lunes, 12 de agosto de 2013

EL VALOR DE LA VERDAD DEPENDE EN CUANTO VALORAS A JESÚS


Lerma, Domingo, 04 de Agosto de 2013

EL VALOR DE LA VERDAD DEPENDE EN CUANTO VALORAS A JESÚS

(Juan 14:6) “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. (Isa 29:13,14) “13 Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca,  y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado; 14 por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos”.
(Hos 4:1) “Oíd palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra”.

INTRODUCCIÓN
Comenzare contándoles que somos del Estado de Sonora y ahí un gerente de una tienda se acercó al mostrador justo a tiempo para escuchar a uno de sus trabajadores decía a un cliente: "Hace tiempo que por aquí no ha habido, y parece que no la vamos a tener durante algún tiempo." Horrorizado, el gerente se acercó al cliente y le dijo: "Por supuesto que pronto la tendremos. La acabamos de ordenar la semana pasada." Después de que el cliente se hubiese retirado (con una expresión de confusión en el rostro), el gerente le dijo a su trabajador: "Jamás, pero jamás le diga a un cliente que se nos ha agotado algo. Siempre dígales que lo hemos ordenado y que viene en camino. Ahora, ¿Qué es lo que quería la señora?" Respondió el trabajador: "Estábamos hablando de la lluvia."

Una mentira puede parecer la mejor forma de quedar bien y de salirse de un problema, pero crea otros problemas también, como en este caso. Cuando uno descubre una mentira provoca lo siguiente: "Lo que molesta no es que me hayas mentido, sino que de aquí en adelante ya no te puedo creer".

(Colosenses 3:6-10) “6 cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, 7 en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. 8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. 9 No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, 10 y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno”.

(Efesios 4:22-25) “22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. 25 Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros”.
Hemos recibido una vida nueva de parte de Dios. Cristo nos ha revestido de su justicia, si hemos creído en El para recibir su perdón. Ahora somos llamados a deshacernos los remanentes que quedan en nosotros de la vida vieja y vivir en la vida nueva.

(Juan 8:44) “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”.

Hoy consideramos lo que nos dice el pasaje en: (Colosenses 3:9) "No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos". En el mundo, la mentira es común. Es la forma en que todos se llevan en el mundo. Es natural incluso enseñarles a los hijos a mentir; cuando llega una llamada indeseada, se les dice: "Dile que no estoy". Esas costumbres ya no son correctas para los creyentes.

Pero…, ¿Por qué mentimos? Se me ocurren dos razones: mentimos para conseguir algo que queremos, y mentimos para quedar bien. Vamos a ver dos ejemplos bíblicos de personas que mintieron por estas razones, para ver cómo respondió Dios a sus mentiras.

Empezamos con un hombre llamado Guiezi, el siervo del profeta Eliseo. Acababa de suceder algo maravilloso. Un hombre llamado Naamán, un comandante del ejército de una nación vecina a Israel, había sido curado de su lepra por medio de Eliseo.
Como resultado de este milagro, él reconoció que el Dios de Israel es el Dios verdadero, y hasta se llevó una carga de tierra israelita consigo de regreso a su tierra para poder adorar al Señor allí en lugar de los ídolos de su pueblo, (2 Reyes 5:17) “Entonces Naamán dijo: Te ruego, pues, ¿de esta tierra no se dará a tu siervo la carga de un par de mulas? Porque de aquí en adelante tu siervo no sacrificará holocausto ni ofrecerá sacrificio a otros dioses, sino a Jehová”.

Cuando este hombre Naamán se despidió de Eliseo, le ofreció suntuosos regalos como muestra de su gratitud por el beneficio que había recibido. El profeta, sin embargo, se rehusó por completo a recibir cosa alguna por lo que Dios había hecho. Simplemente lo despidió con su bendición. (2 Reyes 5:16) “Mas él dijo: Vive Jehová, en cuya presencia estoy, que no lo aceptaré. Y le instaba que aceptara alguna cosa, pero él no quiso”.

Ahora llegamos a Guiezi, el siervo de Eliseo. El oía todo esto, y pensaba:
(2 Reyes 5:20) "Mi amo ha sido demasiado bondadoso con Naamán. Voy a ir detrás de él para ver si me traigo algo."

Sigamos leyendo ahora la historia en (2 Reyes 5:21-24) “21 Y siguió Guiezi a Naamán; y cuando vio Naamán que venía corriendo tras él, se bajó del carro para recibirle, y dijo: ¿Va todo bien? 22 Y él dijo: Bien. Mi señor me envía a decirte: He aquí vinieron a mí en esta hora del monte de Efraín dos jóvenes de los hijos de los profetas; te ruego que les des un talento de plata, y dos vestidos nuevos. 23 Dijo Naamán: Te ruego que tomes dos talentos. Y le insistió, y ató dos talentos de plata en dos bolsas, y dos vestidos nuevos, y lo puso todo a cuestas a dos de sus criados para que lo llevasen delante de él. 24 Y así que llegó a un lugar secreto, él lo tomó de mano de ellos, y lo guardó en la casa; luego mandó a los hombres que se fuesen”.



Naamán, cuando se presentó inicialmente ante Eliseo, había sido un hombre prepotente y orgulloso. Ahora, sin embargo, se ha vuelto humilde. Cuando Guiezi recita su cuento, amablemente Naamán le da el doble de lo que pide. Está agradecido con el Señor por lo que le ha hecho, y ve aquí la forma de pagárselo.

Ahora, pensemos un momento. ¿Qué le costó a Naamán darle estas cosas a Guiezi? Para él habrían sido una pequeñez, a comparación con la sanidad que había recibido. No le dolió dárselas. Alguien podría alegar que la mentira de Guiezi no le causó daño a nadie. Veamos ahora si Dios acepta esta forma de pensar. Sigamos leyendo en el verso 25: "Y él entró, y se puso delante de su señor. Y Eliseo le dijo: ¿De dónde vienes, Guiezi? Y él dijo: Tu siervo no ha ido a ninguna parte."

Podríamos pensar que la mentira de Guiezi no había lastimado a nadie, pero Dios no lo vio así. Le reveló a Eliseo lo que su siervo había estado haciendo, y como resultado de su mentirita, fue castigado con la temible enfermedad de la lepra. Claramente Dios tomó muy en serio su mentira.

Pero quizás esté bien mentir, si sólo es para quedar bien. Así nadie pierde nada, y uno evita problemas. Vamos a considerar ahora el ejemplo de una pareja que sólo quería quedar bien. Ellos habían llegado a conocer al Señor, y formaban parte de la Iglesia en Jerusalén durante sus comienzos. El día de Pentecostés había pasado no hace mucho, cuando la Iglesia se fundó bajo el poder del Espíritu Santo.

Durante este tiempo, había un gran espíritu de comunión y ayuda mutua en la iglesia. Varias personas vendieron terrenos o propiedades que tenían para que el dinero se usara en beneficio de los necesitados de la congregación. Uno de ellos fue Bernabé, el hombre que posteriormente aceptaría a Pablo después de su conversión y lo acompañaría en su primer viaje misionero. Dos personas de la congregación vieron lo que estaba sucediendo, y decidieron que ellos también querían aportar. Vendieron una propiedad, pero sólo dieron parte del dinero a los apóstoles. Se quedaron con una parte del dinero, pero dieron a entender a todos que habían dado la suma completa.

Quiero que veamos ahora cómo respondió Dios ante esta acción de la pareja.
(Hechos 5:1-6) “1 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, 2 y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. 3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? 4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. 5 Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. 6 Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron”.

Tenemos que entender muy bien cuál fue el pecado de Ananías y Safira. Su pecado no fue quedarse con parte del dinero; las palabras de Pedro dejan esto en claro. El verso 4 declara que tanto la propiedad como el dinero eran suyos, para hacer con ellos como mejor les pareciera.


No; su pecado fue mentir acerca de lo que habían hecho. Lo dice (Hechos 5:3) "¿Por qué llenó satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo?" El pecado de la mentira se agravó por el hecho de hacerse dentro de la iglesia, donde el Espíritu Santo estaba presente en los creyentes reunidos.

¿Por qué lo hicieron? Lo hicieron por quedar bien. Ananías no quería que los hermanos pensaran menos de él y de Safira por no dar todo el dinero, como lo habían hecho los demás. En lugar de decir: "Aquí está parte del dinero que recibimos", él les dijo que era todo. Lo hizo por quedar bien.

Nos preguntamos: ¿quién salió herido? ¿Qué daño causó su mentira? La perspectiva mundana dice que no hizo nada. A fin de cuentas, nadie siquiera se habría dado cuenta, si Pedro no les hubiera dicho algo. Sin embargo, para Dios esta mentira era algo muy grave. Fue tan grave que le quitó la vida a Ananías como un escarmiento para la congregación.

Cuando llegó Safira, sin saber lo que había sucedido, Pedro le preguntó si se había vendido la propiedad en tal precio, y ella asintió en la mentira de su esposo. De inmediato, ella también cayó muerta en el mismo lugar. ¿Cuál es la lección? La lección es que a Dios no le gusta la mentira.

Observa algo que Pedro le dice a Ananías en el verso 3: "¿Por qué llenó satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo?" ¿De dónde vienen las mentiras? Vienen de Satanás.

La verdad es que Satanás es el mayor mentiroso de todos. De hecho, todos los problemas que enfrentamos como seres humanos empezaron en el jardín del Edén con una mentira, cuando Satanás le dijo a Eva: "¡No es cierto, no van a morir!" Cuando él, con esa mentira, consiguió que ella y Adán pecaran contra Dios, se destruyó la comunión entre Dios y el hombre.

¡Todo empezó con una mentira! De hecho, la mentira es la herramienta más grande que usa el enemigo para destruirnos. Si él puede conseguir que tú creas sus mentiras, ya te tiene en su poder. El te susurra: "No vayas a la iglesia hoy. No vas a recibir nada allí. Mejor quédate a descansar." O te dice: "Hay muchas mujeres en el mundo; ¡deja a tu pareja y busca tu propia felicidad!"

También te dice: "¿Para qué sigues siendo honesto? ¡Mira todo lo que tienen los que juegan chueco! Olvida tus valores y busca la riqueza."

Si tú lo crees, ya estás en su poder. Mira lo que dice Jesús acerca de Satanás en (Juan 8:44) "Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira".

Primeramente, observa sus intenciones: él es un asesino. El no quiere el bien para ti, sino que busca tu destrucción.


Ahora, ¿cuál es su arma? Es la mentira - él es el padre de la mentira. Eso significa que, si tú prestas tus labios a la mentira, si tú dices mentiras para beneficiarte - como Guiezi - o para quedar bien - como Ananías - ¿a quién imitas? ¿A quién le estás dando tus labios, en realidad? De hecho, puedes llegar a ser como las personas a quienes Jesús aquí amonesta - hijos de su padre, el diablo.

Nuestro Dios Jehová es un Dios de verdad. Jesús es la verdad - El mismo lo declara: (Juan 14:6) "Yo soy el camino, la verdad y la vida". Si tú eres seguidor de Jesucristo, El que es la verdad, tu vida tiene que caracterizarse por ser una vida de verdad también - una vida de honestidad, de transparencia, de integridad. Las mentiras ofrecen una salida rápida, pero el valor de verdad es incalculable.

CONCLUSIÓN
Y tú, ¿cómo vives? ¿Vives en la verdad, o te vales de la mentira?
Te invitó hoy a hacer un compromiso ante Dios de vivir la verdad, de odiar las mentiras - como Dios las odia - y de ser honesto siempre.
Pidámosle a Jehová Dios que nos transforme nuestro corazón para que busque la verdad, y que nos ayude a valorar la verdad.

Predica en Lerma por: Pastor Víctor Ramón Preciado Balderrama
Hola hermanos les saludo con mucho amor en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, y con un solo propósito de que sean edificados sus vidas y sus ministerios, me gozo el saludarles y el que Dios me dé la oportunidad de servirles si me lo permiten, y con todo respeto a su doctrina o denominación, mi único interés es que corra la Sana Doctrina de Cristo, estoy ofreciendo:

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Por favor si les interesan estos materiales escríbanme pidiéndomelos a cualquiera de los siguientes correos, y con mucho gusto y en el amor a Cristo se los enviaré inmediatamente sin cuestionar nada y que el Espíritu Santo los dirija y los lleve por buen camino, solo les pido en este mismo amor NO LO VENDAN: lo recibes de gracia dalo de gracia.
viclaly_57_57@yahoo.com






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