DEVOCIONAL
CON LA FAMILIA SEMANA #22
DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 1 (MATEO 6:25-34)
25
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué
habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida
más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen
en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho
más que ellas? 27 ¿Y quién de
vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 28 Y por el vestido, ¿por qué os
afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29 pero os digo, que ni aun Salomón con
toda su gloria se vistió así como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el
horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué
comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre
celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas
estas cosas os serán añadidas. 34
Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su
afán. Basta a cada día su propio mal.
Vv.
25-34.Escasamente haya otro pecado contra
el cual advierta más nuestro Señor Jesús a sus discípulos que las
preocupaciones inquietantes, distractoras y desconfiadas por las cosas de esta
vida. A menudo esto entrampa al pobre tanto como el amor a la riqueza al rico.
Pero hay una despreocupación por las cosas temporales que es deber, aunque no
debemos llevar a un extremo estas preocupaciones lícitas. No os afanéis por vuestra vida. Ni por la extensión de ella, sino
referidla a Dios para que la alargue o acorte según le plazca; nuestros tiempos
están en su mano y están en buena mano.
Ni por las comodidades de esta vida; dejad que Dios la amargue o endulce
según le plazca. Dios ha prometido la comida y el vestido, por tanto podemos
esperarlos. No penséis en el mañana, en
el tiempo venidero. No os afanéis
por el futuro, cómo viviréis el año que viene, o cuando estéis viejos, o qué
dejaréis detrás de vosotros. Como no debemos jactarnos del mañana, así
tampoco debemos preocuparnos por el mañana o sus acontecimientos. Dios nos ha
dado vida y nos ha dado el cuerpo. ¿Y qué no puede hacer por nosotros el que
hizo eso? Si nos preocupamos de nuestras almas y de la eternidad, que son más
que el cuerpo y esta vida, podemos dejarle en manos de Dios que nos provea
comida y vestido, que son lo menos. Mejorad
esto como exhortación a confiar en Dios. Debemos reconciliarnos con nuestro
patrimonio en el mundo como lo hacemos con nuestra estatura. No podemos alterar
las disposiciones de la providencia, por tanto debemos someternos y resignarnos
a ellas. El cuidado considerado por nuestras almas es la mejor cura de la
consideración cuidada por el mundo. Buscad primero el reino de Dios y haced de
la religión vuestra ocupación: no digáis que este es el modo de hambrearte; no
es la manera de estar bien provisto, aun en este mundo. La conclusión de todo el asunto es que es la voluntad y el mandamiento
del Señor Jesús, que por las oraciones diarias podamos obtener fuerza para
sostenernos bajo nuestros problemas cotidianos, y armarnos contra las
tentaciones que los acompañan y no dejar que ninguna de esas cosas nos
conmuevan. Bienaventurados los que toman
al Señor como su Dios, y dan plena prueba de ellos confiándose totalmente a
su sabia disposición. Que tu Espíritu nos dé convicción de pecado en la
necesidad de esta disposición y quite lo mundano de nuestros corazones.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 2 (MATEO 7:1-6)
1
No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2
Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que
medís, os será medido. 3 ¿Y por qué
miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que
está en tu propio ojo? 4 ¿O cómo
dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo
tuyo? 5 ¡Hipócrita! saca primero la
viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu
hermano. 6 No deis lo santo a los
perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las
pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
Vv.
1-6. Debemos juzgarnos a nosotros
mismos, y juzgar nuestros propios actos, pero sin hacer de nuestra palabra una
ley para nadie. No debemos juzgar duramente a nuestros hermanos sin tener base.
No debemos hacer lo peor de la gente. Aquí hay una reprensión justa para todos
los que pelean con sus hermanos por faltas pequeñas, mientras ellos se permiten
las grandes. Algunos pecados son como motas, mientras otros son como vigas;
algunos son como un mosquito, y otros son como un camello. No es que haya
pecado pequeño; si es como mota o una astilla, está en el ojo; si es un
mosquito está en la garganta; ambos son dolorosos y peligrosos, y no podemos
estar bien ni cómodos hasta que salgan. Lo que la caridad nos enseña a llamar
no más que paja en el ojo ajeno, el arrepentimiento y la santa tristeza nos
enseñará a llamarlo viga en el nuestro. Extraño es que un hombre pueda estar en
un estado pecaminoso y miserable, y no darse cuenta de eso, como un hombre que
tiene una viga en su ojo y no la toma en cuenta; pero el dios de este mundo les ciega el entendimiento. Aquí hay una
buena regla para los que juzgan: primero refórmate a ti mismo.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 3 (MATEO 7:7-11)
7
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8 Porque todo aquel que pide, recibe; y
el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará
una piedra? 10 ¿O si le pide un
pescado, le dará una serpiente? 11
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos,
¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le
pidan?
Vv. 7-11. La oración es el medio designado para conseguir lo que necesitamos. Orad;
orad a menudo; haced de la oración vuestra ocupación, y sed serios y fervientes
en ello. Pedid, como un mendigo pide limosna. Pedid como el viajero pregunta
por el camino. Buscad como se busca una cosa de valor que perdimos; o como el
mercader que busca perlas buenas. Llamad como llama a la puerta el que desea
entrar en casa. El pecado cerró y echó llave a la puerta contra nosotros; por
la oración llamamos.
Sea lo que sea
por lo que oréis, conforme a la promesa, os será dado si Dios ve que es bueno
para vosotros, y ¿qué más querrías tener? Esto está hecho para aplicarlo a
todos los que oran bien; todo el que pide, recibe, sea judío o gentil, joven o
viejo, rico o pobre, alto o bajo, amo o sirviente, docto o indocto, todos por
igual son bienvenidos al trono de la gracia, si van por fe. Se explica comparándolo
con los padres terrenales y su aptitud para dar a sus hijos lo que piden. Los padres suelen ser neciamente
afectuosos, pero Dios es omnisciente; Él sabe lo que necesitamos, lo que
deseamos, y lo que es bueno para nosotros. Nunca supongamos que nuestro
Padre celestial nos pediría que oremos y, luego, se negaría oír o darnos lo que
nos perjudica.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 4 (MATEO 7:12-14)
12
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así
también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas. 13 Entrad por la puerta estrecha;
porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y
muchos son los que entran por ella; 14
porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos
son los que la hallan.
Vv.
12-14. Cristo vino a enseñarnos, no sólo
lo que tenemos que saber y creer, sino lo que tenemos que hacer; no sólo para
con Dios, sino para con los hombres; no sólo para con los que son de nuestro
partido y denominación, sino para con los hombres en general, con todos
aquellos que nos relacionemos. Debemos hacer a nuestro prójimo lo que nosotros
mismos reconocemos que es bueno y razonable. En nuestros tratos con los hombres
debemos ponernos en el mismo caso y en las circunstancias que aquellos con
quienes nos relacionamos, y actuar en conformidad con ello. No hay sino dos
caminos: el correcto y el errado, el bueno y el malo; el camino al cielo y el
camino al infierno; todos vamos caminando por uno u otro: no hay un lugar
intermedio en el más allá; no hay un camino neutro. Todos los hijos de los
hombres somos santos o pecadores, buenos o malos.
El camino a la
vida eterna es angosto. No estamos en el cielo tan pronto como pasamos por la
puerta angosta. Hay que negar el yo, mantener el cuerpo bajo control, y
mortificar las corrupciones. Hay que resistir las tentaciones diarias; hay que
cumplir los deberes. Debemos velar en todas las cosas y andar con cuidado; y
tenemos que pasar por mucha tribulación. No obstante, este camino nos invita a
todos; lleva a la vida; al consuelo presente en el favor de Dios, que es la
vida del alma; a la bendición eterna, cuya esperanza al final de nuestro camino
debe facilitarnos todas las dificultades del camino. Esta simple declaración de
Cristo ha sido descartada por muchos que se han dado el trabajo de hacerla
desparecer con explicaciones pero, en todas la épocas el discípulo verdadero de
Cristo ha sido mirado como una personalidad singular, que no está de moda; y
todos los que se pusieron del lado de la gran mayoría, se han ido por el camino
ancho a la destrucción. Si servimos a Dios, debemos ser firmes en nuestra
religión. —¿Podemos oír a menudo sobre la puerta estrecha y el camino angosto y
que son pocos los que los hallan, sin dolernos por nosotros mismos o sin
considerar si entramos al camino angosto y cuál es el avance que estamos
haciendo ahí?
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 5 (MATEO 7:15-20)
15
Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas,
pero por dentro son lobos rapaces. 16
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos
de los abrojos? 17 Así, todo buen
árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos
frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el
fuego. 20 Así que, por sus frutos
los conoceréis.
Vv. 15-20. Nada
impide tanto a los hombres pasar por la puerta estrecha y llegar a ser
verdaderos seguidores de Cristo, como las doctrinas carnales, apaciguadoras y
halagadoras de quienes se oponen a la verdad. Estos pueden conocerse por el
arrastre y los efectos de sus doctrinas. Una parte de sus temperamentos y
conductas resulta contraria a la mente de Cristo. Las opiniones que llevan a
pecar no vienen de Dios.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 6 (MATEO 7:21-29)
21
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino
el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor,
Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y
en tu nombre hicimos muchos milagros? 23
Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
24 Cualquiera, pues, que me oye
estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su
casa sobre la roca. 25 Descendió
lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y
no cayó, porque estaba fundada sobre la
roca. 26 Pero cualquiera que me oye
estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó
su casa sobre la arena; 27 y
descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu
contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. 28 Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de
su doctrina; 29 porque les enseñaba
como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Vv.
21-29. Aquí Cristo muestra que no bastará
reconocerlos como nuestro Amo sólo de palabra y lengua. Es necesario para
nuestra dicha que creamos en Cristo, que nos arrepintamos de pecado, que
vivamos una vida santa, que nos amemos unos a otros. Esta es su voluntad,
nuestra santificación. Pongamos cuidado de no apoyarnos en los privilegios y
obras externas, no sea que nos engañemos y perezcamos eternamente con una
mentira a nuestra derecha, como lo hacen multitudes. Que cada uno que invoca el
nombre de Cristo se aleje de todo pecado. Hay otros cuya religión descansa en
el puro oír, sin ir más allá; sus cabezas están llenas de nociones vacías.
Estas dos clases de oidores están representados por los dos constructores. Esta
parábola nos enseña a oír y hacer los dichos del Señor Jesús: algunos pueden
parecer duros para carne y sangre, pero deben hacerse. Cristo está puesto como
cimiento y toda otra cosa fuera de Cristo es arena. Algunos construyen sus
esperanzas en la prosperidad mundanal; otros, en una profesión externa de
religión. Sobre estas se aventuran, pero esas son todo arena, demasiado débiles
para soportar una trama como nuestras esperanzas del cielo.
Hay una tormenta
que viene y probará la obra de todo hombre. Cuando Dios quita el alma, ¿dónde
está la esperanza del hipócrita? La casa se derrumbó en la tormenta, cuando más
la necesitaba el constructor, y esperaba que le fuera un refugio. Se cayó
cuando era demasiado tarde para edificar otra. El Señor nos haga constructores
sabios para la eternidad. Entonces, nada nos separará del amor de Cristo Jesús.
Las multitudes se quedaban atónitas ante la sabiduría y el poder de la doctrina
de Cristo. Este sermón, tan a menudo leído, siempre es nuevo. Cada palabra
prueba que su Autor es divino. Seamos cada vez más decididos y fervientes, y
hagamos de una u otra de estas bienaventuranzas y gracias cristianas, el tema
principal de nuestros pensamientos, por semanas seguidas. No descansemos en
deseos generales y confusos al respecto, por los cuales podemos captar todo,
pero sin retener nada.
DEVOCIONALES
CON LA FAMILIA DÍA 7 (MATEO 8:1)
V. 1. Este versículo
se refiere al final del sermón anterior. Aquellos a quienes Cristo se ha dado a
conocer, desean saber más de Él.
Pr. Victor R. Preciado Balderrama.
sanadoctrinavictor@gmail.com
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