lunes, 12 de noviembre de 2012

DEVOCIONAL CON LA FAMILIA SEMANA #19


DEVOCIONAL CON LA FAMILIA SEMANA # 19
 DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 1 (MATEO 3:1-6)
1 En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. 3 Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: par Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas. 4 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. 5 Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6 y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.
Vv. 1-6. Después de Malaquías no hubo profeta hasta Juan el Bautista. Apareció primero en el desierto de Judea. No era un desierto deshabitado, sino parte del país, no densamente poblado ni muy aislado. Ningún lugar es tan remoto como para excluirnos de las visitas de la gracia divina.
Predicaba la doctrina del arrepentimiento: “Arrepentíos”. La palabra aquí usada implica un cambio total de modo de pensar: un cambio de juicio, de la disposición, y de los afectos, una inclinación diferente y mejor del alma. Consideren sus caminos, cambien sus sus pensamientos: han pensado mal; piensen de nuevo y piensen bien. Los penitentes verdaderos tienen pensamientos de Dios y de Cristo, del pecado y de la santidad, de este mundo y del otro, diferentes de los que que tuvieron. El cambio del pensamiento produce un cambio de camino. Este es el arrepentimiento del evangelio, el cual se produce al ver a Cristo, al captar su amor, y de la esperanza de perdón por medio de Él. Es un gran estímulo para que nosotros nos arrepintamos; arrepentíos, porque vuestros pecados serán perdonados si os arrepentís. Volveos a Dios por el camino del deber, y Él, por medio de Cristo, se volverá a vosotros por el camino de la misericordia. Ahora es tan necesario que nos arrepintamos y nos humillemos para preparar el camino del Señor, como lo era entonces. Hay mucho que hacer para abrir camino para Cristo en un alma, y nada más necesario que el descubrimiento del pecado, y la convicción de que no podemos ser salvados por nuestra propia justicia. El camino del pecado y de Satanás es un camino retorcido, pero para preparar un camino para Cristo es necesario enderezar las sendas, Hebreos 12:13.
Quienes tienen por actividad llamar a los demás a lamentar el pecado y a mortificarlo, deben llevar una vida seria, una vida de abnegación y desprecio del mundo. Dando a los demás este ejemplo, Juan preparó el camino para Cristo.
Muchos fueron al bautismo de Juan, pero pocos mantuvieron la profesión que hicieron. Puede que haya muchos oyentes interesados, pero pocos creyentes verdaderos. La curiosidad y el amor de la novedad y variedad pueden llevar a muchos a oír una buena predicación, siendo afectados momentáneamente, a muchos que nunca se someten a su autoridad. Los que recibieron la doctrina de Juan, testificaron su arrepentimiento confesando sus pecados. Están listos para recibir a Jesucristo como su justicia sólo los que son llevados con tristeza y vergüenza a reconocer su culpa. Los beneficios del reino de los cielos, ahora ya muy cerca, les fueron sellados por el bautismo. Juan los purificó con agua, en señal de que Dios los limpiaría de todas sus iniquidades, dando a entender con esto que, por naturaleza y costumbre, todos estaban contaminados y no podían ser recibidos en el pueblo de Dios a menos que fueran lavados de sus pecados en el manantial que Cristo iba a abrir, Zacarías 13:1.

DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 2 (MATEO 3:7-12)
7 Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, 9 y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. 11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 12 Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
Vv. 7-12. Dar aplicación para las almas de los oyentes es la vida de la predicación; así fue la de Juan. Los fariseos ponían el énfasis principal en observancias externas, descuidando los asuntos de más peso de la ley moral, y el significado espiritual de sus ceremonias legales. Otros eran hipócritas detestables que hacían con sus pretensiones de santidad un manto de la iniquidad. Los saduceos estaban en el extremo opuesto, negando la existencia de los espíritus y el estado futuro. Ellos eran los infieles burladores de esa época y ese país.
Hay una gran ira venidera. Gran interés de cada uno es huir de la ira. Dios, que no se deleita en nuestra ruina, nos ha advertido; advierte por la palabra escrita, por los ministros, por la conciencia. No son dignos del nombre de penitentes, ni de sus privilegios, los que dicen que lamentan sus pecados, pero siguen en ellos. Conviene a los penitentes ser humildes y bajos a sus propios ojos, agradecer la mínima misericordia, ser pacientes en las grandes aflicciones, estar alerta contra toda apariencia de mal, abundar en todo deber, y ser caritativos al juzgar al prójimo.
Aquí hay una palabra de cautela, no confiar en los privilegios externos. Hay muchos cuyos corazones carnales son dados a seguir lo que ellos mismos dicen dentro de sí y dejan de lado el poder de la palabra de Dios que convence de pecado y su autoridad. Hay multitudes que no llegan al cielo por descansar en los honores y las simples ventajas de ser miembros de una iglesia externa.
He aquí una palabra de terror para el negligente y confiado. Nuestros corazones corruptos no pueden dar buen fruto a menos que el Espíritu regenerador de Cristo implante la buena palabra de Dios en ellos. Sin embargo, todo árbol, con muchos dones y honores, por verde que parezca en su profesión y desempeño externo, si no da buen fruto, frutos dignos de arrepentimiento, es cortado y echado al fuego de la ira de Dios, el lugar más apto para los árboles estériles; ¿para qué otra cosa sirven? Si no dan fruto, son buenos como combustible.
Juan muestra el propósito y la intención de la aparición de Cristo, la cual ellos ahora esperaban con prontitud. No hay formas externas que puedan limpiarnos. Ninguna ordenanza, sea quien sea el que la administre, o no importa la modalidad, puede suplir la necesidad del bautismo del Espíritu Santo y de fuego. Sólo el poder purificador y limpiador del Espíritu Santo puede producir la pureza de corazón, y los santos afectos que acompañan a la salvación. Cristo es quien bautiza con el Espíritu Santo. Esto hizo con los extraordinarios dones del Espíritu enviados a los apóstoles, Hechos 2:4. Esto hace con las gracias y consolaciones del Espíritu, dados a quienes le piden, Lucas 12:13; Juan 7:38, 39; ver Hechos 9:16.
Obsérvese aquí, la iglesia externa en la era de Cristo, Isaías xxi, 10. Los creyentes verdaderos son el trigo, sustanciosos, útiles y valiosos; los hipócritas son paja, livianos y vacíos, inútiles, sin valor, llevados por cualquier viento; están mezclados, bueno y malo, en la misma comunión externa. Viene el día en que serán separados la paja y el trigo. El juicio final será el día que haga la diferencia, cuando los santos y los pecadores sean apartados para siempre. En el cielo los santos son reunidos, y no más esparcidos; están a salvo y ya no más expuestos; separados del prójimo corrompido por fuera y con afectos corruptos por dentro, y no hay paja entre ellos. El infierno es el fuego inextinguible que ciertamente será la porción y el castigo de los hipócritas e incrédulos. Aquí la vida y la muerte, el bien y el mal, son puestos ante nosotros: según somos ahora en el campo, seremos entonces en la era.

DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 3 (MATEO 3:13-17)
13 Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. 14 Más Juan se le oponía,  diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? 15 Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. 16 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. 17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado,  en quien tengo complacencia.
Vv. 13-17. Las condescendencias de la gracia de Cristo son tan asombrosas que aun los creyentes más firmes apenas pueden creerlas al principio; tan profundas y misteriosas que aun quienes conocen bien su mente, están prontos a ofrecer objeciones contra la voluntad de Cristo. Quienes tienen mucho del Espíritu de Dios, mientras están aquí ven que necesitan pedir más de Cristo. No niega que Juan tenía necesidad de ser bautizado por Él, pero declara que debe ser bautizado por Juan. Cristo está ahora en estado de humillación. Nuestro Señor Jesús consideró conveniente, para cumplir toda justicia, apropiarse de cada institución divina, y mostrar su disposición para cumplir con todos los preceptos justos de Dios.
En Cristo y por medio de Él, los cielos están abiertos para los hijos de los hombres. Este descenso del Espíritu sobre Cristo demuestra que estaba dotado sin medida con sus poderes sagradas. El fruto del Espíritu Santo es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.
En el bautismo de Cristo hubo una manifestación de las tres Personas de la Santa Trinidad. El Padre confirmando al Hijo como Mediador; el Hijo que solemnemente se encarga de la obra; el Espíritu Santo que desciende sobre Él para ser comunicado al pueblo por su intermedio. En Él son aceptables nuestros sacrificios espirituales, porque Él es el altar que santifica todo don, 1 Pedro ii, 5. Fuera de Cristo Dios es fuego consumidor; en Cristo, un Padre reconciliado. Este es el resumen del evangelio, el cual debemos abrazar jubilosamente por fe.

DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 4 (MATEO 4:1-11)
1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto,  para ser tentado por el diablo. 2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4 Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. 5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. 7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. 10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás,  y a él sólo servirás. 11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
Vv. 1-11. Con referencia a la tentación de Cristo obsérvese que fue tentado inmediatamente después de ser declarado Hijo de Dios y Salvador del mundo; los grandes privilegios y las señales especiales del favor divino no aseguran a nadie que no va a ser tentado. Pero si el Espíritu Santo da testimonio que hemos sido adoptados como hijos de Dios, eso contestará todas las sugerencias del espíritu malo.
Cristo fue llevado al combate. Si hacemos gala de nuestra propia fuerza, y desafiamos al diablo a tentarnos, provocamos a que Dios nos deje librados a nosotros mismos. Otros son tentados, cuando son desviados por su propia concupiscencia, y son seducidos, Santiago 1:14; pero nuestro Señor Jesús no tenía naturaleza corrupta, por tanto Él fue tentado sólo por el diablo. Se manifiesta en la tentación de Cristo que nuestro enemigo es sutil, mal intencionado y muy atrevido, pero se le puede resistir. Consuelo para nosotros es que Cristo sufrió siendo tentado, porque, así, se manifiesta que nuestras tentaciones, mientras no cedamos a ellas, no son pecado y sólo son aflicciones. En todas sus tentaciones Satanás atacaba para que Cristo pecara contra Dios.
1. Lo tentó a desesperarse de la bondad de su Padre, y a desconfiar del cuidado de su Padre. Una de las tretas de Satanás es sacar ventaja de nuestra condición externa; y los que son puestos en apreturas tienen que redoblar su guardia. Cristo respondió todas las tentaciones de Satanás con un “Está escrito” para darnos el ejemplo al apelar a lo que está escrito en la Biblia. Nosotros debemos adoptar este método cada vez que seamos tentados a pecar. Aprendamos a no seguir rumbos equivocados a nuestra provisión, cuando nuestras necesidades son siempre tan apremiantes: el Señor proveerá en una u otra forma.
2. Satanás tentó a Cristo a que presumiera del poder y protección de su Padre en materia de seguridad. No hay extremos más peligrosos que la desesperación y la presunción, especialmente en lo referido a los asuntos de nuestra alma. Satanás no objeta lugares sagrados como escenario de sus asaltos. No bajemos la guardia en ningún lugar. La ciudad santa es el lugar donde, con la mayor ventaja, tienta a los hombres al orgullo y la presunción. Todos los altos son lugares resbalosos; el avance en el mundo hace al hombre un blanco para que Satanás le dispare sus dardos de fuego. ¿Satanás está tan bien versado en las Escrituras que es capaz de citarlas fácilmente? Sí, lo está. Es posible que un hombre tenga su cabeza llena de nociones de las Escrituras, y su boca llena de expresiones de las Escrituras mientras su corazón está lleno de enconada enemistad con Dios y contra toda bondad. Satanás citó mal las palabras. Si nos salimos de nuestro camino, fuera del camino de nuestro deber, abandonamos la promesa y nos ponemos fuera de la protección de Dios. Este pasaje, Deuteronomio 8:3, hecho contra el tentador, por tanto él omitió una parte. Esta promesa es firme y resiste bien. ¿Pero seguiremos en pecado para que la gracia abunde? No.
3. Satanás tentó a Cristo a la idolatría con el ofrecimiento de los reinos del mundo y la gloria de ellos. La gloria del mundo es la tentación más encantadora para quien no piensa y no se da cuenta; esto es lo que más fácilmente vence a los hombres. Cristo fue tentado a adorar a Satanás. Rechazó con aborrecimiento la propuesta. “¡Vete de aquí Satanás!”Algunas tentaciones son abiertamente malas; y no son para ser simplemente resistidas, sino para ser rechazadas de inmediato. Bueno es ser rápido y firme para resistir la tentación. Si resistimos al diablo, éste huirá de nosotros. Pero el alma que delibera está casi vencida. Encontramos sólo unos pocos que pueden rechazar resueltamente tales carnadas, como las que ofrece Satanás aunque, ¿de qué le aprovecha a un hombre si gana a todo el mundo y pierde su alma? -Cristo fue socorrido después de la tentación para estimularlo a seguir en su esfuerzo, y para estimularnos a confiar en Él, porque supo, por experiencia, lo que es sufrir siendo tentado, de modo que sabía lo que es ser socorrido en la tentación; por tanto, podemos esperar no sólo que sienta por su pueblo tentado, sino que venga con el oportuno socorro.

DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 5 (MATEO 4:-17)
12 Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; 13 y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, 14 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: 15 Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, alilea de los gentiles; 16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció. 17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
Vv. 12-17. Justo es que Dios quite el evangelio y los medios de gracia de quienes los desprecian y los arrojan de sí. Cristo no se quedará mucho tiempo donde no sea bienvenido. Los que están sin Cristo están en las tinieblas. Están instalados en esa condición, una postura contenta; la eligen antes que la luz; son voluntariamente ignorantes. Cuando viene el evangelio, viene la luz; cuando llega a cualquier parte, cuando llega a un alma, ahí se hace de día. La luz revela y dirige; así lo hace el evangelio.
La doctrina del arrepentimiento es buena doctrina del evangelio. No sólo el austero Juan el Bautista, sino el bondadoso Jesús predicó el arrepentimiento. Aún existe la misma razón para hacerlo así.
No se reconoció por completo que el reino de los cielos había llegado hasta la venida del Espíritu Santo después de la ascensión de Cristo.

DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 6 (MATEO 4:18-22)
18 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 19 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. 20 Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. 21 Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. 22 Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre,  le siguieron.
Vv. 18-22. Cuando Cristo empezó a predicar empezó a reunir discípulos que debían ser oyentes, y luego predicadores, de su doctrina, que debían ser testigos de sus milagros, y luego testificar acerca de ellos. No fue a la corte de Herodes, ni fue a Jerusalén a los sumos sacerdotes ni a los ancianos, sino al mar de Galilea, a los pescadores. El mismo poder que llamó a Pedro y a Andrés podría haber traído a Anás y a Caifás, porque nada es imposible con Dios. Pero Cristo elige lo necio del mundo para confundir a lo sabio.
La diligencia es un llamado honesto a complacer a Cristo, y no es un obstáculo para la vida santa. La gente ociosa está más abierta a las tentaciones de Satanás que a los llamados de Dios. Es cosa feliz y esperanzadora ver hijos que cuidan a sus padres y cumplen su deber. Cuando Cristo venga es bueno ser hallado haciendo así. ¿Estoy en Cristo? Es una pregunta muy necesaria que nos hagamos, y luego de esa, ¿estoy en mi llamado? -Habían seguido antes a Cristo como discípulos corrientes, Juan 1:37; ahora deben dejar su oficio. Los que siguen bien a Cristo deben, a su mandato, dejar todas las cosas para seguirle a Él, deben estar dispuestos a separarse de ellas. Esta instancia del poder del Señor Jesús nos exhorta a depender de su gracia. Él habla y está hecho.

DEVOCIONALES CON LA FAMILIA DÍA 7 (MATEO 4:23-25)
23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24 Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó. 25 Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.
Vv. 23-25. Donde iba Cristo confirmaba su misión divina por medio de milagros, que fueron emblema del poder sanador de su doctrina y del poder del Espíritu que lo acompañaban. Ahora no encontramos en nuestros cuerpos el milagroso poder sanador del Salvador, pero si somos curados por la medicina, la alabanza es igualmente suya. Aquí se usan tres palabras generales. Él sanó toda enfermedad o dolencia; ninguna fue demasiado mala, ninguna demasiado terrible, para que Cristo no la sanara con una palabra. Se nombran tres enfermedades: la parálisis que es la suprema debilidad del cuerpo; la locura que es la enfermedad más grande de la mente; y la posesión demoníaca que es la desgracia y calamidad más grandes de todas; pero Cristo sanó todo y, así, al curar las enfermedades del cuerpo demostró que su gran misión al mundo era curar los males espirituales. El pecado es enfermedad, dolencia y tormento del alma: Cristo vino a quitar el pecado y, así, curar el alma.

Los amo en el amor de Jesús y los declaro valientes y esforzados…
Pastor: Victor R. Preciado Balderrama.


ESTUDIO en Lerma por él
Pr. Victor R. Preciado Balderrama

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