había vergüenza y había afrenta por causa de la palabra que había recibido. Él tenía una encomienda; el proclamar lo que proclamaba le significaba dolor, le significaba burla, le significaba persecuciones. Él quiso escapar de esto, la prueba era demasiado grande para él, se desanimó tremendamente. Pero cuando quiso callar, fue imposible callar, porque se encontró que había un fuego metido en sus huesos. ¡Gloria al Señor, hermanos!

Hay tentaciones en el mundo, que afectan la carne. Sí; el que está en la carne no puede prevalecer. Hermanos, grande puede ser la atracción, grande puede ser el fuego de la tentación, pero si tú tienes un fuego metido en tus huesos, de ahí saldrá la defensa, ¡Aleluya! Ningún fuego del mundo podrá atraer ni seducir ni corromper a uno que está con este fuego de Dios metido dentro de nuestros huesos.

¡Bendito sea el nombre de Jehová Dios y de nuestro Señor Jesucristo nuestro Señor, porque este fuego de Dios está presente en todos los creyentes, los que hemos recibido al Señor en nuestros corazones! ¿Cuántos tienen al Señor en su corazón? ¡Amén!. ¿Cuántos han recibido el Espíritu del Dios vivo dentro de Ustedes? ¡Amén!. Hay un fuego metido en tus huesos, hermanos, y aunque tú quisieras callar, no lo puedes hacer. Este fuego es superior, porque: (1Juan 4:4) “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido;  porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”. No es el fuego del entusiasmo humano: es el fuego del cielo metido en el corazón de un creyente. ¿Es verdad o no es verdad? ¡Aleluya, es un fuego que prevalece, es un fuego que nos hace vencedores!

El profeta también decía que las palabras, la palabra de Dios había venido a ser como un fuego en su boca. Claro, porque de la abundancia del corazón habla la boca, (Luc 6:45) “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”. Eso es lo que sale a la luz. Si en lo más profundo de tu corazón tú tienes frustración y amargura, aunque tengas la apariencia más grande, tarde o temprano saldrá a luz la herida, la amargura, el dolor. Mas, si tienes un fuego metido adentro, aunque todo el mundo te quisiera apagar, ese fuego va a prevalecer, ¡y tú vas a salir confesando que Jesucristo es el Señor! ¡Confesémoslo, porque él es el Señor! ¡Jesucristo es el Señor!

¡Aleluya! Que arda ese fuego, hermanos, porque no es el entusiasmo nuestro. No es algo humano, es el Señor en nosotros.
El Señor Jesucristo, nuestro Señor Jesucristo, da testimonio de Juan el Bautista. Dice de él, que Juan el Bautista (Juan 5:35) “Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz”. Él era una antorcha que ardía. Una antorcha es algo artesanal, es algo que mientras arde se va consumiendo, produce calor, irradia luz. "Una antorcha que arde..." Alumbraba porque ardía. Si no hubiese tenido un fuego dentro, no habría producido ningún cambio, ningún efecto. Él fue enviado como precursor, él estaba anunciando que el salvador venía.

En realidad, Juan Bautista tenía una urgencia a causa del mensaje que tenía que proclamar: "¡El Rey viene!". Su mensaje es: "¡Arrepentios!". Su mensaje al mundo religioso creyente de esos días, a los judíos que se suponía que tenían el testimonio de Dios, era violento: (Mat 3:7,8) “7 Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8 ¡Haced frutos dignos de arrepentimiento!”. Era un mensaje poderoso, un mensaje que conmovía. La gente estaba absorta. Lo oían y temblaban, lo oían y reaccionaban. Él los llamaba al arrepentimiento y ellos corrían, y multitudes iban al Jordán y se arrepentían de sus pecados. Eran profundamente conmovidos. A él no le interesaba reunir multitudes, a él le interesaba una palabra enviada de parte de Jehová Dios.
¡Él estaba anunciando al Rey que venía! ¡Aleluya! Estaba tan seguro de su mensaje que no vacilaba, no vacilaba: "¡El Rey viene!". "Viene detrás de mi uno del cual no soy digno de desatar la correa del calzado. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego".
Estaba anunciando la venida de Alguien precioso, poderoso. ¡Qué tremendo era el mensaje! Era un mensaje urgente. Tenía que conmover a la gente, tenía que decirle: "¡Preparad el camino; prepárense, porque el Señor viene!".¡Pero nosotros tenemos un mensaje positivo! ¡El Rey viene otra vez! ¡Cristo viene otra vez!

¿Cómo habrá que decirlo, hermanos? ¿Habrá que hacer un estudio y juntar una palabra del Antiguo y del Nuevo Testamento y presentar una joya literaria? Hermanos, ¡el Señor viene!.
Hay un fuego que el Señor vino a encender, hermanos, y es tiempo que tú y yo estemos ardiendo con este fuego.
¿Cómo se lo diremos a la gente? ¿Se lo diremos muy suavemente? ¿Se lo diremos con mucha diplomacia? No sé cómo; pero lo único que sé que si el corazón nuestro se enamora del Señor y está enamorado de Cristo, hermanos, vamos a anunciar el retorno glorioso del Señor. ¡He aquí, que nuestro Rey viene!
Amados hermanos, ¿qué más podemos decir de esto? En realidad, al ver a Jeremías con el fuego ardiente dentro de él, al ver a Juan el Bautista que ardía y alumbraba, esto nos está mostrando a nosotros cómo quiere Jehová Dios y nuestro Señor Jesucristo vernos a nosotros.

Si hemos de ser creyentes de la Sana Doctrina de Cristo, seámoslo de verdad. Si hemos de ser siervos de Dios, hermanos, seámoslo con los recursos de Dios. ¿Y qué dijo el Señor? "Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero si ya se ha encendido?". Se encendió en el primer tiempo. El día de Pentecostés, lenguas de fuego vinieron sobre los creyentes. ¡Gloria al Señor! Más tarde, se reúnen los hermanos, y a la oración de esos creyentes encendidos, la casa tiembla, todos son llenos del Espíritu Santo y hablan con denuedo la palabra de Dios. Hermanos, la iglesia no puede conformarse con una medida menos que esta. Esta iglesia debe de estar fortalecidas con el Espíritu Santo y los discípulos llenos de gozo y del Espíritu Santo.

Un fuego se encendió en Hombres y Mujeres encendidos, hermanos que compartan la palabra y esa palabra toca los corazones y los vuelve a encender. ¿Qué quiere el Señor este día de ti y de mí, hermano? Ya sabemos que Jehová Dios abomina y aborrece la tibieza. La tibieza significa que el fuego se apagó. El fuego debe encenderse otra vez. Pero para que se encienda un tibio, tiene que arrepentirse primero de corazón, arrepentirse de todas aquellas cosas que hicieron que el fuego se fuera apagando.

Hay otro fuego que no lo he mencionado. Si tú necesitas el calor del mundo, necesitas la alegría del mundo, si para ser feliz necesitas los chistes del mundo, la alegría del mundo, la música del mundo, el deporte o los ídolos del mundo, entonces te pasará como a Pedro: estás pronto a negar al Señor. Si te estás calentando con el fuego del mundo, si tu alegría y tu atención y tu preocupación son el fuego que viene de la tierra, entonces no me extrañaré, no nos extrañaremos si mañana estás negando al Señor Jesucristo, ¡estás a punto de negarlo!

Nuestro Señor Jesucristo nos trajo la Sana Doctrina de Cristo no trajo una doctrina simplemente para que pasivamente la analizáramos. No, el Señor Jesucristo vino a echar fuego en la tierra. "¿Y qué quiero si ya se ha encendido?", dijo el Señor. ¿Qué es este fuego de división, hermanos? Porque uno querrá andar por el camino del Señor Jesucristo y si el otro no quiere caminar, se producirá una división.
Hermanos, debemos querer caminar con el Señor Jesucristo. Debemos de querer andar con Cristo todos los días de nuestras vidas.
Conociendo lo que viene, conociendo el fuego de juicio que está por delante y habiendo venido el bendito Salvador, ¿cómo no le vamos a amar de todo nuestro corazón, aunque esto signifique apartarse de alguien? Hermanos, lo haremos, aunque esta sea la persona más íntima; pero nosotros amaremos al Señor Jesucristo y si alguien quiere estar con nosotros tendrá que amar al Señor Jesucristo también. ¡Te amo, Señor Jesús! ¿Amas al señor, hermano? ¿Quieres declararle tu amor? ¡Te amo, Señor Jesús! ¡Aleluya, aleluya! Que todo otro fuego se apague. No necesito el gozo que viene de otro fuego. ¡Me gusta el fuego de Dios, ese fuego que quema, que arde por dentro, que nos hace estar activos en la obra de Dios!

Fíjense, hermanos, que aquí el Señor se salta un parentesco. Por lo menos aquí en (Lucas 12:53) “Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra”. Pero el Señor se salta un parentesco, no dice el hermano del hermano. Debe ser para que no nos confundamos, porque cuando yo me abrazo con un hermano que tiene a Cristo en su corazón, mi corazón arde de nuevo, mi corazón se vuelve a gozar. ¡Aleluya!, porque cuando está Cristo en tu corazón y en el mío, los hermanos no se dividirán, los hermanos no se entregarán unos a otros.

Antes de concluir esto (porque todavía hay algo más que compartir), quisiera hacer una pequeña mención a lo que dice la palabra de (Daniel 3:16,17) “16 Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. 17 He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará”. Entonces, Nabucodonosor se llenó de ira y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses". ¡Bendito sea el nombre del Señor!

Hermanos, es impresionante pensar en ese horno calentado siete veces. Pero a mí me impresiona más otro fuego. Me impresiona más que, antes que el milagro ocurriera, estos hombres tenían un fuego adentro. Pudieron enfrentar a todo el consejo del rey. No aceptaron humillarse ante una estatua, no quisieron adorar un dios extraño.
¡Este fuego me impresiona! Es tan fácil irse en la corriente del mundo. "¿Para qué nos hacemos problemas?". Aun la autoridad más importante del mundo en aquellos días, Nabucodonosor, él viene en persona a desafiar a estos hombres y a amenazarlos con el fuego. Aun la autoridad más importante del país puede decir: "Esto es bueno, esta tolerancia es buena, esta 'onda' es buena". No nos interesa lo que diga, aunque sea la primera autoridad de esta república Mexicana.
¡A nosotros nos interesa lo que dice Dios! ¡Qué importa que se levante el presidente, el gobierno y el ejército entero! ¡Nuestro Dios está en los cielos! ¡Jesucristo está a su diestra intercediendo! ¡Ellos mismos tendrán que dar cuenta un día! ¡Y nosotros tenemos a Cristo revelado en nuestros corazones! Nos prohíban lo que nos prohíban, nos inviten donde nos inviten, nos traten de arrastrar donde nos quieran arrastrar, ¡hay un fuego ardiente en nuestros corazones!  ¡Así como estos hombres desafiaron al rey!

Hermano, ¿qué es lo que te está tentando a ti? ¿Quieres la amistad del mundo? ¿Quieres aplaudir lo que el mundo aplaude? ¿Quieres vivir, quieres bailar a la comparsa del mundo? ¿Hay un vicio del mundo que te quiere atrapar? ¿Qué fuego te va a consumir? Hermano, ¿qué tentación, qué pornografía, qué sensualidad, qué carnalidad? Estos días, nuestro país ha sido sacudido, hermanos, por todos estos escándalos sexuales, por esta corrupción tan grande. No ha habido otro tema estos días en las noticias. ¡Cómo sufre esta patria Mexicana!

Que el Señor libre a la iglesia de esto. Que el Señor libre a los creyentes de esto.¿Podrá el fuego del adulterio, de la fornicación, del pecado sexual, apagar a un hijo de Dios, o enredarlo con cadenas, y atarlo y caer en la misma concupiscencia? ¿No hay, acaso, un fuego ardiendo dentro de nosotros, capaz de librarnos? ¿Será el buen consejo, será la buena educación? ¿Qué te va a librar? A la hora del fuego de la tentación, nada te va a librar, a menos que tengas un fuego ardiendo dentro de tu corazón.

Fuego vino a echar el Señor a la tierra, y toda la corrupción de este mundo no podrá apagar, ¡aleluya!, el fuego de Dios que se nos metió adentro! ¡Tenemos a Cristo, hermanos, tenemos al Señor adentro!

Por medio de la Sana Doctrina de Cristo Hemos visto al Señor glorificado, Hemos visto que el Señor viene pronto, hermanos. ¿Podremos callar esto? ¿Podremos decir que no es verdad? No podemos dejar de decir lo que hemos visto, lo que hemos oído. ¿Amén, hermanos? ¡Amén!. Como diría Pablo: ¡No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios! Y esa palabra, poder, ¿cómo se traduce? Como fuego, como dinamita. Así es, hermanos, como dinamita. ¿Cómo puedo callar, si el evangelio es poder de Dios, es fuego de Dios para salvación a todo aquel que cree?
Hermanos, no podemos terminar esta palabra sin una exhortación. Tú conoces la palabra de (2 Timoteo 1:6) "Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos". ¡Aviva el fuego del don de Dios que está en ti! A ver, digámoslo juntos: ¡Aviva el fuego del don de Dios que está en ti!

PREDICADOR DE LA SANA DOCTRINA DE CRISTO: Pastor Víctor Ramón Preciado Balderrama; Hola hermanos les saludo con mucho amor en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, y con un solo propósito de que sean edificados sus vidas y sus ministerios, me gozo el saludarles y el que Dios me dé la oportunidad de servirles si me lo permiten, y con todo respeto a su doctrina o denominación, mi único interés es que corra la Sana Doctrina de Cristo.
Mi interés es que me des la oportunidad de servirles pues me queda muy claro que mi llamado no es de ser titular sino el de servir y que la Sana Doctrina de Cristo corra como un río poderoso arroyando toda basura de ignorancia. Por favor si les interesan estos materiales escríbanme pidiéndomelos a cualquiera de los siguientes correos, y con mucho gusto y en el amor a Cristo se los enviaré inmediatamente sin cuestionar nada y que el Espíritu Santo los dirija y los lleve por buen camino, solo les pido en este mismo amor NO LO VENDAN: lo recibes de gracia dalo de gracia.
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