lunes, 23 de noviembre de 2015

ES MEJOR LUCHAR CON EL ENTENDIMIENTO QUE NOS DA LA SANA DOCTRINA

ES MEJOR LUCHAR CON EL ENTENDIMIENTO QUE NOS DA LA SANA DOCTRINA

(Efesios 6:10) “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el Poder de su fuerza”. Esto nos indica que somos débiles y que por esto se nos exhorta. En nosotros no hay capacidad ni fortaleza para resistir a los poderes de las tinieblas. Si no tomamos conciencia de esto, entonces en medio de la batalla trataremos de resolver muchas cosas a nuestro modo y con nuestra capacidad humana. El enemigo, entonces, hará caer temor sobre nosotros, porque estaremos comprobando su fortaleza en nosotros y eso nos hará dudar de nuestra capacidad. Ser fuertes en el Señor implica no tener temor porque conocemos Su fortaleza en nosotros.

Además, también implica recibir poder, tener la unción del Espíritu Santo y depender de Él. Conocer plenamente que nuestra fuerza se basa en la persona de Jesucristo, no en algún principio, método o técnica. Nuestra fuerza es Su fuerza. Nuestra victoria es Su victoria. Vemos esa realidad en Jesucristo en “su autoridad y poder para hacer milagros”; su justicia y victoria sobre la tentación; como se enfrentó al pecado y al maligno, en fin, como enfrentó cada una de las circunstancias de la vida.
Para tener ese poder necesitamos alimentar con la Sana Doctrina de Cristo permanentemente nuestra alma: ¿Cómo hacerlo? Entre otras cosas: orando, leyendo y escudriñando la Biblia; estando en los servicios de nuestra congregación; teniendo comunión con los hermanos, (Salmos 133:1) “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!”.

La Sana Doctrina de Cristo sugiere oposición vigorosa, resistencia valiente, colocarse frente a frente contra un adversario, mantenerse uno en su terreno bíblico 100%. (Efesios 6:13) “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”. La palabra resistir, aquí es la palabra podemos compararla con anti, que es contra, que se traduce como resistencia. En este caso tomad toda la armadura de Dios nos está señalando con total claridad y absoluta certeza, que con la autoridad y las armas espirituales que nos son concedidas podemos resistir perfectamente a las fuerzas del mal.

(Efesios 6:14-17) “14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”. La guerra sigue. No importa cuántas batallas peleemos, por lo cual debemos estar siempre preparados y, dado que es una guerra espiritual, la Palabra nos dice que nuestras armas también tendrán que ser espirituales.

Nosotros debemos tener mucho cuidado de usar toda nuestra armadura espiritual, y que además, esté en condiciones. Si hay cosas que no están bien con el Padre o con el prójimo, como falta de oración, de arrepentimiento, presencia de resentimientos, enemistades, pecados, la armadura comenzará a presentar “agujeros”.
Y será precisamente por esos “agujeros”, por esas aberturas, que el enemigo atacará eficazmente y, en lugar de ir “de victoria en victoria” con Jesucristo, podemos ir de derrota en derrota ante las huestes satánicas. Algunas veces podemos llegar a salir de una pelea muy mal heridos y, en algunos casos, aún podríamos morir.
EL CINTURÓN DE LA VERDAD: En la armadura es una de las partes más importantes, porque todo lo demás se ata a él. Si no está bien puesto, la armadura no estará segura.
La Verdad no es un concepto, es una persona: Jesucristo. Si Jesucristo no está, no hay verdad alguna. Como el cinturón debe rodearnos y ser aplicada a toda nuestra vida. Solamente la Verdad nos hará libres y, para eso, debemos morir a nuestras propias verdades. ¿Y qué son los “agujeros” que mencionamos? Pueden ser varias cosas: mentiras, engaños de palabra o de formas de vida, prácticas ocultistas aunque sea por ignorancia, no hacer morir nuestros puntos de vista cuando no son los puntos de vista de Dios, excusarnos por pecados y debilidades y decir que son culpa del diablo, recuerden: satanás es “padre de mentira”.

LA CORAZA DE JUSTICIA: La coraza se hacía de bronce y se cubría con cuero muy resistente. Protegía una parte vital: el corazón. No protegía la espalda. El soldado jamás podría dar la espalda para huir o simplemente por descuido porque indefectiblemente moría.
Hay un texto que respalda esto en (Hebreos 10:38) “Más el justo vivirá por fe, y si retrocediere, no agradará a mi alma”. En el corazón están los afectos y sentimientos. Y Jesús dijo que desde allí salen los malos pensamientos y muchos otros pecados (Mar 7:21,22) “21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos,  los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, 22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez”.
Por eso debemos pedir a Dios que examine nuestro corazón, y que nos dé un corazón como el de Cristo, que es tener el Fruto del Espíritu Santo (Salmos 51:10) “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. Para ser oídos debemos ser libres de toda iniquidad.
La Palabra define como “justicia” la obediencia a la voluntad revelada de Dios (Deuteronomio 6:25) “Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos delante de Jehová nuestro Dios, como Él nos ha mandado”. Usar la “coraza de justicia” es aceptar obedecer, voluntariamente, la soberana voluntad de Dios, lo que sólo se logra con una entrega completa a Jesucristo como nuestro Señor. Recordemos que nuestra justicia no sirve, pues delante de Dios es “como trapos de inmundicia” (Isa 64:5,6) “5 Saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos; he aquí, tú te enojaste porque pecamos; en los pecados hemos perseverado por largo tiempo; ¿podremos acaso ser salvos? 6 Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento”.

Si bien es cierto que la conducta surge de sentimientos, también lo es que la conducta genera sentimientos. Por eso debemos perdonar, porque Dios lo exige, no porque primero debamos sentirlo. Si lo hacemos, luego Dios pone en nosotros el sentimiento del perdón.
Los “agujeros” aquí, son los afectos y deseos incorrectos, pecados no confesados, muchas veces por orgullo, raíces de amargura, falta de perdón, juicios de condenación contra otros. Decir por ejemplo, algo así como: “Ah…ese hermano nunca va a cambiar”, o: “es igual al padre”.

Viejos resentimientos, quejas de todo, críticas a todos, orgullo, situaciones de pareja no regularizadas pudiendo hacerlo, robo a Dios de diezmos y ofrendas, chismes, falta de santidad. Es la persistencia del viejo hombre no crucificado.


PIES CALZADOS CON EL EVANGELIO DE LA PAZ: Los pies deben de estar bien calzados, porque perder la firmeza puede implicar la muerte. Por esto la sandalia tiene clavos especiales de seguridad para mantener los pies bien firmes. Además es un calzado que permite moverse con agilidad y velocidad. La Sana Doctrina de Cristo por medio del apóstol Pablo no se refiere sólo al evangelio de salvación sino a las buenas nuevas de paz; paz con Dios, consigo mismo y con los semejantes, que produce la paz interior (Isaías 52:7) “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz,  del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!”. Porque sólo con esa paz en nosotros podremos compartir el evangelio con los inconversos. (Rom 10:15) “¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!”. (Efesios 6:15) “y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz”.

Esta es la verdad, que tan pronto como nuestras relaciones con los demás no sean como deben ser, el enemigo lo va a acusar de ello, su fe se vendrá abajo y no podrá seguir firme en su confianza (Santiago 4:15-17) “15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere,  viviremos y haremos esto o aquello. 16 Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; 17 y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”.
(Lucas 12:47) “Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes”. En la guerra a veces ocurren cosas aterradoras, por esto es necesario la paz de Dios, pues ella es la que nos quitará todo temor. Esa paz se basa en la comunión con Dios y es independiente de las circunstancias: enfermedad, accidentes (Filipenses 4:7) “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
Los “agujeros” en esta parte de la armadura, son: la ansiedad, los temores, las angustias, el obrar por propia iniciativa, sin escuchar antes la voz de Dios, causar divisiones y alianzas contra el que sea o lo que sea, propagar chismes, rumores infundados.

EL ESCUDO DE LA FE: El escudo medía más o menos un metro de ancho por un metro y medio de alto. Se usaba para apagar los dardos de fuego del enemigo y, al mismo tiempo aprovechando su conformación, para esconderse detrás de él cuando se les arrojaban flechas.
La fe es vital en nuestra vida cristiana, ya que (Hebreos 11:6) dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Es confianza basada en solo lo que está Escrito en la Sana Doctrina de Cristo: que es la Palabra de Dios.
La fe viene por el oír (Romanos 10:17) “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Muchas veces nosotros creemos en Dios pero no le creemos a Dios. Por ejemplo, cuando Jesús dijo que las cosas que Él había hecho, nosotros las haríamos y aún mayores.
Pero la fe no es nuestra, sino que Jesús es el autor y consumador de la fe, pero no es algo numérico pues nos ha sido dada a cada uno, una medida completa de fe. Pero debemos ejercitarla y afirmarla.
Los dardos de fuego son todos los pensamientos y circunstancias agradables o desagradables que el maligno lanza contra nosotros. La fe es nuestra victoria sobre el mundo, tal como dice la escritura, y ella nos impulsa a la obra, al servicio, ya que la fe sin obras, es muerta.
Los correspondientes “agujeros” en el escudo, son aquellos que tienen que ver con: la duda, la incredulidad, que muchas veces es tapada. Escondida, camuflada con el clásico “y…si Dios quiere…”, desconocimiento de la Palabra de Dios, de Su Voluntad, de Sus promesas.
EL YELMO DE LA SALVACION: El yelmo protege otra parte vital: la cabeza. En nuestras cabezas están las ideas y pensamientos, captamos el mundo interior y el exterior, damos forma y sentido a nuestras sensaciones, sentimientos o emociones. Es la “sede” de la mente, de la guerra espiritual. Ya vimos que el principal campo de batalla se encuentra allí. Por esto debemos afirmarnos en que (tenemos la mente de Cristo) y para eso debemos madurar cada día, llevando cautivo todo pensamiento a Jesucristo, (1Co 2:16) “Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”. (Romanos 7:25) “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado”. (2Co 10:3-6) “3 Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; 4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, 6 y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta”.
                                                                                               
Porque nuestros pensamientos son, por lo general, carnales, errados y confusos. (1Pe 1:13-16) “13  Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”. Debemos proteger nuestra mente porque dice la Escritura que: (Prov 23:7) “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él. Come y bebe, te dirá; Mas su corazón no está contigo”. Sometidos al Espíritu Santo nos dará una mente sobrenatural, pues nos hará recordar todas las cosas que Jesucristo ha dicho.
En la cabeza también están nuestros ojos y la boca, que deben ser muy vigilados. En cuanto a los ojos, sabemos que influyen tanto en la formación de ideas y pensamientos, que Jesús dijo que podría ser mejor sacarlos para entrar en el reino de Dios (Mateo 18:9) “Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida,  que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego”. Y ya Santiago habló claramente sobre la lengua (Santiago 3:6) “Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno”. Solamente teniendo nuestra mente en orden, no sufriendo ninguna de las clásicas y legendarias “invasiones” que el enemigo acostumbra a intentar, es que tomamos conciencia de la autoridad que tenemos en Cristo Jesús.

Los “agujeros” en el yelmo, tienen que ver fundamentalmente con el no conocer la Sana Doctrina de Cristo en la Biblia. No conocerla por no leerla, por no estudiarla y por no escudriñarla, permitiendo así que el enemigo ponga en nuestra mente pensamientos que nos induzcan a error y confusión. Otros agujeros tienen que ver con permitir que nuestros ojos y oídos jueguen con el pecado: películas de terror, películas cargadas de obscenidad, revistas o folletos poco edificantes, programas televisivos con lenguaje ordinario, grosero y, además, no ejercer control alguno sobre nuestra propia lengua.

LA ESPADA DEL ESPÍRITU, QUE ES LA PALABRA DE DIOS: Preten atención a este detalle muy importante: la espada es la única arma ofensiva que poseemos como soldados de Jesucristo.
Y tiene filo cortante en gran medida de ambos lados y termina en una aguda punta que le permite ingresar en cualquier cosa como si fuera mantequilla. (Hebreos 4:12) “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Observemos algo. No dice que la palabra está viva, dice que es viva. ¿Por qué? Porque todo lo que está vivo, se muere. Por eso la Palabra es vida porque es eterna. Esto nos deja bien en evidencia que el cristiano no sólo deberá defenderse como algunos suponen, sino también atacar. Y para atacar con posibilidades de éxito y victoria, deberá hacerlo con la Palabra Escrita que es la que El Espíritu Santo respalda dándole Vida. (Juan 6:63) “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”.
En estos textos también vemos que la misma Palabra es capaz de convencer de pecado (Juan 16:8) “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”, de justicia, y que siendo inspirada por Dios, es: (2Tim 3:16,17) “16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,
17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. Que es verdadera “potencia” de Dios y que Jesús nos mostró que, por quedarse firme en el “Escrito está”, podemos mantenernos firmes también y hacer retroceder al príncipe de este mundo el diablo.
Debemos conocer y diferenciar entre la Palabra Escrita, la voluntad de Dios, sus promesas, y el RHEMA, que es la palabra revelada para este exacto momento. Muchos de nuestros errores y fracasos provienen por desconocimiento de la Escritura. Los “agujeros” en el uso de la espada tiene que ver con no leer ni escudriñar la Sana Doctrina de Cristo que es la Palabra que Jehová Dios le confió a Jesús para que nos la enseñara; falta de fe en esta Palabra, el legalismo, que es deseo de vivir para Dios pero según los principios de la ley perdiendo así el Poder de la Gracia. Recordemos también que la espada no sirve si está envainada.

LA LLENURA DEL ESPÍRITU: Cuantas preguntas giran en derredor de la mente bien intencionada de tantos y tantos cristianos nobles y sinceros. ¿Qué significa ser lleno del Espíritu Santo? ¿Por qué debemos ser llenos del Espíritu Santo? La Biblia misma tiene todas las respuestas, no los hombres por sí mismos. (Efesios 5:18) “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. El Espíritu Santo no es un líquido ni es un gas. Tampoco somos nosotros un recipiente que puede llenarse más o menos. Estar lleno del Espíritu Santo significa estar gobernado, dominado por el Espíritu Santo. Esto glorifica a Jesucristo y lo hace real en nosotros, como nuestro Señor. Es decir: el amo, el dueño absoluto de nuestra voluntad. No se trata de hacer nosotros lo mejor que podamos para el Señor, sino de dejar que Jesucristo haga lo mejor por medio de nosotros. No es que tengamos más del Espíritu Santo, sino de que el Espíritu Santo tenga todo lo que tiene que tener de nosotros.
Su presencia plena hace “madurar” al fruto del Espíritu y nos llena de bendiciones con una sola y simple intención: que nosotros seamos, a nuestra vez, de bendición para otros. También nos permite usar el o los dones que nos capacitan para el servicio. Entonces la gran pregunta, es: ¿Qué produce esta llenura que debe ser diaria? Aquí van algunas respuestas: Capacidad para comunicar con Poder y de una manera comprensible las maravillas de Dios. (Hechos 2:11) “9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de Africa más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11  cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios”.
Valor para enfrentar las circunstancias hostiles. (Hechos 4:8,19,29,30) “8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: gobernantes del Pueblo y ancianos de Israel. 19 Más Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios. 29 Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra. 30 mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús.
Libertad para dar testimonio. (Hechos 4:31) “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios”.
Sabiduría para elegir convenientemente. (Hechos 1:24) “Y orando dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido”.
Amor semejante al de Cristo para perdonar y orar por los enemigos, por los perdidos. (Hechos 7:55-60) “55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, 56 y dijo: he aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. 57 Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. 58 Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. 59 Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. 60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió”.
Obediencia a Jesucristo y eficacia en la evangelización. (Hechos 2:41) “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas”. (Hechos 4:4) “Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil”. (Hechos 8:4) “Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio”.
Gozo a pesar de las dificultades. (Hechos 13:8-11) “8 Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul. 9 Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, 10 dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? 11 Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano”.
Una vida de oración victoriosa por el Espíritu nos enseña a orar y aún ora por nosotros o en nuestro lugar. (Romanos 8:26,27) “26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27 Más el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”.
Elegir lo mejor de acuerdo con la voluntad de Dios rechazando lo que esté contra de su Palabra. (2 Corintios 10:5) “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios,  y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”.
Autoridad para reprender todo poder a las potestades demoníacas. (2Cor 4:3,4) “3  Pero si nuestro evangelio está aún encubierto,  entre los que se pierden está encubierto; 4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. Si Dios posee todo nuestro ser, no hay lugar para ataduras del enemigo, somos canales de vida y tenemos la unción, el poder del Espíritu Santo.


DON DE DISCERNIMIENTO DE ESPÍRITUS: (1 Corintios 12:10) “A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas”. La palabra nos exhorta a “probar” los espíritus para ver si son de Dios (1Juan 4:1) “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo”. Este don es la capacidad que da el Espíritu Santo para distinguir entre los verdaderos y los falsos maestros, detectando así los sutiles engaños de satanás que llevan a errores y herejías.
También se manifiesta como una capacidad que Jehová Dios da a ciertos creyentes para que puedan saber si una persona tiene o no demonios, u opresiones demoníacas. Permite distinguir entre un enfermo mental y una posesión diabólica. Llega a indicar el tipo de demonio o atadura y, a veces, los nombres de esos demonios. También permite considerar si otros dones específicos provienen o no de Dios. El diablo es un gran imitador y si no es por el discernimiento, podemos ser engañados muy fácilmente con lenguas, profecías, sanidades o milagros falsos.

LA ALABANZA Y LA ADORACIÓN: Alabanza es la acción de glorificare a Dios, de ensalzarlo y bendecirlo especialmente con himnos, cánticos, música y danza. Por tanto es más que cantar, aplaudir o levantar las manos en forma mecánica, costumbrista. Es una ofrenda, que debe salir del corazón y nos trae la maravillosa presencia de nuestro Señor Jesucristo ya que Jesucristo nos permite estar delante de nuestro Dios por medio de la alabanza de su pueblo.
Es lo único que podemos darle a nuestro Dios. Se centra en lo que Dios hace, en su obrar en cada uno de nosotros cambiando nuestro cochino carácter.


PREDICADOR DE LA SANA DOCTRINA DE CRISTO: Pastor Víctor Ramón Preciado Balderrama; Hola hermanos les saludo con mucho amor en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, y con un solo propósito de que sean edificados sus vidas y sus ministerios, me gozo el saludarles y el que Dios me dé la oportunidad de servirles si me lo permiten, y con todo respeto a su doctrina o denominación, mi único interés es que corra la Sana Doctrina de Cristo.
Mi interés es que me des la oportunidad de servirles pues me queda muy claro que mi llamado no es de ser titular sino el de servir y que la Sana Doctrina de Cristo corra como un río poderoso arroyando toda basura de ignorancia. Por favor si les interesan estos materiales escríbanme pidiéndomelos a cualquiera de los siguientes correos, y con mucho gusto y en el amor a Cristo se los enviaré inmediatamente sin cuestionar nada y que el Espíritu Santo los dirija y los lleve por buen camino, solo les pido en este mismo amor NO LO VENDAN: lo recibes de gracia dalo de gracia.
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