miércoles, 25 de noviembre de 2015

APRENDIENDO DE LA LLUVIA TEMPRANA Y TARDIA POR MEDIO DE LA SANA DOCTRINA DE CRISTO

APRENDIENDO DE LA LLUVIA TEMPRANA Y TARDIA
POR MEDIO DE LA SANA DOCTRINA DE CRISTO

Se avecina una inundación espiritual. Jehová Dios lo ha prometido. Él nos ha prometido un derramamiento del poder del Espíritu Santo que producirá la cosecha más grande de almas que jamás se haya visto. (Joel 2:23) “Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio”.

Como creyentes de la Sana Doctrina de Cristo, por años lo hemos leído en la Palabra y oído desde los púlpitos. Por tanto tiempo hemos estado observando el cielo, esperando que suceda, que ya tengamos calambres en nuestros cuellos espirituales. Hemos tenido esta imagen mental de Dios derramando su Espíritu Santo desde un enorme cántaro celestial encima de nosotros.

Pero, ¿Saben qué? Hemos estado mirando en la dirección equivocada. Los cántaros que Dios va a usar para verter su poder están aquí en la tierra. Jesús lo explicó así. (Juan 7:38) "El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva."
El torrente del tiempo final que hemos estado esperando va a estar compuesto de aguas vivas que se derramarán de los creyentes de la Sana Doctrina de Cristo. El Espíritu Santo dentro de nosotros será la fuente de todas las señales, maravillas y milagros que los profetas anunciaron. Cuando comencemos a orar con fervor la oración de intercesión, el derramamiento de ese Poder comenzará a fluir a través de los que pongamos por obra lo que creemos. (Santiago 1:16-23) “Amados hermanos míos, no erréis. 17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. 18 El, de su voluntad, nos hizo nacer por la Palabra de Verdad, para que seamos primicias de sus criaturas. 19 Por esto, mis amados hermanos,  todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; 20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. 21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la Palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. 22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23 Porque si alguno es oidor de la Palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural”.

(Zacarías 10:1-3) dice: “1 Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba verde en el campo a cada uno. 2 Porque los terafines han dado vanos oráculos, y los adivinos han visto mentira, han hablado sueños vanos, y vano es su consuelo; por lo cual el pueblo vaga como ovejas, y sufre porque no tiene pastor. 3 Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y castigaré a los jefes; pero Jehová de los ejércitos visitará su rebaño, la casa de Judá, y los pondrá como su caballo de honor en la guerra”.

Nuestras oraciones intercesoras son las que liberarán el gran derramamiento del Espíritu Santo de Dios. Al comenzar a unirnos y clamar a Dios, los ríos de agua viva en cada uno de nosotros se unirán y llegarán a ser una inundación de poder espiritual en la tierra.

Así que pida y ore por una fuerte inundación del Espíritu Santo. Interceda por el derramamiento. Haga de este diluvio de poder espiritual una prioridad en su vida de oración. ¡Gloria a Dios, ya ha empezado a llover
"Y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía". En el Estado de México la lluvia temprana cae en el tiempo de la siembra. Es necesaria para que la semilla germine. Gracias a la influencia de estas lluvias fertilizantes, aparecen los tiernos brotes. La lluvia tardía, que cae hacia el fin de la temporada, madura el grano y lo prepara para la siega. Jehová Dios emplea estos fenómenos naturales para ilustrar la obra del Espíritu Santo.

Así como el rocío y la lluvia caen al principio para que la semilla germine, y luego para que la cosecha madure, se da el Espíritu Santo para que lleve a cabo a través de sus etapas el proceso del crecimiento espiritual. La maduración del grano representa la terminación de la obra de la gracia de Dios en el alma. Mediante el Poder del Espíritu Santo se ha de perfeccionar en el carácter la imagen de Jehová Dios. Debemos ser totalmente transformados a la semejanza de Jesucristo.

La lluvia tardía que madura la cosecha de la tierra representa la gracia espiritual que prepara a la iglesia para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Pero a menos que haya caído la lluvia temprana, no habrá vida; la hoja verde no aparecerá. A menos que los primeros aguaceros hayan hecho su obra, la lluvia tardía no podrá perfeccionar ninguna semilla.

LA APLICACIÓN HISTÓRICA A LA IGLESIA
COMO CONJUNTO DE LA SANA DOCTRINA DE CRISTO
La lluvia temprana vino en Pentecostés en el año 31 D.C. En obediencia a la orden de Cristo, los discípulos aguardaron en Jerusalén la promesa del Padre, el derramamiento del Espíritu Santo. No aguardaron ociosos. (Lucas 24:49-53) “49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. 50 Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. 51 Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo. 52 Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; 53 y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios.  Amén”.

Mientras los discípulos esperaban el cumplimiento de la promesa, humillaron sus corazones con verdadero arrepentimiento, y confesaron su incredulidad... Los discípulos oraron con intenso fervor pidiendo capacidad para encontrarse con los hombres, y en su trato diario hablar palabras que pudieran guiar a los pecadores a Jesucristo. Poniendo aparte toda diferencia, todo deseo de supremacía, se unieron en estrecho compañerismo cristiano.
El Espíritu fue derramado después que los discípulos hubieron llegado a la unidad perfecta, cuando ya no contendían por el puesto más elevado.
(Marcos 9:32-35) “32 Pero ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle. 33 Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? 34 Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor. 35  Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos”.
(Mat 23:10-12) “10 Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. 11 El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. 12 Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”. El derramamiento del Espíritu en los días de los apóstoles fue el comienzo de la lluvia temprana, y gloriosos fueron los resultados. Hasta el fin del tiempo, la presencia del Espíritu ha de morar con la iglesia fiel.

EN LA SANA DOCTRINA DE CRISTO
TENDRÁ CONSECUENCIAS DE LA LLUVIA TEMPRANA COMO EN PENTECOSTÉS
Bajo la influencia del Espíritu, las palabras de arrepentimiento y confesión se mezclaban con cantos de alabanza por el perdón de los pecados... Miles se convirtieron en un día...
El Espíritu Santo... los habilitaba para hablar con facilidad idiomas antes desconocidos para ellos... El Espíritu Santo hizo por ellos lo que los discípulos no hubieran podido llevar a cabo en todo el curso de su vida.
Sus corazones estaban sobrecargados con una benevolencia tan plena, tan profunda, de tanto alcance, que los impelía a ir hasta los confines de la tierra, para testificar del poder de Cristo.

¿Cuál fue el resultado del derramamiento del Espíritu en el día de Pentecostés? Las alegres nuevas de un Salvador resucitado fueron llevadas a las más alejadas partes del mundo habitado... La iglesia veía afluir a ella conversos de todas direcciones.
Los apóstatas se reconvertían... La ambición de los creyentes era revelar la semejanza del carácter de Cristo, y trabajar para el engrandecimiento de su reino.
EN LA SANA DOCTRINA DE CRISTO LA PROMESA DE LA LLUVIA TARDÍA:
El derramamiento del Espíritu en los días de los apóstoles fue "la lluvia temprana", y glorioso fue el resultado. Pero la lluvia tardía será más abundante.
Cerca del fin de la siega de la tierra, se promete una concesión especial de gracia espiritual, para preparar a la iglesia para la venida del Hijo del hombre. Este derramamiento del Espíritu se compara con la caída de la lluvia tardía.
Antes que los juicios de Dios caigan finalmente sobre la tierra, habrá entre el pueblo del Señor un avivamiento de la piedad primitiva, cual no se ha visto nunca desde los tiempos apostólicos. El Espíritu y el poder de Dios serán derramados sobre sus hijos. Esta obra será semejante a la que se realizó en el día de Pentecostés. Como la "lluvia temprana" fue dada en tiempo de la efusión del Espíritu Santo al principio del ministerio evangélico, para hacer crecer la preciosa semilla, así la "lluvia tardía" será dada al final de dicho ministerio para hacer madurar la cosecha.

EN LA SANA DOCTRINA DE CRISTO
LA LLUVIA TARDÍA PRODUCIRÁ EL FUERTE CLAMOR:
La aplicación personal a los cristianos como individuos. La lluvia temprana produce conversión; la lluvia tardía desarrolla un carácter semejante al de Cristo.
En ningún momento de nuestra experiencia podemos prescindir de la ayuda que nos capacitó para comenzar. Las bendiciones recibidas en ocasión de la lluvia temprana nos son necesarias hasta el mismo fin... Al buscar a Dios para que nos conceda el Espíritu Santo, Él producirá en nosotros mansedumbre, humildad de mente, y una consciente dependencia de Dios con respecto a la lluvia tardía que trae perfección.

El Espíritu Santo busca morar en cada corazón donde está tu alma. Si se le das la bienvenida como a un huésped honrado, los que lo reciban serán hechos completos en Cristo. La buena obra que ha sido comenzada, será terminada; pensamientos santos, afectos celestiales y acciones semejantes a las de Cristo reemplazarán a los pensamientos impuros, los sentimientos perversos y los actos rebeldes.

Podemos haber recibido cierta medida del Espíritu de Dios, pero mediante la oración y la fe debemos tratar de obtener una porción más abundante. No debemos cesar nunca en nuestros esfuerzos. Si no progresamos, si no asumimos la actitud necesaria para recibir tanto la lluvia temprana como la tardía, perderemos nuestras almas, y la responsabilidad será solamente nuestra... Las convocaciones de la iglesia, tales como en las que se trabaja personalmente por las almas, son las ocasiones señaladas por Dios para dar la lluvia temprana y la tardía. Debiéramos orar tan fervientemente por el descenso del Espíritu Santo como los discípulos oraron en el Día de Pentecostés. Si ellos lo necesitaban en aquel entonces, nosotros lo necesitamos más hoy en día.

El descenso del Espíritu Santo sobre la iglesia es esperado como si se tratara de un asunto del futuro; pero es el privilegio de la iglesia tenerlo ahora mismo. Buscadlo, orad por él, creed en él. Debemos tenerlo, y el cielo está esperando concederlo.

EN LA SANA DOCTRINA DE CRISTO
DEBEMOS HUMILLAR NUESTROS CORAZONES EN VERDADERO ARREPENTIMIENTO:
La mayor y más urgente de todas nuestras necesidades es la de un reavivamiento de la verdadera piedad en nuestro medio. Procurarlo debiera ser nuestra primera obra.

Debe haber esfuerzos fervientes para obtener las bendiciones de nuestro Señor Jesucristo, no porque Dios no esté dispuesto a conferirnos sus bendiciones, sino porque no estamos preparados para recibirlas. Nuestro Padre celestial está más dispuesto a dar su Espíritu Santo a los que se lo piden que los padres terrenales a dar buenas dádivas a sus hijos.

Sin embargo, mediante la confesión, la humillación, el arrepentimiento y la oración ferviente nos corresponde cumplir con las condiciones en virtud de las cuales ha prometido Dios concedernos su bendición. Sólo en respuesta a la oración debe esperarse un reavivamiento.

Debe haber un reavivamiento cabal entre nosotros. Debe haber un ministerio convertido. Muchos que están predicando la Palabra necesitan la gracia transformadora de Cristo en sus corazones. No debiéramos permitir que nada nos impida hacer una obra evangelistica antes que sea demasiado tarde para siempre.

EN LA SANA DOCTRINA DE CRISTO
DEBEMOS DESECHAR TODA LUCHA Y DISENSIÓN:
Cuando los obreros de valor tengan a Jesucristo que more permanentemente en sus corazones donde están sus almas, cuando todo egoísmo esté muerto, cuando no haya rivalidad ni lucha por la supremacía, cuando exista unidad, cuando se santifiquen a sí mismos, de modo que se vea y sienta el amor mutuo, entonces las lluvias de gracia del Espíritu Santo vendrán sobre ellos tan ciertamente como que la promesa de Dios nunca faltará en una jota o tilde. Pero cuando es rebajada la obra de otros, para que los obreros de valor puedan mostrar su propia superioridad, demuestran que su propia obra no lleva la señal que debiera. Dios no puede bendecirlos.

Si subsistimos en el gran día del Señor, con: Jehová Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo como nuestro refugio y nuestra fortaleza, debemos abandonar toda envidia y toda contienda por la supremacía. Debemos destruir completamente la raíz de estas cosas impías para que no puedan surgir de nuevo a la vida. Debemos ponernos plenamente del lado de Nuestro Señor Jesucristo. Desechen los cristianos todas las disensiones, y entréguense a Dios para salvar a los perdidos. Pidan con fe la bendición prometida, y ella les vendrá.

EN LA SANA DOCTRINA DE CRISTO DEBEMOS AMARNOS UNOS A OTROS:
El cristianismo en la Sana Doctrina de Cristo se ha de revelar en el más tierno afecto mutuo... Jesucristo ha de recibir supremo amor de parte de los seres que ha creado. Y requiere que el hombre fomente una consideración sagrada por sus prójimos. Cada alma salvada lo será por el amor que comienza con Dios. La verdadera conversión es un cambio del egoísmo al amor santificado para Dios y al amor mutuo entre los hombres. Los atributos que Dios más aprecia son la caridad y la pureza, y debieran ser estimados por todo cristiano. El argumento más poderoso en favor del Evangelio es un cristiano amante y amable.

EN LA SANA DOCTRINA DE CRISTO SE REQUIERE UNA ENTREGA TOTAL:
Jehová Dios no aceptará nada a menos que sea una entrega sin reservas. Los cristianos aún cundo estén en la Sana doctrina de Cristo pero que sean indiferentes y pecaminosos nunca podrán entrar en la presencia de nuestro Señor Jesucristo. No encontrarían felicidad en él, porque no saben nada de los principios elevados y santos que gobiernan a los miembros de la familia real. El verdadero cristiano que es fiel a la Sana Doctrina de Cristo, mantiene abiertas hacia el cielo las ventanas del alma. Vive en compañerismo con Jesucristo. Su voluntad se conforma a la de Jesucristo. Su mayor deseo es llegar a ser más y más semejante a Jesucristo.

Esta Palabra me ha dado Dios para compartírselas (Isa 46:3  Oídme, oh casa de Jacob, y todo el resto de la casa de Israel, los que sois traídos por mí desde el vientre, los que sois llevados desde la matriz. 4 Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré. 5 ¿A quién me asemejáis, y me igualáis, y me comparáis, para que seamos semejantes?”. Cada uno de Ustedes ha sido traído a este lugar donde se predica la Sana Doctrina de Cristo por Voluntad de Jehová Dios, para para hacer de Ustedes árboles de su prado que llevan mucho fruto, aquí es el taller de Jesucristo dónde el Espíritu Santo trabaja en cada uno de nosotros, puliendo toda aspereza y redarguyéndonos de todo pecado y dándonos discernimiento para no caer en tentaciones.
NO PODEMOS EMPLEAR AL ESPÍRITU SANTO. El Espíritu ha de emplearnos a nosotros. Por el Espíritu Santo obra Dios en su pueblo: (Fil. 2:13) “12 Por tanto,  amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, 13  porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. 14 Haced todo sin murmuraciones y contiendas, 15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; 16 asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado”.  Pero muchos no quieren someterse a esto. Quieren manejarse a sí mismos. Esta es la razón por la cual no reciben el don celestial. Únicamente a aquellos que esperan humildemente en Dios, que velan para tener su dirección y gracia, se da el Espíritu.

EN LA SANA DOCTRINA DE CRISTO
DEBEMOS DESPEJAR EL CAMINO PARA LA LLUVIA TARDÍA:
En esta revelación vi que nadie podrá participar del "refrigerio" a menos que haya vencido todas las tentaciones y triunfado del orgullo, el egoísmo, el amor: al mundo y toda palabra y obras malas. Por lo tanto, debemos acercarnos más y más al Señor Jesucristo y buscar anhelosamente la preparación necesaria que nos habilite para permanecer firmes en la batalla, en el día que vuelva Nuestro Señor Jesucristo. Nos toca a nosotros remediar los defectos de nuestro carácter, limpiar el templo del alma de toda contaminación. Entonces la lluvia tardía caerá sobre nosotros como cayó la lluvia temprana sobre los discípulos en el día de Pentecostés.

No hay nada que satanás tema tanto como que el pueblo de Dios despeje el camino quitando todo impedimento, de modo que Jehová Dios pueda derramar su Espíritu Santo sobre una iglesia decaída y una congregación impenitente... Cada tentación, cada influencia opositora, ya sea manifiesta o secreta, puede ser resistida con éxito: (Zac. 4:4-7) “4  Proseguí y hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, señor mío? 5 Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío. 6 Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. 7 ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella”.
Vendrá la lluvia tardía y la bendición de Dios llenará cada alma que esté purificada de toda contaminación. Nuestra obra hoy es rendir nuestra alma a Jesucristo para que podamos ser hechos idóneos para el tiempo del refrigerio de la presencia del Señor: idóneos para el bautismo del Espíritu Santo. Tal como las esposas idóneas a sus maridos.

EN LA SANA DOCTRINA DE CRISTO DEBEMOS
CONVERTIRNOS EN OBREROS ACTIVOS EN EL SERVICIO DE JESUCRISTO:
Cuando las iglesias lleguen a ser iglesias vivientes y laboriosas, se les dará el Espíritu Santo en respuesta a su sincero pedido... Entonces se abrirán las ventanas del cielo para los aguaceros de la lluvia tardía. El gran derramamiento del Espíritu de Dios que ilumina toda la tierra con su gloria, no acontecerá hasta que tengamos un pueblo iluminado, que conozca por experiencia lo que significa ser colaboradores de Dios. Cuando nos hayamos consagrado plenamente y de todo corazón al servicio de Jesucristo, Dios lo reconocerá por un derramamiento sin medida de su Espíritu Santo; pero esto no ocurrirá mientras que la mayor parte de la iglesia no colabore con Dios.

Cuando la iglesia haya dejado de merecer el reproche de insensibilidad y pereza, el Espíritu Santo de Dios se manifestará misericordiosamente. La potencia divina será revelada. La iglesia verá las dispensaciones providenciales de Jehová Dios de los Ejércitos.
No necesitamos preocuparnos por la lluvia tardía. Todo lo que debemos hacer es mantener limpio el recipiente y ponerlo hacia arriba, listo para recibir la lluvia celestial, y perseverar en oración.
Al buscar así a Dios, permítanme decirles que Dios está permanentemente preparándolos, dándoles su gracia. La respuesta puede venir con rapidez repentina y con poder abrumador, o puede demorarse por días y semanas, y nuestra fe ser probada. Pero Dios sabe cómo y cuándo contestar nuestra oración. Nuestra parte del trabajo es ponernos en conexión con el canal divino. Jesucristo es responsable por su parte del trabajo. Fiel es el que ha prometido. (Deuteronomio 7:7-11)  “7 No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; 8 sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto. 9 Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones; 10 y que da el pago en persona al que le aborrece, destruyéndolo; y no se demora con el que le odia, en persona le dará el pago. 11  Guarda, por tanto, los mandamientos, estatutos y decretos que yo te mando hoy que cumplas”. El asunto grande, e importante para nosotros es ser de un corazón y mente, desechando toda envidia y malicia y, como humildes suplicantes, velar y esperar. Jesús, nuestro Representante y Cabeza, está listo para hacer por nosotros lo que hizo por los que estaban orando y velando en el Día de Pentecostés.

EN LA SANA DOCTRINA DE CRISTO NO TODOS RECIBIRÁN LA LLUVIA TARDÍA:
Se me mostró que si el pueblo de Dios no hace esfuerzos de su parte, sino que espera que el refrigerio descienda sobre ellos y elimine sus faltas y corrija sus errores; si depende de esto para limpiarse de la inmundicia de la carne y del espíritu, y alistarse para participar en el fuerte clamor, será hallado falto. ¿Esperamos ver que se reavive toda la iglesia? Entonces este tiempo nunca llegará. Hay personas en la iglesia que no están convertidas y que no se unirán a la oración ferviente y eficaz. Debemos hacer la obra individualmente. Debemos orar y meter las manos en la obra de Dios más y hablar menos.  

Podemos estar seguros de que cuando el Espíritu Santo sea derramado, los que no recibieron y apreciaron la lluvia temprana no verán ni entenderán el valor de la lluvia tardía.

Sólo los que estén activos en la obra de Dios viviendo en este nivel de luz y que tienen luz, recibirán más luz. Amenos que estemos avanzando diariamente en ser ejemplo de las virtudes que hemos estudiado en esta iglesia cristiana de la Sana Doctrina de Cristo y activadas, no reconoceremos las manifestaciones del Espíritu Santo en la lluvia tardía. Podrá estar derramándose en los corazones de los que están en torno de nosotros, pero no lo percibiremos ni lo recibiremos.

Los que no hacen esfuerzos decididos, sino que simplemente esperan que el Espíritu Santo los fuerce a obrar, perecerán en las tinieblas. No deben de sentarse tranquilamente y permanecer ociosos en la obra de Dios.

Predica: Pastor Víctor Ramón Preciado Balderrama
Hola hermanos les saludo con mucho amor en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, y con un solo propósito de que sean edificados sus vidas y sus ministerios, me gozo el saludarles y el que Dios me dé la oportunidad de servirles si me lo permiten, y con todo respeto a su doctrina o denominación, mi único interés es que corra la Sana Doctrina de Cristo.
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